DISCURSO
DEL PRESIDENTE EN EL ANIVERSARIO 185 DEL EJÉRCITO
Bogotá, 6 ago. (SNE).- El siguiente es el discurso del
presidente Álvaro Uribe Vélez durante el aniversario
185 del Ejército Nacional, en la escuela General de Cadetes,
José María Córdoba:
“Nos reunimos hoy en este lugar emblemático de la
Patria para celebrar un nuevo aniversario del Ejército Nacional,
para expresar toda nuestra solidaridad con el Ejército de
la Patria, para condecorar a algunos de sus integrantes por sus
méritos, por su valor, para agradecer a las familias de
todos los soldados de la Patria su abnegación, su sacrificio,
su apoyo a ese inmenso servicio a Colombia que presta nuestro Ejército.
Hoy, muchos compatriotas tienen la mente puesta en su Ejército,
ven en su Ejército un camino formidable para que Colombia
recupere plenamente el imperio de las instituciones democráticas,
para que en Colombia, los asaltantes de toda pelambre, cedan definitivamente
el terreno a la convivencia, a la vida del trabajo honrado, para
que nadie intente justicia por sus propias manos. Para que sólo
prevalezca la justicia del Estado, la justicia de la democracia,
que es la justicia legítima del pueblo, que es la única
justicia que el pueblo acepta y que la entiende ajustada a los
designios del Creador para la convivencia de los seres humanos.
Han recibido hoy las diferentes condecoraciones, el sargento viceprimero
José Abdón Sepúlveda Durán, Dilia Aurora
Oliveros y la especialista Carmen Arévalo Vargas, la medalla
Antonio Nariño.
La medalla José María Córdoba, ha sido conferida
al señor Procurador General de la Nación, doctor
Edgardo José Maya Villazón y al señor General,
Comandante de la Fuerza Aérea, Edgar Lesmes Abad, al sargento
primero Eleazar Rodríguez Santos, a los soldados profesionales
Albeiro Romero Sánchez, Luis Daniel Peña, José Alonso
Triana y Florián Arístides Moreno.
La medalla por Servicios Distinguidos en Orden Público
al teniente Juan Fernando Algarra, al subteniente Junior Camilo
Ladino, al sargento segundo José Elías Tobar, a los
soldados profesionales Carlos Julio Cobos y Hugo Javier Puerres.
La medalla Militar al Valor la ha recibido el capitán Jaime
Trujillo Buitrago, el sargento viceprimero Mauricio Celis Grosso,
el cabo tercero Luis Antonio Fajardo, los soldados profesionales
Juan Diego Aguirre Gómez, Hedimberg Herrera Cuyares, Henry
Díaz Villarreal.
El distintivo de Heridos en Acción, la teniente Isabel
Pérez Salazar. Qué acciones heroicas las que ellos
han cumplido por esta Patria, qué exposición tan
grande al sacrificio. Y también los soldados profesionales
Guberney Fuentes, Adrian Jesús Ariaño, William Valencia,
Carlos Tabares y Luis Alejandro Medina. Unas felicitaciones desde
el fondo del alma por su valor, por los servicios prestados a esta
Patria.
Permítanme hacer unas reflexiones.
Le preguntaba yo –y le he preguntado en varias ocasiones– al
general Carlos Alberto Ospina Ovalle, comandante General de la
Fuerzas Militares, por su larga y fructífera experiencia
en la vida de las Fuerzas. Él, escaso de palabras, consagrado
toda la vida a dirigir las operaciones, pero no a distancia, a
estar en el campo guiando, protegiendo, aconsejando y acompañando
a sus soldados, me decía, en la escasez de sus palabras,
que ahora, en esta etapa fundamental de su vida militar, ha visto
una gran consolidación del Ejército, de todas las
Fuerzas, con espíritu total de emprender las acciones necesarias
para recuperarle la paz y la tranquilidad a los colombianos.
Eso se advierte en el territorio. Todos los días hay más
actos heroicos de nuestras fuerzas. Me decía él que,
en algún momento de vida, años antes, cuando lo veían
operando, tomando la iniciativa, con la agresividad necesaria para
defender a la Constitución, algunos compañeros lo
miraban burlonamente, creían que ese no era el camino y
que hoy, en cambio, todo el mundo en la Fuerza quiere estar adelante,
distinguirse por su iniciativa, brillar por su heroicidad.
¡Qué bueno, qué bueno constatar esto, qué esperanzador
para la Patria!
Colombia siente amor por sus Fuerzas Militares. Los campesinos
de Colombia, con quienes tengo la circunstancia grata de conversar
permanentemente, todos reclaman la presencia de la Fuerza Pública.
Le dicen a uno: ‘Presidente, necesitamos la Fuerza Pública
y que nos acompañe permanentemente. No queremos tener que
vivir aquí, sometidos, por guerrilla o por paramilitares
o por diferentes expresiones del narcotráfico’. Hay
un reclamo en toda la Patria por la Fuerza Pública y la
reclaman con afecto, la reclaman con patriotismo, la reclaman con
convicción institucional.
