PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN XIII CONGRESO
DE PUBLICIDAD
Cartagena, 6 oct (SNE). Las siguientes son las
palabras del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
ante XIII Congreso Nacional de Publicidad.
“Me gusta mucho oír a la doctora Nora Sanín
expresar que se les ha recuperado bastante la confianza en el sector,
la convocatoria a estos eventos para reunirse, examinar los temas
específicos de su área y los generales de la Patria
con una visión de largo plazo.
Quiero saludar a ese ilustre compatriota, ejemplo
en tantas expresiones de la vida, humanista, campeón: el doctor Juan B. Fernández.
Necesita la actividad de ustedes el medio propicio
en dos expresiones: las libertades públicas y el vigor de la economía.
La tradición colombiana era bien desafecta a las políticas
de seguridad porque se les asociaba con la restricción de
las libertades públicas. Estábamos guiados por un
concepto de civilidad, a mi juicio deformado, que le daba a una
propuesta de seguridad, una connotación de restricción
de las libertades públicas.
Nosotros hemos trabajado para recuperar la confianza
en Colombia, la búsqueda de la seguridad, la recuperación de la
economía, la transparencia y la búsqueda de la cohesión
social.
Esa búsqueda de la seguridad la hemos trabajado bajo el
lema de Seguridad Democrática. ¿Por qué Seguridad
Democrática? Porque tiene que ser un concepto consecuente
con una práctica de seguridad para todos, de seguridad para
aquellos que profesan ideas afectas al Gobierno y para aquellos
que piensan de manera diferente a cómo se piensa en el Gobierno.
De seguridad para los dirigentes gremiales, para los dirigentes
sindicales, de seguridad para todos los colombianos.
Construir una sociedad pluralista requiere que
el concepto de seguridad esté por encima de la divergencia política,
implica que las instituciones de seguridad estén por encima
de la divergencia política.
A América Latina la recorrió la teoría de
la seguridad nacional, que se utilizó simplemente para invocar
el poder del Estado a fin de de perseguir a los disidentes. Justamente
para establecer los linderos entre lo que fue la búsqueda
de seguridad en aquella época y lo que tiene que ser la
búsqueda de seguridad en la nuestra, es que hemos venido
trabajando la seguridad en su acepción democrática.
Falta mucho recorrido pero con una firme determinación
de recuperar la seguridad, de derrotar el terrorismo y de fortalecer
la democracia, el país tiene que ganar.
Mientras nos reunimos en este bello Teatro Heredia
de Cartagena, más de 20 mil soldados de la Patria se debaten
en la selva colombiana, expuestos a todos los riesgos, en medio
de todas las
incomodidades y dificultades para restablecer la seguridad para
todos sus compatriotas.
Ese medio propicio para ustedes, que es el pleno
goce de las libertades, lo queremos cuidar con toda la delicadeza
en la aplicación
de esta política de seguridad.
Nosotros entendemos que la protesta cabe en el
orden. Nosotros entendemos que esa seguridad y ese orden para
devolverles la credibilidad
a los colombianos en sus instituciones, tienen que ser tan eficaces
como transparentes. La agresividad de nuestra Fuerza Pública
para recuperar la seguridad tiene que ir de la mano de la transparencia
y los derechos humanos.
Quiero reiterar ante ustedes todo el compromiso
con el rescate de la seguridad, todo el compromiso con el respeto
total a las
libertades públicas.
El tema de la recuperación de la economía es otro
fundamental para hacer que ese medio sea propicio. Estamos empeñados
en esa tarea. Nuestro objetivo, con toda devoción, es que
la economía colombiana se ponga a crecer sobre el 5 por
ciento de manera permanente. Lo requerimos para poder derrotar
la pobreza, lo requerimos para poder derrotar los altos índices
de desempleo, lo requerimos para el bienestar de todos nuestros
compatriotas.
Hemos hecho el compromiso de reducir la pobreza
en un índice
superior al del crecimiento económico. Es imposible sin
un crecimiento económico acelerado avanzar en la derrota
de la pobreza. No hay con qué financiar la derrota de la
pobreza si no apoyamos esa estrategia en un crecimiento económico
acelerado.
