PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN VANGUARDIA
LIBERAL
Bucaramanga,
3 sep (SNE). Las siguientes son las palabras del Presidente de
la República, Álvaro
Uribe Vélez, durante la celebración de los 85 años
del diario santandereano Vanguardia Liberal.
“Hace 85 años, un joven egresado
de la Universidad Republicana, Alejandro Galvis Galvis, en asocio
de don Rodolfo Azuero, aguerrido y veterano periodista, fundó Vanguardia
Liberal, que con los años se convertiría en el faro
del pensamiento y la cultura en esta indómita región
de la Patria.
Parodiando
a Núñez, en aquellas épocas
difíciles, los fundadores de Vanguardia quisieron crear
para su comarca un medio que fuera “antorcha y no tea, cordial
y no tósigo, mensajero de verdad y no de error ni calumnia,
porque la herida que se hace a la honra y al sosiego, es con frecuencia
la más grave de todas”.
Don
Alejandro, digno exponente de la Generación
de la Rectificación, aquella que construyó en el
campo de Palonegro, una pirámide con los restos de los caídos
en el combate fatídico de la Guerra de los Mil Días,
a fin de que nadie olvidara los efectos del sectarismo y la violencia,
hizo de su periódico una cátedra para la alta política,
las ciencias, las artes, la técnica y los oficios.
Desde
dirección de Vanguardia, don Alejandro
ejerció siempre la alta magistratura de la responsabilidad
y el carácter.
Cuando
su Partido Liberal accedió, por
la vía de la democracia, a la dirección del Estado,
don Alejandro suspendió temporalmente la cátedra
de construcción de opinión, y sirvió a Colombia
como soldado de la civilidad en la Gobernación de Santander,
en la Cámara de Representantes, el Senado, el Ministerio
de Guerra y las Embajadas de Venezuela y México.
Su
esposa, doña Alicia, sus hijos, sus
yernos, nueras, doña Clara Inés Blanco, sus nietos,
han consolidado y han hecho crecer la presencia de Vanguardia Liberal.
Hoy
no está sólo en los frentes
del progreso de Santander, sino que ilumina con su estilo a otros
medios de comunicación esparcidos por todo el territorio
de la Patria. En todos ellos brillan las virtudes de Vanguardia
Liberal: la valentía para enfrentar el crimen, el amor a
la justicia, el amplio criterio y la capacidad analítica.
La
red de periódicos que guía de
su mano la organización Vanguardia Liberal, es una prensa
que genera opinión, informa exhaustivamente, en fin, es
una red comprometida con las múltiples perspectivas, pero
con discernimiento.
Invito a cada uno de los integrantes de la gran
familia Vanguardia Liberal, a seguir en esta fecunda tarea que
sirve bien los intereses superiores de la Patria.
Cada
uno de los valores que integran esta empresa meritoria, tiene
un papel trascendental: entregar cotidianamente
a los lectores el producto esplendoroso que se materializa en el
papel y en la tinta. Hay que seguir cumpliendo con dignidad ese
elevado compromiso de informar bien a la sociedad colombiana, de
orientar opinión pública con los mejores valores
democráticos, como lo ha hecho Vanguardia Liberal en estos
85 años.
En
nombre de mis compatriotas todos, en la muy honrosa compañía de la señora Ministra de
Comunicaciones, Martha Pinto de De Hart, entrego a ustedes la medalla
al Mérito de las Comunicaciones Manuel Murillo Toro. Un
galardón que lleva el nombre del adalid del respeto por
la expresión libre, sin límites y sin amenazas.
Murillo
Toro no sólo predicó el
derecho formal a la libertad de prensa, sino que luchó para
remover los obstáculos materiales al ejercicio de esa libertad.
En
dos ocasiones, Vanguardia Liberal ha sido objetivo de una feroz
persecución por parte del terrorismo.
Sus instalaciones arruinadas y han cundido amenazas contra sus
periodistas. Esos episodios son vergüenza para la democracia
y han templado el espíritu del grupo humano de Vanguardia.
Nada
ni nadie los ha arredrado, nada ni nadie habrá de arredrarlos. Con dignidad y valentía reconstruyeron,
más enhiesta y más moderna, la sede de los cronistas
de la vida de Santander.
Sirva
esta efeméride para que todos los
colombianos nos congratulemos con Vanguardia Liberal, con cada
uno de sus trabajadores, escritores, directivos y accionistas que
se han constituido en vigías insomnes de las libertades
públicas.