Ese amor del pueblo hay que cultivarlo. Por eso vengo, en nombre
de la Nación, a expresar al Ejército toda la gratitud
de un pueblo que ama a sus instituciones porque es un pueblo que
ha sufrido cuando las instituciones están ausentes o son
débiles o cuando las instituciones están cadentes
de compromiso.
Cultivemos ese amor. Que el campesino, el obrero, el empresario,
el periodista, el líder sindical, que todos sientan razones
para amar a la Fuerza Pública, para encontrar en la Fuerza
Pública la expresión del Estado, que protege en la
práctica los derechos de todos los ciudadanos.
Ustedes han hecho un gran esfuerzo para tratar cada día
mejor al campesino, al obrero, al compatriota casual, interlocutor
en la calle. Aumentemos ese esfuerzo, que no da lidia realizarlo.
Que desde el más joven de los soldados hasta el oficial
de más alta graduación, siempre depare trato lleno
de afecto a cualquier colombiano con quien tenga oportunidad de
interlocutar, a construir confianza –creciente confianza– con
nuestros compatriotas.
Hagamos esta tarea tan difícil con amor, como la hacen
los héroes del Ejército de la Patria que han sufrido
heridas, mutilaciones.
Cuando los visito en los diferentes batallones y brigadas, aquí en
el batallón de sanidad, cuando me corresponde imponerles
las condecoraciones, les pregunto: ‘¿cómo va
en sus heridas, cuándo le van a colocar la mano, el pie,
la pierna?, en ninguna hay respuesta de amargura. A pesar de que
tengan un inmenso dolor interior, todos contestan: ‘bien,
Presidente, me están atendiendo bien, me estoy reponiendo.
Espero la prótesis para dentro de unos días’.
No tienen amargura por el sacrificio al cual se expusieron, por
el precio que pagaron por servir a la Patria, por el proceso de
recuperación de sus heridas, por la mutilación sufrida
en su propia fisonomía. ¡Qué ejemplo de amor
por Colombia, qué ejemplo de amor por el trabajo difícil!
Desde este legendario lugar de la Patria, invito nuevamente a
todos los integrantes de las diferentes fuerzas a que cumplamos
esta tarea con amor, con infinito amor, con amor total por Colombia.
Que los campesinos sientan que su Ejército tiene hoy un
amor por Colombia, un amor que no se conocía por Colombia.
Transmitámoslo. Hagámoslo sentir en la agresividad
y en la transparencia, en el trato afectuoso, en la comunicación
llena de calidez con nuestros compatriotas en todas las regiones.
Anoche tuve la oportunidad de reunirme con Amnistía Internacional,
primero, y después con unas ONG. Por supuesto, los voceros
de estas ONG presentaban reclamos por mis intervenciones, y yo
también les presentaba discrepancias por muchas de sus aseveraciones.
Pero, ¿saben qué fue importante?, les expresé: ‘cualquier
cosa que ustedes piensen del Gobierno, cualquier cosa que piensen
o digan del Presidente de la República, no altera la decisión
del Estado, no altera la decisión del Gobierno, no altera
el compromiso de la Fuerza Pública de protegerlos a todos’.
Hay que enaltecer esta democracia. Renovemos hoy nuestro compromiso
de proteger al sindicalista y al empresario, nuestro compromiso
de proteger a la comunidad indígena o a la comunidad afrocolombiana,
nuestro compromiso de proteger al habitante urbano de la zona de
riesgo.
Que en la Patria no se sigan presentando asesinatos como el del
líder kankuamo, Freddy Antonio Arias Arias, de la Sierra
Nevada de Santa Marta. ¡Qué tragedia! Era el coordinador
de la organización indígena kankuama, hermano del
Gobernador. Hace algunos años, los sicarios también
habían asesinado a su padre.
Necesitamos incrementar nuestros esfuerzos para que esto no suceda
más en la Patria colombiana. Han mejorado los índices
de seguridad, pero debemos tener en cuenta que, a medida que se
reduzca el homicidio, más sensible es un homicidio. Debemos
tener en cuenta que, a medida que se reduzcan los actos terroristas,
más duro golpea un acto terrorista. Debemos considerar que,
a medida que se reduzca el secuestro, más nos golpea un
secuestro. Por eso, nosotros no nos podemos conformar con las estadísticas.
Los soldados de la Patria, sus comandantes, en mi caso, como Presidente,
no podemos decirle a una familia, golpeada por el asesinato o el
secuestro de un ser querido, que las cifras han mejorado. Lo que
necesitamos es proteger efectivamente a todas las familias de la
Patria para que no haya asesinatos, para que no haya secuestros.
Qué bueno que avancemos en esta Seguridad Democrática,
que es democrática porque es para todos los colombianos.
Que se sienta protegido el indígena, que se sienta protegido
el colombiano de las comunidades negras, que se sientan protegidos
los defensores de derechos humanos. No importa su crítica,
no importa el grado de su crítica a la institución
armada, al Gobierno, al Presidente de la República. Eso
enaltece nuestra tarea, eso une a Colombia.
