PRESIDENTE
HABLA EN CELEBRACION DE CENTENARIO DE PANAMÁ
Ciudad
de Panamá, 3 nov. (SNE).- A continuación las
palabras del señor presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, durante la cena de gala en el Figalli Convention
Center, en los actos conmemorativos de los 100 años
de independencia de Panamá.
"Se
separó "sin rencor y sin alegría",
de los hermanos de Colombia, "como un hijo se separa del
hogar paterno", considerando a Colombia como "nación
hermana". Así lo expresaron los firmantes del acta
de Independencia de Panamá.
Con
sentimientos de hermanos vinculados eternamente por la solidaridad
del hogar paterno, acudo hoy, con un grupo de colombianos encabezados
por el Ex presidente Alfonso López Michelsen, en nombre
de la Nación entera, a participar de la celebración
de este cumpleaños de madurez de nuestra gran hermana
Panamá.
Esta
tierra ha sido predestinada, visionaria y ejemplar.
Predestinada
por El Libertador, que desde la Carta de Jamaica la concibió como
la capital de la tierra, y comparó su visión
con la de Constantino que quiso fijar en Bizancio la capital
del antiguo hemisferio.
Predestinada
por El Libertador, que convocó en Panamá el Congreso
Anfictiónico, llamado a proteger la Independencia de
nuestros pueblos por los siglos de los siglos. Bolívar,
con inspiración de precursor del Derecho Internacional,
fijó al Congreso un temario de 7 puntos que incluía
la prohibición de guerra entre las partes, de guerra
entre hermanos, la defensa del principio de América
para los americanos, el desarrollo del derecho Internacional,
la organización democrática al interior y la
abolición de la esclavitud. Y, si bien el Libertador
fijaba una posición defensiva contra la Santa Alianza,
también expresaba un sentimiento amistoso hacia Inglaterra
y los Estados Unidos, que por entonces eran los soportes de
las ideas liberales.
Este
Istmo fue inspirador del pensamiento visionario de El Libertador.
El
proceso previo a la separación y vida independiente
de Panamá dejó enseñanzas de lo que debe
ser un sistema descentralizado o federal, como condición
para mantener la unidad nacional de los pueblos. En efecto,
los constantes reclamos de aquella época y los avances
que alcanzó el Istmo, como el ferrocarril inaugurado
en 1855, dejaron para siempre la lección de una necesaria
relativa autonomía de las regiones, del empuje que deben éstas
imponer a su propio progreso, y de la prontitud y diligencia
con que los gobiernos nacionales deben responder a los justos
reclamos regionales.
Panamá ha
sido visionaria en su apertura al mundo, en su actitud cosmopolita.
Si bien a ello ha contribuido la afluencia en la historia de
quienes han necesitado trasladarse de un océano al otro,
en el talante del pueblo panameño no ha existido espíritu
de claustro. Al contrario, ha hecho gala de una formidable
predisposición a interactuar con el universo, bien sea
con sus hermanos colombianos, o centroamericanos, o con los
conquistadores norteamericanos del Oeste, que por aquí cruzaron
en sus carretas antes de la construcción del Ferrocarril
y del Canal.
Siempre
hay una enorme distancia entre celebrar este centenario en
el pleno goce de la soberanía sobre el Canal, o haberlo
hecho con el alma afligida por el enclave colonial. Para lograr
ese tránsito a la soberanía, Panamá fue
visionaria y ejemplar. Entendió que no había
más camino que la aplicación del derecho internacional,
la negociación política con altivez y la perseverancia.
La
posición panameña ajustada sin esguinces al ordenamiento
jurídico, y la justeza de su causa, que supo presentar
ante próximos y extraños, crearon, primero, una
unidad nacional imbatible, y además conquistó la
solidaridad universal, manifestada sin reticencias por hermanos
y vecinos.
Qué bueno
que en Colombia pueda acudir a este centenario con la conciencia
tranquila de no haber opuesto torpedos a la recuperación
del Canal, sino de haber otorgado cooperación oportuna
y pragmática.
Por
eso la presencia en este acto del Ex presidente Alfonso López
Michelsen es bien significativa: bajo su dirección,
Colombia renunció a los derechos derivados del Tratado
con los Estados Unidos, lo cual removió un posible obstáculo
imputable a mi Patria, y con generosidad y grandeza, Panamá concedió posteriormente
esos derechos derivados ya de su decisión soberana.