La
intervención que acabamos de escuchar
al doctor Alejandro Galvis Ramírez, heredero en la dirección
de esta noble empresa de la Patria, me obliga a abusar del tiempo
de ustedes para hacer unos comentarios. No podría el Presidente
de la República, en celebración tan importante, dejar
de referirse a estos nobles y patrióticos comentarios y
a estas justas aspiraciones del pueblo santandereano presentadas
por el doctor Galvis Ramírez. No quepa la menor duda.
Cuando
yo asomé como precandidato a esta
tierra, me recibió una pancarta en el Aeropuerto de Palonegro
que decía: “Quien pisa tierra santandereana es santandereano”,
y yo lo tome a pecho.
No
quepa la menor duda: quien quiera enfrentar grandes desafíos en Colombia como el del terrorismo, se
tiene que nutrir espiritualmente del carácter santandereano.
Y yo procuro todos los días hacer una invocación
de ese carácter. Aquí no habrá desmayos en
la tarea de derrotar el terrorismo. Aquí no hay claudicaciones.
Aquí hay una voluntad enérgica
que se energiza todos los días y que tiene un solo objetivo:
que las nuevas puedan disfrutar una Patria en paz, que les dé felicidad
y les alimente ilusiones, todo lo opuesto de la generación
nuestra, doctor Alejandro, que ha tenido todos los días
de ilusiones, pero no ha tenido ni un solo día de paz completa
en el territorio de la Nación.
Sé que queda mucho por hacer en esa tarea,
pero con el sacrificio de los soldados y de los policías
de la Patria. Con el compromiso tonificante de la ciudadanía,
lo vamos a lograr.
Si
algo necesita Colombia es recuperación
institucional. Y esa recuperación necesita no solamente
que los soldados y policías desalojen del territorio de
la Patria al narcotráfico, a todas las expresiones del terrorismo
que este delito financia, como guerrillas y paramilitares, sino
también que se recupere la credibilidad en la transparencia.
La
lucha contra la corrupción no puede
tener pausa. Esta mañana lo decía en el coliseo en
un formidable acto de la reactivación social, que no solamente
vamos a aumentar este año en tres millones los cupos de
los colombianos pobres en el régimen subsidiado de salud,
que no solamente vamos a crecer en 342 mil cupos en Santander,
lo que permite avanzar enormemente en cobertura, sino que dentro
del esquema de revolución de la salud juega papel de trascendental
importancia la transparencia.
No
nos ha temblado la voz para denunciar públicamente
la corrupción en ARS. No nos ha temblado la mano para firmar
las resoluciones de cancelación de las licencias, y no nos
temblará la voluntad para apoyar a los fiscales, a nuestros
policías, a fin de que metan a la cárcel, como ya
empezó a hacerse, a aquellos que han usurpado corruptamente
los recursos de la salud.
Y
así hay que hacerlo en todos los campos
de la vida nacional. Era un punto fundamental del referendo, en
el cual apenas se declaró aprobado el primer artículo
que prohíbe que los condenados por corrupción, que
aquellos condenados por haber menguado el patrimonio económico
del Estado, puedan volver al Estado.
Ese
artículo aprobado es un principio
muy importante que responde a su petición, doctor Alejandro,
pues ese artículo dice claramente que quienes sean condenados
por infringirle daño al patrimonio público, no podrán
volver al Estado, ni por nombramiento, ni por elección,
ni por contrato.
El
decreto 2170, que exige las audiencias públicas
en la contratación, la fijación del prepliego en
internet, su amplia publicación para que las condiciones
de las licitaciones no amarren la corrupción, la veeduría
comunitaria en todas las obras, es otro paso en la lucha contra
la corrupción.
Aspiro
que la reforma a la Ley 80 se constituya en otro gran avance
en la lucha contra la corrupción. Nada
ganamos con medidas legales y con acciones judiciales, si no construimos
una conciencia colectiva, si no construimos una vocación
de transparencia en cada uno de los seres colombianos.
Usted
se ha referido al tema de la estabilidad económica y ha presentado su preocupación por las
diferentes reformas tributarias. Y también ha repetido el
clamor santandereano por obras de gran importancia.
Para
referirme a esos temas, quiero decirles que el propósito del Gobierno es recuperar la confianza
de los colombianos a través de tres ejes: la derrota del
terrorismo, la transparencia en la reactivación económica
y la reactivación social.
Ello
hay que enmarcarlo en unas limitaciones. Este Gobierno ha cumplido
su tarea con gran entusiasmo, con fervor
y con devoción por Colombia, pero bastante limitado.
El
país vivió épocas con
un endeudamiento que representaba el 10 por ciento del PIB, la
nuestra ha coincidido con un endeudamiento que representa el 54
por ciento del producto. De cada 100 pesos que se aprueban en el
presupuesto, 40 tienen que destinarse a pagar deuda.
