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TEXTO DE LA ENTREVISTA DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA, CÉSAR GAVIRIA

Bogotá, 26 ene. (SNE).- El siguiente es el texto de la entrevista concedida por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA, César Gaviria Trujillo a La W Radio.

P.- ¿Aquí estamos ante una situación distinta a la que ha celebrado usted como Secretario de la OEA en Venezuela, Perú, Jamaica, en países que tienen la necesidad de su acompañamiento o verificación, o estamos ante efectivamente algo extraordinario que le pueda crear molestia a algunos de sus socios?

R.- No se si "molestia" será una expresión adecuada. Para mí es meridianamente claro que dentro de las facultades que me ha otorgado la nueva carta democrática de la Organización, yo puedo adelantar estas gestiones cuando así me lo solicite cualquier gobierno que vea que puede hacer la contribución a una democracia. Por lo demás, dentro del sistema interamericano, la Cumbre de las Américas, la Asamblea de la OEA, la Cumbre de Bolivia, de Jefes del G0rupo del Río todas, han venido respaldando la política de Seguridad Democrática del Presidente Uribe. No se puede decir que no hay un mandato político o que no ha habido una expresión de respaldo a ese proceso.

En un  viaje que realizamos para la Cumbre de Bolivia, el Presidente Uribe me dijo que si era posible que yo le prestará esa cooperación. Que Naciones Unidas encontraba difícil cumplir esa función porque ellos tendrían necesariamente que llevar el tema a Consejo de Seguridad. Tendrían que enviar acá personal armado, cascos azules y eso era una posibilidad muy remota y algo que tiene inclusive problemas de conveniencia. Nosotros en cambio, tenemos una tradición de desmovilizar a personal armado, lo hicimos en la década de los 90s, lo hicimos particularmente en Nicaragua. Fue la OEA la que desmovilizó la Contra Nicaragüense que también era un grupo paramilitar, no era un grupo guerrillero. Era un grupo paramilitar y la persona que asumirá las funciones en Colombia es la misma persona que realizó ese proceso a lo largo de los 90s y que la comunidad internacional sabe que fue un proceso muy exitoso, muy exigente y positivo en materia de respeto por los Derechos Humanos.

Eso diría yo que es lo fundamental. Creo que esa cooperación la podemos prestar nosotros. Yo también he señalado que tengo dudas sobre el proceso de la ley de alternatividad penal y esas dudas las tenemos todos los que sabemos que esa ley todavía no ha tenido trámite. Yo confió en el buen juicio del Gobierno, en el buen juicio del Congreso, en el buen juicio de la Corte Constitucional. Colombia es un país con Instituciones y estoy seguro de que todas las reservas y las dudas y los temores que se tienen, se van a tener en cuenta allí. Obviamente incluidos los que tiene la comunidad internacional. Pero yo no creo que el proceso se deba paralizar, hasta tanto se expida una ley que cumpla con esos requisitos. Yo personalmente, también pienso que los delitos de rebelión de naturaleza política pueden tener un tratamiento y deben tener un tratamiento diferente que los delitos de narcotráfico. No es lo mismo un paramilitar raso, que un jefe de una de las agrupaciones paramilitares. Allí el Gobierno tiene un problema serio por resolver. El Presidente Uribe mismo lo reconoce, pero estos procesos son así, son largos y necesitan confianza. Yo confío en que el Gobierno de Colombia  encontrará soluciones razonables que permitan que este proceso avance más.

Ahora, hay gentes y personas que son puristas. Que tal vez sientan que el tipo de desmovilizaciones que se ha dado recientemente, por ejemplo el del Cacique Nutibara de Medellín. Yo creo que  la desmovilización de cerca de  800 personas es una noticia importante. Estimulante. A esta gente hay que ayudarle a su reinserción a la vida civil, yo espero que la comunidad internacional en efecto lo haga y francamente no entiendo cuál es la gran ansiedad que se ha creado sobre algo que además se ha trabajado tranquilamente y se ha tramitado ante la Cancillería y fue el presidente Uribe el que decidió la oportunidad para firmarlo, obviamente no fuimos nosotros.

P.- El informe del periódico El Tiempo, dice que los países Canadá, Brasil, México, Argentina, países de la Unión Europea y hasta El Vaticano están furiosos, indignados y que este convenio les cayó como un balde de agua fría. La pregunta es muy concreta: ¿Alguno de estos países le ha presentado alguna molestia, ya sea verbal, oficial a su despacho?

R.-  No. No, eso no le tenido. Entiendo que en Washington una embajada dijo que tenía algunas reservas. Es probable que esas preocupaciones estén a nivel de Bogotá. Yo me imagino que son un poco exageradas, obviamente estoy en disposición de darle las explicaciones que sean del caso si en verdad ellos las necesitan. Yo por lo menos no veo a ninguna otra institución que pueda cumplir el papel que puede hacer la OEA y que tenga la experiencia que tiene la Organización.

