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Una tarde en que se reconoció a los hombres de valor

LA LLUVIA NO LOGRÓ OPACAR A LOS HÉROES

Bogotá, 19 nov (CNE). Sobre las cinco de la tarde, en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, el cielo azul dejaba su color. Lentamente, como una madre que ha perdido a su hijo en combate, cambiaba su brillo para llorar. Una a una las gotas de lluvia rendían un sentido homenaje a los soldados que dieron su vida por la patria.

La espera y el silencio que se percibía por instantes en el ambiente, fue desapareciendo a medida que el Batallón Guardia Presidencial interpretaba el Himno Nacional para dar inicio a la ceremonia en honor a los militares caídos en combate.

En medio de los uniformados y con el orgullo del deber cumplido, se hallaba el soldado voluntario Yamith Alexis Camejo Mojica, para los curiosos uno más, para sus compañeros un “verraco” y para el país el hombre que lideró el rescate de Monseñor Jorge Enrique Jiménez.

El reto

Con cuatro años como soldado voluntario, Alexis ha asistido a varios combates, pero el más triste fue cuando una mina antipersonal arrebató la vida de su mejor amigo.

Pero no todos los operativos traen tristeza. Para él, saber que está prestando un servicio a su patria es un orgullo y más cuando el presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, le ha reconocido su valentía y sacrificio: “Usted, Yamith Alexis Camejo Mojica y sus compañeros, con la cooperación de los ciudadanos, dieron un paso fundamental para derrotar el flagelo del secuestro en el país”.

El pasado 15 de noviembre, a sus veinticinco años, Alexis, ante los ojos del país y junto con sus compañeros, fue uno de los héroes. Siendo las 11 de la mañana de aquel viernes liberaron a Monseñor Jorge Enrique Jiménez y al padre Desiderio Orejuela.

Para este bogotano era una misión sagrada que debían cumplir. Por esa labor y al compás de las notas del Himno al Ejército, desfilo ante periodistas, familiares y curiosos para recibir de manos de su máximo comandante, por primera vez, la Medalla a los Servicios Distinguidos en Orden Público.

La otra cara

Mientras Yamith recibía el máximo honor militar al valor, David de 6 meses y Sebastián de 3 años, aguardaban junto a Reina Maris Ospina que su padre fuera condecorado. Su inocencia no entendía por qué a su progenitor Vivian de Jesús Muñoz Ospina le amputaron una pierna a causa de una mina antipersonal, lo cual lo obligó a estar postrado en una silla de ruedas desde hace cinco meses, luego de combatir en Remedios, Antioquia, con subversivos del Eln y las Farc.

Sin embargo, su condición no ha frenado sus ganas de luchar para sacar a Colombia adelante. “Si tuviera la oportunidad de seguir defendiendo mi país no lo pensaría dos veces”, dijo. Su valor le mereció la distinción de Herido en Acción.

Este soldado voluntario agradece a todos los civiles que colaboran con las Fuerzas Militares para acabar el flagelo de la violencia y desde su otra óptica desea que sus compañeros sigan adelante, con mucha moral, esa que, según Vivían, dio Alexis y sus compañeros al liberar a Monseñor. “Viendo las noticias me sentía orgulloso de todo mi Ejército. No lo niego, se me vinieron las lágrimas. A pesar de que no pude ir allá, de mil amores quisiera estar en el área con mis compañeros”, expresa.

El apoyo de los padres

Apartando de su rostro los lentes para secarse las lágrimas, Héctor García no olvida que se encontraba manejando cuando recibió la noticia de que su hijo Harry Rodrigo Oliveros García, Marinero Segundo de Infantería de Marina, había perdido la vida en un combate en Corosal, Sucre.

A su hijo lo describe como héroe. Siempre fue una persona de bien que aprendió a defender con honor la patria en la Infantería de Marina.

Desde que su hijo decidió incorporarse a la Armada, Héctor le brindó su apoyo incondicional “Si mi hijo volviera a nacer, estoy seguro que volvería a su institución. Cuando se tiene amor no se tiene angustia”, dice.

Héctor tiene otros dos hijos. Y hoy, pese al dolor, dice que si ellos optaran por la vida militar, al igual que a Harry, él les daría todo su apoyo. Hoy, sintiéndose orgulloso, recibió con honor la medalla al valor que se concedió, en forma póstuma, al Marinero Segundo.

El tricolor nacional seguía hondeando en lo alto. Hoy 21 hombres, héroes, fueron condecorados por su valor y entrega para que la patria no sea usurpada. Para que cada colombiano se sienta agradecido por tener una Fuerza Pública llena de hombres orgullosos de ser soldados y policías de Colombia

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