PALABRAS
DEL PRESIDENTE ÁLVARO URIBE VÉLEZ, ANTE CUERPO DIPLOMÁTICO
Quiero agradecer, en primer lugar, las palabras de su excelencia
el Nuncio Apostólico, decano del Cuerpo Diplomático
acreditado en Colombia. Manifestar el reconocimiento del Gobierno
por ese mensaje lleno de talento, bondad y espíritu de cooperación
para resolver los grandes problemas de Colombia y de puntos de reflexión.
Como
muy bien lo ha dicho, su excelencia reverendísima esta es
una ocasión consagrada formalmente dentro del cronograma
diplomático de Colombia. Una ocasión para reiterar
a ustedes, a sus gobiernos, a sus familias, a todos sus compatriotas,
el deseo del gobierno y el pueblo de Colombia de que este año
sea bueno para todos. Para el mundo, para la convivencia. Aprovechar
también esta ocasión, a fin de hacer algunas observaciones
del mayor interés para las relaciones internacionales de
Colombia.
El
tema del terrorismo. Hace 30 años las cátedras universitarias
hacían grandes esfuerzos para establecer las diferencias
entre tres categorías delictuales: el delito común,
el delito político y el terrorismo. Enseñoreada del
mundo, la democracia pluralista, como ideal de gobierno, hoy es
imposible establecer diferencias entre ellos, cuando se tipifican
con actos de violencia.
Si
la democracia funciona, el delito político violento es asimilable
al delito común y no diferenciable del terrorismo. Lo importante
para eso es que la democracia funcione, con criterio pluralista,
con respeto a todas las expresiones del pensamiento, con una sola
limitación, que el titular de cualquier expresión
del pensamiento respete el derecho ajeno, de acuerdo con los textos
de los convenios internacionales, de la Constitución y de
la ley.
Derrotado
el terrorismo de estado, eliminadas sus justificaciones o explicaciones,
el paso que sigue es no permitir que, en nombre de objetivos políticos,
se siga produciendo el terrorismo de aquellos que están en
contra de las formas estatales. Pueden tener la certeza que Colombia
para tener la autoridad moral que le permita combatir con toda acerbía,
con toda ardentía, con toda determinación la violencia
contra nuestro pueblo, le da al mundo, le reitera al mundo, la garantía
del esfuerzo por introducirle todos los días mayor transparencia
al ejercicio democrático en un amplio marco pluralista.
Cuando
no hay terrorismo de estado es imposible que surja una razón
para justificar los hechos violentos de quienes están contra
el estado. El gobierno, en el examen de la naturaleza de los hechos
violentos, simplemente hace un cotejo del hecho con los textos internacionales.
Muchos de los países que ustedes representan tienen consagraciones
en su legislación interna, como aquella que define el terrorismo
como cualquier acto de violencia o de amenaza de violencia por razones
ideológicas, religiosas o políticas. Yo comparto esas
definiciones, sobre todo cuando ese terrorismo se expresa contra
una sociedad que vive en un estado que actúa con amplio marco
democrático.
Ahí
aparece el tema de la seguridad democrática. ¿ Por
qué hemos insistido en calificarla como democrática?
porque su objetivo es implementarla dentro del marco democrático,
de acuerdo con la Constitución y a favor de todos los ciudadanos.
Que la seguridad, para ser democrática, proteja por igual
al empresario, al líder sindical, al dueño de la finca,
al trabajador agrario, a quien se exprese en los medios de comunicación
a favor o en contra del Gobierno. Democracia en la seguridad es
igual a seguridad para todos.
Nosotros
tenemos la decisión de proceder con toda contundencia para
recuperar la seguridad y ustedes tienen hoy la reiteración
de que nuestra voluntad es que esa seguridad sea democrática.
Ustedes son testigos de que todos los días hay esfuerzos
y reveses, de que logramos evitar un secuestro en una parte y nos
secuestran a alguien en otra, que se evita un acto terrorista en
una parte, y nos aparecen con un acto terrorista en otra. Eso nos
indica que Colombia tiene que recorrer muchos años, dando
prioridad a la seguridad para reestablecerla. Que los logros no
se van a conseguir por milagro, no van a aparecer de la media noche
para las primeras horas de la mañana, crecerán fruto
de esfuerzos ingentes sostenidos en el tiempo.
