AL GRANO CON LOS CHEQUECITOS...
Yopal, 1 mar (cne). Era la una de la tarde, la temperatura alcanzaba los 26 grados centígrados y el auditorio estaba a reventar. En una esquina, ansiosos y sudorosos, estaban doña María Elina, doña Neftalina, don Omar, doña Trinidad, doña Ediodolfina, doña Mirtha Lulú, don Fredy y don Gerardo.
Pero las ansias y la angustia, más que el calor que inundaba el lugar, obedecían a que en pocos minutos sus sueños empezarían a hacerse realidad: el Gobierno Nacional, a través de la Fundación Amanecer, les entregaría créditos para continuar adelante con sus negocitos.
“¿Con ese apoyo cuántos empleos más va a generar?”, preguntó el Presidente a doña María Elina Vargas, la primera de las microempresarias en recibir el crédito por tres millones de pesos.
“Ehh... bueno, aumentar los que Dios me ponga”, contestó en medio de los nervios.
“¿Y cuántos le va a poner Dios este año?”, insistió Uribe Vélez. “Un poquitico con el que nos pueda cumplir”, continúo.
“Ehh, me va a poner, bueno supongamos...”, quedó muda doña María Elina, con el empujoncito que le dio el Presidente para que se sumara a la cadena de empresarios que están generando trabajo en Colombia, a través del pacto de empleo diseñado por el fallecido ministro Juan Luis Londoño, que “ahora desde el cielo nos tiene que ayudar a salir adelante”.
“Porque la tarea es –resaltó Uribe Vélez- que todo el que pueda en Colombia crear un empleo, lo haga”.
Doña María Elina Vargas es de Aguazul, Casanare, se dedica a la venta de productos de belleza por el sistema de catálogo. Gracias a esa actividad da empleo a 20 madres más cabeza de familia de su municipio y está vinculada a la Fundación Amanecer, que la apoya con capacitación y crédito.
La belleza de la mujer casanareña es orgullo del departamento, orgullo que también ayuda a construir Neftalina Vargas Silva y Ediolfina Rodríguez Escobar, quienes se dedican, al igual que María Elina, a la venta de productos de belleza. Ellas recibieron dos y un millón de pesos respectivamente.
El Gobierno también entregó microcrédito a Fredy León Guzmán. En el pasado él fue chef de una compañía petrolera. Al salir de esta empresa, su entusiasmo y ahínco lo llevaron a montar su propio negocio, que hoy genera dos empleos. Él recibió un cheque por dos millones de pesos.
El dueño de Calzado Dimar’s, Omar Barinas Barinas, obtuvo un crédito por 7 millones de pesos. En su trabajo fabrica botas tipo ‘texanas’ y cotizas en cuero de uso tradicional entre los llaneros. Esa actividad le permite dar empleo a 4 personas.
La industria textil y de lencería otorgan a doña Trinidad Gutiérrez –de 78 años de edad- la posibilidad de salir adelante con su familia y dar trabajo a otra madre cabeza de hogar. A ella el presidente Álvaro Uribe le entregó un millón de pesos, dinero con el cual continuará invirtiendo en su pequeña microempresa.
Mirtha Lulú Gaona es dueña de la papelería Llanolibros, tiene a su cargo 4 empleados y recibió 4 millones de pesos para ampliar su negocio que, como bien lo dice, “es lo único que me ha permitido salir adelante y ayudar a mis paisanos”.
A Víctor Julio Ortiz el cheque le salió por cuatro millones. Su miscelánea genera un empleo.
A todos ellos, al igual que a don Gerardo Toro, el crédito que recibieron de parte del Gobierno bajo la política de Hacer de Colombia un País de Propietarios con apoyo a la microempresa, “es una bendición”.
Don Gilberto, con más de 50 años, llegó hace unos cuantos de Cali, con un fracaso sobre la espalda. Había sido comerciante, “pero no era organizado. O sea, nunca se me presentó la oportunidad de que alguien me dijera cómo manejar préstamos”, dice con voz entrecortada por la emoción.
“La fundación te organizó y pasaste de comerciante a fabricante”, le dijo el Presidente.
“Sí, y tengo ya una empresa que tiende a ser nacional. Diseña productos de aseo”, volvió a contestar con emoción.
“¿Y cuántos empleos genera?”, preguntó Uribe Vélez. “12 y comencé solo en una pieza,” respondió don Gilberto ya con lágrimas en sus ojos.
“Hombre, lo felicito, muy bien. Que Dios le ayude con ese gran esfuerzo”, dijo el Presidente.
Don Gilberto no podía creerlo, luego de mucho luchar con su negocio. “Llegué y me consideraba acabado y aparte de eso fracasado, porque quedé mal en el comercio, con mis amigos y con todo mundo”, dijo y concluyó con el corazón en la mano: “Con esta platica y el apoyo de todos, para mí Casanare es tierra de bendición”.