Relato de un desmovilizado

ANTONIO QUIERE OLVIDAR LA PESADILLA QUE VIVIÓ EN LAS FARC

Pereira, 19 may (CNE). En momentos en que la ministra de Defensa, Marta Lucía Ramírez de Rincón, se encontraba en la Gobernación de Risaralda, fue sorprendida por 22 personas que ingresaron a la sede administrativa, con las caras cubiertas con gafas, sacos y pasamontañas, diciendo que querían reinsertarse a la vida civil.

Liderados por Antonio, un hombre con acento paisa, de contextura delgada, estatura media y con 14 años perdidos en la guerrilla, estos 22 desmovilizados contaron de dónde procedían y por qué habían optado por decirle adiós a la violencia. Según el recuento, 10 pertenecían a las autodefensas ilegales y 12 a las Farc.

Antonio relató que poco antes de dejar el monte había recibido de sus jefes la misión de atentar contra la vida de varias personalidades del Eje Cafetero, de activar un carrobomba, de enviar un paquete-bomba y de secuestrar a un menor de edad. La atrocidad de estas tareas y el hecho que la guerrilla le hubiese asesinado a toda su familia, concientizó a Antonio para dejar las armas y reincorporarse a la vida civil.

“En alguna época me les perdí. Me encontré con un hermano, quien me ayudó, regalándome un taxi cero kilómetros. Yo estaba muy contento y tratando de olvidar aquella vida trágica. Pero ellos volvieron a dar conmigo, y me obligaron a dejar botado el carrito y a regresar a la guerrilla. Allí aprendí que para ellos la vida no vale más que un cigarrillo”, cuenta Antonio.

Y explica: “De pronto un día estábamos por ahí, cuando el comandante del frente mandaba llamar a alguien, lo hacía amarrar a un palo y lo asesinaba. Esa era su manera de hacerse tomar respeto. Mientras tanto los otros guerrilleros apostaban un cigarrillo al que adivinara hacia qué lado iba a caer la víctima. Así de cruel es eso”.

Antonio dijo que otro hecho que lo motivó a dejar las filas de la subversión es que confía en la política de desmovilización del Gobierno, en el Ejército Nacional y de manera muy especial en el presidente Álvaro Uribe Vélez. Incluso reveló que, el día de las elecciones, evadió por unas horas el frente donde militaba y votó por el actual Mandatario de los colombianos.

“La desmovilización es la última oportunidad que les queda a quienes siguen en el monte”, no duda en afirmar Antonio.

En una carta que entregó a la Ministra de Defensa, dirigida al presidente Uribe, Antonio afirma que conoce de secuestros y atentados terroristas en la región y que está dispuesto a colaborar con las autoridades con información, para evitar que la guerrilla siga cometiendo este tipo de actos.

En la carta cuestiona también el “objetivo sin fundamento” de las agresiones de los grupos violentos contra la sociedad colombiana. “¿Es coherente que intenten alcanzar el poder destruyendo a las personas y al país por medio de guerras en sus variadas y horroríficas gamas y mediante tantos otros desaciertos que sobrepasan las fronteras de lo inconcebible?”, pregunta el hoy ex guerrillero de las Farc.

Antes de recibir atención física y sicológica por parte del Programa para Atención al Desmovilizado, Antonio dijo que el día que se entregó fue uno de los más felices de su vida. El tiene ahora la esperanza de volver a abrazar a su familia y de “olvidar la pesadilla” que vivió en las Farc.