SEIS LÍNEAS DE TRABAJO EN LAS FUERZAS ARMADAS
1. Transparencia.
"Ustedes honrarán el buen nombre de la Patria con la observancia rigurosa de los derechos humanos. Sin estos puede haber apaciguamiento, pero nunca habrá reconciliación"."La acusación justa será sancionada sin vacilación. Ustedes, que llevan las insignias y las armas de la República, tienen que dar ejemplo en la lucha contra la corrupción. Ese ejemplo se dará en los contratos, compras, en los impedimentos para evitar conflictos de interés".
2. Eficiencia.
"La seguridad de los ciudadanos exige que la tropa esté siempre cabalgando sobre el lomo de la iniciativa. Debe llegarse a tiempo a los municipios, por aire, tierra o en camioncitos, y así evitar la toma destructora, el asesinato de los policías o la masacre de civiles".
"Los mayores riesgos que tome la Fuerza Pública harán entender a los violentos que sus acciones implican para ellos verdaderos riesgos. En consecuencia, la iniciativa de nuestras tropas será disuasiva y llegará un momento de mayor seguridad para los mismos policías y soldados".
3. Austeridad.
"La seguridad y la inversión social requieren más recursos. El problema es de ingresos y de ahorros. El Referendo propuesto es el principio de ahorro para dar ejemplo y trasladar más de $ 300.000 millones a la educación". "La Reforma Administrativa apuntará para derrotar el Estado Clientelista y Burocrático y construir el Estado Social que de confianza al ciudadano. La Presidencia de la República será austera".
4. Coordinación.
"En todo el territorio nacional se demanda permanente coordinación con los fiscales y jueces. Debemos respetar la justicia como elemento tutelar de nuestro Estado y las acciones de la Fuerza Pública deben coordinarse con quienes la administran".
"Se demanda coordinación entre todas las fuerzas, que ninguna proceda aisladamente. La coordinación además se requiere para que haya eficiencia y transparencia en las compras, buen análisis y acertado uso de la recolección de inteligencia, y la mayor productividad en recursos tan sensibles como la aviación".
5. Juridicidad.
" Todas las actuaciones deben darse en el marco de las normas jurídicas. Avanzaremos en la Conmoción Interior con decretos que faciliten su actuación, sin afectar las libertades ni las garantías ciudadanas. En la misma dirección propondremos modificar algunos artículos de la Constitución, una ley de Seguridad Nacional y una reforma a la justicia que la acerque más al ciudadano y la agilice". "Requerimos un Ordenamiento Jurídico moderno contra la violencia".
6. Cooperación.
"Restablecer el orden público es tarea del Estado en su dimensión integral, que impide la exclusión de institución alguna y obliga el compromiso adicional de la totalidad de los ciudadanos. Necesitamos que todas las personas cooperen con la Fuerza Pública. Cumplamos la meta inicial de organizar un millón. Dicha cooperación debe ser institucional y voluntaria. Institucional con la dirección de la fuerza pública y el control de los organismos competentes".

Reconocimiento de las Fuerzas Armadas
Agosto 15, 2002.

Las Fuerzas Armadas de Colombia tienen antecedentes que las enaltecen:

Una larga tradición en la guardia de la democracia y en el respeto a los gobiernos de elección popular.
Han mantenido una actitud abnegada ante la crítica y han sido receptivas para emprender rectificaciones.
Su actuación ha sido expuesta a la opinión, para comprobarlo basta mirar los reducidos gastos sometidos a reserva.

Asumí un compromiso solemne: ser el primer soldado de la Patria.

Compartiré con ustedes el día a día de la difícil brega para recuperar la seguridad y el orden, que es el valor fundante de las libertades.

Nuestro concepto de Seguridad Democrática tiene una comparación y un objetivo. La seguridad no es para perseguir verdaderos o imaginarios enemigos ideológicos, tampoco para sustentar un régimen de partido único. La seguridad es para proteger a todos los ciudadanos en una Nación pluralista, abierta al fraterno debate creativo.

La Seguridad Democrática es para todos los colombianos. Para que no desplacen a los campesinos de sus parcelas; no secuestren a los empresarios; no amedrenten a los periodistas; respeten la misión de los obispos, sacerdotes, monjas, pastores de culto, educadores. Para que los sindicalistas ejerzan libremente su acción; los dirigentes políticos se desplacen sin temores; los defensores de derechos humanos se apliquen a su labor sin amenazas.

Debemos trabajar 2 ejes: Recursos y Resultados.

Nuestros compatriotas han aceptado, con una voluntad sin antecedentes, pagar un impuesto de un punto del Producto Interno bruto, 2 billones de pesos aproximadamente, para apoyar a la Fuerza Pública.

Ahora, corresponde a ustedes y a mí, trabajar para dar resultados.

Esta acción estará enmarcada en los siguientes elementos:

1. Transparencia. Ustedes honrarán el buen nombre de la Patria con la observancia rigurosa de los derechos humanos. Sin estos puede haber apaciguamiento, pero nunca habrá reconciliación. La acusación justa será sancionada sin vacilación. Ustedes, que llevan las insignias y las armas de la República, tienen que dar ejemplo en la lucha contra la corrupción. Ese ejemplo se dará en los contratos, compras, en los impedimentos para evitar conflictos de interés.
2. Eficiencia. La seguridad de los ciudadanos exige que la tropa esté siempre cabalgando sobre el lomo de la iniciativa. Debe llegarse a tiempo a los municipios, por aire, tierra o en camioncitos, y así evitar la toma destructora, el asesinato de los policías o la masacre de civiles. Los mayores riesgos que tome la Fuerza Pública harán entender a los violentos que sus acciones implican para ellos verdaderos riesgos. En consecuencia, la iniciativa de nuestras tropas será disuasiva y llegará un momento de mayor seguridad para los mismos policías y soldados.
3. Austeridad. La seguridad y la inversión social requieren más recursos. El problema es de ingresos y de ahorros. El Referendo propuesto es el principio de ahorro para dar ejemplo y trasladar más de $ 300.000 millones a la educación.


