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‘QUIEN DIGA QUE VIVE TRANQUILO EN LA GUERRILLA ES MUY MENTIROSO’

Bogotá, 2 mayo (CNE). Las balas que causaron la muerte y heridas a varios de sus compañeros, la angustia de una población civil inocente e indefensa y su deseo de abandonar la indigna vida en la guerrilla llevaron a alias ‘Mauricio Fuegos’ a someterse al programa de atención al desmovilizado

Mauricio le puso hoy la cara al país y, consciente de su pasado pero ansioso por su futuro, explicó a los colombianos por qué decidió dejar el fusil que cargaba desde hace dos años en las filas de las Farc en donde ejercía, hasta el pasado domingo, como tercer comandante del frente 29.

“Es que en realidad esto es una guerra que estamos librando el pueblo contra el mismo pueblo. No estamos haciendo más. Nos estamos matando entre nosotros mismos. Estamos acabando con la población civil”, dijo Mauricio, para quien su último acto en la guerrilla fue la toma de Cumbitara en Nariño.

Esas palabras fueron el comienzo de una reflexión sobre la mala vida guerrillera que padeció y que decidió dejar atrás impulsado por la inutilidad de la guerra y por el ejemplo que vio en Rafael Rojas Zúñiga, comandante del frente 46 de las Farc, quien hace una semana se incorporó al programa de desmovilizados.

“Imagínese el impacto que le da a un combatiente que deserte un comandante. Inmediatamente cómo no le van a dar a uno ganas de desertar”, dijo Mauricio.

Y es que en su testimonio, acompañado del director de la Policía, general Teodoro Campo, y del ministro delegatario, Fernando Londoño Hoyos, Mauricio dijo en público lo que muchos hablan en privado.

“El que diga que vive tranquilo en la vida de la guerrilla es muy mentiroso. Vivirán bueno los cabecillas. Ellos sí, pero uno como tropa nunca vive bien”, señaló Mauricio.

Su relato tocó los problemas de salud que deben enfrentar sin que tengan la debida atención médica, la presión de estar huyendo del Ejército y la Policía y el riesgo de perder la vida en cualquier acto terrorista, sin recibir salario o beneficio alguno.

Todos esos elementos lo llevaron a entregarse. Con temor, eso sí, porque no conocía el programa de desmovilización, pero por eso mismo se declaró dispuesto a testificar en el futuro si el programa, que lidera el Ministerio de Defensa, funciona o no.

El programa está basado en los beneficios consagrados en el Decreto 128 de 2003, el cual ofrecen garantías para todos aquellos integrantes de las organizaciones armadas ilegales al margen de la ley que se reinserten a la vida civil.

Dichos beneficios ofrecen acceso al sistema de salud, expedición de un documento legítimo de identificación, apoyo económico para capacitación, así como orientación sicológica para quien lo necesite.

El ministro delegatario con Funciones Presidenciales, Fernando Londoño Hoyos, celebró la decisión de Mauricio y calificó el hecho como “un acuerdo de paz entre una persona que estaba desafiando las instituciones del Estado, las instituciones y la sociedad y que ha resuelto dar el paso para venir a ella”.

Londoño reiteró su llamado a los miles de hombres que integran los grupos armados para que se decidan a reincorporarse a la vida civil, con la garantía de un Estado que les dará la mano para buscar un futuro más próspero por fuera de las armas.

“Nuestra palabra está solemnemente empeñada en el sentido de que todos los guerrilleros, los miembros de los grupos armados, los miembros de las AUC, que resuelvan abandonar su actividad delictiva serán tratados como corresponde de acuerdo a las leyes vigentes”, afirmó Londoño.

Con la reincorporación de Mauricio, quien fue trasladado a Bogotá junto con otros 30 subversivos que se sometieron al programa de desmovilización en el departamento de Antioquia, asciende a 475 el número de integrantes de organizaciones armadas al margen de la ley que dejaron las armas durante este año.

“Esto de la reinserción no es un programa para pregonar sino para ejecutar”, dijo el Ministro.

Mauricio quiso ser el encargado de llamar a sus ex compañeros para que sigan sus pasos.

“Quiero hacerle un llamado a los demás compañeros guerrilleros, invitarlos a que por un momento se sienten a darse cuenta si es justo seguirnos matando entre nosotros mismos. No se, ojalá esto aquí no quede en oídos, que no más sean palabras y no se cumplan. Yo mismo me voy a encargar más adelante de dar fe si en realidad están cumpliendo el Gobierno con este plan de reinserción”, puntualizó Mauricio.

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