PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN XXIX CONGRESO DE FEDEGAN

Cartagena, 25 nov. (SNE).- Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez durante el XXIX Congreso de la Federación Nacional de Ganaderos –Fedegan-, certamen que se realiza en la ciudad de Cartagena.

“Vengo con gran afecto a este congreso que reúne a los ganaderos de mi Patria. Con inmenso afecto por ustedes. Con inmensa solidaridad por su tarea. Con inmensa solidaridad por su sacrificio. Con inmenso compromiso por el presente para poder compartir con ustedes la esperanza de que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en esta tierra.

En los últimos días, he tenido una serie de sentimientos algunos de los cuales les quiero transmitir. Antes de ayer, me dirigía por las calles de Bogotá al Aeropuerto Eldorado para llegar a la Plata, Huila, y en un accidente fue arrollado el agente Agualimpia, quien me acompañó durante tres años con gran lealtad. Cuidarme a mi, el de arriba, y unos poquitos héroes que generosamente han aceptado esa tarea.

¿A qué iba al Huila? A encontrarme con mis compatriotas de esa abnegada tierra. Iba a expresar allí dos sentimientos.

La semana pasada una persona con 20 años de actividades terroristas en la FARC llamó al Ministro del Interior, inmediatamente me llamaron a mí que quería reinsertarse. Lo recibimos con generosidad. Yo les quiero decir que en la Colombia de hoy, no hay algo que me de más alegría que un reinsertado, inmensa alegría. Hay que recibirlos con total generosidad.

¿Y a qué iba al Huila? El día anterior el Ejército de la Patria dio de baja a un señor de las Farc, azote de ese departamento y a cuatro de sus secuaces.

¿ General, cuál era el nombre del señor? la verdad es que esas noticias no dan alegría porque uno tiene dos sentimientos: el sentimiento democrático y el sentimiento cristiano, pero dan tranquilidad.

Yo vengo al Congreso de Fedegan a repetir ante ustedes, queridos compatriotas, una cosa elemental y simple, toda la voluntad política para acabar estos bandidos.

Aquí no puede haber treguas, ni puede haber ahorros literarios, ni puede haber embelecos políticos, ni puede haber rodeos, con palabras elementales y sencillas, la expresión de una voluntad política: hay que acabarlos. Los hemos aguantado muchas décadas.

Muchas veces hemos tenido que trabajar en el campo con la indeferencia del Estado, y tener esos bandidos a toda hora haciéndonos daño.

Hace poco me decía un compañero de ustedes del Cesar que han empezado a tener un poquito más de tranquilidad. Y me dijo: “hombre, Presidente, sigan viniendo aquí a toda hora al tema de orden público, porque es muy grave que el Estado colombiano haga presencia aquí para tomar whisky en el Festival Vallenato, y en el resto del año este ausente y deje que esa guerrilla este encima de nosotros maltratándonos”. Me impresionó mucho lo que me dijo ese compatriota del Cesar. Una llamada de atención bien importante.

Es que hemos tenido durante épocas mucha retórica en el Estado, en el campo no hemos escuchado sino su retórica y total ausencia. Eso no puede seguir. Por eso tenemos que continuar en el camino emprendido de recuperar plenamente la seguridad en las ciudades y en los campos de la Patria.

Hoy ha empezado otra etapa del proceso de reinserción. Hasta ayer llevábamos más o menos 7.050 reinsertados en este Gobierno. Una suma muy importante.

Cuando se reinsertó el M-19 se reinsertaron 900 personas, 185 guerrilleros y los otros apoyos a esa actividad.

Cuando se reinsertó el Epl se reinsertaron 1.200.

Cuando se reinsertó la corriente de Renovación Socialista del Eln, 280.

La suma de todos esos grupos no alcanza el 50 por ciento de los 7.050 que habíamos logrado hasta ayer.

De esos 7.050, el 60 por ciento es de las Farc y el otro 40 por ciento, mitad del Eln y mitad de los grupos ilegales de autodefensa.

Y hoy se está dando un principio de desmovilización masiva bien importante de estos sectores de autodefensa. Vamos a proceder con todos los reinsertados con generosidad. Necesariamente observando el ordenamiento jurídico dentro de sus límites. Nosotros tenemos que ganar este desafío al terrorismo dando ejemplo de respeto a la ley. Ese respeto a la ley que requiere esta Patria para consolidar la unidad nacional y prospectarla.

