PALABRAS
DEL PRESIDENTE EN ANIVERSARIO 96 DE LA ESCUELA DE CADETES JOSÉ
MARÍA CÓRDOVA
Bogotá,
30 may (CNE). El siguiente es el discurso del presidente de la República,
Álvaro Uribe Vélez, durante el aniversario número
96 de la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova
y la ceremonia de ascenso de 235 cadetes del curso Gilberto
Echeverri Mejía:
Asistimos
hoy en este aniversario 96 de la Escuela Militar de Cadetes, José
María Córdova, para graduar un curso que lleva el
nombre del doctor Gilberto Echeverri Mejía.
Gilberto
Echeverri Mejía, compatriota sobresaliente. Dedicó
todos los años de su existencia a servir bien a Colombia,
ejemplo de los mejores valores nacionales, de honradez, ejemplo
de dedicación al trabajo, ejemplo de civismo, ejemplo como
integrante de familia, ejemplo como amigo, ejemplo como servidor
público.
Su
muerte priva a Colombia de uno de sus mejores hijos, pero, lo tenemos
en el cielo para que ayude a iluminar a Colombia, para que interceda
a la Providencia a fin de que nos permita acertar. Debemos recordar
permanentemente su nombre, su estilo de vida, los valores que practicó,
para que sea un punto de referencia del comportamiento de las nuevas
generaciones. Trabajó infatigablemente por la paz, pero también
fue engañado por los violentos.
Da
la casualidad, que durante años buscó el diálogo
con quienes finalmente fueron sus verdugos. Fue secuestrado cuando
acompañaba al gobernador de Antioquia en una marcha pacífica
por la paz. El grupo de las Farc que lo secuestró estaba
comandando por un individuo con quien el Gobernador y el doctor
Gilberto Echeverri habían buscado reiteradamente el diálogo
en favor de la paz.
Ese
secuestro fue una sucesión de días de sufrimiento
para los secuestrados y para sus familias. Narran los sobrevivientes,
que el doctor Gilberto y el Gobernador trataron de hablar con los
verdugos secuestradores, les expresaron que ellos eran amigos del
diálogo y la paz. La respuesta que les dio el verdugo fue:
que ellos no eran amigos, que ellos eran sus enemigos de clase.
A lo
largo del cautiverio, la bondad, el optimismo de Gilberto Echeverri
para buscar la paz fue respondido por el odio de quienes finalmente
fueron sus verdugos. Lo asesinaron en nombre del odio, lo asesinaron
con unas prácticas de violación de derechos humaos
que muestran la crueldad en toda su dimensión. Sus verdugos
son los que quieren la toma del poder por la vía violenta,
pero justamente hoy se gradúan 235 cadetes y ascienden a
Subtenientes en un curso que se llama Gilberto Echeverri Mejía
y que ese nombre servirá para guiar la vida de estos jóvenes
que son esperanza de la Patria.
Vengo
en compañía del señor Vicepresidente, de la
señora Ministra y de los Altos Mandos a saludar estos 235
nuevos subtenientes de la Patria, a sus familias, a expresar a ellos
toda la gratitud. ¡Cómo entusiasma! ¡Cómo
regresa la fe en la Patria! ¡Cómo se incrementa el
ánimo en Colombia estrechar la mano firme de estos subtenientes,
al ubicar su mirada altiva, al escuchar su voz firme y sin temblores,
al examinar, al constatar, su determinación de servir bien,
de servir permanentemente a la Patria!
Hoy
exalto a Gilberto Echeverri como un ejemplo para los colombianos
y exalto a estos 235 subtenientes de la Patria como un ejemplo para
todas las generaciones de colombianos.
Estos
235 subtenientes no están en la vida plácida de las
discotecas, del desentendimiento por lo público, de la falta
de vocación para correr riesgos a fin de evitar riesgos a
la Nación, todo lo contrario han tomado la decisión
de la carrera más riesgosa, más necesaria de la cual
hoy depende fundamentalmente el bienestar de la Patria. A estos
subtenientes, a sus familias nuestro aplauso, nuestra gratitud.