La
acción de seguridad necesita sostenibilidad. Esa sostenibilidad
requiere apoyo popular, es la única manera. Ese apoyo popular
requiere que la política de seguridad sea creíble
y para que la política de seguridad sea creíble tiene
que ser eficaz y transparente. Y para que sea transparente tiene
que ser respetuosa de los derechos humanos y proteger a todos los
ciudadanos. Como una expresión de que la política
de seguridad tiene que ser democrática, hemos firmado sin
vacilación y sin deliberación la carta de Chapultepec
como una expresión de que la política de seguridad
tiene que afianzar las libertades públicas, no para reprimirlas.
No
hemos querido incorporar a nuestros decretos de conmoción
y a nuestra legislación permanente, restricciones al ejercicio
periodístico. Incomoda saber que un periodista puede llegar
donde está escondido un terrorista y el gobierno no puede
llagar allá. Incomoda saber que el periodista se informa
de un acto terrorista que se va a cometer y el gobierno es sorprendido,
pero esos son los costos de la democracia.
Hay
dos caminos para corregir eso, el de la limitación democrática
no es el nuestro. Por eso, como lo reiteré ante la Sociedad
Interamericana de Prensa, la política de seguridad de este
gobierno descarta limitaciones al ejercicio de la libertad de prensa,
bien sea en la legislación permanente o en los decretos excepcionales.
El otro camino es el correcto, una reflexión en los medios
de comunicación nacionales e internacionales, para se pongan
sus propias limitaciones. Para que ellos escojan entre el derecho
de los ciudadanos a que no los asesinen o el show de la chiva noticiosa.
Lo quiero remitir al ejercicio deliberativo y autónomo de
los propios periodistas nacionales e internacionales para que definan
que es lo ético, para que definan cómo cumplen con
su deber de informar objetivamente y cómo no estimulan con
sus acciones la posibilidad de que haya más derramamiento
de sangre.
Otra
expresión de la seguridad democrática es la preocupación
del gobierno por proteger específicamente tres sectores:
los periodistas, los maestros y los líderes sindicales. Hemos
dado instrucciones a todos los comandantes de policía, a
todos los comandantes en la estructura del Ejército y Das
de esa prioridad. Hemos pedido a los Gobernadores y Alcaldes que
nos ayuden. Hemos dicho: es una vergüenza para una democracia
que los líderes sindicales, que los periodistas, que los
maestros sean asesinados. Les hemos pedido, respetando a su independencia,
una cooperación muy eficaz en esa materia al señor
Fiscal General de la Nación.
Cercano
a ese hay otro tema. Hace pocos días le expresé a
un Presidente Latinoamericano que siendo yo Gobernador de Antioquia,
en medio del debate de opinión ví una gran oposición
de Ong's internacionales y de medios de comunicación a mi
gestión. Una de mis preocupaciones fue proteger la vida de
los militantes de la UP y se logró. Terminó esa gobernación
y los diputados de la Unión Patriótica recibieron
protección eficaz del gobierno y gracias a Dios no los pudieron
asesinar.
Recuerdo mucho al pensador ingles: "odio tus ideas, pero daría
la vida para que puedas defenderlas". Ese es un valor democrático
irrenunciable. Pueden decir ustedes hoy a todos los disidentes de
Colombia que aquí hay toda la determinación para proteger
la vida de los disidentes. Ayer recibí la queja de que hay
amenazas contra los militantes de la antigua corriente de la renovación
Socialista del ELN y esta mañana he dado instrucciones por
escrito a todos los organismos competentes para que se les proteja.
Ellos hicieron un gran esfuerzo a favor de la paz, perfeccionaron
acuerdos de paz con el gobierno de entonces, los han cumplido, con
su presencia en la vida democrática de Colombia honran el
pluralismo. Nuestro deber es protegerlos eficazmente.
Y
le decía yo a ese casual interlocutor, presidente de una
nación hermana, que este gobierno tiene la decisión,
con cualquiera que se haga un acuerdo de paz, de poner todo el aparato
coercitivo del estado detrás para proteger su vida. Me preguntaba
con sorpresa ¿usted lo cumple? Dije a fe que lo cumplimos.
Y dijo, pero si en el pasado mataron a tres mil de la Unión
Patriótica. Yo respondí: errores de la historia que
no se pueden repetir. Errores de la historia que hay que analizar
para no dejar que se repitan. Errores de la historia que nos indican
que no se puede combinar la política con la acción
armada y que tiene que haber decisiones de estado para honrar los
pactos de paz con la protección efectiva de quienes se reincorporen
a la vida nacional. Ruego a ustedes transmitir esta decisión
del actual gobierno, cualquier acuerdo de paz que se haga con cualquier
grupo todo el aparato coercitivo del estado estará apoyando
el ejercicio de los derechos democráticos con las personas
que suscriban ese acuerdo de paz. Para que esas personas tengan
el derecho eficaz a hacer valer sus ideas en Colombia.
