PALABRAS
DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, ÁLVARO URIBE VÉLEZ
, DURANTE EL ANIVERSARIO 83 DE LA FUERZA AÉREA COLOMBIANA
Bogotá,
8 nov (cne).- El siguiente es el texto del discurso del presidente
Álvaro Uribe Vélez, pronunciado con ocasión
del Aniversario 83 de la Fuerza Aérea Colombiana.
"Coincide
la celebración de los ochenta y tres años de nuestra
Fuerza Aérea con una coyuntura que le impone a esta Arma
un grave y delicado reto: el compromiso indeclinable de devolver
a Colombia su dignidad, de derrotar de una vez y para siempre
la violencia.
Aún
con las limitaciones de nuestra pobreza, le demostraremos al mundo
que somos un país que no transige con el delito, con la
corrupción y las formas ilegítimas de obtener riquezas.
Para
lograrlo necesitamos la acción valerosa e intrépida
de la Fuerza Aérea. Que sus operaciones de apoyo desde
el aire nos permitan recuperar la soberanía y la presencia
de la autoridad legítima en cada centímetro de territorio
patrio.
La
Fuerza Aérea no puede tolerar zonas extraterritoriales
irreversibles ni contrapoderes inexpugnables vedados al imperio
de la ley. Tenemos que construir nuevas estrategias para la Fuerza
Aérea que inclinen la balanza del combate en favor de la
legitimidad.
Debemos
tomar conciencia de que, en los conflictos armados contemporáneos,
la Fuerza Aérea constituye el arma vital y clave para vencer
al enemigo.
La
aviación debe tomar la avanzada en los operativos, debilitar
al enemigo, preparar el ingreso de las fuerzas de tierra y agua
y apoyar las operaciones de combate en tierra.
Las
Fuerzas Armadas, con la avanzada de la Fuerza Aérea, deben
recuperar una estrategia ofensiva, una actitud pro-activa. Tomar
la iniciativa en el combate a las organizaciones delictivas. Deben
reaccionar eficazmente a las alertas tempranas en los ataques
contra pequeños municipios, brindar apoyo a los policías
que resisten heroicamente mientras llegan los refuerzos.
Ustedes,
oficiales, suboficiales y soldados de la FAC, deben constituir
la garantía básica de que nuestros policías,
apostados en pequeñas y lejanas poblaciones, no serán
copados por la superioridad numérica, la sorpresa nocturna
y las armas de la barbarie destructiva indiscriminada.
A
nuestros combatientes de la Fuerza Aérea, especialmente
a los que hoy reciben la condecoración por sus excepcionales
méritos en audaces y arriesgados operativos, les cabe el
título de héroes de la Patria.
Nuevos
retos surgen hoy para los soldados de Colombia: derrotar la violencia,
secar sus fuentes de financiación, la principal de ellas,
el narcotráfico. Ejercer, además, una férrea
interdicción aérea en todos nuestros cielos y localizar
y destruir todas las pistas clandestinas de aterrizaje.
La
Fuerza Aérea Colombiana, en esta etapa de su historia,
debe dar ejemplo de creatividad para optimizar los recursos escasos.
Quiero resaltar la adaptación de los helicópteros
Black Hawk para convertirlos en los Arpía III, únicos
en el mundo, verdaderos portentos de precisión en la entrega
de armamento. Fueron construidos bajo la inspiración de
nuestra aviación militar.
También
son relevantes la utilización del avión Fantasma
en el apoyo de los soldados y policías en tierra, y la
creación del Centro de Comando y Control, verdadero cerebro
de la Fuerza Aérea. Se requiere desarrollar la tecnología
de información satelital a la que tenga acceso directo
ese Centro de Comando y Control.
Emplearemos
los recursos aéreos del Plan Colombia en la lucha contra
los violentos. Todas las Armas necesitan aviación. Ejército,
Armada y Policía la requieren, la actividad de cada una
de ellas la justifica. Pero lo fundamental es que la Fuerza Aérea
ejerza el liderazgo, la coordinación.
Insisto:
sin perjuicio de que cada Fuerza tenga su equipo técnico
y humano de aviación, debe haber la mejor coordinación
y cooperación para la optimización de esos recursos
en términos de resultados productivos.
Necesitamos
mejorar la capacidad de transporte aéreo de tropas a fin
de poder concentrar el mayor número en un lugar determinado.