El
país vivió épocas en
que no había déficit fiscal. Se creo el temor de
que la Constitución 91 lo acelerara y a partir de que se
promulgo la Constitución del 91 apareció un pequeño
déficit fiscal que después se convirtió en
otro enorme.
A
ese 54 por ciento de la deuda se le suma un déficit fiscal que estaba en el 4.2, que todavía
bordea el tres por ciento, y que no es fácil financiarlo.
Cuando discuto con algunos buenos teóricos de la izquierda
económica, ellos me dicen que no negociemos metas de déficit
con el Fondo Monetario. El problema no es la meta sino la posibilidad
de financiar el déficit.
Nada
ganamos con elevar un techo de déficit,
si no hay confianza nacional e internacional para financiarle ese
déficit a Colombia. Esa confianza para poder financiar el
déficit también exige proceder con mucha cautela
en el manejo de la economía.
Nos
hemos visto obligados a impulsar unas reformas tributarias que
buscan responder al déficit, a la necesidad
de construir equidad y a la necesidad de que la economía
crezca. Diría que hemos venido construyendo una tributación
costosa para quienes no crecen, pero con estímulos para
quienes crecen.
Por
ejemplo, se discute ahora el tema de las exenciones. Este Gobierno
eliminó unas, que encontraba sin
razón, y ha introducido otras, que con el Congreso de la
República hemos considerado que nos ayudarán a que
la economía crezca, a convertir en ventajas reales lo que
han sido ventajas potenciales.
Esta
mañana, el señor Alcalde de
Bucaramanga, me presentaba la preocupación por el anuncio
del Gobierno del Presidente Chávez de dar cero impuestos
a las empresas que se instalen en los municipios vecinos de Cúcuta.
Yo le contestaba que justamente eso nos obliga a que el país
entienda el por qué de los estímulos que hemos introducido.
Para
que esta economía crezca, este Gobierno
eliminó el arancel a los bienes de capital. Este Gobierno
ha eliminado el IVA a los bienes de capital. Cuando las empresas
son altamente exportadoras, simplemente no se les cobra IVA al
momento de nacionalizar la maquinaria. Y cuando la empresa no es
altamente exportadora, se le devuelve el IVA.
Algunos
han dicho que esas exenciones son una ayuda a los ricos para
cobrarle IVA a los pobre. No. Esas exenciones
son una ayuda al crecimiento. A diferencia de otras latitudes,
aquí no le estamos devolviendo dinero a la gente rica. Le
estamos diciendo: si invierte en empleo para los pobres tiene estímulos
tributarios.
Es
muy importante establecer esta diferencia en el debate, ahora
que se dan debates políticos en otras
latitudes sobre el mismo tema. Y hemos ido más allá.
Por ejemplo, si bien se está recuperando el ritmo de exploración
petrolera, el país tiene allí, y este es un epicentro
esencial para decirlo, un problema sin resolver.
En
el año 1992, Colombia exploró 28
pozos. Diez años después, 10. El año pasado
logramos explorar 28. Este exploraremos más de 30, pero
tenemos que llegar a 55 ó 60, para que ese ritmo de exploración
nos permita reconquistar perspectivas de autosuficiencia y de posibilidades
de exportación.
Eso
nos ha obligado, por ejemplo, a darle estímulos
tributarios a la sísmica. Eso nos ha obligado a darle estímulos
a la exploración en Colombia y a buscar energías
alternativas. Por eso la exención a la energía eólica,
que ya nos ha permitido instalar 20 mil kilovatios en La Guajira.
La exención no del impuesto de renta que paga el propietario,
sino del IVA y del impuesto global al combustible que paga al usuario
al alcohol carburante, y la que ahora se tramita en la Cámara,
al biodiesel. Qué importante esas energías alternativas.
Sin estos estímulos es imposible desarrollarlas.
El
año entrante el país tendrá las
primeras cinco plantas de generación de alcohol carburante,
lo que le permitirá una disponibilidad de un millón
de litros al día. Y confiamos que los tres proyectos que,
en compañía del Gobernador y de las autoridades de
Boyacá, con un gran interés de los parlamentarios,
impulsamos en la Hoya del Río Suárez, puedan finalmente
darle a esta tierra una respuesta en producción de alcohol
carburante.
Creo
inmensamente en los cultivos de tardío
rendimiento. Cuando examino lo que ha ocurrido recientemente en
Barrancabermeja, veo a Barrancabermeja más tranquila de
guerrilleros y de paramilitares, pero veo mejor el entorno rural
de Barrancabermeja que la situación de su casco urbano.