Por
eso la semana pasada le decía al grupo de países amigos
que, junto con la comisión facilitadota se ha reactivado
para buscar acuerdos de paz con el ELN, que hasta ahora el Gobierno
ha estado esperando propuestas concretas del ELN para entrar en
un proceso de paz y lo único que ha recibido es un regaño
ideológico. Está bien que discrepen de nosotros, pero
está mal que no hagan la paz. Para discrepar hay que hacer
la paz. Los fusiles no dejan discrepar, los fusiles ponen a los
seres humanos ante la disyuntiva de aceptar o morir.
Veo
allí dos etapas. Una etapa ahora, concreta, práctica,
puntual, de definir cómo se hace un proceso de paz. Y la
siguiente, hecho el proceso de paz, el debate ideológico
con la oferta de plenas garantías para que se les respete
la plenitud de sus derechos y no se repita lo que ocurrió
con la Unión Patriótica. Por supuesto es bien importante
la cooperación de ustedes y quiero reiterar la gratitud al
grupo de países amigos.
Con
el tema de las FARC, el gobierno ha estimado que para un proceso
se necesita un interlocutor de la mayor jerarquía internacional
que garantice la seriedad de ese proceso y su irreversibilidad.
Por profundas reflexiones alrededor de esa consideración
se le propuso a los ciudadanos de Colombia, la tesis de buscar la
gestión de buenos oficios de Naciones Unidas. Creemos en
ella, pensamos que todos los que nos puedan ayudar deben ayudarnos
a que se de ese proceso con Naciones Unidas.
Por
razones humanitarias me he visto obligado a cambiar lo que fue mi
inicial decisión en esa materia. Dije en la campaña
y en las primeras semanas de gobierno, que el acuerdo humanitario
tenía que darse en el esquema del reinicio serio del proceso
de paz, tendría que ir acompañado de cese de hostilidades
y de iniciación de diálogos. Al examinar el tema con
Naciones Unidas, con el gobierno de Francia, al escuchar a la Iglesia,
al escuchar a los familiares de tantos colombianos secuestrados,
el gobierno modificó la decisión: aceptamos un acuerdo
humanitario con condiciones razonables, que tenga el aval, la gestación
a través de Naciones Unidas. Que todo el que quiera ayudar
sea un facilitador para que se pueda hacer con esa gestación
a través de Naciones Unidas. Es justo que si el gobierno
renuncia a que tenga que ir acompañado del cese de hostilidades
y de la iniciación del diálogo, por lo menos pueda
insistir en que tenga que ir gestado por quien habrá de ser
el interlocutor de largo plazo a ver si es posible llegar a la paz.
También
hemos considerado que debe beneficiar a todos los secuestrados y
que, aquellos que de acuerdo con el ordenamiento jurídico
puedan salir de las cárceles, no regresen a la militancia
delincuencial, que retornen a la libertad bajo la custodia de un
país hermano, responsable, amigo, solidario, con la garantía
de que no van a incorporarse a la actividad de grupos armados.
Quiero
repetir ante ustedes, porque sé de su preocupación,
que con condiciones razonables, el gobierno comparte la angustia
de los familiares de los secuestrados y está dispuesto a
ese acuerdo humanitario.
El
tema de las Autodefensas. La verdad es que hoy no vale la pena entrar
en el debate de su naturaleza pública. Hace 30 años
las facultades de derecho y ciencias políticas enseñaban
que las guerrillas eran actores políticos, porque su propósito
era sustituir el Estado que combatía y que los sectores de
Autodefensa no podían ser calificados como actores políticos
porque su propósito era defender intereses personales o defender
el orden establecido.
Tan
político puede ser atacar un orden establecido como defenderlo.
No vale la pena esa discusión. Yo creo que hoy debe ser objeto
del examen científico de las Universidades, pero no determinar
las acciones de gobierno. Lo que necesitamos es lo práctico,
y lo práctico lo vemos en tres puntos: a partir de que los
hechos han sido tan graves por unos y por otros. Lo práctico
es eliminar un acto de violencia, eliminar un actor de narcotráfico
y facilitar el camino del restablecimiento de los derechos humanos.
Sobre esa base, nosotros ofrecimos en la campaña que también
negociaríamos con ellos y exigíamos como condición
que se comprometieran a un cese unilateral de hostilidades integrado
que implique no asesinar colombianos, terminar la práctica
del secuestro, eliminar el narcotráfico.