Requerimos ampliar la cobertura de radar, digitalización
de señales e imágenes, descentralizar el mantenimiento
aeronáutico y fortalecer la capacidad de fuego de las aeronaves.
Este
Ejército del Aire, que nació bajo el impulso del
gran Marco Fidel Suárez y que un día glorioso de
nuestra historia aseguró que el tricolor continuara flameando
en el trapecio amazónico, merece toda la solidaridad del
pueblo colombiano.
Como
primer soldado de la Nación, convoco la solidaridad y la
confianza de todos los ciudadanos para con su Fuerza Aérea.
Ustedes,
Soldados del Ejército del Aire de Colombia, son parte de
la fuerza legítima que, en nombre de todo el pueblo, restablecerá
la paz y la seguridad democrática en cada palmo de nuestra
Patria.
Para
derrotar el crimen, este país debe adoptar una política
criminal seria, respetable, que sea un instrumento eficaz de disuasión
al crimen. Esa política debe plasmarse en una legislación
estable, capaz de evitar que, detrás del pretendido garantismo,
se escondan esguinces formalistas. Esa es la vía para eludir
la acción punitiva del Estado.
Convoco
al país a ese gran debate. El próximo mes de marzo
presentaré al Congreso un proyecto sobre la materia, que
le dé a Colombia las bases de una legislación penal
eficaz, enérgica, estable y respetable a la luz de los
imperativos de la comunidad internacional en la lucha contra el
delito.
Colombia
necesita que toda la ciudadanía, que todas las instituciones
del Estado nos comprometamos a adoptar una política criminal
que sea capaz de derrotar a los criminales.
En
Colombia los criminales no pueden seguir prevaleciendo sobre el
Estado. Tendremos una política que permita que definitivamente
nuestro país se cure de esa pesadilla que es el imperio
de la criminalidad sobre el Estado de Derecho.
El
respeto al ordenamiento jurídico, que es la norma esencial
del Estado de Derecho, no puede degenerar en el Estado permisivo
que permite el triunfo del crimen.
El
respeto a instituciones esenciales del Estado de Derecho, como
es el respeto al debido proceso, a las garantías históricas,
no puede degenerar en la consagración del triunfo del crimen.
La
experiencia de los últimos días da una luz clara:
Colombia necesita una política criminal severa que permita
el triunfo del Estado legítimo sobre todos aquellos que,
de una u otra manera, maltratan a la sociedad.
En
los episodios de la última semana, el Gobierno ha buscado
salvar la dignidad de la Nación ante propios y extraños:
ante la mirada de los ciudadanos que viven dentro de las fronteras
y ante el juicio de la comunidad internacional. Hemos sido conscientes
de que este tipo de decisiones son profundamente sensibles para
la respetabilidad de nuestro Estado, la dignidad de la Nación,
la credibilidad de la Justicia y la confianza ciudadana en las
instituciones.
Adoptamos
una doctrina. El Gobierno como responsable de las relaciones internacionales,
como responsable mayor de la dignidad de la Nación, como
responsable de las prisiones, no puede aplicar automáticamente
órdenes de libertad, así provengan de una justicia
independiente.
El
Gobierno, en uso de las competencias a las cuales me acabo de
referir, tiene que verificar con sumo cuidado que esas órdenes
sean sólidas, que esas órdenes no tengan motivos
de duda, que esas órdenes no pongan en riesgo la dignidad
de la Nación y no estén cimentadas en violaciones
a la ley.
Somos
conscientes de que la independencia de la justicia, de que el
ejercicio del poder por ramas independientes, es una garantía
esencial para que ninguna rama incurra en excesos. Pero también
somos conscientes de que todas las ramas que ejercen competencias
de poder tienen que cooperar armónicamente, especialmente
cuando están a riesgo los intereses superiores de la comunidad.
Por
eso quiero agradecer al señor Procurador y al señor
Fiscal General de la Nación su comprometimiento para salvar
la dignidad de la Nación.
Primero:
frente a la orden de libertad emanada de los juzgados, el Gobierno
tomó todas las medidas para que, al ejecutarla como responsable
de las prisiones, no fuera finalmente a ser un cómplice
por acción o por omisión de violaciones de la ley.
En cuanto a la ejecución de hábeas corpus, el Gobierno
puso todo el cuidado, agotó todas las posibilidades para
que la consciencia de la Patria pudiera quedar tranquila.