Y
cuánto ha contribuido al entorno rural
de Barrancabermeja el desarrollo de cultivos como la palma africana,
las plantaciones que se inician de caucho y también plantaciones
de cacao. Por eso hemos introducido y defendemos el estímulo
tributario a los cultivos de tardío rendimiento.
Esta
Patria nuestra no puede seguir con aspiraciones modestas en aquellos
que se requiere. Cuando empezó el Gobierno,
yo me pregunte ¿por qué si aquí se pueden
sembrar tres millones de hectáreas de palma africana, sólo
tenemos 170 mil? Por eso se introdujo el estímulo. Este
año debemos terminar con 230 mil, pero necesitamos avanzar
velozmente y producir diesel de aceite de palma, biodiesel, para
poder tener alternativas de combustible. Y eso requiere los estímulos
tributarios por los cuales hemos venido luchando.
Los
más optimistas en materia de petróleo
dicen que el mundo utilizará el petróleo durante
50 años. Así fuera, es un período muy corto
para que un país como Colombia se prepare en alternativas
energéticas. De ahí nuestra preocupación por
esas alternativas.
El
año pasado, el Congreso de la República
nos aprobó una deducción del 30 por ciento a las
inversiones generadoras de renta y de empleo. Hay que mantenerla
por los cuatro años de su vigencia. Qué bueno, qué bueno
lo que usted acaba de decir, doctor Alejandro,porque nos da apoyo
a la tesis de que esos estímulos de requieren.
Hoy
en Colombia,gracias a esa disposición
normativa, si yo tengo una empresa de calzado en Bucaramanga, eempresa
genera una utilidad de 100, pero hemos hecho una inversión
en una máquina que cuesta 60,podemos deducir tributariamente
el 30, o sea 18 pesos. En consecuencia no se pagaría impuestos
sobre una renta de 100, sino de una renta que al deducirle a 100
los 18,sería de 82.
Estos
son algunos de los estímulos que
hemos venido introduciendo para el crecimiento. Y a fe que falta
mucho, pero hay motivos de entusiasmo.
A
mí me preocupa muchísimo el déficit
pensional. Me sentiría mal por Colombia, si le entregara
a mi sucesor la Presidencia de la República sin resolverlo.
Hay cinco millones de colombianos que deberían tener pensión
y solamente un millón cuentan con pensión. Y esas
pensiones a la Nación solamente el año entrante le
valdrán 16 billones. Una suma superior a la transferencia
de la Nación a las regiones, que vale 14.600 billones.
A
mí me preocupa la coyuntura tasa de
cambio. Ahora le decía al doctor Abdón Espinosa que
las épocas cambian. Por fortuna en los Ministerios de Hacienda
que él ejerció, esa política la definía
el Gobierno, que presidía y orientaba la Junta Monetaria.
Hoy el Presidente de la República hace comentarios, presenta
iniciativas, pero finalmente es un Banco de la República
independiente, en virtud de la Constitución del 91, el que
toma esas decisiones.
Si
algo necesita Colombia para que avance la política de seguridad democrática, es que el Presidente
comprometido con la mano dura contra los terroristas, simultáneamente
respete las instituciones. Pero confío que podamos tomar
medidas en el Congreso, para resolver el problema del déficit
originado en las pensiones. Confío que podamos superar esta
coyuntura adversa de tasa de cambio.
Estamos buscando un esquema tributario que concilie
la equidad, la necesidad de resolver el problema fiscal y al mismo
tiempo que no afecte la confianza inversionista.
Por
eso también he propuesto no aumentar
la tarifa del patrimonio, pero sí disminuir la base para
que otros patrimonios que no pagan, nos paguen esa tarifa que es
pequeña.
Y
hemos propuesto que los municipios nos ayuden con una sobretarifa
catastral al pago de las pensiones. Si no lo
hacemos, todos los días habrá más municipios
quebrados por el tema de las pensiones.
Y hemos propuesto un IVA general. Es una propuesta
impopular. Pero es que esta patria nuestra tiene un 47 por ciento
de bienes y servicios que no pagan IVA.
Lo
hemos propuesto con una tarifa pequeña.
Creemos que una tarifa pequeña allí, ayuda mucho
a la disciplina fiscal, a resolver el problema de ingresos del
Estado y no le hace daño a la vida social de la Nación.
Confío
que podamos entregar unas buenas decisiones en materia constitucional
y legal al final de esta legislatura.
Lo necesitamos.
Todavía nos queda por financiar un pago
de deuda en el extranjero de más de dos mil millones de
dólares el año entrante y de una cifra superior en
2006.