Esos colombianos que hoy se están desmovilizando los acogemos con todo el afecto. Vamos a hacer todos los esfuerzos para que ellos tengan todas las oportunidades de reencuentro con sus familias, de posibilidades de estudio, de reencuentro a plena luz del día con sus compatriotas, de posibilidades de capacitación laboral, de posibilidades de trabajo.

Finalmente, el mal llamado paramilitar o el guerrillero, provienen del campesinado colombiano. Tan campesino de la Patria es el uno, como campesino de la Patria es el otro.

Cuando se producen estos actos de rectificación, la Patria los tiene que acoger con cariño, fraternamente, con generosidad.

Y hay preocupaciones. Hace dos semanas estuve en Ocaña y unos compatriotas nortesantandereanos del área del Catatumbo acudían allí y me decían: “Presidente, quién nos va a cuidar ahora que se desmovilizan los paramilitares. Esa área del Catatumbo no hemos conocido la presencia del Estado. Durante muchos años tuvimos la guerrilla encima y llegaron los paramilitares con el pretexto de defendernos y finalmente fuimos víctimas de crímenes de unos y de otros. Ahora estamos amenazados que ante la desmovilización de los paramilitares llegará la guerrilla a hacernos nuevamente daño”.

Ahí tenemos un reto en todas las regiones de la Patria, el reto de hacer un gran esfuerzo para que los soldados y policías de la Patria copen esas áreas. El reto de hacer un gran esfuerzo para recuperar la seguridad institucional.

Colombia no puede ser una Nación sometida a la guerrilla. Colombia no puede ser una Nación defendida por los paramilitares. Colombia no puede ser una Nación cofinanciada por el narcotráfico. Así no construiremos Patria. Así no le dejaremos esperanza de Patria a las nuevas generaciones.

Se que no podemos ocultar la preocupación que se da hoy en muchas regiones por el peligro del regreso de la guerrilla. Si a alguien le corresponde hablar estos temas claramente de cara al país es al Presidente de la República.

Esta desmovilización nos implica un desafío: emprender el camino de la recuperación de la defensa institucional de los colombianos a través de la Fuerza Pública. Pero todos le tenemos que colaborar.

Esta Patria nuestra de casi millón 200 mil kilómetros cuadrados, con inmensos accidentes geográficos que por fortuna todavía conserva 578 mil kilómetros de selva, es una Patria que requiere para recuperar la seguridad institucional, la plena integración de la ciudadanía con la Fuerza Pública.

Vengo a pedir a los 450 mil ganaderos de la Patria que cada uno sea un líder promotor en su región del apoyo de todos los ciudadanos al Ejército, a la Policía de la Patria.

Vengo a pedir que cada uno sea amigo del más humilde de los soldados, amigo de los suboficiales, de los oficiales, y que cada uno sea un líder para que la comunidad organizadamente se alíe con la Fuerza Pública para apoyarla sobre tres presupuestos: tenemos toda la voluntad política para derrotar el terrorismo. Lo tenemos que hacer con toda la agresividad militar y policiva de la iniciativa, y con toda la transparencia y la gran capacidad de dar ejemplo en materia de derechos humanos.

En los estados de opinión para poder preservar y prolongar en el tiempo una política de seguridad se requiere un apoyo sólido de la ciudadanía. Y ese apoyo se logra cuando la ciudadanía siente que esa política es eficaz y que los métodos de esa política son transparentes. Es lo único que nos consigue un permanente apoyo nacional y un apoyo creciente en la comunidad internacional.

En muchos países derrotaron el terrorismo con guerra sucia. Nosotros no podemos. Nosotros lo tenemos que derrotar de la mano de la Constitución, dentro de la ley, con toda la energía, pero con toda la transparencia. Eso va ayudar a que esta Nación se consolide más en su unidad, a que aquel amigo de las tesis del gobernante y aquel que este en la oposición, sientan ambos que pueden confiar en las instituciones de su Patria. Que hay un designio superior a la emulación ideológica o programática que es el designio de la seguridad para todos, la que hemos llamado Seguridad Democrática que por ser seguridad para todos, entonces la hemos calificado de democrática. Vamos a conseguir eso.

Todos tenemos muchas preocupaciones. Esta semana mientras estábamos interviniendo en el sur del Tolima, para sacar a las Farc de Planadas, del Páramo de las Hermosas, porque la tenemos que sacar de todos los puntos de la geografía de la Patria. Y si don Manuel y don Jorge han tenido paciencia para maltratar a los colombianos, nosotros tenemos toda la paciencia y toda la determinación para derrotarlos.