Quiero
referirme a todos cuando menciono el nombre de Harry Valdez quien
ha recibió la medalla del héroe Francisco José
de Caldas por ocupar el primer puesto, de Jamil Lisandro Acero,
segundo puesto, de Jaime Raúl Martínez, tercer puesto.
Ellos representan está promoción, ellos representan
todo lo que tiene que ser el liderazgo militar, el Código
de Honor. Ellos no solamente con su juramento, sino con su conducta
han asumido y cumplido el compromiso solemne de profesar lealtad
y fidelidad a Colombia y al Ejército en defensa de la República,
la libertad y de la democracia.
Ellos
son la encarnación de 10 puntos fundamentales del honor militar,
de la observancia de la disciplina en todo lugar y circunstancia,
de cuidar todos los actos a fin de que el Ejército nunca
tenga que avergonzarse de uno solo de los actos de estos subtenientes.
Estos subtenientes se han comprometido a ser justos en sus decisiones.
Firmes y prudentes en el uso de la fuerza. A cultivar la honradez
y sobriedad. A ser vigilantes, trabajadores constantes para cumplir
bien todos los deberes. A no divulgar la información reservada
de la Patria. A combatir con valor, con coraje, con ánimo
severo sin esperar más recompensa que el bienestar de la
Patria. A ser leales a sus superiores, a sus compañeros,
a sus subalternos. A ser firmes para derrotar el terrorismo, magnánimos
en la victoria. A ser firmes para derrotar a los terroristas, también
moderados generosos y compasivos con el adversario rendido o capturado.
Estos son puntos del honor militar que hoy tenemos que recordar
en la certeza de que el grupo que se ha graduado esta mañana
será excelencia en el honor militar.
Soldados
de mi patria: nunca ha estado más condicionado el bienestar
de la Nación al éxito de la Fuerza Pública
que ahora.
Hemos
avanzado, pero falta mucho, los colombianos han pagado el impuesto
de Seguridad, tenemos que hacer el mejor uso de todos los recursos
y buscar recursos para los próximos años. Hemos estado
ampliando el número de Brigadas Móviles, instruyendo
grupos para operaciones especiales, integrando e instalando los
Batallones de Alta Montaña, poniendo en marcha la Cooperación
Ciudadana, organizadamente por principios, también estimulada
por recompensas, creando esa integración necesaria entre
quienes portan las armas de la República y la ciudadanía,
como el dúo esencial para recuperar la paz.
Hemos
avanzado con los soldados campesinos, con los infantes campesinos,
los resultados de la Política de Seguridad son buenos. Fueron
buenos al terminar abril y son buenos al terminar mayo, pero falta
mucho, porque nos entusiasma saber que el secuestro ha caído
por encima del 32 por ciento, pero no debería haber un solo
secuestrado. Nos entusiasma saber cómo ha caído el
asesinato, pero no debería haber uno solo. Cada vez que se
secuestra un colombiano se alejan las posibilidades de empleo y
la inversión, cada vez que damos una buena noticia de rescate,
de secuestros frustrados, una buena noticia de disminución
del secuestro se anima la inversión y se anima el empleo.
En
los últimos días hemos recibido buenas noticias, el
crecimiento de la economía, la disminución del desempleo
son buenas noticias para animarnos, no para resignarnos, falta mucho.
Que el desempleo caiga uno o dos puntos es un indicativo de que
vamos por buen camino, pero todavía está muy alto
y el trecho para reducirlo sustancialmente es largo, penoso, exige
constantes esfuerzos, permanentes ajustes.
El
esfuerzo de los soldados y policías de mi Patria es hoy primera
prioridad para derrotar el desempleo, para derrotar la miseria,
para derrotar la pobreza. Hay más confianza en Colombia de
los inversionistas, reacciona bien nuestra bolsa de valores. Los
empresarios están haciendo inversiones, eso depende mucho
de que los soldados y los policías de mi Patria muestren
creciente resultados positivos en el rescate de la seguridad.
