PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE AL CONDECORAR A JORGE RODRÍGUEZ ARBELÁEZ
Medellín,
10 nov. (SNE). – A continuación las palabras del
presidente Álvaro Uribe Vélez, con ocasión
de la condecoración al Jorge Rodríguez Arbelaez,
fundador del Centro de Altos Estudios de Quirama.
“Doctor
Jorge Rodríguez Arbeláez, es usted encarnación
de dos grandes paradigmas históricos: el hombre del
renacimiento y el de la Ilustración.
Quienes
lo conocen, lo han visto embebido en la cultura, apasionado
por los avances del pensamiento, los progresos de la ciencia
y la técnica. Como se dijo de Göethe, a usted,
ninguna parcela del conocimiento le ha sido indiferente.
Su
formación como jurista tiene sólido fundamento
de la universidad pública, de la Nacional de Colombia.
En el Alma Mater, Carlos Lleras Restrepo, Alfonso López
Michelsen, Gerardo Molina y otros, formaban a la juventud en
el espíritu democrático dentro de una profunda
convicción humanista.
En
plena juventud, a la Providencia llamó a muchos de los
suyos al cielo. Y por algo que, como dijera Borges, no se nombra
con la palabra “azar”, decidió que fuera
usted el único sobreviviente. Desde ese momento, doctor
Jorge, usted decidió entregar toda su inagotable energía
vital a los demás. Quirama, recinto de su filantropía
y de su amor por la cultura auténtica, se convirtió entonces
en el más influyente centro de producción de
pensamiento, en el faro que orientó muchos procesos
de la vida nacional.
Luego
de abrevar en el saber superior en Universidades de Francia,
Inglaterra y Estados Unidos, fundó, junto con su esposa,
doña Helena Canal, la institución que tanta influencia
ha tenido en el proceso de recrear los elementos esenciales
del ser colombiano. Desde los años sesenta, usted ha
sido el guía y mecenas del trabajo intelectual y de
la integración Cultural en QUIRAMA, nombre que en lengua
aborigen es “lugar de encuentro”.
Este
recinto, bajo su dirección, se ha convertido en foro
que recoge e irradia la cultura auténtica de la nacionalidad
en toda su riqueza en la dimensión de sus expresiones.
En
las cuatro últimas décadas se ha reunido aquí lo
más excelso del pensamiento colombiano, de los estudiosos
extranjeros que piensan a Colombia. Aquí nació uno
de los más profundos estudios sobre la idiosincrasia
antioqueña, tesis doctoral de antropología cultural
que fue aplaudida en la Universidad de Yale y por estos corredores
se pasearon, durante varias temporadas, los estudiosos canadienses
de la obra de Don Tomás Carrasquilla.
El
recinto QUIRAMA ha sido el centro de debate de los grandes
temas del país. Los presidentes colombianos, desde Guillermo
León Valencia, Julio César Turbay Ayala quien
nos hace el honor de acompañarnos esta tarde, sin excepción,
han venido a este paraíso de nuestras montañas
a exponer su visión de país, su proyecto de sociedad,
a escuchar al grupo de altos estudios de QUIRAMA y escuchar
a través de él la expresión de Antioquia.
Por
su convicción sobre la trascendencia de la cultura política,
usted, como fundador y líder de QUIRAMA, convocó a
un grupo de juristas y politólogos a pensar sobre la
mejor forma de gobierno para la Nación. Así nació,
en los ochenta, el grupo de estudios constitucionales de Quirama.
Hay
un aporte luminoso que la historia reciente de la Patria reconoce
a Usted y a QUIRAMA: haber suscitado en la opinión nacional
el interés por la forma federal de Estado.
En
Usted, el Federalismo no es una consigna radical heredada del
pensamiento decimonónico sino la convicción de
que las comunidades territoriales deben tener poder y autonomía
para gobernarse ellas mismas, sin tutelas, sin frenos centralistas.
Sólo así, los pueblos desarrollan su potencialidad
creadora.
Usted,
doctor Rodríguez Arbeláez, no piensa el federalismo
como dispersión de la unidad y disolución del
mando central, sino como la estructura institucional que mejor
propicia la democracia, la fecunda diversidad cultural y, por
tanto, la dignidad humana.