Todavía encuentran escondites en la geografía de la Patria, pero con el trabajo de todos, con la abnegación de nuestro de Ejército y de nuestra Policía, con nuestro compromiso y con nuestra cooperación, llegará un momento en que no habrá un centímetro de la Patria en el cual se puedan esconder.

Mientras la Fuerza Pública avanzaba en el sur del Tolima, todavía cerca de Ibagué salía un grupito, nos alcanzó a hacer un daño en unos vehículos, y todavía en el norte del Tolima hay ciudadanos que me llaman a decirme: la guerrilla nos está extorsionando.

Tenemos que persistir en esta tarea. Como lo decía en su brillante exposición el Doctor Lafaurie, no es una tarea que produce resultados plenos de la noche a la mañana. Pero es una tarea que exige nuestra vocación, que exige nuestra devoción, que exige nuestra consagración minuto a minuto.

Cuando yo recibo una mala noticia de orden público a las 10, 11, a las 12 de la noche, digo bueno desde que mi Dios nos tenga con vida a las cuatro y media o cinco de la mañana para continuar el combate, ahí nos defendemos.

Entonces mi pedido a ustedes es que no haya ni rendición, ni desmayo. El que reciba una extorsión que acuda inmediatamente a la Fuerza Pública. El que sepa que un vecino, un familiar o un amigo está teniendo dificultades con estos grupos, que acuda inmediatamente a la Fuerza Pública y que lo convenzan de que tiene que ir a la Fuerza Pública.

Estamos haciendo un gran trabajo al interior de la Fuerza Pública para que todos los días trabajemos más en la iniciativa, para que todos los días trabajemos más integrados con la comunidad, para que en la construcción de confianza comunitaria cada integrante de la Fuerza Pública persuada al hacendado, al campesino de la necesidad de cooperar. Para que cuando alguien llame a un teléfono el integrante de la Fuerza Pública responda con entusiasmo, con diligencia. Para que cuando alguien toque las puertas de un cuartel del Ejército, de la Policía, allí se le reciba con amabilidad y se le muestre una actitud de plena, de presta disposición. Esa tarea, es una tarea que nos compromete a todos.

Por eso quiero pedirles que los comités ganaderos en todo el país se reúnan permanentemente con la Fuerza Pública. Cuando empezó la candidatura a la Presidencia de la República, que encarné con tan generoso apoyo de ustedes, propuse un millón de cooperantes a la Fuerza Pública. Hemos rebasado ampliamente la cifra, pero no estamos contentos. Vamos a restarle a la población de nuestra Patria 25, 30 mil delincuentes que todavía quedan y ahora la meta es que todo el resto se convierta en cooperantes de la Fuerza Pública, para que este país sea un país impenetrable por el terrorismo.

Me acompañan hoy el señor General Castellanos, quien viene de realizar el Plan Patriota en los alrededores de Bogotá en la primera fase y de dirigir esa inmensa tarea que el Ejército de la Patria está realizando en las selvas del sur, y es el nuevo Comandante del Ejército.

Me acompaña el señor General Jorge Daniel Castro Castro, comandante de la Policía, con toda la devoción operativa y con toda pulcritud.

Me acompaña el señor Almirante Barrera, quien ha tenido que recibir mi acoso diario, porque para ellos no es bueno trabajar conmigo.

Además les coincidió el período de mi Presidencia con el avance del celular y eso se ha convertido en un motivo adicional de mortificación.

Y como algunos compatriotas entre las críticas que se me hacen, y está bien la Patria tiene que ser democrática y recibirlas amablemente, esta aquella: “es que Uribe se salta el conducto regular, Uribe llama al General, al Coronel, al Mayor, al Teniente, a todo el mundo”. Es verdad.

Un día le dije a unos comunicadores y al Ministro de Defensa: ustedes se imaginan que todas las llamadas de orden público que yo hago de la cinco de la mañana a las 12 de la noche se las hiciera al Ministro de Defensa? No tendría tiempo sino para recibir las llamadas telefónicas del Presidente.

Si alguien le ha tocado recibir el acoso permanente mío para apoyar a Cartagena, sus alrededores y para avanzar en la derrota del terrorismo en las regiones aledañas como los Montes de María, es el Almirante Barrera y el señor Coronel Muñoz quien ha estado al frente de la Brigada de Infantería en Corozal, y el señor Coronel Agudelo al frente de la Policía de Bolívar.

