Los guerrilleros pertenecían a la cuadrilla Carlos Alirio Buitrago

LA SORPRESIVA ENTREGA DE DOS GUERRILLEROS A UN GENERAL Y UN MINISTRO

Bogotá, 22 abr (CNE). “Fue un encuentro maravilloso”, dice hoy el general Mario Montoya Uribe, al recordar lo que les sucedió a él y al ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, hace varios días, en la Autopista Medellín, cuando dos guerrilleros, vestidos de camuflaje y armados con fusiles, les salieron al paso, sorpresivamente, pero no con el ánimo de cometer algún hecho delictivo, sino para decirles que no querían vivir más la vida de la violencia en el monte y que deseaban entregarse al Ejército de Colombia.

El general Montoya, comandante de la IV Brigada del Ejército, y el Ministro de Transporte no podían creer lo que estaban presenciando. De repente, los dos hombres surgieron de la espesura por un punto exacto de la vía donde se encontraba una patrulla del Ejército. “Coincidencialmente –dice el general– pasábamos por ese sitio y cuando nos acercábamos a los soldados, aparecieron los dos guerrilleros, diciendo que querían entregarse con sus fusiles y retornar a la vida civil. Inmediatamente los recogimos, los saludamos y los abrazamos. Les dimos la bienvenida a la libertad”.

Para el general Montoya, este es quizás un hecho sin precedentes, pues los dos guerrilleros se entregaron, intempestivamente, en presencia nada menos que de un Ministro de Estado y de un General de la República.

“Con la entrega de estas dos personas ya son 58 los guerrilleros que, en el marco de la operación Marcial que venimos adelantando en la región del Oriente Antioqueño, han decidido abandonar las filas de los grupos violentos y acogerse al plan de reinserción que lidera el presidente Álvaro Uribe”, dijo el general Montoya y agregó: “Fue un hecho coincidencial y maravilloso para todos”.

Al entregarse, “los dos hombres dijeron estar aburridos de la guerrilla, estar hartos de la violencia y muy cansados y desmoralizados”. Dijeron que en el grupo en que militaban no tenían comida ni abastecimientos. Y que tenían la moral tan baja que por fin habían entendido que “la guerra no es el camino”.

Según las informaciones que constataron las autoridades, los dos guerrilleros pertenecían a una cuadrilla denominada Carlos Alirio Buitrago, que opera en el Oriente Antioqueño. Ellos eran cabecillas de mando medio y tenían bajo su mando a entre 15 y 20 hombres. Las edades de los jóvenes oscilan entre los 24 y 28 años y se les puede considerar como veteranos en el monte, pues completaban alrededor de cinco años en las filas de los grupos armados ilegales.

En la actualidad, los dos desmovilizados se alistan para ser trasladados a Bogotá, donde el Ministerio del Interior se encargará de hacer el trámite pertinente para que reciban los beneficios de la política de Reincorporación a la Vida Civil.

El general Montoya dijo que “este tipo de entregas son el resultado de la continuidad de las operaciones, de la mucha persistencia del Ejército en el área del Oriente Antioqueño por recobrar la paz y la tranquilidad para los habitantes de una región martirizada y agredida por la presencia de los grupos violentos”, hecho que ha generado un notorio fenómeno de desplazamiento hacia la capital de Antioquia.

“Estamos haciendo un gran trabajo pedagógico enviando volantes desde los helicópteros y aviones de la Fuerza Aérea. A través de los medios de comunicación invitamos a estas personas a que deserten de la guerrilla y retornen a la sociedad”, dijo el general Montoya.

“Queremos invitarlos a que se deserten todos. En la guerrilla no hay vida y la guerrilla no es futuro. Los invitamos a que regresen a la vida civil y a sus familias que los están esperando”, concluyó el comandante de la IV Brigada del Ejército

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