Fruto
maduro de esa pasión intelectual por el Federalismo,
usted, con un grupo de juristas y politólogos, ha aportado
al país tres proyectos de Constitución Federal.
El primero, el de 1979; el segundo, el que presentó a
la Asamblea Nacional Constituyente, y del que se plasmaron
algunas ideas en la nueva Carta Constitucional. El tercero,
publicado por la Cámara de Representantes en 1999. En
todos ellos se refleja su pensamiento centrado y razonable,
la lucha revolucionaria del federalismo con equilibrio patriótico,
lo que usted ha definido como “un federalismo moderno,
no radical, y a la colombiana”, que refuerce la unidad
nacional mediante el reconocimiento a las autonomías
territoriales.
Su
lucha por el federalismo ha sido una muralla de defensa de
la descentralización de Colombia.
En
esta ocasión, cuando a nombre de todos los compatriotas
hago el reconocimiento a toda una vida de cultivo de la cultura
y el patriotismo, debo traer a la memoria el nombre de algunos
de sus eximios compañeros de brega intelectual: Samuel
Syro Giraldo, Jorge Restrepo Uribe, J. Emilio Duque, Luis Eduardo
Mejía Jiménez, Oscar Peña Alzate, Javier
Henao Hadrón, Jesús Vallejo Mejía, Tulio
Elí Chinchilla y Jaime Sierra García, gobernador
recientemente fallecido.
Cuando
los tiempos transcurran y, con el esfuerzo de todos los compatriotas
de buena voluntad, Colombia sea íntegramente una Nación
de paz y un suelo fecundo de pensamiento creador, su ejemplo
de hombre bueno, generoso hasta el desprendimiento total, lleno
de virtud cívica y modelo de vida cristiana, brillará como
faro espléndido para las futuras generaciones.
Su
aporte intelectual y su gran obra social e institucional en
pro de la autenticidad cultural de Colombia, serán referente
obligado en la construcción de esa Nación en
que estamos empeñados.
Doctor
Jorge: este recinto de paz espiritual que usted creó para
la reflexión científica y para el sereno debate
de ideas, debe vivir por siempre. Esa biblioteca, pletórica
de los mejores frutos intelectuales de la Patria, debe seguir
nutriendo a nuestros estudiosos. Esa fonoteca que guarda la
voz de tantos y tantos conferenciantes y polemistas que por
aquí han pasado, no puede quedar reducida al silencio.
Y las begonias del patio, que usted ha contemplado con deleite
todas las mañanas durante tantos decenios, no deben
marchitarse.
Entrego
la Cruz de Boyacá, creada por el Libertador para honrar
a los mejores hijos de la Patria, a quien ha sido una vida
de ejemplo.
Durante
mi carrera política siempre he debido tener como referente
la lucha de muchos de mi tierra, uno de ellos Usted. Por aquí he
pasado en diferentes edades y en diferentes batallas de mi
existencia a laborar a su lado por causas de interés
patriótico. Cuando visito a Quirama para entregarle
la Cruz de Boyacá y saber que aquí tenemos ya
en plena marcha la alianza con la comunidad científica,
recuerdo con más profunda gratitud su desprendimiento,
cuando gracias a Usted y a la Universidad de Antioquia pudimos
concretar este centro de investigaciones que mucho habrá de
servir para la inserción de la Patria en la economía
mundial, para la inmersión de nuestra juventud en la
ciencia para le mejoramiento de la productividad, la competitividad,
el ingreso y la equidad social.
Entrego
la Cruz de Boyacá a quien es ejemplo para las generaciones
presentes y futuras, a fin de que trabajemos con patriotismo,
con transparencia, con toda la entrega para que aquellos que
habrán de vivir, puedan vivir felices en Colombia.
Dios
le depare muchos años fecundos, que su sabiduría
siga ayudando a Colombia. Que su obra ilumine esta Nación
en la eternidad, esta Nación que tanto le debe y que
hoy quiere reconocerle su esfuerzo.
Muchas
gracias”.
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