Hemos creado una nueva estructura porque estos procesos hay que realizarlos dialécticamente. Necesitamos más presencia de la Armada en los mares y en los ríos, y más presencia del Ejército en los territorios. Sin retirar la Armada de Sucre, de la rivera atlántica entre Cartagena y el Golfo de Morrosquillo, la hemos integrado en una Fuerza de Tarea con el Ejército, y se ha creado para la región norte de la Patria, además de la División, un Comando Conjunto que queda a cargo del señor General Montoya quien también nos acompaña en esta reunión.

General, le queda una responsabilidad inmensa. Mis compatriotas me dicen: “los Montes de María son abruptos, pero no mucho. Son extensos, pero no mucho. Tienen ojitos de bosque, pero no selva tupida. Le queda una responsabilidad inmensa. Derrotemos lo que queda de Farc y de narcotráfico en los Montes de María.

La única victoria que le vamos a permitir a las Farc es la reinserción. Por eso celebramos con jubilo y alborozo el caso de cada reinsertado. Y esta batalla tiene dificultades ideológicas, pero adelantada de buena fe, ejecutada sin pereza, defendida con entusiasmo, trabajada dominicales y festivos, los hombres públicos en la Colombia de hoy tenemos que eliminar la noción de vacaciones, de horas extras, de trabajo nocturno, de madrugadas frías o calurosas, tenemos que eliminar la noción de puentes.

Nuestras vacaciones, nuestros descansos residen en la reconquista de la paz para los colombianos. Eso es lo que nos va a dar tranquilidad y reposo a todos.

General Montoya: ¡actúe, que le queda la tarea de demostrar dentro de poco que somos capaces de derrotar a estos delincuentes¡ Y lo vamos hacer tranquilamente frente a la crítica, pero con toda firmeza en la voluntad. Eso sí aplaudamos y apoyemos cada caso de reinserción. Eso será lo que finalmente va a dejar a los cabecillas solitarios y aislados buscando raíces en el monte, pero algún día llegaremos allá por ellos.

Este país confundió la civilidad con la debilidad. Este país confundió la dialéctica ideológica con la pusilanimidad frente al terrorismo. Y ese estado de cosas lo tenemos que superar con espíritu democrático, pero con firme decisión a derrotarlos.

Necesito ahora que ustedes, cada uno, se convierta en apoyo a la Fuerza Pública. Que allí donde esté la señal de celular todos estén comunicados con la Fuerza Pública. Que en todas las fincas haya comunicación con la Fuerza Pública. Que nadie se quede callado frente a una extorsión, frente a la presencia de delincuentes. Que allí donde todavía no haya señal de celular integremos las redes de radio y todos estemos comunicados con la Fuerza Pública. La tarea es de todos y por eso todos nos tenemos que integrar en la acción operativa.

Y esto lo vamos a recuperar con firmeza en el orden público, con firmeza para recuperar la economía, con transparencia en la acción estatal para derrotar la corrupción y con recuperación del tejido social de la Nación.

Tres cosas necesita Colombia: la derrota de los terroristas, la derrota de la corrupción y la reivindicación de los pobres. Y frente a esos tres objetivos no podemos ser inferiores.

Cuando empezó el Gobierno, las proyecciones de Planeación y del Ministerio de Hacienda para el crecimiento de la economía eran débiles. Por supuesto, por todo el cuadro clínico de la macroeconomía.

El año pasado contabilizada la droga que descendió crecimos al 3,75, sin ella al 4,07. Este año estamos haciendo un gran esfuerzo a ver como nos aproximamos al cinco. Hay que poner esta economía a crecer establemente por encima del cinco por ciento para generar empleo.

La Patria nuestra entre 1994 y el año 2000 vio crecer el desempleo abierto del 7,5 a casi el 20 por ciento, y el desempleo de cabezas de familia del cuatro al 10 por ciento.

El sector privado colombiano, con un gran apoyo en el sector agropecuario, en los últimos dos años ha creado más de un millón 100 mil empleos.

Las cajas de compensación en sus afiliaciones han crecido este año alrededor del 11 por ciento unas y del 16 por ciento otras.

Un millón 300 mil colombianos nuevos se han afiliado al régimen contributivo de salud. Medio millón de colombianos a pensiones y medio millón de colombianos a riesgos profesionales.

Vamos a hacer un pacto social con el liderazgo de ustedes compatriotas ganaderos y de su Federación. Vamos a contribuir en todas las empresas agropecuarias a crecer el empleo, y el empleo con afiliación a la seguridad social.