Qué bueno saber que hay una Fuerza Pública para
proteger por igual al político más crítico
del Presidente y al político más amigo del Gobierno,
eso enaltece la democracia, eso consolida más nuestra Fuerza
Pública, eso honra a este Ejército de la Patria.
Qué bueno que los historiadores, dentro de unos años,
puedan decir que en otros países la contención y
la derrota del terrorismo se hizo con instituciones que apelaron
a la guerra sucia y que Colombia marcó la diferencia, que
en Colombia se vio una eficacia como resultado de la voluntad política,
de la agresividad y de la transparencia.
Necesitamos mezclar eso: voluntad política para derrotar
el terrorismo, agresividad para vivir permanentemente en la iniciativa
y transparencia para garantizar el calificativo democrático
de nuestra política de seguridad.
Eso une a Colombia en el presente. Eso finalmente deja sin razón
alguna al terrorismo. Eso conduce al pueblo a exigirle a los violentos: ‘No
más.’ Eso integra al pueblo con sus instituciones.
Eso permite, más temprano que tarde, la reconciliación
total del pueblo. Eso nos facilita que las diferencias ideológicas,
políticas, programáticas, las manejemos sin antagonismos
insuperables.
Eso nos ayuda a que haya debate, pero debate fraterno. Debate,
no en procura de maltratar a la contraparte, sino de buscar, a
partir del debate, una solución para el pueblo. Eso nos
ayuda a tener una Colombia unida, una Colombia sin exclusiones,
una Colombia sin odios, una Colombia en permanente debate, pero
en debate fraterno, en debate creativo de soluciones.
Voluntad política, iniciativa con agresividad y con tenacidad,
transparencia: es el trípode sobre el cual tenemos que avanzar.
Hemos progresado muchísimo. Hay que contarle al mundo las
horas de estudio que ustedes dedican a los derechos humanos. Hay
que contarle al mundo cómo, allí donde hay un soldado
de la Patria, hay un compromiso con los derechos humanos. Y avancemos.
Avancemos en ese apego a una institución fundamental de
la democracia y de la convivencia, que son los derechos humanos.
Que nadie pueda decir que un soldado o un policía de la
Patria está en connivencia con los mal llamados grupos paramilitares.
Que nadie pueda decir que un soldado o un policía de la
Patria está en connivencia con el narcotráfico. Que
nadie pueda decir que un soldado o un policía de la Patria
tiene una posición débil u omisiva frente a la guerrilla.
Transparencia. Esta Patria ha corrido el riesgo de despedazarse.
Esta Patria ha corrido el riesgo de que, del Estado, solamente
queden los símbolos y que el Estado quede disperso, reemplazado
por grupos terroristas, que han pretendido ejercer y enseñorear
el poder real en una u otra región.
La misión más grande de la Fuerza Pública
hoy es recuperar el imperio del Estado democrático de Colombia
en todo el territorio.
Hace una semana, visité la comuna nororiental de mi ciudad,
en Medellín, y encontré una ciudadanía pobre,
pero digna, una ciudadanía reunida nuevamente con su Fuerza
Pública, con sus instituciones. Una ciudadanía harta
de narcotráfico, harta de guerrilla, asqueada de grupos
paramilitares. Una ciudadanía dispuesta a colaborar permanentemente
con las instituciones democráticas para recuperar su imperio.
Que eso se repita en toda Colombia y esa tarea es de ustedes, los
soldados de la Patria.
Tienen una misión ustedes, bellísima y muy grande,
una tarea inmensa. Cuando el pueblo colombiano despierta, cuando
el pueblo colombiano anoche, hoy tiene que pensar en Dios, en la
Virgen María y en su Ejército. ¿Por qué?
Porque es la única manera de conseguir la convivencia, de
conseguir la tranquilidad.
Muchas felicitaciones al Ejército, a usted, señor
general Carreño, a todos los oficiales y suboficiales, a
todos ustedes, soldados de mi Patria. Que cada día, por
su lucha, por su disposición, por su sacrificio, por su
amor infinito, por ese amor que no imaginábamos en su extensión
a Colombia, este país amanezca con un porvenir más
brillante, con un porvenir más tranquilo, con una democracia
más actuante, con mejores posibilidades de construir justicia
social dentro de la convivencia.
Gracias, Ejército de la Patria. Hemos hecho mucho por su
sacrificio, falta mucho. La Patria aplaude y reconoce su sacrificio
y la Patria ve en su sacrificio, la única garantía
para su futuro.
A los papás de los soldados asesinados, a las esposas,
a los hijos de los soldados, de los oficiales, de los suboficiales
asesinados, la gratitud inmensa, infinita, de una Nación
que entiende esa heroicidad, de una Nación que sabe que
el dolor de esas familias está sembrando la felicidad de
las generaciones de la Patria que hoy crecen y de aquellas que
habrán de venir.
A los papás de ustedes, soldados, como a mí, no
nos ha tocado un día de tranquilidad total en nuestra Patria.
Pero sabemos que, con el sacrificio de ustedes, las generaciones
que vienen detrás van a poder vivir felices, felices, en
Colombia.
Muchas gracias al Ejército de la Patria.”
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