Yo entiendo que por lo menos hay un dirigente de una organización internacional que quiere negociar la ley de alternatividad penal con el Gobierno. Yo creo que tiene una pretensión inalcanzable porque el Gobierno no puede negociar esa ley con ningún funcionario internacional. Tiene que esperar el Congreso, tiene que dejar que el debate en Colombia se de, en los medios, en el propio Congreso, en las organizaciones de la sociedad civil. Esa es una ley que en efecto es muy importante, pero su discusión no ha comenzado y ninguna persona puede pretender que el Gobierno de Colombia negocie con ella esa ley. Yo, como he dicho también, tengo temores sobre el eventual contenido de la ley, pero esos temores no se me van a disipar hasta que la ley no salga, inclusive pase por el control de la Corte Constitucional.

Colombia es un país que tiene instituciones sólidas, democráticas, es un Estado de Derecho, aquí los presidentes no pueden cometer arbitrariedades y yo confío que en este caso no se van a cometer y que el Gobierno, Congreso y opinión civil, comunidad internacional, van a encontrar una cosa que sea capaz de conciliar los distintos valores y que en esta oportunidad hay que conciliar. Yo también creo que los temas de masacres merecen un análisis y un tratamiento especial. Es una ley difícil; pero este proceso es difícil. Lo que sí tenemos que saber es que a la paz de Colombia se llega a pedazos, nunca vamos a tener una paz que resuelva todos los problemas pendientes con la guerrilla, con los grupos armados y con los paramilitares y eso es lo que hemos vivido en estos años: La paz que se hizo con una fracción del EPL, en las administraciones Barco y Gaviria, iniciadas en la administración Betancur, la paz que se hizo con el M-19, lo que se hizo con el PRT. Esto fue llegando un grupo después del otro y en aquel momento a muchos expresaron como cierta debilidad de que ese proceso de paz  parcial no tenía mayor valor, yo creo que tuvo un enorme valor y creo que  si el Presidente Uribe sólo consigue desmovilizar algunos grupos guerrilleros y paramilitares y no consigue la plena pacificación del país, pues es un paso importante.

Ahora, lo que el Presidente Uribe está haciendo en este caso, es tratar de recuperar el control del territorio y eso es fundamental; el país no podía dejar que tanto la guerrilla como los paramilitares avanzaran cada vez más en aspectos de control territorial porque eso llevaría al país a una guerra civil. La manera cruenta y desalmada como estos grupos confrontan a veces a la población civil, a veces a ellos mismos, estaba generando en Colombia una política de sangre impresionante y la Política de Seguridad Democrática del presidente Uribe ha logrado desmontar y avanzar en ese control y yo creo que el país lo necesita y yo creo que la Comunidad Internacional ve con buenos ojos, que el Gobierno de Colombia recupere el control de las zonas y vaya resolviendo algunos de estos problemas.

P.- ¿Será que acá lo que estamos presenciando es un enfrentamiento entre la OEA y la ONU o como prefieren ustedes en materia diplomática, disparidad de opiniones sobre el tema, como quedó de alguna manera expresado en la reunión que usted tuvo con el Presidente Uribe y con el señor Lemoyne?

R.- Es posible que haya esa discrepancia de instituciones. Yo no las vine a conocer sino al momento que entré al despacho del Presidente. Ningún país, nadie nos dijo que tuviera ninguna discrepancia, pero claro, explicaciones tenemos que dar y es muy probable que algunos países no queden satisfechos con las explicaciones. Pero es que estos temas son muy difíciles. Ningún país que le quiera ayudar a Colombia, si se sienta a esperar que todas las preguntas que tienen encuentren una respuesta totalmente satisfactoria, pues es probable que no le lleguen a cooperar al Gobierno de Colombia porque éste será un proceso difícil, complejo, con retrocesos, la ley de Alternatividad Penal como todos sabemos se ha vuelto un debate complejo. Yo también tengo reservas y muchas de las que ha expresado por ejemplo Rafael Pardo las comparto, pero como ya mencioné, yo confío en el buen juicio del Congreso y de la opinión colombiana para producir una ley que concilie muchos de los valores y de los propósitos que de manera  conjunta se deben obtener en esta oportunidad.

P.- Usted hablaba ahora  de un dirigente, de un organismo internacional que puede estar descontento con esta misión de la OEA, pero poniéndole nombre y apellido ¿es ese funcionario el señor  James Lemoyne?

R.- En El Tiempo hay una gran cantidad de declaraciones de un funcionario diplomático. Tengo la impresión de que es él mismo porque tuve la oportunidad de escucharlo el viernes. Él está en todo su derecho, él representa la nueva organización que, evidentemente, no comparte este proceso y que tiene razones valederas y temores y que son valederos.