La
concurrencia de Colombia, Costa Rica y Venezuela para animar
y apoyar la aprobación del Tratado Torrijos-Carter,
y la concesión de los derechos de tránsito como
hermanos y vecinos por parte de Panamá, deja ante la
historia un testimonio que honra a quienes fueron los actores
de ese momento: todo pueblo para la obtención de sus
legítimas aspiraciones requiere del apoyo solidario
de hermanos y vecinos; solidaridad que se obtiene cuando se
hace del cumplimiento a la palabra, una escritura.
Colombia
fue solidaria y tomó riesgos para demostrar esa solidaridad,
y Panamá fue cumplida y generosa, esto es, Panamá fue
una hermana por quien se justificó jugarse, y en quien
se puede confiar plenamente.
De
cara al presente y futuro, concurren nuestras dos naciones
al punto que divide materialmente a las Américas. Motivo
de esta conmemoración centenaria debe ser nuestra reiteración
política de quebrar barreras. Debemos acelerar los estudios
y la ejecución de la interconexión eléctrica.
De Colombia hacia el sur ha avanzado notablemente como también
de Panamá hacia Puebla. El nudo está entre nuestras
dos patrias, y la obligación es superarlo cuanto antes.
ETESA
de Panamá e Interconexión Eléctrica de
Colombia de Colombia trabajan en esa dirección, de acuerdo
con lo ordenado por el memorando de entendimiento firmado entre
los dos gobiernos en la reunión de la Comisión
de Vecindad celebrada en abril de este año en Cartagena.
En mayo de 2004 deberá estar finalizado el diagnóstico
que caracterizará el entorno ambiental del área
del proyecto y dará los lineamientos sobre las alternativas
técnicamente viables.
Es
un buen augurio que esta semana se firme el acuerdo de accionistas
para que Empresas Públicas de Medellín capitalice
y entre a formar parte del proyecto de la empresa del Peribe,
que construirá el proyecto hidroeléctrico Bonyic.
Estamos
en mora de conectarnos por gasoducto y poliducto. Colombia
está lista para facilitar y aportar a la construcción
del sistema que conecte a Venezuela con Panamá a través
de nuestra Costa o Mar Caribe.
Temas
como la droga, el terrorismo, la ecología y la democracia,
hacen parte esencial de la agenda del presente.
El
temor al daño ecológico ha sido obstáculo
para construir la carretera del Darién. Lo que no podemos
permitir es que esta reserva sea destruida por la droga o que
terroristas la utilicen como refugio. Por fortuna, bastante
hemos avanzado en el último año. Colombia no
solamente ha agradecido los esfuerzos de la Presidenta Doña
Mireya Moscoso, sino que ha realizado un enorme esfuerzo para
dotar de fuerza pública aquellos puntos de frontera
que eran objeto de permanente abuso de los terroristas.
Los
sucesos democráticos de Colombia de las últimas
semanas, acreditan ante el mundo que nuestro problema no es
de restricciones democráticas sino de un imperio terrorista
que se construyó al amparo de la debilidad del Estado,
de la indiferencia de muchos y de las justificaciones de otros.
El
hermano pueblo de Panamá debe saber que Colombia tiene
dos decisiones: amar, proteger y honrar su democracia y derrotar
el terrorismo. En buena hora ha entendido Panamá que
el mal de su hermana mayor tiene que ser curado para no correr
el riesgo del contagio.
Colombia
mira con ilusión que este istmo, que El Libertador quiso
convertir en capital del mundo libre y en sede de todos los
plenipotenciarios defensores de la Independencia, sea un vigía
insomne de nuestras democracias y buenas costumbres.
El
Tratado Urrutia -Thompson, por el cual los Estados Unidos se
comprometieron a indemnizar a Colombia a raíz de la
separación de Panamá, fue prolijamente discutido
en ambas naciones. Entre las razones de la indemnización,
de acuerdo con uno de sus promotores, el Ex Presidente colombiano
Marco Fidel Suárez, figuraba la pérdida del ferrocarril
que en territorio panameño Colombia había concesionado
mucho antes del Canal. Algunos de mis compatriotas exigían
de los Estados Unidos una declaración de Sincero Pesar
que finalmente no se dio.
Saludo
con alborozo al pueblo de Panamá y a la hermandad continental
aquí reunida. Expreso con convicción que en mi
Patria nadie anida sentimientos de Sincero Pesar, y, en cambio,
todos los ciudadanos expresan Sincera Fraternidad con la hermana
Panamá.