El país entre los años 60 y 1980 creció alrededor
del 4,5 por ciento. Entre 1980 y el año 2002, en promedio
creció al 2 por ciento. Entre 1994 y el año 2000,
el desempleo general pasó de 7,5 a casi el 20 por ciento
y el desempleo de los jefes de hogar del 4 al 10 por ciento.
Hemos logrado bajar el desempleo en tres puntos,
pero sigue muy alto. Tenemos que acentuar todas las acciones
para acelerar el
crecimiento de la economía a fin de poder reducir ese desempleo.
Por supuesto, como lo mencionaba la doctora Nora,
estamos trabajando en un marco fiscal muy difícil: un déficit fiscal
muy alto, un endeudamiento muy alto, un servicio de deuda muy alto.
Déficits fiscales del 4,2 por ciento, con endeudamientos
del 54 por ciento del PIB y servicios de deuda que comprometen
el 40 por ciento del presupuesto de cada año, integran un
cuadro difícil de manejar en las finanzas públicas,
pero lo tenemos que superar.
Para esa estabilidad fiscal hemos venido trabajando
el aumento de los ingresos del Estado. La reducción de costos discrecionales
como los costos burocráticos del Estado, la sostenibilidad
de las empresas del Estado, la confianza de inversión en
Colombia.
En efecto, para poder aumentar los ingresos del
Estado hemos debido acudir a varias reformas tributarias y la
tarea estructural no
está completa, por eso hay que persistir en un tema tan
difícil pero tan necesario.
Hemos aumentado el impuesto de renta y hemos revivido
el impuesto de patrimonio, pero también hemos introducido unos incentivos
bien importantes para estimular el crecimiento de la economía.
Diría que en la concepción estructural de la parte
tributaria que hemos venido trabajando, juega un papel esencial
esta orientación: una tributación relativamente alta
y costosa para quienes no quieran crecer y una tributación
con estímulos para quienes quieran crecer.
La deducción tributaria del 30 por ciento a las inversiones
generadoras de renta, se constituye en un gran aliciente para crecer.
Las cifras acompañan a ser optimistas. A pesar de todas
nuestras dificultades, la inversión está creciendo
por encima del 18 por ciento. La adquisición de bienes de
capital en el sector industrial este año, supera el 25 por
ciento. La reuniones con inversionistas nacionales y extranjeros
que realizamos permanentemente, dan la sensación de que
hay gran ánimo para invertir en Colombia. Sin desconocer
todas las dificultades.
Asistiendo a una reunión de inversionistas la semana pasada
en Nueva York, me hacía esta reflexión: por épocas
ha habido interés en invertir en Colombia en el carbón,
por épocas hemos percibido interés de invertir en
telecomunicaciones para asociarse con Telecom, por épocas
para invertir en petróleo, por épocas desinterés
total. Ahora encontramos un interés general para invertir
en Colombia y en todos los sectores.
Alguien se atrevió a decir en esa reunión, la semana
pasada, que Colombia está de moda. Pero eso hay que cuidarlo.
La tarea hay que estarla mirando con toda delicadeza e identificar
lo que nos falta para poder seguir adelante.
Y en el tema tributario nos faltan esfuerzos. Por
supuesto, comprendo que si hay unos estímulos que se requieren, son aquellos
estímulos relacionados con la libertad de prensa, con la
libertad e información.
Por eso expreso toda la disposición de examinar, con ustedes,
las propuestas del Gobierno en materia tributaria que cursan en
el Congreso de la República, porque para nosotros es caro
y esencial que el país, en ninguna de las acciones oficiales,
obstaculice la libertad de medios.
Hemos hecho un gran esfuerzo para ampliar la base.
En renta hemos incorporado más de 300 mil contribuyentes. Aspiro que al
finalizar el año 2006, Colombia haya pasado de 500 mil contribuyentes
que teníamos en el 2002 a 2 millones.
