MENSAJE
DEL SEÑOR
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, DOCTOR ÁLVARO URIBE VÉLEZ,
CON OCASIÓN DE LA IMPOSICIÓN DE LA ORDEN DE BOYACÁ A
LA MAESTRA CARMIÑA GALLO
Bogotá D. C., 26 de agosto de 2004
Con la desaparición de la Maestra Carmiña Gallo,
se produjo un enorme vacío para Colombia. Ella, que se formó en
la más elevada escuela de la lírica, se convirtió,
por obra de su amor a lo autóctono, en la más entusiasta
difusora de los valores nacionales.
El Gobierno se hace presente en el solemne
homenaje que se rinde a la memoria de la Maestra Carmiña y le otorga, con carácter
póstumo, la Orden de Boyacá en el Grado de Comendador.
Así, nos unimos y acompañamos al Maestro Alberto
Upegui Acevedo, director de Las Clásicas del Amor; a sus
eximios colegas y amigos, Zoraida Salazar y Francisco Vergara;
a sus discípulos César Augusto Gutiérrez,
Alejandro Vargas y Andrea Castillo, en el acto conmemorativo de
su día de nacimiento.
Las grandes naciones son las que cultivan el recuerdo. Por eso,
sobre la imagen indeleble de la memoria de la Maestra Carmiña,
imponemos la dorada medalla de la Cruz de Boyacá. Pero,
lo que verdaderamente garantizará que nunca olvidemos a
la profesora, a la intérprete, a la directora, a la cultora
de la música vernácula, a la entusiasta propagandista
de lo nuestro, es que conservemos por muchos años su mejor
creación: Las Clásicas del Amor y el Coro Filarmónico
de Bogotá.
Exalto ante mis compatriotas la labor realizada
por los maestros Upegui y Carmiña Gallo. Ellos nos han enriquecido, porque
rescataron para todas las generaciones el bello cancionero de la
Patria. Los trescientos conciertos formales de las Clásicas;
las otras 950 presentaciones, los 24 discos grabados, los centenares
de programas emitidos en la televisión pública, son
un acervo insustituible del patrimonio cultural colombiano.
Agradezco en nombre de mis compatriotas
la filantrópica
cooperación que siempre prestaron a la Maestra, y que siguen
prestando a Las Clásicas del Amor, las organizaciones Ardila
Lulle y Skandia. Los doctores Carlos Ardila Lulle, Jaime Paredes
y Gerardo González, han dado ejemplo a todos los colombianos.
Ojalá aprendamos de ellos a estimular el arte, a hacerlo
asequible a todos los sectores de la población.
Que haya muchos seguidores de la vida y
ejemplo de la Maestra Carmiña. Que sus epígonos se entusiasmen y reemprendan
el camino de cantar la música de Colombia, programar giras
de conciertos por Europa, y defender con ahínco, el interés
y la suerte del artista nacional.
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