Discurso
en la Escuela de Aviación Marco
Fidel Suárez
PRESIDENTE
URIBE DESTACA LABOR DE LA MUJER EN LA FUERZA AÉREA
Cali,
3 dic (SNE). Al participar en la ceremonia de graduación de curso número 77 de subtenientes
de la Fuerza Aérea Colombiana, el Presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, resaltó la participación de las
mujeres en las Fuerzas Armadas y reconoció en ellas los
grandes valores de las mujeres colombianas al servicio de la Patria.
A
continuación las palabras del Mandatario
durante la ceremonia llevada a cabo en la Escuela de Aviación
Marco Fidel Suárez, en la capital del Valle del Cauca:
“Ahora, cuando en compañía
del señor Ministro de la Defensa y del señor General
Lesmes Abad, comandante de la Fuerza Aérea, entregábamos
la medalla Francisco José de Caldas al subteniente Alberto
Botero Rozo, invité a sus papás –don Carlos
Alberto y la doctora Lilian-, a que me acompañaran a entregar
a su hijo esa medalla.
Pensé, para justificar la ruptura del
protocolo, como lo hicimos con los diplomas, que nada más
emocionante para el hijo que ascender y ser premiado en esta noble
tarea militar al servicio de la Patria, nada más emocionante
y al mismo tiempo angustioso para el papá y para la mamá,
que entregar al hijo a esta tarea.
¿Pero saben qué conmueve las más íntimas
fibras del alma? El papá y la mamá del subteniente
Botero Rozo nos dijeron: ‘es el único hijo que tenemos
y lo entregamos a la Patria’.
Quiero
agradecer a ellos, a todas las familias de los alféreces que hoy ascienden, este sacrificio por
Colombia. Mamás, papás, abuelos, hermanos, familiares,
mil gracias. Ustedes representan las mejores virtudes colombianas,
pero hoy adicionan otra más: abnegación y entrega,
desprendimiento. Lo más grande para servir a la Patria,
el más noble, el más difícil de todos los
aportes, entregar el hijo a esta noble tarea que implica tantos
riesgos, privaciones y sacrificios. A ustedes un aplauso desde
el fondo del alma.
Quiero
destacar en la Fuerza Aérea la
presencia de la mujer. La mujer colombiana cumplidora del deber
como mamá, como esposa, como compañera, cumplidora
del deber en el trabajo de la empresa privada, en la entidad pública
y ejemplo en las fuerzas institucionales de la República.
Saludo
con afecto, con admiración infinita
a las mujeres de la Patria que han ingresado a la Fuerza Aérea,
a todas nuestras Fuerzas, y especialmente a las que son integrantes
de esta promoción.
Jóvenes subtenientes: dentro de pocos
años Colombia cumplirá dos siglos de Independencia.
Ustedes tienen dos compromisos: proceder con el valor con que procedieron
el Libertador Bolívar, Santander –el fundador de la
estructura jurídica de la Nación-, los próceres
y soldados que los acompañaron y agregarle a eso dos siglos
de avances tecnológicos.
Representan
ustedes una generación llena
de virtud, de entusiasmo, de inteligencia, de inquietud. Una generación
que mira al mundo más allá de las fronteras de la
Patria. Una generación de visión universal.
Por
eso en ustedes, alféreces, tenemos
toda la esperanza de que Colombia llegue al punto de quiebre para
superar esta tragedia del terrorismo alimentado por el narcotráfico
y para darle a las nuevas generaciones la ilusión de vivir
felices en esta Patria.
Hace
dos años, en este mismo campo, con
la calidez de la brisa vallecaucana, traje a ustedes unos renglones
sobre unos valores que creo, deben regir la conducta en la institución
Armada. Hace un año agregué otros y he estado meditando
en cinco, sobre los cuales quiero hacer énfasis acá –como
lo hice esta mañana en la José María Córdova
y como lo haré esta noche en la Escuela de la Armada José Prudencio
Padilla-.
Tenemos
que trabajar con voluntad política,
tenemos que trabajar con agresividad en la iniciativa, con transparencia
y el ejercicio del don de mando hay que acompañarlo de las
relaciones humanas.
Voluntad
política es esa fuerza, ese ardor
interior, esa consagración, esa capacidad de vencer la debilidad
en la determinación, para mantener siempre la mayor decisión
en el propósito de derrotar el terrorismo.
Colombia
se ha quejado que por lustros y décadas
ha faltado la voluntad política del Ejecutivo para derrotar
el terrorismo y que eso ha desmotivado al agresividad de la institución
Armada de la Nación.
Reitero
ante ustedes, ante sus papás,
ante sus mamás, ante los compatriotas que nos acompañan
en esta solemne ceremonia de graduación, toda la voluntad
política del Gobierno para desterrar de las fronteras de
la Patria el terrorismo, para devolver la tranquilidad a la Nación,
para que ustedes sientan todo el apoyo en la inmensa tarea de ser
el instrumento de la Providencia, para rescatar el imperio de la
Ley en el bello suelo de la Patria.
Pero
esa voluntad política necesita de
agresividad, la iniciativa permanente de la Fuerza Pública,
porque esa es la garantía del resultado, de la eficacia.
