CUANDO LOS REYES MAGOS LLEGARON A LA CASA DE NARIÑO

Bogotá, 16 dic (CNE). Hacia las 6 de la tarde llovía a cántaros en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño. Gaspar, Melchor y Baltasar, junto con el Ángel San Gabriel, aguardaban en su camerino la hora de presentarse ante los espectadores que, por primera vez, asistían una Novena de Aguinaldos en un sitio tan inusual e inesperado.

Debajo de un toldo blanco y ataviado con vestiduras doradas que le resaltaban una barba curtida ya por los años, impaciente y con un tinto en la mano, estaba el Rey Baltasar (o mejor, Carlos Benjumea), quien contó cómo surgió el reto de colocar en escena la Novena de Aguinaldos. “Surgió cuando Fanny Mickey me informó que por primera vez una obra de teatro sería abierta al público en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño”, relató.

Carlos Benjumea considera como un gran acierto el que el Jefe de Estado haya abierto la casa presidencial para que el pueblo se acerque a su Mandatario. Fue así como hace dos meses comenzaron los preparativos para dar comienzo a uno de los actos más destacados de la celebración de la Navidad en la capital de la República.

TRAS BAMBALINAS

Otra era la historia de Víctor Sánchez, un hombre de 40 años, a quien se encargó del montaje del evento, espectáculo del cual la lluvia no fue hoy su mejor aliada. Los preparativos habían comenzado con quince días de anticipación, tiempo que se duplicó en esfuerzos, ya que 24 horas antes del estreno no cesaba de llover en el centro de la ciudad, hecho que retrasó el montaje por un día y obligó al equipo a trabajar horas extras.

Llegó el 16 de diciembre. En horas de la tarde el personal técnico todavía armaba estructuras, probaba luces, resguardaba los cables de la llovizna. El personal de Inravisión hacía también lo propio: armaban y desarmaban tarimas buscando el mejor ángulo para la transmisión de televisión.

A Víctor nunca se le había ocurrido hacer un montaje en la Casa de Nariño. Como hombre de espectáculo que es, él ha librado batallas en el Parque Simón Bolívar, en el Teatro La Castellana, en decenas de conciertos de música, haciendo siempre honor a una frase que caracteriza al mundo de las luces y las tablas: el show debe continuar.

Víctor y sus 25 coequiperos se la pasaron así las últimas horas: tapando goteras, cubriendo la escenografía para que no sufriera daño alguno, revisando las medidas de seguridad, hasta que por fin el montaje salió a flote y su sentido de responsabilidad se vio compensado con los aplausos del público.

SE ABRE EL TELÓN

Cesó la lluvia, la gente llegó y los desertores de la Novena en la Plaza de Bolívar se desplazaron a la Casa de Nariño, a donde muchos de ellos nunca habían entrado. El frío era intenso pero fue compensado por el calor humano y la alegría que se respira en las fechas navideñas.

Los niños de los albergues Santísima Trinidad, Proyecto Alma de Niño y Albergue Infantil de Bogotá se deslumbraron con un gigantesco camello que apareció tirado por Baltasar, mientras Gaspar y Melchor avanzaban por el camino que conduce a Belén, ruta que también fue desandada en su momento por el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien presenció muy atento esta obra teatral que estará en escena hasta el 23 de diciembre en la Plaza de Armas de la sede del Gobierno de Colombia