Tomamos la decisión de que todas las personas vinculadas
a la Dian, tengan que vincularse por concurso de méritos,
nadie por recomendación política. Estamos avanzando
en un programa de modernización de la Dian de gran importancia,
que se llama el Programa Muisca. Confío que en febrero del
año entrante, cuando los colombianos empiecen a presentar
la declaración de renta, gracias al Programa Muisca puedan
empezar a presentar esa declaración de renta a través
del computador.
Hemos hecho un gran esfuerzo para reducir los gastos
discrecionales del Estado, hemos tenido que aumentar los gastos
de seguridad y
tenemos unos que no controlamos, como los de pensiones. De allí la
importancia de insistir en esa reforma que estamos tramitando en
el Congreso.
Se han reformado 142 empresas del Estado. La antigua
Telecom estaba perdiendo medio billón al año, se aprestaba
a decirle al Ministro de Hacienda: págueme las pensiones,
que no tengo con qué. Afortunadamente, con las utilidades
de este año, la nueva Telecom alcanza a pagar totalmente
la factura pensional de la vieja Telecom y a invertir alrededor
de 250 mil millones.
El Sena, con los mismos recursos de las cotizaciones,
gracias a la reforma, sin un peso del Presupuesto Nacional adicional
a
esas cotizaciones, ha pasado de formar millón 100 mil colombianos
a formar este año 2 millones 600 mil colombianos. Aspiramos
que en el año 2006, esté formando 4 millones de colombianos.
Pero la entidad ha sido desburocratizada profundamente,
ha suspendido inversiones en construcciones, empieza a trabajar
hoy con la conectividad,
y además ha hecho un gran uso de recursos de formación
que se ofrecen en toda la Patria por parte del sector privado.
Nos falta muchísimo en materia de reformas, no obstante
haber reformado 142 empresas del estado. Estamos empezando la durísima
tarea de la reestructuración de los hospitales públicos.
Esta mañana, algunos periodistas de Bogotá me
preguntaban por la marcha de los estudiantes provenientes de
Bucaramanga. Yo
les dije: hombre, la protesta cabe en el orden.
No estuve de acuerdo con los motivos de la marcha
de los indígenas
del Cauca, pero hicimos un compromiso: ellos se comprometieron
a no obstruir las vías, a no afectar la tranquilidad de
los ciudadanos y el Gobierno respetó totalmente esa marcha,
la Fuerza Pública los protegió.
Los muchachos de Bucaramanga están marchando en protesta
por la situación de los hospitales públicos. Si yo
tuviera su edad, con el entusiasmo con que ejercía la política
en esa época, seguramente los estaría acompañando
en esa marcha.
Y tienen toda la razón, pero necesitamos una reflexión.
Nada ganamos simplemente con asignarles recursos presupuestales
a los hospitales públicos, si no se reforman. Hospitales
con 37 salarios al año son insostenibles. Nuestra tesis
no es una tesis de privatización a ultranza. Lo público
se requiere por razones comunitarias, lo público se requiere
por razones de equidad social, lo público se requiere para
defender a la comunidad frente a fallas del mercado. Lo público
lo requiere una sociedad con desequilibrios y pobreza como la sociedad
colombiana.
Pero lo público tiene que ser sostenible. Entonces vamos
a emprender esa tarea de reformar los hospitales públicos.
Con la aprobación del presupuesto de la Nación y
con la adición presupuestal, vamos a invertir en los hospitales
públicos, entre este mes de octubre y marzo del año
entrante, alrededor de 400 mil millones de pesos. Pero necesitamos
que los hospitales públicos se reformen. Porque nada gana
el país si el Gobierno, por calmar una protesta, gira unos
dineros a los hospitales públicos, estos no se reforman
y la crisis reaparece al cabo de pocos meses.
Ha sido nuestra tesis con Ecopetrol: tuvimos que
sostener durante dos años ese conflicto laboral en Ecopetrol. Le dije muchas
veces al sindicato: si no reformamos el esquema laboral de Ecopetrol,
si no reformamos el esquema pensional de Ecopetrol, en un país
que además sufre una declinación de producción
petrolera y que todavía no ha encontrado cómo va
a sustituir esa producción, cómo va a garantizar
la autosuficiencia, excedentes exportables, Ecopetrol va pasar
de ser una garantía para el Presupuesto Nacional a convertirse
en una carga tormentosa para el Presupuesto Nacional.