La
manera colombiana de acudir a los mercados y a los bancos por
unos créditos de más largo plazo
y de menos tasa de interés, es la manera nuestra, pero eso
obliga crear condiciones para que nos crean. Por eso tenemos que
hacer la tarea fiscal.
Sí quiero decirle, doctor Alejandro, que
soy conciente que los estímulos que hemos introducido para
el crecimiento y la generación de empleo, no los podemos
echar para atrás.
En
medio de lo que falta, hay noticias buenas. Cuando este Gobierno
empezó, me dijo el equipo económico: “Presidente,
el desempleo se nos va a ir al 25 por ciento, la inercia que trae
lo hace inatajable”. En dos años se ha reducido en
tres puntos. Es muy alto todavía, entre 12 y el 13, pero
se ha reducido en tres puntos, y confío que podamos al final
del Gobierno tenerlo bastante más reducido, ojalá en
un digito.
“Presidente”, me decían, “no
sueñe con que va a crecer la economía”. ¿Saben
cuanto fue el pronóstico de crecimiento para el año
2003? Dos por ciento, y creció casi cuatro, en unas circunstancias
difíciles, porque crecimos contra Keynes, crecimos en contracción,
y eso sí que hace más difícil el crecimiento.
Contra dos contracciones, contra la que conoció Keynes,
contra la contracción en la inversión pública,
y contra otra contracción: la contracción de la droga.
Qué tristeza, qué tema tan fatal
para Colombia. La droga, que es nuestra decisión acabarla,
aquí la han contabilizado en las cifras de crecimiento,
y le dicen a uno: “Presidente, lo que pasa es que como se
disminuyó la droga, la economía no le creció al
4 sino al 3.7”. Entonces contra esas dos contracciones, la
economía el año pasado creció casi al 4.
Y
me habían dicho: “Presidente,
no sueñe, la economía en el 2004 no crecerá más
del 2.5”. En el primer semestre de este año creció al
4.4 y estamos haciendo esfuerzos para que crezca al 5 y más,
y para que Colombia tenga un período largo, sostenido, de
crecimiento económico.
Aquí la gente no quería invertir.
Uno de los problemas, una de las causas del problema de tasa de
cambio, es el regreso de dólares que los colombianos habían
exportado. Aquí logramos el año pasado ya tener una
tasa de crecimiento de la inversión industrial del 12 por
ciento. ¿Saben ustedes en cuánto está creciendo
la inversión industrial este año? En el 25 por ciento.
Tarde que temprano, eso va a producir un buen impacto en el empleo.
Y
hemos logrado eso, sin sacrificar inflación,
porque algunos economistas dicen: “Dejen que la inflación
3 ó 4 puntos más, que eso nos ayuda en el empleo”.
Eso era posible en una economía cerrada, en una economía
globalizada no es posible, porque nos afecta la competitividad
y nos afecta los tratados de comercio.
Entonces
nosotros tenemos que hacer compatible el crecimiento del empleo
y de la economía con el control
de la inflación. Hoy amaneció el país con
una buena noticia: la inflación de agosto fue de tres centésimas,
la acumulada del año, la más baja desde su Ministerio
en 1970, doctor Abdón Espinosa. Y la anualizada ya por debajo
de seis.
Entonces
lo que tenemos que hacer es superar los nubarrones para que las
tendencias buenas que se perfilan en
la economía, le produzcan a este país empleo y bienestar.
Vamos
a insistir en la reforma administrativa. Con valor civil santandereano,
la ministra Marta Pinto de De Hart,
enfrentó un mito: Telecom. Enfrentamos el problema laboral
de Ecopetrol, lo llevamos a un tribunal de arbitramento, sostuvimos
el conflicto hasta que se produjo el laudo, dijimos: Ecopetrol
no se privatiza. Este Gobierno no hace parte de la zonas neoliberales
privatizadoras que hicieron un recorrido funesto en América
Latina, pero sí tenemos que garantizar la sostenibilidad
del Estado.
¿Para qué empresas estatales que
se arruinan y arruinan las finanzas públicas? Por eso necesitamos
un Ecopetrol sostenible en el largo plazo.
Pero
además hemos reformado 142 empresas
del Estado, hemos eliminado 37 innecesarias, pero no estamos contentos,
hay que reestructurar toda la red pública de salud, hay
que reestructurar las 37 clínicas del Seguro Social. Tenemos
los recursos para aportarle a la reestructuración del Ramón
González Valencia, pero el señor Ministro y el señor
Gobernador han hecho el acuerdo de que eso se pague solamente cuando
esté reestructurado. De lo contrario es seguir con el mal.
