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MINCOMUNICACIONES INSTALA CONGRESOS DE TELECOMUNICACIONES

Cartagena, 23 oct (CNE).- La siguiente es la intervención de la ministra de Comunicaciones, Martha Pinto de De Hart, durante la instalación del XVII Congreso Nacional y VII Andino de las Telecomunicaciones.

"Es para mí un grato honor tener la oportunidad de atender esta amable invitación del Centro de Investigaciones de Telecomunicaciones -CINTEL, para instalar el Décimo Séptimo Congreso Nacional y Séptimo Andino de Telecomunicaciones.

Este escenario sin duda se ha consolidado como el más importante espacio de reflexión y debate sobre los múltiples y veloces cambios que se producen en la región y en el mundo en torno a la nueva época de la información y el conocimiento.

Debo expresar mi complacencia por la trascendencia de los temas que serán tratados durante este evento y manifestar mi beneplácito por la importante presencia de los delegados del sector de las comunicaciones de las naciones hermanas de Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú, Venezuela y República Dominicana.

Permítanme también expresar mi gratitud, en nombre del Gobierno Nacional, al equipo de organizadores del congreso, y más especialmente al Ingeniero Manuel Martínez, Director Ejecutivo de Cintel, por el juicioso trabajo y la importante convocatoria que han logrado para la realización de los foros y la muestra comercial que se llevará a cabo.

De antemano les deseo a todos los asistentes la más productiva y exitosa deliberación a lo largo de estos tres días de intercambio y aprendizaje.

Debo comenzar por destacar que para el Ministerio de Comunicaciones, esta naturaleza de escenarios constituyen una oportunidad muy valiosa para que de manera conjunta entre autoridades públicas, empresarios del sector y analistas, evaluemos el proceso de evolución del sector a nivel mundial, y encaremos con renovado espíritu los nuevos desafíos que nos esperan para mejorar el clima de inversión y cumplir con las metas sociales que Colombia demanda.

Reiterando la importancia sectorial de este Congreso, quiero aprovechar la oportunidad para convocarlos a que asimilemos los conocimientos de los foros a realizarse, dentro del contexto de las realidades y los desafíos que hoy enfrenta Colombia.

Bajo el liderazgo del Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez, el país ha optado mayoritariamente por asumir especiales sacrificios con el fin de recuperar patrimonios olvidados como la seguridad democrática, la legitimidad de un Estado eficiente para la Nación, y la siembra de mayor equidad social para el conjunto de la población colombiana.

Todos los esfuerzos y las reformas que el Gobierno viene adelantando, como la propuesta del referendo, las reformas tributaria, laboral y pensional, y la lucha contra la corrupción y la politiquería, se asumen con el objetivo de crear las condiciones para construir una sociedad justa, en donde prevalezcan la participación democrática, la generación de nuevas fuentes de trabajo, el aumento y mejoramiento de la atención en salud y educación y la masificación del uso de las tecnologías de la información como un instrumento de productividad nacional y competitividad mundial.

Reconociendo la creciente y efectiva dinámica de las tecnologías modernas, el Gobierno ha considerado la infraestructura de telecomunicaciones como un pivote esencial para impulsar el conjunto de sus políticas globales en el campo de la seguridad, la gestión pública, el crecimiento económico y la participación democrática.

La decisión del Presidente Uribe de acoger la Agenda de Conectividad como una política de Estado, demuestra el compromiso del Gobierno con la meta de modernizar los sectores tradicionales de la economía colombiana y dar un salto cultural y económico cualitativo que nos permita insertar de lleno a Colombia en la Sociedad de la Información y el Conocimiento.

Esta nueva era, que nos corresponde orientar y consolidar, estará signada por el proceso económico de la globalización, el cual se debe gestar desde lo local, por la política de la liberalización y por el proceso de la convergencia.

Dentro de este engranaje, el internet se erige como la red de comunicación de la modernidad, a través de la cual no sólo vamos a modernizar y hacer transparente la gestión pública y la estructura económica para articular el mercado nacional y fortalecer el comercio exterior, sino que también, y quizás más importante aún, el conocimiento que apropiemos o que generemos a través de la red mundial, nos permitirá modernizar nuestra visión del mundo y potenciar nuestra creatividad y saber social como una ventaja competitiva para mirar con sana ambición las inmensas oportunidades que nos ofrece el mercado en una sociedad global que está más allá de las fronteras nacionales.

Han quedado en el siglo pasado las experiencias de muchas naciones donde, como en el caso de Colombia, la operación de las redes de telecomunicaciones y la oferta de estos servicios eran función exclusiva de los gobiernos.