Quiero
felicitarlos por todo su esfuerzo, pero también decir a ustedes,
señores generales, oficiales, suboficiales, soldados y policías
de mi Patria, que la Patria que los quiere y que los respalda necesita
que todos los días sus sacrificios produzcan más y
mejores resultados hasta derrotar totalmente a los criminales.
Lo
principal es nuestra Política de Seguridad para todos los
colombianos, nuestra determinación es apoyarlos a ustedes
-los hombres de armas de Colombia- para que nos devuelvan la paz,
apoyarlos día y noche, defenderlos día y noche, estimularlos
a toda hora, estar hombro a hombro con ustedes para que esta Nación
rescate la paz.
En
las discusiones del Grupo de Río la semana anterior-
alguien decía que los violentos de Colombia no son derrotables.
Yo riposté, erguidamente y con determinación, y les
dije: déjense de ese cuento, los vamos a derrotar.
En Colombia hemos tomado la decisión de derrotar el terrorismo
y en eso no hay marcha atrás, al contrario al despuntar del
sol de cada día, miramos como mejoramos la política
para acercar la fecha en la cual el terrorismo estará derrotado.
Y agregué: lo único invencible es el Estado
de Leyes, es el Estado de Orden. Con determinación para exterminar
la violencia, con pulcritud, respeto a la Constitución y
a las leyes, con abrazo permanente a los derechos humanos.
Eso honra a Colombia.
Este
desafío del terrorismo no lo estamos ganando ni lo vamos
a ganar con guerra sucia. Lo estamos ganando y lo vamos a ganar
de la mano de la Constitución, abrazados a los derechos humanos
para honra de Colombia, para que las generaciones que habrán
de venir se sientan orgullosas de cómo los soldados y los
policías le dieron un ejemplo al derrotar el terrorismo y
recuperar el imperio de los derechos humanos.
En
otras naciones derrotaron el terrorismo violando los derechos humanos,
justificaron la derrota, la violación de los derechos humanos
en la necesidad de derrotar el terrorismo. Aquí ocurre todo
lo contrario, aquí está firme nuestra disposición
de derrotar el terrorismo, como nuestra adhesión a los derechos
humanos. ¿Por qué? Porque la confianza de nuestro
pueblo para que nos apoye, la confianza de la comunidad internacional
para que definitivamente disipe recelos y se file totalmente con
nosotros, no la vamos a negociar, debilitando nuestra decisión
de derrotar a los terroristas, pero sí la incentivaremos
demostrando nuestra determinación de apoyar a los derechos
humanos.
Y un
instrumento para derrotar a los terroristas, complemento necesario
a nuestra Política de Seguridad es la política de
Desmovilización. Es la disposición de acoger a todos
aquellos que renuncien a la violencia. Hemos dicho que tenemos tanta
firmeza para derrotar el terrorismo, como generosidad para albergar
a los que desistan de la vía violenta.
Hemos
dicho que así como no desmayaremos para derrotar al último
de los terroristas, los que quieran hacer la paz con el estado colombiano
tienen la oportunidad de hacerla rápidamente, si la hacen
de verdad, si no es para dilatar y fortalecerse.
De
agosto a la fecha se ha desmovilizado un número grande de
integrantes de grupos violentos alrededor de 1.600 hasta hoy. Pues
bien, eso hay que estimularlo, acelerarlo.
Llamo
hoy a los campesinos, a los jóvenes de los sectores urbanos
de la Patria para que no caigan en la trampa y no adhieran ni participen
en grupos violentos. Cómo se frustra la familia del campesino,
cómo sufre la familia urbana cuando los hijos van a la guerrilla
y a los paramilitares. Cómo se sienten de orgullosas las
familias de estos 235 subtenientes que hoy graduamos y cómo
se sienten adoloridas las familias de quienes escogen el camino
contrario.