La sostenibilidad del Estado es fundamental. Me
veo en la obligación
de recordar a mis compatriotas estos temas, porque un Gobierno
que ha venido insistiendo en el aumento de recursos, le tiene que
decir a los ciudadanos que esos recursos no son para dilapidarlos
en entidades burocráticas. Que estamos con un compromiso
profundo para reformar todo lo que haya que reformar del Estado
colombiano. Hemos reformado 142 empresas del Estado, pero la tarea
apenas comienza.
Cuando pienso en lo que tenemos que hacer en los
hospitales públicos,
en las clínicas del Seguro Social, veo una tarea inmensa
enfrente de nosotros. Repito pues toda mi voluntad de examinar
con ustedes el tema tributario.
El TLC. Es tan grave vivir en el empirismo puro
como dejarse llevar del fundamentalismo ideológico. El empirismo puro, al cual
no subyace provisión filosófica, sociológica
y política de la vida de la comunidad, es un riesgo inmenso,
es una fuerza sin dirección. El fundamentalismo, la posesión
esquemática, rígida, es una amenaza al disenso y
a las buenas opciones.
Nosotros necesitamos tener una dirección para la sociedad
colombiana, pero también necesitamos una dosis muy importante
de pragmatismo. Queremos construir, ayudar a que Colombia sea todos
los días una sociedad más pluralista. En permanente
debate, pero en debate sin antagonismos fundamentalistas, en debate
fraterno, en debate creativo, en debate que permita la síntesis
de los contrarios, el hallazgo de las opciones.
Y esa concepción elemental para la sociedad colombiana
nos obliga a trabajar por el bienestar, del cual hablaba el doctor
Juan B. Y ese bienestar recogiere trabajar mucho sobre la economía
interna, dónde tenemos millones de ciudadanos excluidos,
que en la medida que logremos incorporarlos simplemente al conjunto
de consumidores, se encargan de reactivar enormemente la economía.
Pero no podemos aislarnos del mundo. Ninguna economía hoy
quiere estar cerrada. Aquellas tendencias que en el pasado se inspiraron
en Cuba, en China y en Vietnam y que hoy quisieran ver una economía
colombiana cerrada, deberían revisar que las economías
que más se quieren abrir son la cubana, la china, la vietnamita.
Si no existiera la Ley Burton-Helms, que le pone talanqueras a
tanta inversión en Cuba, Cuba estaría convertido
en uno de los mayores destinos de inversión privada internacional.
Ni que hablar de qué ha pasado en China con la economía,
con la apertura, con la inversión, a pesar de estar gobernado
por los epígonos de Mao Tse Tung. Y los vietnamitas, antes
que reestablecer relaciones diplomáticas con los Estados
Unidos, sin curar todavía las heridas de la guerra, desesperadamente
buscaban inversión norteamericana en Vietnam.
Nosotros necesitamos abrir mercados, atraer inversión.
Eso es fundamental. Colombia conoce que le va bien cuándo
tiene posibilidades de acceso al mercado de Estados Unidos o de
Europa, y le va mal cuando se restringen esas posibilidades. Fue
muy difícil sustituir al Atpa, lo logramos con el Atpdea.
Casi no logramos la proclamación a finales del año
2002 y su duración es muy limitada. Termina el 31 de diciembre
del año 2006, muy corta duración.
El Alca lo vemos hoy muy lejano. Le pregunto a
mis compatriotas: ¿qué nos
puede pasar si termina el Atpdea y no tenemos el Alca? Algunos
me dicen: Presidente, que nos renueven y nos prolonguen el Atpdea.
Les contesto: no tenemos seguridad de ello. Y hemos oído
voces en los Estados Unidos que dicen: ¿por qué si
tenemos tratados de comercio con otros países con muchas
dificultades y con mucha pobreza, por qué a los países
andinos les tenemos prolongar un tratamiento de concesiones unilaterales
sin hacer tratado?
Y además, esos tratamientos de concesiones unilaterales
son muy precarios, no generan suficiente confianza inversionista.