La
Iglesia Católica, tenían una mediación desde
la administración presidencial anterior. Nosotros aceptamos
que continuara y el Comisionado de Paz y Convivencia se vinculó
a esas conversaciones con la presencia de la Iglesia solamente en
el momento cuando estas organizaciones, no todas, expresaron su
voluntad de aceptar ese cese de hostilidades. El tema avanzará
con prudencia. Hemos nombrado una comisión exploratoria para
que explore prudentemente temas, ubicación sin zona de despeje,
vigilancia, garantía del cumplimiento de los compromisos.
Por supuesto queremos mantener informada a la comunidad nacional
e internacional sobre el tema, prudentemente. Manejar el tema sin
espectacularidad publicitaria y sin cartas guardadas y, por supuesto,
reconocemos que hay intereses legítimos de la comunidad internacional
sobre el tema por tratados como los de extradición, situación
que nos obliga a consultar con los respectivos países que
tienen ese interés legítimo, cada uno de los pasos
que se dé.
El
tema de los desplazados. La política del gobierno es, primero,
con la seguridad democrática, frenar el desplazamiento. No
lo hemos logrado aún. Veíamos las cifras y encontramos
que entre agosto y diciembre las familias regresadas a sus lugares
de origen todavía no compensan el número de desplazados,
pero el gobierno va a seguir insistiendo. Lo segundo, es una acción
de regreso, aspiramos regresar este año seis mil familias,
con subsidio de vivienda y con programas de microcrédito.
Bien importante es la cooperación de ustedes. Y tercero,
definitivamente incorporarlos en la política social para
aquellos que no quiera o no puedan regresar a sus lugares de origen.
Es
bien importante para el regreso a los lugares de origen de ellos,
que la comunidad internacional nos acompañe, sobre todo en
el tema de que tengan seguridad.
El
tema de Venezuela. Quiero reiterar hoy nuestra expresión
de solidaridad con la hermana Nación. Antes queríamos
que superara la crisis, hoy lo necesitamos. En el desarrollo de
la crisis de las familias, en las etapas iniciales del sufrimiento
de uno de los seres integrantes de la familia, pues los otros miran
el desarrollo, por más o menos grado de solidaridad, inicialmente
no se sienten afectados, pero llega un momento en que esa crisis
se profundiza tanto que afecta a todos los hermanos. La verdad es
que la crisis de Venezuela ha dejado de ser un problema de Venezuela.
Es un problema de todos sus hermanos y es un problema del mundo
democrático.
Jamás
renunciaremos a la prudencia que querido mantener, pero hoy insistimos
en la necesidad de que se apresure una solución. Para bien
para la democracia de la hermana nación, para bien de todo
el pueblo venezolano.
Deseo
hacer llegar al pueblo de Venezuela una expresión de solidaridad.
Nuestro deseo es que rápidamente se recupere esa mínima
unidad fundamental que requiere cualquier pueblo para proceder como
Nación.
Queremos
hacer énfasis en nuestras relaciones económicas con
todos los países que ustedes representan. Queremos avanzar
en los tratados de libre comercio, con el buen cuidado de buscar
mecanismos para compensar desventajas, para mejorar competitividad,
para tratar cuidadosamente el sector agrícola de Colombia.
Ustedes saben que allí donde se debilite el sector agropecuario
en Colombia surge la coca y la amapola. Queremos avanzar para firmar
en el primer semestre los tratados de protección de inversiones
que están en marcha y queremos mostrar unos resultados de
crecimiento del comercio en las balanzas con cada uno de los países
que ustedes representan.
Necesitamos
que nos ayuden en el marco de la cooperación internacional
y que nos ayuden a financiar el programa de sustituir droga por
árboles. Hace dos días en Santa Marta, se hizo el
primer acuerdo con 1.200 familias de la Sierra Nevada. Esas familias
se han comprometido en dos meses a mostrar sus terrenos sin amapola
y sin coca. A partir de ese momento el gobierno empezará
a pagarles una suma de cinco millones de pesos al año por
familia siempre y cuando la monitoria de Naciones Unidas confirme
que el terreno se mantiene libre de droga y que hay un proceso de
recuperación de la vegetación, del bosque.
Estamos
adelantando ya preacuerdos con familias en el Putumayo y con familias
en el Cauca. Queremos terminar este año con quince mil familias
en ese programa y recordar al mundo que la droga ha venido destruyendo
la ecología en el país que es el segundo en disponibilidad
de agua dulce y uno de los primeros siete en biodiversidad.
Si
no derrotamos la droga, en 20 años la droga puede tener destruida
la cuenca amazónica. ¿Ustedes se imaginan esa tragedia?