Cuando
un campesino o un muchacho de ciudad vaya a dejarse tentar por una
invitación de guerrilleros o paramilitares debe detenerse,
pensar en la juventud de los cadetes, de los alféreses, pensar
en estos subtenientes y evitar caer en la tentación de los
grupos violentos, mirar a Escuela José María Córdoba
y escoger preferiblemente este camino.
Tenemos
que remover obstáculos para acelerar la desmovilización.
Para estimular que finalmente se dividan los grupos violentos, que
en las Farc se dividan, que digan quienes van a quedarse eternamente
como matones profesionales y quienes manteniendo pudor político
crean que aún tienen ideas para defender, rechacen la vía
de las Farc y vengan a desmovilizarse o a hacer un acuerdo de paz
con el Gobierno.
Para
estimular la desmovilización, para estimular procesos de
paz que aíslen a los matones profesionales y nos permitan
acuerdos con aquellos que quieran rectificar el camino, es necesario
también avanzar en lo jurídico.
Por
eso vamos a presentar el 20 de julio un proyecto de Ley de subrogados
penales, de libertades condicionales, de penas alternativas. Ha
empezado un gran debate nacional sobre la materia. Está bien
que se dé este debate nacional, hay que adelantarlo constructivamente,
creativamente. El objetivo de ese proyecto de Ley es estimular la
desmovilización, estimular la desintegración del terrorismo,
estimular el aislamiento de los matones profesionales, estimular
acuerdos de paz con quienes abandonen a los matones profesionales.
Ese objetivo es necesario.
Por
eso pido a todos mis compatriotas ayudarnos a acertar en ese proyecto
de ley. El Gobierno lo va a preparar con esmero y estoy absolutamente
seguro que el debate antes del 20 de julio y aquel que se dé
en el seno del Congreso a partir del 20 de julio, nos ayudara a
tener una norma acertada.
Porque
hoy hay delitos, aquellos que se llaman atroces, que no pueden ser
objeto de amnistía, que no pueden ser objeto de indulto.
Nosotros casi a diario estamos amnistiando e indultando, pero a
las personas que se desmovilizan y frente a las cuales la justicia
no tiene pedidos por delitos de esta naturaleza grave.
Si
fuéramos hoy a buscarle una solución penal a un desmovilizado
incurso en un delito grave, no podríamos hacerlo porque lo
prohíbe la Constitución y prohíben los tratados
internacionales. Por eso hemos buscado experiencias internacionales.
Cuando
se firmo el acuerdo del Viernes Santo de 1998 en Inglaterra, a partir
de allí empezó a concederse una libertad condicional,
un licenciamiento -como otros lo llaman- a algunas personas que
estaban en la cárcel. No se les dio el beneficio de la amnistía,
tampoco el del indulto. Se les permitió salir de la cárcel
bajo precisas condiciones. Figuras de esa naturaleza va a necesitar
Colombia para estimular la desmovilización, para desintegrar
el terrorismo como un complemento a nuestra política de Seguridad
Democrática
La
opinión, los periodistas hacen muchas preguntas. Por ejemplo,
¿qué pasa con los que están hoy en la cárcel?
Hay que entender que el beneficio es para quienes se desmovilicen
o para aquellos que sus grupos hayan hecho procesos de paz con el
Gobierno. Entonces alguien que está en la cárcel no
se desmovilizó, hasta ahí no tendría derecho
al beneficio y mientras su grupo no haga un proceso de paz con el
Gobierno, tampoco tendrá derecho al beneficio.
Se
puede examinar en el debate el caso de que esa persona -la de nuestro
ejemplo- se desvincule de un grupo al cual perteneció, en
virtud de cuyas acciones está en la cárcel y en ese
momento se puede pensar en un acuerdo para que esa persona tenga
unos beneficios jurídicos, siempre y cuando se desvincula
de ese grupo y cumpla con las condiciones que el Estado imponga.
¿Cómo
pagan las sentencias?, pregunta bien importante, porque la sentencia
no se perdona, la investigación no se suspende, simplemente
hay beneficios que les permitan estar fuera de las cárceles
ordinarias. Esos beneficios condicionados y también la privación
de la libertad -como otros países lo han indicado- recortada
o sustituida. Hay que pensar en este debate, cuáles serán
las condiciones para que opere la posibilidad de pagar la sentencia
por fuera de la cárcel.