Que Fedegan le pueda mostrar un balance al país de crecimiento del empleo en las fincas ganaderas y de crecimiento en la afiliación a la seguridad social en todas las fincas ganaderas de Colombia.

Que todos los trabajadores de la ganadería colombiana tengan afiliación al régimen contributivo de salud, tengan afiliación a riesgos profesionales, tengan afiliación al sistema de pensiones.

Que todas las empresas ganaderas de Colombia contribuyan con sus cotizaciones al Sena, a Bienestar Familiar y a las cajas de compensación.

Es un esfuerzo grande pero tenemos que hacerlo por dos cosas: para dar ejemplo de cumplimiento en la ley y, por una segunda, para poder mostrar que estamos comprometidos con la recuperación del tejido social de la Nación.

Y vamos a seguir trabajando en medio del déficit, en medio del endeudamiento para llevar de la mano la política de orden público con la política social.

Hemos creado 750 mil cupos en primaria y secundaria en estos dos años, pero la meta es llegar a millón y medio en el año 2006.

Hemos venido avanzando ya en la universidad para una ambiciosa meta de 400 mil nuevos cupos universitarios.

Desburocratizamos al Sena. Con el mismo presupuesto la cotización de los empleadores colombianos ha pasado de capacitar millón 100 mil colombianos que capacitaba hace dos años, a capacitar dos millones 600 mil colombianos que capacita este año.

Ha pasado de entregar cinco millones de horas de formación a entregar 10 millones de horas de formación. Tenemos hoy la presencia del Sena en todos los municipios de la Patria. Nos propusimos eso como una meta de Gobierno.

Hoy 80 mil bachilleres campesinos de la Patria están en un programa especial con el Sena que se llama Jóvenes Rurales.

Y la meta es grande porque esperamos que en el año 2006 en el Sena no haya el millón 100 mil colombianos que se formaban en el 2002, tampoco los dos millones 600 mil de este año, sino cuatro millones de colombianos.

La educación, el acceso a la educación es la expresión de la igualdad en nuestra época, que es la igualdad de oportunidades.

Nos propusimos aumentar la vinculación de tres millones de colombianos al régimen subsidiado de salud. El año pasado se vincularon millón 100 mil, este año estamos vinculando tres millones 400 mil. El Congreso tramita una Ley que nos permitirá, una vez se empiece a aplicar, dar un gran salto en régimen subsidiado, un salto para llegar a más de 20 millones de compatriotas. Esa tarea de la seguridad social, esa tarea de la reivindicación de los pobres, tenemos que llevarla con tanta urgencia, con tanta devoción, como la tarea de derrotar a los terroristas.

Hagamos pedagogía, que cada uno de ustedes explique la política social a sus vecinos, nos ayude a corregirla, y que cada uno de ustedes explique que no podemos tener política social sin política de orden público y que, visto de otra manera, la política de orden público no es sostenible si no se sucede y se lleva de la mano de una política social. Sin política de orden público no crece la economía. La economía colombiana entre los 60 y principios de los 80 creció al cuatro y medio, de principios de los 80 al 2002 apenas al 2 por ciento. No creció la economía y ese crecimiento de la población condenó a nuestros compatriotas a la informalidad y a la miseria.

Tenemos que explicar cómo hay que llevar de la mano una política de orden público y una política social.

Y es bien importante avanzar en la atención de los niñitos y en la atención de los adultos. Nos habíamos propuesto que 500 mil niñitos menores de 5 años se adicionarán al grupo de niñitos colombianos atendidos por Bienestar Familiar. Ya hemos logrado 503 mil, pero ahora nos proponemos otros 500 mil.

Cuando el Gobierno empezó 60 mil ancianos recibían una pensión monetaria del Estado, este año terminamos con 170 mil ancianos pobres que reciben una pensión monetaria del Estado, que hoy hace presencia el programa en todos los municipios de la Patria. Y estamos empezando un programa complementario, un programa de una comida diaria para otros 400 mil ancianos pobres de la Patria.

Aspiramos que al terminar el mes de marzo podamos decirle a todos los compatriotas: hay 170 mil ancianos recibiendo un subsidio monetario, hay 400 mil ancianos adicionales recibiendo una comida diaria.