Nada nos ganamos si la voluntad política no va acompasada
con la agresiva iniciativa de la Fuerza Pública, el pueblo
se frustraría viendo que hay mucha decisión, poca
acción y mínimos resultados.
Importantísimo llevar esa combinación
de voluntad política y agresividad en la iniciativa, pero
ambas tienen que ir de la mano de la transparencia: transparencia
en el respeto a los derechos humanos, transparencia en el trato
a nuestros compatriotas, transparencia en el manejo de los recursos
públicos, transparencia en el pensamiento, transparencia
en la manifestación exterior de la conducta, transparencia
con Colombia.
Esa transparencia no es negligencia para omitir
resultados, esa transparencia no es debilidad en nombre de la civilidad,
la civilidad, esto es, obtener que todos los colombianos sometamos
nuestra conducta a la ley como presupuesto de convivencia, esa
civilidad se consigue con fortaleza no con debilidad.
La fortaleza tiene que producir su efecto en
el respeto del ciudadano a la Ley y cuando el ciudadano A respeta
la ley y el B hace lo mismo y el C replica ese respeto a la ley
y finalmente el universo poblacional respeta la ley, se crea el
ideal de la convivencia civilizada.
Necesitamos
agresividad y transparencia, nada ganamos convencidos de la transparencia,
si no procedemos con agresividad ¿Por
qué? Porque entonces estaríamos con un discurso de
transparencia pero con una debilidad que nos privaría de
los resultados y al privarnos de los resultados, esa debilidad
le abre el espacio a los terroristas para que cuando nosotros respetamos
los derechos humanos, ellos los continúen violándolo
en contra del pueblo colombiano y en contra de nuestra institución
armada.
¡Transparencia con energía, transparencia
con agresividad!, es el mandato del ahora, para que nosotros cumplamos
con los derechos humanos y con nuestros resultados, con acción
enérgica, evitemos que los terroristas sigan violando los
derechos humanos al masacrar diariamente al pueblo colombiano,
al privarlo de la vida, de la tranquilidad, del reposo, del empleo,
de la posibilidad de erradicar la pobreza a través del crecimiento
de la economía.
Y
tenemos que combinar el mando con las buenas relaciones humanas.
Nada más inherente, más consustancial,
más del alma, de la esencia, de la profesión de ustedes,
que el don de mando.
Una
institución jerarquizada lo exige,
sin él no se entiende la jerarquía militar. Pero
ese don de mando necesita ubicarse en un esquema, en un contexto:
en el del liderazgo.
Ustedes
hoy ascienden de alféreces a subtenientes,
algún día serán generales de la República,
pero más que los alféreces hasta hace unas horas,
los subtenientes a partir de ya, los generales del mañana,
tienen que ser líderes. Líderes para visionar el
futuro, líderes para concebir cómo conquistarlo,
líderes para convencer al pueblo a fin de que el pueblo
siga su orientación en la tarea de una sociedad civilizada,
de una sociedad en paz, de una sociedad respetuosa del orden jurídico.
Ese
liderazgo necesita energía y persuasión,
necesita energía y calidez, necesita mando y afecto. Mando
y afecto en las relaciones con sus subalternos, mando y afecto
en las relaciones con el pueblo para cumplir la ley.
Es
muy fácil dar órdenes en la
institución militar, es muy importante que las órdenes
se den con liderazgo. Porque si las órdenes no se dan con
liderazgo y con ese elemento del liderazgo, que son las relaciones
humanas, las órdenes son recibidas con amargura y cuando
las órdenes son recibidas con amargura, con mala gana, las
ordenes difícilmente se ejecutan o se ejecutan mal.
Y
ese liderazgo exige que ustedes sean muy cuidadosos en definir
aquello que debe anteceder a la decisión de dar órdenes.
Antes que dar órdenes, el líder tiene que observar
el campo, la materia sobre la cual actúa. Antes que dar
ordenes, el líder tiene que indagar por esa materia, indagar
por el sentimiento de los ciudadanos que serán el objeto
de la orden. Antes que dar órdenes, el líder tiene
que dar ejemplo.
Esta
mañana, graduábamos en Bogotá el
contingente de subtenientes en nombre del subteniente Diego Fernando
Barrero, graduado hace un año y asesinado hace pocos meses
en Paramillo. Cuando lanzábamos un operativo militar, para
sentar allí el imperio de las instituciones, tierra como
tantas de Colombia y del Valle del Cauca abandonada, presa del
narcotráfico, tantos años de la guerrilla, en disputa
reciente entre guerrilla y paramilitares.
En
el propósito de recuperar la institucionalidad,
entró una nueva Brigada. Allí, concurrieron animosos,
llenos de energía, jóvenes subtenientes como el Subteniente
Barrero. Él fue asesinado por el terrorismo de las Farc,
murió dando ejemplo. Antes que aspirar a escalar uno u otro
grado, a ejercer más don de mando, él estaba cumpliendo
el prerrequisito necesario para llegar a ejercer el don de mando,
el prerrequisito de dar ejemplo.