Durante
todo el día de ayer, el Ministerio de Justicia trabajó
en el tema. Finalmente, cuando el señor Fiscal General
de la Nación me comunicó que no tenía elementos
probatorios para dictar una nueva medida de aseguramiento, el
Gobierno hizo este raciocinio: hemos actuado de tal manera que
el hábeas corpus no maltrate el ordenamiento jurídico,
pero tampoco podemos abandonar el ordenamiento jurídico
para maltratar el hábeas corpus.
¿Qué
sigue? Prepararnos con la ayuda de todos, con una gran conciencia
nacional, con una gran unidad nacional, para presentar en el mes
de marzo a consideración del Congreso unas piezas legales
claves, que sean las bases de una política criminal severa
que le devuelva a las instituciones democráticas el triunfo
pleno sobre las amenazas de la criminalidad.
Agradezco
a la Fuerza Aérea sus esfuerzos. Distinguidos oficiales,
suboficiales y demás personal de la Fuerza Aérea:
en estas cordilleras andinas, en estas sabanas tropicales, la
geografía es adversa y el mal ataca alevemente, pero el
coraje de ustedes es superior.
Cada
vez que se escuche que hay una agresión contra un municipio,
ustedes tienen que pensar que los policías que allá
viven y resisten, que los ciudadanos que allá buscan guarecerse
en algún sitio, son padres de familia o mamás o
niñitos o ancianos, todos con deseos de vivir, y que en
ese momento no les queda más que invocar la protección
de Dios y esperar la aparición de la Fuerza Aérea.
Cada
vez que ustedes llegan a tiempo a apoyar a la Policía o
al Ejército, los colombianos nos desgarramos en aplausos
desde el corazón. De esa manera ustedes frustran masacres,
evitan duelos, empiezan a disminuir el luto, le devuelven la confianza
a la Patria.
Hemos
esperado con paciencia que los Estados Unidos reanuden las operaciones
de apoyo para la interdicción al narcotráfico. Estamos
preocupados porque contábamos que tendríamos reasumida
esa interdicción a finales de octubre y terminó
octubre y nada.
Confiamos
que en los próximos días, más temprano que
tarde, los Estados Unidos nos den la buena noticia de que se ha
reanudado el apoyo a la interdicción aérea, para
que ustedes, nuestros combatientes de la Fuerza Aérea,
puedan ser más eficaces en la destrucción de la
droga, que se ha convertido en el arma de la violencia, en la
financiación del terrorismo y en la destrucción
de la ecología.
Mientras
tanto, ustedes solos, con la precariedad de sus recursos pero
con la superioridad de su valor, tienen que demostrarle a la Nación
y al mundo su capacidad de producir resultados.
Si
derrotamos la droga, para lo cual la Fuerza Aérea es un
instrumento esencial, en ese momento empezará el debilitamiento
del terrorismo y empezarán las primeras victorias definitivas
del Estado legítimo, de la democracia sobre los agresores
de la sociedad.
Qué
compromiso tan grande. Que allí donde haya un secuestro
en el Cesar o en el Cauca, la Fuerza Aérea llegue rápidamente
con sus helicópteros a perseguir a los secuestradores,
por el Perijá, la Sierra Nevada, el Macizo Colombiano o
la Bota Caucana, para liberar a los colombianos de ese flagelo
del secuestro.
Que
allí donde se concentre un grupo terrorista, la Fuerza
Aérea haga sentir el rigor de su capacidad operativa para
disuadirlo.
Hoy
44 millones de colombianos sabemos que de la seguridad depende
la recuperación del empleo. Sabemos que de la seguridad
depende el respeto y la credibilidad ciudadana en las instituciones
del Estado de Derecho. Sabemos que de la seguridad depende el
crecimiento de la economía, para obtener recursos y reivindicar
a los pobres.
Hoy
vengo a decirles a ustedes que esos 44 millones de colombianos
sabemos que la seguridad en muy buen grado depende de toda la
determinación de la Fuerza Aérea.
Al
unirnos con alborozo a este nuevo cumpleaños, tengan la
seguridad de que cada vez que una nave conducida por ustedes cruza
el espacio aéreo, el azul de nuestro cielo se torna más
intenso, el corazón de cada ciudadano se inflama de orgullo
patrio y cada honrado trabajador siente la certeza que su brazo
laborioso estará protegido desde las alturas.
Por
Colombia, que la Fuerza Aérea todos los días nos
dé partes de victoria. Muchas gracias"