La política de liberalización de mercados y la apertura a la libre competencia, ha probado tener un impacto positivo en el proceso de universalización de los servicios de comunicación.

Por ello considero un elemento de la mayor conveniencia, promover un clima permanente de amplia discusión sobre la toma de decisiones del sector, en la que participen las instituciones que orientamos la política sectorial, los operadores públicos y privados que ahora cumplen con esta función social y los usuarios como nuestro principal objetivo.

Este es el tipo de ejercicio que con resultados muy positivos hemos realizado alrededor del nuevo proyecto de ley de las tecnologías de la información y la comunicación y del proyecto de ley de televisión, con los cuales vamos a fijar los derroteros para la transición del sector hacia la tendencia mundial de la convergencia de redes y servicios.

Soy consciente de que este es un sector altamente competitivo, donde los planes de negocio e inversión exigen rigurosas pruebas de rentabilidad en el más inmediato futuro. Tengan la certeza de que dedicaré mi mayor esfuerzo para garantizar las mejores condiciones de estabilidad económica, jurídica y regulatoria a los inversionistas nacionales y extranjeros.

Pero también es indispensable que abordemos la sociedad de la información con una visión humanista, en donde el centro de la política pública la ocupen los derechos de comunicación de las personas, que como todos nosotros, esperan la mejor calidad en los servicios, con las más recientes innovaciones y atendiendo a las necesidades concretas que demandan las personas y las empresas en cada sector particular.

Tenemos frente a nosotros la responsabilidad de trabajar mancomunadamente para que este sea un sector, social y económicamente rentable. Está por delante la misión de lograr que entre todos los empresarios y usuarios de las telecomunicaciones y la informática, el Gobierno y el Congreso, construyamos un modelo exitoso para el desarrollo de esta industria, un modelo que beneficie tanto a la industria del sector como al conjunto de la sociedad.

A ello nos compromete el deber ético y ciudadano de evitar que la brecha digital interna se constituya en un agravante adicional de la ya preocupante deuda social que vive el país.

En mi reciente participación en la Conferencia de Plenipotenciarios de la UIT en Marruecos, expresé cómo la posibilidad del desarrollo humano y económico durante el tercer milenio, dependerá en gran medida de la cobertura y de la habilidad de las personas para utilizar las tecnologías de la información y la comunicación.

Pero para que la revolución de la información tenga impacto real en economías emergentes, resulta indispensable cambiar el actual modelo comercial de transferencia y de acceso a la tecnología.

A través de un consenso mundial, resulta imperativo establecer un nuevo mecanismo de costos de acceso a la tecnología, a los servicios de comunicación y a las redes de información.

Por ello quiero aprovechar la presencia de autoridades andinas del sector, para invitarlas a que nos propongamos asumir una posición conjunta con el fin de fijar una voluntad política audaz que nos permita presionar en los escenarios internacionales la urgencia de dar un viraje en el actual sistema mundial de distribución y comercio que impone serias barreras económicas para el acceso a los equipos y a los servicios de telecomunicación e informática.

Entre los países andinos debemos articular un frente común para eliminar las barreras que complican la disminución de la brecha digital. Tal es el caso, por ejemplo, de las tarifas de conexión a las redes internacionales de internet, que para el caso de Colombia representan el 50% del valor que deben pagar los usuarios por el acceso a esta herramienta fundamental.

Debemos así mismo, convocar una mayor solidaridad de la banca multilateral para impulsar proyectos de financiación y líneas de crédito integrales que nos permitan desarrollar incubadoras empresariales con plataforma tecnológica y estimular un desarrollo alternativo a partir de la transferencia tecnológica, la diversificación económica y la apertura de nuevas fuentes de trabajo.

No nos puede quedar duda de que la fortaleza y proyección social con que construyamos los cimientos de esta nueva sociedad de la información, tendrán un enorme impacto y una trascendencia definitiva en el bienestar y el progreso de las futuras generaciones de colombianos.

Ese es el tamaño del legado que nos corresponde diseñar para que Colombia sea un generador de riqueza y de calidad de vida durante los tiempos futuros de la sociedad del conocimiento del siglo XXI.

Como dice el Señor Presidente de la República, doctor Alvaro Uribe Vélez, La globalización, como integración de las economías es irreversible. Pero la dignidad de los pueblos pobres hace imperativo que sus resultados sociales sean equitativos. De lo contrario, su sostenibilidad política traerá inmensos costos para la democracia y la convivencia.

Pienso que quienes aquí estamos deliberando debemos ser capaces de transformar las palabras en acción, y no trastocar la autonomía de nuestra voluntad política por una retórica intrascendente. Muchas gracias".

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