Hay
que dar ejemplo permanente y tener mucho cuidado en la comunicación. El líder tiene que ser
un gran comunicador. El líder contemporáneo tiene
que dedicar a la comunicación el 80, el 90 por ciento de
su tiempo. El buen líder es buen comunicador. Y el buen
comunicador es, fundamentalmente, buen escucha.
De ese 90 por ciento del tiempo, que hay que
dedicar a comunicaciones, el 70, 80 hay que dedicarlo a escuchar.
Ustedes
tienen que escuchar, hoy a su comandante y mañana a su subalterno. Tienen que escuchar al compañero
que esta en el mismo nivel, tienen que hablarle al campesino, tienen
que hablarle al agricultor de la empresa comercial, al industrial,
al líder sindical, al líder gremial, al amigo de
las ideas de gobierno, a quien expresa las ideas de oposición,
porque la Seguridad es Democrática y para todos. A todos
tienen que hablarle, pero fundamentalmente a todos tienen que saber
escucharlos y eso gana confianza.
Hoy
se están desmovilizando paramilitares
en el Catatumbo, zona de la Patria abandonada por años.
Me llaman alcaldes, concejales, ciudadanos a decirme: Presidente,
nosotros solamente tenemos confianza en la Institución Armada;
pero que venga, que se gane nuestro cariño que se lo tenemos
ofrecido, que no se vaya de aquí, que sea eficaz, porque
el Catatumbo ha vivido durante años abandonado por el Estado,
controlado en unas partes por la guerrilla durante muchos años,
recientemente en otras por los paramilitares, ambos financiados
por el narcotráfico, sin respeto a la vida, sin respeto
a la tranquilidad, sin límites legales, sin límites
morales, sin límites éticos.
¿Qué se necesita? La presencia
de la institución Armada, pero esa institución ganándose
el cariño, la confianza de los habitantes del Catatumbo.
¿Y cómo nos la tenemos que ganar
en el Valle del Cauca? Esta ciudad todavía ha producido
este año más asesinatos que el pasado, cuando en
el país por segundo año consecutivo se presenta un
descenso. Nuestro reto es, la paz del Valle del Cauca.
La
Escuela Marco Fidel Suárez es una insignia
de Colombia implantada en el Valle del Cauca y desde esta escuela,
hoy tenemos que renovar nuestro compromiso de un Valle del Cauca
sin guerrilla, sin narcotráfico, sin paramilitares.
Un
Valle del Cauca fraterno. Un Valle del Cauca sin odios. Un Valle
del Cauca sin exclusiones. Un Valle del Cauca
democrático, productivo, equitativo. Un Valle del Cauca
en paz, en tranquilidad, en concordia con el medio ambiente y eso
depende mucho de la eficacia de nuestras instituciones, del liderazgo
de ustedes, de la agresividad, de la transparencia, del permanente
ejercicio de la voluntad política por parte del Gobierno
y de su comunicación con el pueblo. Para que el pueblo colombiano
no tenga que entregarse a la humillación de la guerrilla.
Para que el pueblo colombiano no tenga que defenderse a través
de la humillación paramilitar. Para que el pueblo colombiano
jamás vuelva aceptar la cofinanciación del narcotráfico.
Cuando pensamos en El Libertador tenemos que
referir a muchas de sus cartas, de sus discursos, que hicieron
parte de aquella bella epopeya que nos sigue guiando.
Esta
semana con ocasión de la visita del
Presidente de Bolivia tuvimos que recordar cómo El Libertador
en la Constitución de Bolivia consagró y definió el
principio de la igualdad de todos los ciudadanos y el principio
de la reivindicación de los pobres.
Y
ahora, con motivo de estos grados de la Fuerza Pública, tenemos que recordar su carta a la Constitución
de Ocaña donde le dijo a la Fuerza Pública que: ‘su
energía es la garantía del débil, es lo único
que aterra al delincuente, es la ambición de toda la sociedad’.
Subtenientes,
graduandos de hoy, en las palabras de El Libertador asuman el
compromiso: su energía es la
garantía del débil, su energía es la salvaguarda
del débil, su energía es lo único que aterra
al delincuente que tenemos que derrotar.
A
sus familias toda nuestra gratitud. A ustedes nuestra felicitación
y nuestra esperanza.
General
Rubianogrot, muchas gracias por dirigir esta escuela, por ayudar
a derrotar el terrorismo en una parte
esencial de la Patria. ¡Pero lo vamos a derrotar, esta tarea
no queda a mitad de camino, estamos jugados con nuestras energías
y nuestras convicciones, estamos jugados con un compromiso del
alma con Colombia, para que las nuevas generaciones no tengan que
vivir lo que ustedes, los padres de estos subtenientes y yo hemos
vivido: todos los años sin reposo, todos los años
sufriendo el hecho de la violencia, o resintiendo la noticia de
la violencia!
¡Siga
con ese valor, no apague esos aviones. Vamos a derrotar el terrorismo
para que las nuevas generaciones
de colombianos puedan vivir felices. Para que la cara de todos
los colombianos pueda ser una cara bella y alegre, como la de Miss
Colombia, la virreina y todas las princesas!
¡Que
viva Colombia!"
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