Cuando logramos la aprobación de la Atpdea, le dije a los
inversionistas: bueno, es hora de invertir en Colombia para exportar
a Estados Unidos. Y me dijeron: no tenemos certeza, porque eso
apenas dura dos o cuatro años. En cambio un Tratado de Comercio
da toda la certeza para poder invertir.
Quiero llamar la atención sobre la necesidad de tener ese
Tratado, equitativo por supuesto. Es la única manera cómo
funciona. Algunos me decían: ¿Y por qué en
lugar de negociar con los Estados Unidos no negociábamos
con América del Sur? Ya lo hicimos. Nosotros emprendimos
y culminamos la negociación de la Comunidad Andina y Mercosur.
Logramos un gran consenso entre todos los sectores de la Patria
que acudieron a acompañarnos a en esa negociación.
Para poner en vigencia ese Tratado, falta un acuerdo sobre soya,
entre Venezuela y Paraguay. Lo que compete a Colombia está perfeccionado.
Creo que eso nos da una gran posibilidad hacia
América
del Sur y una gran autoridad política para buscar el tratado
con los Estados Unidos. Estamos trabajando dos etapas con la Unión
Europa. Primero, una extensión por 10 años del Sistema
General de Preferencias, y segundo, la negociación de la
Unión Europea y la Comunidad Andina.
Claro que estos tratados suscitan preocupaciones.
El tema de la propiedad intelectual. Allí hay una válida preocupación
de ustedes, el tema de los derechos de autor.
En lo que se refiere a medicamentos y agroquímicos, logramos
avanzar muchísimo con nuestros decretos de finales de año
2002. Viene un tema de propiedad intelectual bien particular, que
es el tema de las comunicaciones, de los anunciadores, de la producción,
de mercadeo.
Ese, como los otros temas, queremos manejarlos
muy de consenso con ustedes. El Gobierno preparó bien un equipo de negociadores.
Ese equipo, si se le compara con la experiencia, es mucho mejor
preparado que la experiencia que han tenido. Están trabajando
con un esquema muy creativo de opciones y hemos venido buscando
mejorar el consenso nacional con todos los sectores de la producción
y de los servicios, con las fuerzas políticas representadas
en el Congreso, con las regiones.
En la última ronda en Puerto Rico, la asistencia colombiana
fue inmensa. En la oficina de al lado de las negociaciones, ha
habido permanentemente una delegación muy nutrida de todos
los sectores de la Patria.
Quiero ofrecerles a ustedes toda la vocación de concertación
para que las cláusulas que refieren a este sector y que
habrán de consignarse en el TLC, sean unas cláusulas
equitativas. Que den a ustedes, compatriotas, oportunidades. Y
no creen mayores dificultades de las que ustedes han tenido que
sortear en tanto años difíciles de la Patria.
Veo que eso bien manejado nos puede ayudar a que
crezca mucho más esta economía y que podemos ir cumpliendo las
metas de derrota de la pobreza y de disminución del desempleo.
Le contaba a la doctora Nora que un compromiso
de nuestros negociadores en Lima, les impide estar aquí con
ustedes esta semana.
Pero en nombre de ellos, del Ministro de Comercio, de nuestro
de nuestro Director del Equipo Negociador, quiero reiterar el compromiso
de estar en permanente ejercicio de examen de opciones con ustedes,
para que aquello que finalmente se acuerde sea totalmente conveniente
a los superiores intereses de la Patria y del sector de ustedes.
Quisiera no extender más estas palabras y escucharles algún
comentario, preocupación, inquietud, sobre todos estos temas,
en un momento de inquietudes nacionales, pero en un bonito momento.
Una Patria que empieza nuevamente a tener crecimientos
de la economía
altos, crecimientos de la inversión altos, que empieza a
recuperar el ingreso de los trabajadores a la seguridad social,
es una Patria que esta en un momento de pronto menos difícil
que los que ha padecido.
Y si no nos han abatido el ánimo en momentos más
difíciles, menos ahora, doctora Nora. Como dicen en las
tierras de sus ancestros: en peores esquinas nos encontró la
noche. Les ofrezco la palabra”.
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