Le
preguntaba esta mañana a los sectores
populares de Bucaramanga, en ese emocionante acto, para registrar
la entrega de 342 mil carnés de salud este año en
este departamento: ¿Cuál es la cura para el problema
del Ramón González Valencia? ¿El mejoral que
quite el dolor de cabeza por un ratico o el antibiótico
que cure la infección? Y ellos me decían: “Presidente,
el antibiótico”. Por eso necesitamos la reestructuración.
Yo
confirmo en frente de ustedes nuestra voluntad, a pesar de todos
los faltantes de presupuesto, de contribuir a
la salvación de la red pública hospitalaria de Santander,
con el Ramón González Valencia a la cabeza.
Pero
para que eso se resuelva, con reestructuración.
Y que nos ayude el sindicato. Desde aquí le hago un llamado
a los sindicatos: Colombia necesita solidaridad entre la empresa
privada y los trabajadores. Entre los trabajadores y las empresas
del Estado. No creo en un país de antagonismos, creo en
un país de debate democrático, pero con capacidad
de encontrar opciones, de encontrar síntesis.
Qué bueno que en el González Valencia
pudiéramos contratar actividades con el sindicato, pasar
del viejo sindicalismo de reivindicación a un moderno sindicalismo
de participación.
Qué bueno
que se organizaran en cooperativas y que muchas de las actividades
que hoy no permiten la sostenibilidad
del hospital, se pudieran contratar con organizaciones de los propios
trabajadores. Un modelo social sostenible. No es maltrato a los
trabajadores. Un modelo social sostenible es nuestra propuesta.
Vamos
a seguir en el empeño de esa reforma
administrativa. Por supuesto la escasez de recursos, a la cual
me referí, frena las aspiraciones del Presidente de la República.
Cuánto más quisiera responderles
a los colombianos, pero mi Dios sabe hacer las cosas. A unos nos
da mucho entusiasmo y muchas energías, pero una chequera
limitadita. Qué tal que al entusiasmo con que nos ha dotado
el Creador, le hubiera sumado una chequera gordita. Hemos tenido
que trabajar con superávit de entusiasmo y con déficit
de recursos. Vamos a sacar adelante Sogamoso, reitero mi compromiso,
no es fácil.
Ya
les hablé del tema general de las finanzas
públicas. Déjenme hacer unas anotaciones del tema
micro del sector eléctrico para ubicar a Sogamoso.
El
país, durante muchos años, hizo
un gran esfuerzo en construcción de hidroeléctricas.
Cuando había aguaceros no había problema, en las épocas
de sequía entrábamos en racionamientos. Eso obligó a
que avanzáramos con las plantas térmicas y entonces
existe la tesis de que necesitamos llevar de la mano la térmica
con la hidro, tener un país en esa oferta equilibrada. Ese
es un punto bien importante.
Un
segundo punto: Cuando este Gobierno empezó,
teníamos más de 5 millones de kilovatios de capacidad
instalada que no se estaban utilizando. Capacidad instalada ociosa.
Eso implica un alto lucro cesante para el sector público
y para el sector privado. Hemos venido creciendo.
Por
ejemplo el dato, que tuve esta mañana,
es que el consumo de energía de los sectores productivos
en el mes de agosto creció casi al 11 por ciento, eso es
bueno, eso indica que la economía está vigorosa,
pero todavía falta mucho para copar ese sobrante de capacidad
instalada.
Hay
otro elemento a considerar. La Ley 142 de principio de los 90,
le abrió espacios amplios al sector
privado en la prestación de estos servicios. Entonces cualquier
decisión que se tome por ejemplo para que el sector privado
aboque la financiación y construcción de Sogamoso,
no puede constituirse en competencia desleal frente a los otros
actores que están interviniendo en el mercado de generación.
Cuando
le he dicho al Ministro: démosle
todos los estímulos tributarios para que el sector privado
construya Hidrosogamoso, el me ha dicho: “Presidente, tengo
un límite, la Ley 142 no me permite dar unos estímulos
que por otros generadores se interpreten como competencia desleal”.
Soy
partidario de encontrar los estímulos
para que el sector privado nos haga Hidrosogamoso. Quiero hablarles
con toda franqueza de esa limitante, pero a mí no me gusta
quedarme en el no. Esa limitante tenemos que buscarle un acomodo.
Con
toda la decisión de hacer Hidrosogamoso,
pero con toda la flexibilidad de opciones para que su construcción
y financiación sea totalmente conveniente para Santander
y para el país, vamos a buscar opciones sobre la gama de
estímulos que deben ofrecerse a los posibles financiadores
y constructores de Hidrosogamoso. En esa tarea estamos.
