Habla Wilmer Torres Bernal

‘SOY EL PRIMER INVIDENTE DE JÓVENES EN ACCIÓN PERO NO SERÉ EL ÚLTIMO"

Bogotá, 20 jun (CNE). “Soy el primer invidente que tiene la oportunidad de estudiar gracias a Jóvenes en Acción, pero no voy a ser el último”.

Con esta certeza, Wilmer Torres Bernal recibió su diploma del programa Jóvenes en Acción del Plan Colombia, de manos del presidente Álvaro Uribe Vélez, durante la graduación de 12.500 nuevos alumnos de Bogotá y Soacha.

Para él este fue un día feliz, que marca el cambio de su vida y de mejores perspectivas para su futuro y el de su madre.

“Hoy voy a llegar a mi casa con la seguridad de poder decirle a mi mamá que nuestra vida va a cambiar. Ella me sustentó con caridad pública. Le pide a las personas para darme a mí para desayunar, pero eso va a cambiar”.

Wilmer, haciendo gala de su buen sentido del humor, agradeció por la “única oportunidad que le dieron para estudiar”.

A través de la Unión Temporal Colsubsidio–Cámara Junior, este joven tiene el orgullo de ser un auxiliar en logística de eventos.

Del Presidente, al que le ofreció su única propiedad: su bastón, Wilmer recibió otra de las buenas noticias del primer día de su nueva vida. A partir de mañana trabajará en Comfenalco.

Pero la vida no sólo le cambiará a Wilmer. También hoy fue un buen día para Andrés Montoya, quien aseguró que ahora todos los capitalinos verán nuevas caras, nueva energía y más optimismo en la mano de obra joven contratada para el mantenimiento de escenarios públicos, la atención de ancianos a través del programa del Adulto Mayor o animadores de lectura en las bibliotecas. Todos fueron capacitados a través de Jóvenes en Acción.

“Soy Andrés Montoya, recreador. Le prometo que así haya mil niños que están muriendo de hambre, no importa. Les voy a regalar diez minutos de sonrisa de parte suya”, le dijo a Uribe Vélez.

Patricia Pabón, una joven que estudió promoción y gestión comunitaria, está ejerciendo sus conocimientos en un jardín infantil de los Altos de Cazucá en Soacha.

Con los niños de un jardín comunitario integrado por menores víctimas del desplazamiento, ella exorcizó los pensamientos negativos. Ella y los niños los “machacaron” con pétalos de rosas y de flores, para crear un nuevo papel que ahora tiene dibujos y frases que hablan de un mejor porvenir.

“Estos proyectos son del Jardín Loma Linda y quiero que usted los observe y los mire: es con mucho amor que se los entregamos. Fueron prensados para borrar las tristezas”, dijo.

Ellos fueron apenas una muestra de los miles de jóvenes, de entre 18 y 25 años, que hoy tienen mejores perspectivas de vida y el camino señalado para ayudar desde sus oficios a construir la Colombia que sueñan hacer realidad