Le agradezco mucho al Banco BBVA su solidaridad con el sector agropecuario, y lo más importante es llevar al sector financiero a servirle a los sectores productivos de la Nación y a los microempresarios. Prestarle únicamente a los riquitos va a dejar de ser negocio, hay que expandir el mercado financiero, hay que llegarle a aquellos que no han accedido al crédito, hay que recuperarle la condición de sujetos de crédito a quienes la han perdido y hay que llegarles a quienes nunca han podido acceder al crédito.

En este Gobierno hemos podido entregarle microcrédito a millón 300 mil colombianos. Hace dos años, el 30 de julio de 2002, los microempresarios colombianos tenían una cartera a su favor o le debían al sistema financiero 707 mil millones. El 30 de septiembre habíamos subido a un billón 600 mil millones. Hemos venido creciendo con la cooperación de los bancos, con el liderazgo del Fondo de Garantías y del Ministerio de Industria, con las entidades de segundo piso del Gobierno, con las fundaciones, con alcaldías y gobernaciones, hemos venido creciendo enormemente el microcrédito.

Tenemos 340 mil familias pobre de la Patria que están recibiendo 37 mil millones cada dos meses, ese dinero lo deben gastar pagando la educación de sus hijitos y atendiendo las necesidades alimentarias de ellos para que puedan asistir al aparato escolar.

Ya hemos completado 21 mil familias campesinas guardabosques, las hay en la Sierra Nevada, las hay en el sur del país, las hay en el Putumayo, están próximas a empezar en el Huila y en los próximos días completaremos 35 mil familias guardabosques.

Esos campesinos reciben un dinero al año, entre 3 millones 600 para la nuevas familias inicialmente de cinco millones, si se comprometen a mantener las áreas libres de droga y a vigilar la recuperación del bosque. Pero es mucho lo que falta. Estos son apenas principios de política social.

Entonces, tenemos que mantener firme el orden público para recuperar plenamente la paz, firme la disposición de que la economía crezca y firme el avance en política social.

Quiero pedir que cada uno de ustedes sea un actor que dé ejemplo en estas materias.

Debo regresar esta noche a Bogotá a cumplir una cita que es con el Minuto de Dios y el Banquete del Millón. Por eso voy a pedir la venia de ustedes para no hacer esta tarde el conversatorio, pero me sentiría muy mal con el padre García Herreros, con su memoria, con sus sucedáneos, de no acompañarlos en esa cita tradicional de la Patria.

Mañana podrán analizar con el señor Ministro de Agricultura, con los diferentes funcionarios que me acompañan en esta tarea de Gobierno, los temas de nuestra política agropecuaria.

Sé que tienen ustedes preocupaciones tributarias, sé que tienen preocupaciones por la participación del sector en los mercados internacionales. Con patriotismo, aportando todos, buscando opciones, ahí iremos encontrando caminitos.

Quiero saludar muy afectuosamente a quienes han recibido esta tarde la condecoración Hernán Vallejo Mejía, los doctores Jorge Visbal Martelo, Augusto Beltrán Pareja, Carlos Villa Navarro, doña Paulina de Castro Monsalvo, doña Gabriela Leyva de Borrero, Vecol, don Bernardo Vega Sánchez, la Asociación de Criaderos de Ganado Normando en cabeza del doctor Armando Echeverri, la Asociación Holstein en cabeza del doctor José Jaime Nicholls, el doctor Felipe Calderón y la Unión Nacional de Asociaciones Ganaderas. A todos ellos un aplauso desde el fondo del alma porque son compatriotas de quienes nos sentimos muy orgullosos.

Quiero sumar mi testimonio de gratitud, el de todos los ganaderos colombianos, a la tarea que cumplía al frente de la Federación el doctor Visbal Martelo, que nos llena de entusiasmo sobre la tarea que ahora empieza a cumplir a favor del buen nombre de Colombia en Canadá.

Y quiero aplaudir ese principio de tarea lleno de estudio, lleno de entusiasmo del doctor José Felix Lafaurie. Los muchachos de ahora son muy inquietos por el computador, lo habrán visto ustedes en sus hijos y yo cuando hablo con los míos, cada vez me siento más ignorante, y algún día me decían: ‘papá tú nos has criado a toda hora en estos pedazos de tierra pero es que el computador no nos da’. Dije: ‘ni me lo muestren, porque los que estamos en la tierra estamos porque la queremos, somos devotos de ese noble trabajo que es el trabajo agropecuario’.

Lo único que nos arregla el balance es la razón de afecto por el sector agropecuario, la he sentido en mi alma, por eso la comprenden ustedes. ¡Los admiro mucho mis compatriotas ganaderos!

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