Creo,
doctor Alejandro, que la diferencia se va a resumir a unos años menos para empezar la ejecución
de la obra o a otros más, pero con la ayuda de Dios la hacemos,
el país la hace.
Y
por supuesto, hay que tener en cuenta allí otros
temas. Uno no pude pensar en esa hidroeléctrica, en Pescadero,
en mi departamento, cuando solamente hay la expectativa de un mercado
nacional. Por eso hemos venido trabajando para que Colombia sea
un gran exportador de energía.
El
año pasado exportamos más de
100 millones de dólares al Ecuador. Estamos fortaleciendo
la integración con Venezuela, está interconectado
Puerto Carreño con Venezuela, avanzamos en otros proyectos
de la naturaleza, y ustedes saben que en el último encuentro
con el presidente Chávez, se definió construir el
gasoducto La Guajira-Maracaibo, para que inicialmente Colombia
alimente a Maracaibo, y una vez Venezuela le ofrezca a Maracaibo
gas del oriente venezolano, ellos nos suministrarían gas
para las deficiencias que nosotros llegáramos a tener.
Y
está también inicialmente autorizada
Venezuela para construir el poliducto que permita exportar combustible
venezolano al Asia desde un puerto colombiano en el Pacífico,
eso nos va a ayudar mucho a internacionalizar la política
energética y a tener otras fuentes de abastecimiento.
Con
el presidente Torrijos, hace dos días,
en el momento de su posesión, reiteramos ese compromiso
que los países centroamericanos han asumido: permitir que
Colombia ingrese al plan Panamá-Puebla, inicialmente con
tres obras: la Carretera Panamericana, la construcción del
gasoducto y la línea de interconexión eléctrica.
Ya
hicimos el primer contrato y tenemos los primeros resultados
en la parte de opciones ambientales para la línea
de interconexión eléctrica. En el momento que esa
línea se empiece a construir y Colombia lo va a hacer, vamos
a tener más interés de los particulares por financiar
proyectos como Hidrosogamoso. Me parece que ese elemento de conquista
de otros mercados, es de gran importancia para hacer viable las
nuevas generadoras en el país.
Sobre
la carretera del Escorial, les tengo malas noticias. No me puede
comprometer con ella en la campaña
ni me puedo comprometer con esa carretera ahora. Por el costo en
dólares y las dudas, los nubarrones geológicos. Si
algo quiero es conquistar la credibilidad de los colombianos en
nuestras instituciones, es lo fundamental. A ningún compatriota,
menos a santandereano alguno, puede el Presidente de la República
mentir. Yo hoy veo con inmensa dificultad la variante del Escorial.
Tenemos
que poner en buenas condiciones la carretera Bucaramanga-Cúcuta. Usted ha dado un informe fidedigno,
están garantizados los recursos para el tramo de la otra
vertiente de la cordillera, pero tenemos que hacer un esfuerzo
y todavía no hay las partidas presupuestales para este lado.
El
señor Director de Invías me
confirmó que con algunos recursos de emergencia, vamos a
empezar a trabajar en esta vertiente de la cordillera.
Las
vías del área metropolitana.
El Gobierno Nacional con eso cumple. Delegamos inicialmente los
peajes nacionales, para que esos ingresos queden en Santander.
Y se va a empezar la construcción del peaje, nos hemos demorado
mucho, hay que recuperar tiempo. Y el Gobierno Nacional incluirá la
partida adicional que usted reclamaba, que exige ese proyecto,
en el momento oportuno.
Lo
importante es empezar con el peaje y con la doble calzada al
aeropuerto y a Lebrija. Eso es el primer proyecto
de este gran conjunto, que incluye también la vía
conocida con el nombre de La Gómez, para tener una comunicación
más ágil, con menos pendiente entre Bucaramanga y
la troncal del Magdalena.
Estamos
abriendo licitaciones para pavimentar 2.500 kilómetros de carreteras en el país, a eso
se suman otros 800 que se han venido pavimentando. La participación
de Santander es buena, aquí la hemos discutido mucho con
Gobernador, alcalde y la comunidad.
La
Transversal del Carare: hemos avanzado en unos tramos que encontramos
en ejecución y los hemos financiado.
Tenemos en el plan 2.500 el tramo que va de Cimitarra al río
Magdalena. ¿Cómo se llama ese puntito? Puerto Araújo.
Nos falta por financiar, no lo tenemos, el tramo entre Landázuri
y Cimitarra.
Creo
que de Landázuri a la cordillera
y a Boyacá, lo que falta es mínimo, eso quedará totalmente
pavimentado. En la nueva licitación está el tramo
de Cimitarra-Puerto Araújo, aún no tenemos recursos
para el tramo Landázuri-Cimitarra.