¿Cómo
se observa el cumplimiento de esas condiciones para que no las defraude?,
¿Cuáles deben ser las penas alternativas?, ¿Cómo
van a resarcir a la sociedad pecuniariamente?, ¿Qué
trabajos van a cumplir en favor de la sociedad para resarcirla?,
¿Cómo van a ayudar a aclimatar la paz?, ¿Cómo
van a trabajar para que otros que están en el equivocado
camino de la violencia también vengan a desmovilizarse? Hay
que pensar en ¿Cómo le van a pedir públicamente
perdón a la sociedad y se van a comprometer a desempeñar
una conducta ejemplar?.
El
tema pues, es un tema complejo, hondo, que tenemos que abocar. Porque
yo no quisiera que la política hasta hoy exitosa de desmovilización,
se nos frustrara por no tener estos instrumentos jurídicos.
El debate apenas empieza. En una Nación que ha sufrido tanto
el secuestro es un debate duro, pero el Gobierno, particularmente
yo tengo la obligación de proponerlo.
Porque,
¿qué pasó en Inglaterra? -que es un gran ejemplo-,
la señora Tatcher, el señor Major adelantaron una
gran política con toda la agresividad para derrotar el terrorismo
y llegó un momento en que el ala terrorista del IRA estaba
derrotada y eso permitió el surgimiento del ala política
y en ese momento requerían instrumentos para negociar con
el ala política.
Nosotros
ya empezamos a necesitar esos instrumentos jurídicos para
poder estimular la desmovilización.
Entonces
para que no haya lugar a equívocos, la decisión es
una: La derrota de los violentos, la política es una: la
de Seguridad Democrática. Los instrumentos son los mismos
y hay que complementarlos con instrumentos jurídicos. Así
como estamos tramitando en el Congreso una normatividad constitucional
que le daría al Gobierno, a la Fuerza Pública instrumentos
más eficaces y ágiles para la captura, la interceptación
y el allanamiento también necesitamos legislación
para poder estimular la desmovilización.
Invito
a mis compatriotas a reflexionar sobre el tema. Tengan la certeza
de que aquí todos los días, en lugar de ablandarnos
amanecemos más definidos contra los terroristas. Que no hay
marcha atrás, pero que también con inteligencia hemos
advertido que la política de desmovilización y de
acuerdos de paz con algunos grupos puede ayudarnos para que la política
de Seguridad y de coerción sea más eficaz en el propósito
de desintegrar el terrorismo. Las normas jurídicas cuyos
proyectos presentaremos al Congreso el 20 de julio, son un complemento
al ordenamiento del cual hoy disponemos para poder estimular esa
desmovilización.
Subtenientes,
han dado ustedes un paso muy importante de su vida al terminar este
curso y continúan en una tarea muy importante para su vida,
mucho más importante para la Patria. Que los millones de
jóvenes colombianos vean hoy en ustedes un ejemplo. La patria
les agradece su decisión de abrazar esta noble carrera, de
la espada de la República para el bienestar, la observancia
de la ley y la convivencia dentro del orden.
Los
esperan muchos sacrificios y esos sacrificios ustedes los verán
recompensados cuando ya en la madurez de su existencia puedan ver
una Patria que derrotó el terrorismo. Una Patria con justicia
social, una Patria con empleo, una Patria con infinitas posibilidades
para el bienestar material y espiritual de todos sus compatriotas.
Ustedes
portan hoy las armas de la República, ustedes son parte esencial
de la Fuerza Pública, aquella a la cual el Libertador refería,
como la salvaguardia del débil, como la esperanza de toda
sociedad.
Ustedes
son orgullo de sus padres, de sus madres, son orgullo de sus hermanos
y son la esperanza de todos nosotros sus compatriotas. Necesitamos
su éxito, porque el éxito de ustedes es el éxito
de Colombia.
Muchas
gracias.
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