Por eso he dicho que ese es un problema mayor de la humanidad en
mediano y largo plazo y que necesitamos una gran decisión
mundial, no retórica sino efectiva, para derrotar la droga.
En
lo militar a nada renunciamos, pero necesitamos, para derrotar la
droga, darle alternativas a nuestros campesinos y una alternativa
es la de avanzar en este proyecto piloto.
Hemos
hecho una serie de reformas bien importantes cuyo proceso ustedes
siguieron en el Congreso de Colombia. Falta el referendo, pero esas
reformas configuran un programa profundo de cambios y de ajustes
que necesitamos divulgar y promover. Hacerlas traducir en confianza
al inversionista nacional e internacional para tener respuesta de
los mercados. Hemos tenido dos respuestas: la primera, hace semana
y media recibimos un crédito en el mercado por 500 millones
de dólares con 30 años de plazo; y la segunda: se
han reducido sustancialmente los spreads para Colombia. Pero yo
le tengo que dar respuesta al pueblo colombiano. Le tengo que decir
al pueblo colombiano que nuestro programa de ajuste vale la pena.
Ya nos han rebajado los intereses, eso lo vamos a llevar a inversión
social y tenemos la financiación de todo lo social, para
lograr plenamente ese objetivo. Colombia requiere que se le restituya
el estatus de "Investment credit" . Es una necesidad.
Yo
creo que hoy podemos pedir en todos los foros esa restitución
porque tenemos herramientas que soportan nuestro pedido, las reformas
aprobadas. Indudablemente falta el referendo, vamos a trabajar para
sacarlo adelante y ustedes serán testigos de un proceso democrático
bello. El gobierno ha definido no hacer campaña política,
si hacer campaña cívica. Hacer una campaña
exclusivamente argumental y pedagógica para mostrar a la
totalidad de nuestros compatriotas la conveniencia de esas decisiones.
Quiero
también pedir a ustedes que, teniendo en cuenta las reformas
aprobadas, nos ayuden a estimular la inversión extranjera
en Colombia. Una decisión del gobierno es resolver todas
las reclamaciones que hay de inversionistas extranjeros. Hay casos
excepcionales que están sometidos a la justicia, donde no
puede hacer nada el gobierno. Hay casos en los cuales será
muy difícil encontrar arreglos directos, pero en todos aquellos
en los que podamos encontrar conciliaciones estamos dispuestos avanzar
para que eso dé más confianza a los inversionistas
internacionales.
Queremos
tener en cada caso una persona de la más alta condición
profesional y moral que ayude a avanzar en ese proceso y una vez
haya un acuerdo no perfeccionarlo hasta que se le haya comunicado
plenamente al pueblo colombiano y los organismos de control se puedan
expresar sobre él.
La
reforma tributaria da un conjunto de estímulos de gran importancia
localizados a sectores específicos. Nosotros queremos empezar
promoviendo la inversión en tres sectores: necesitamos recuperar
nuestra producción de petróleo, la sísmica
quedó exenta, necesitamos explotar la gran ventaja potencial
que tiene Colombia en la producción de madera y requerimos
inversionistas internacionales que hagan alianzas estratégicas
en Colombia, con los grupos que trabajan esa área y con los
dueños de la tierra y necesitamos avanzar en turismo.
El
país movilizó en la última temporada 19 millones
de turistas internamente, eso ayudó mucho a la economía,
ayudó mucho a recuperar confianza. Tenemos que seguir en
esa tarea bajo la conducción de la señora Ministra
de Defensa y del señor Ministro de Comercio encargado del
área de turismo. Eso tiene que reflejarse también
en un proceso de recuperación de confianza del turismo internacional.
Queremos
inversionistas para que nos ayuden a financiar el desarrollo e infraestructura
en sitios muy concretos, en parques ecológicos, turismo ecológico,
en unos sitios avizorados desde hace muchos años. Turismo
que atraiga contingentes bien importantes del mundo a pasar allí
sus días de descanso, sus días de vacaciones. Piensen
en esos tres sectores: reimpulsar vigorosamente el petróleo
y traer inversionistas a los sectores de turismo y al sector de
madera.
Estamos
examinando otros sectores, la reforma tributaria ha dado una exención
a la producción de medicamentos y de software con gran componente
de investigación nacional, para lo cual también necesitamos
la colaboración del capital internacional.
Reitero
a ustedes nuestro saludo lleno de afecto, nuestro saludo lleno de
consideración. El deseo de que sus países tengan un
año de prosperidad, de tranquilidad. El pedido de que ustedes,
todos los días, cundan más su acción en el
alma del pueblo colombiano para que nos ayuden a salir adelante.
Muchas
gracias.
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