Los
partidos, las libertades públicas.
Lo escuché con inmensa devoción, pero las responsabilidades
del cargo me impiden referirme a ese tema.
Déjeme decir que cuando creo que Colombia
necesita orden público, crecimiento, empleo o política
social, cuando les digo a los santandereanos, como les dije esta
mañana, que aquí necesitamos más soldados
y más policías y más carnés de salud
y más educación, cuando me comprometo a que el Sena
pase de un millón de estudiantes que atendía en el
2002 a 4 millones que habrá de atender en el 2006, todo
eso es importante. Pero por encima de eso está la credibilidad
de las instituciones. Lo primero que necesita Colombia es la credibilidad
en las instituciones.
Institución es la justicia, institución
es la Presidencia, institución es el Congreso, institución
son los partidos, referentes morales son los partidos, puntos de
convocatoria éticos, factores de creación de ciudadanía.
La recuperación de los partidos hace parte de la recuperación
de las instituciones.
Si
mis limitaciones humanas permitieran crear en Colombia una tendencia
de recuperación de la credibilidad
en las instituciones, este tranquilo, doctor Alejandro, que eso
recupera la credibilidad en el ejercicio de la política
y en la actividad de los partidos.
Claro
que la acción de los partidos no
puede ser solamente formal, ahí se pierde la credibilidad.
Los partidos tiene que profundizar en sus análisis, mirar
su recorrido histórico, prospectarse.
Cuando
aterrizo en Palonegro, vienen a mi recuerdo las lecturas de aquellas
cartas que se cruzaron los generales Gabriel
Vargas Santos y Rafael Uribe Uribe y que motivaron la Guerra de
los Mil Días, y digo cómo necesitamos las libertades
públicas.
Pero
es que hoy las libertades públicas
no están en juego por el Estado, están en juego por
los terroristas, dejo en sus reflexiones lo siguiente: países
vecinos enfrentaron desafíos de guerrilla infinitamente
menores a los desafíos del terrorismo que nosotros hemos
enfrentado, conculcando a las libertades públicas. Aquí no.
Ese
es un patrimonio importante que los partidos deberían empezar a recoger sin avaricia. Nosotros estamos
enfrentando a los terroristas con toda agresividad, pero con toda
transparencia. Nuestra preocupación por los Derechos Humanos
es tan importante como nuestra voluntad política de derrotar
a los terroristas.
Eso,
doctor Alejandro y queridos compatriotas de Santander, es algo
que debe contribuir al acervo de los partidos
democráticos de Colombia.
Creo
que ese rescate en la credibilidad de las instituciones si lo
logramos, va a hacer mucho por rescatar la
credibilidad en los partidos. Vivimos momentos de la Patria en
los cuales lo más importante es construir la unidad de los
colombianos. No es fácil darle una declaratoria de proposición
de derrotar al terrorismo y no polarizar a los colombianos.
He
procurado que una voluntad de hierro que quiero encarnar en todo
momento para derrotar al terrorismo, vaya acompañada
de un propósito sincero de unir a los colombianos, de una
visión, de una sociedad colombiana solidaria, sin exclusiones
y sin odios.
Qué importante eso para el proyecto político,
sin exclusiones y sin odio, en debate permanente sí, pero
con contradicciones superables, no con antagonismo ácidos.
Lograr eso, a tiempo que se lucha en la derrota del terrorismo,
no es fácil. Si lo logramos eso va a contribuir mucho a
la credibilidad en todas nuestras instituciones democráticas.
Cada
mañana recuerdo una estrofa del himno
de Santander, que en este mediodía de los 85 años
de Vanguardia, escuchamos cantar aquí bellamente: “Santandereanos
siempre adelante, santandereanos ni un paso atrás, santandereanos
con el coraje por estandarte y por escudo la libertad”.
Yo
diría en estos 85 años de Vanguardia:
colombianos siempre adelante, a toda hora reflexión, pero
a ninguna hora claudicación.
Creo
que con afecto por esta tierra podemos ir pensando en que llegue
a Colombia la frase del Quijote: “Todas
las borrascas que nos suceden, son señales de que presto
ha de serenar el tiempo y habrá de ocurrirnos bien las cosas,
ya que no es posible que el bien y el mal sean durables, que habiendo
durado tanto el mal, quiere eso decir que el bien ya está próximo”.
Que
estos 85 años de Vanguardia se hayan
constituido apenas en la primera etapa de contribución a
la creación de un bien permanente, intemporal de todos los
momentos para las actuales y venideras generaciones de Santander
y de Colombia.
Muchas
felicitaciones, Vanguardia Liberal”
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