La Reforma Administrativa apuntará para derrotar el Estado Clientelista y Burocrático y construir el Estado Social que de confianza al ciudadano. La Presidencia de la República será austera. La Fuerza Pública será austera: en personal civil de administración será el mínimo requerido; las oficinas no estarán saturadas de integrantes de las fuerzas, cuya presencia se reclama en las calles y en los campos; la representación y el ceremonial serán sobrios y mínimos; las comisiones al exterior, que en medio de las privaciones hacen parte de los estímulos y la formación, deben reducirse y en este momento de emergencia nacional, muchos deben regresar de las embajadas a la primera línea de protección ciudadana.
4. Coordinación. En todo el territorio nacional se demanda permanente coordinación con los fiscales y jueces. Debemos respetar la justicia como elemento tutelar de nuestro Estado y las acciones de la Fuerza Pública deben coordinarse con quienes la administran. Se demanda coordinación entre todas las fuerzas, que ninguna proceda aisladamente. La coordinación además se requiere para que haya eficiencia y transparencia en las compras, buen análisis y acertado uso de la recolección de inteligencia, y la mayor productividad en recursos tan sensibles como la aviación.
5. Juridicidad. Todas las actuaciones deben darse en el marco de las normas jurídicas. Avanzaremos en la Conmoción Interior con decretos que faciliten su actuación, sin afectar las libertades ni las garantías ciudadanas. En la misma dirección propondremos modificar algunos artículos de la Constitución, una ley de Seguridad Nacional y una reforma a la justicia que la acerque más al ciudadano y la agilice. Requerimos un Ordenamiento Jurídico moderno contra la violencia.
6. Cooperación. Restablecer el orden público es tarea del Estado en su dimensión integral, que impide la exclusión de institución alguna y obliga el compromiso adicional de la totalidad de los ciudadanos. Necesitamos que todas las personas cooperen con la Fuerza Pública. Cumplamos la meta inicial de organizar un millón. Dicha cooperación debe ser institucional y voluntaria. Institucional con la dirección de la fuerza pública y el control de los organismos competentes.


Cada soldado y cada policía será un pedagogo para persuadir al ciudadano a fin de que coopere con la Fuerza Pública.

Que nadie pueda quejarse por haber sido constreñido o coaccionado a colaborar. Mucho más que en el principio de la legítima defensa, la cooperación reposa en la solidaridad que corresponde al moderno Estado Social de Derecho. La cooperación toma forma en la masificación de los frentes locales de seguridad, en el aprovechamiento para fines públicos de las empresas privadas de vigilancia, en las redes de cooperantes, en los soldados y policías de apoyo. Esta será una forma de prestar servicio militar en el lugar de residencia y también de vinculación voluntaria. Se utilizará en las carreteras, campos y ciudades. Contará con moderada remuneración y fomentará la solidaridad con las instituciones.

La cooperación requiere confianza de la ciudadanía. La confianza se adquiere con buen trato y eficacia. Que el campesino, el obrero, el empresario, sientan trato amable de la Fuerza Pública. Que el ánimo de cooperar se estimule con la reacción oportuna y eficaz. Quien colabore en seguridad lo hará también como multiplicador de convivencia.

Continuaremos en la búsqueda de incrementar la cooperación internacional para nuestra Fuerza Pública.

Nuestra actuación será de frente y con las cartas sobre la mesa. La comunidad nacional e internacional está invitada a supervisarla. La Fuerza Pública con ninguna organización comunitaria será hostil, pero no habrá lugar del territorio excluido de su protección.

La Fuerza Pública constituye el elemento coercitivo de la Constitución para proteger la vida, la libertad y los bienes de los ciudadanos. No es un actor de guerra ni de conflicto y no debemos permitir que se le iguale a grupos violentos.

La voluntad debe primar sobre los recursos. Nos faltan soldados, policías, helicópteros, tecnología. Los recursos son escasos, muy limitados. Pero si nos sobra voluntad no habrá pobreza presupuestal que nos detenga para devolver la seguridad a los colombianos.

Nuestra Patria necesita un Gobierno de opinión y una Fuerza Pública de opinión. El respaldo popular depende del buen gobierno y de la eficacia y transparencia de la Fuerza Pública. La buena imagen no se sostiene con las palabras sino con los hechos. La comunicación debe ser organizada, unificada, explicativa y parca en adjetivos. No vale la pena calificar al delincuente como arcángel o demonio. Hacerlo es un desgaste innecesario. En lugar de trabarnos en disputas verbales con grupos violentos, lo práctico es la contención efectiva.

Aspiro regresar a este lugar, al final del cuatrenio, para que ustedes y yo miremos a los ojos de nuestros compatriotas y encontremos en todos una expresión de sosiego y de tranquilidad que refleje el esfuerzo infinito y lleno de afecto de los soldados y policías de Colombia.

Los tiempos de los gobiernos son muy cortos y los de la delincuencia largos y azarosos. Entonces empecemos ya y no perdamos un solo minuto.

ARCHIVO GENERAL