Lo que si pasa es que yo sí tengo una decisión muy clara de cooperar con el Presidente. También tengo reservas, pero creo que el proceso de desmovilización de paramilitares que recién ha comenzado es una cosa importante y que merece apoyo y que no puede esperar años. Alguien dice que por qué no se esperó hasta cuando yo salga de la OEA y empiece otro Secretario General y digo no, pues es que esto es dentro de un año y este proceso tiene que empezar a andar. El proceso, simplemente para satisfacer temores que otros puedan tener no puede paralizarse un año. Eso condenaría la política del Presidente al fracaso y no cre que eso sea razonable y no creo que ningún país lo solicite. Habrá que ver si los países que dice el señor Lemoyne que están descontentos lo están. Yo por mi parte estoy listo a darle  explicaciones a los señores embajadores en Bogotá y en Washington. Creo que tengo un buen conocimiento de mi país y confío que esta política, que efectivamente tiene riesgos, el Gobierno tenga el buen juicio de irla orientando de una manera que genere resultados positivos.

P.- Aparte del problema que hemos visto con el proceso de reinserción de los miembros del Bloque Nutibara y tal vez otros miembros de las AUC que se desmovilizarán es la falta de recursos. ¿Al lado de la verificación que ha ofrecido la OEA en este proceso también la OEA se va a movilizar para conseguir recursos con el  fin de facilitar este proceso?

R.- Claro. Eso es un proceso que no espera. Sobre eso hay que actuar inmediatamente. Hay que salir ya a buscar recursos para la reinserción. Para conseguir que este proceso no vaya a tener un retroceso. Eso es algo posible. Yo confió que la comunidad internacional va a colaborar en ese propósito. La comunidad internacional, desde luego, tiene ansiedades sobre el destino final, sobre los cabecillas de estos procesos y de los temores con los temas de narcotráfico. Yo también las tengo, pero confío en el Gobierno, en el Congreso y en la Corte y espero que eso va a salir bien y que vamos a tener un proceso que puede ser controvertido, pero que va a contribuir de manera importante la pacificación del país y a la recuperación de todo el territorio nacional por  parte del Gobierno que es uno de los fundamentos de la política de Seguridad Democrática del Presidente.

P.- Uno de los temas que se manifiestan como inquietud dentro de la discusión según trae el periódico El Tiempo en el día de hoy es que este proceso con los paramilitares termine como terminó el proceso de sometimiento a la justicia de los narcos en los 90, un proceso que usted incluso en su momento reconoció que terminó mal?

R.-  Ese proceso tuvo algunos problemas. Particularmente la violación que Escobar hizo de sus compromisos y que terminaron en su escape y posteriormente en su muerte. Sí, de esas experiencias hay que aprender. Por ejemplo, en esa experiencia hay que tener presente que las personas que estaban incursas en delitos graves de narcotráfico fueron a la cárcel y tiene que ir a la cárcel. Es difícil imaginarse otra cosa y creo que ese es uno de los elementos de juicio que el Congreso va a tener en cuenta. Yo si creo que hay que aprovechar esas experiencias y una de ellas importante es que de todas maneras cuando se incurre en delitos  comunes como narcotráfico no se pueden considerar simplemente conexos, para ellos debe haber un tratamiento sobre todo en lo que hace relación a los jefes de los bloques o de los grupos paramilitares que han estado incursos en delitos de narcotráfico.

P.- Usted ha dicho todo el tiempo que mantiene unas dudas, pero igualmente ha dicho que  para resolver esas dudas dependemos de lo que diga la ley, es decir el Congreso y lo que diga la Corte Constitucional después de que verifique el control que ejerce. ¿Qué pasa si cuando se produzca todo ese proceso usted y la comunidad internacional mantendrían las dudas?

R.- No. Es que las principales dudas están sobre los jefes de estos grupos. Yo creo que hay cierto reconocimiento y también hay unas dudas sobre los problemas de masacres que son relevantes, pero creo que a esa gente, por ejemplo, que se acaba de desmovilizar en Medellín hay que reinsertarla a la sociedad colombiana y a la vida. Ellos posiblemente tengan todavía responsabilidades de naturaleza penal que no se van a conocer sino hasta que la ley se apruebe, pero no nos podemos cruzar de brazos hasta dentro de unos cuantos meses porque en unos cuantos meses se va a producir un desastre en Medellín si estas personas no reciben un tratamiento adecuado y simplemente regresan a las armas.

Es que en estos procesos siempre hay preguntas e incertidumbres. En los procesos de pacificación es imposible simplemente detenerse y esperar a que dentro de unos meses se resuelvan esas preguntas para apoyar al Gobierno de Colombia o para apoyar a esta gente que ha tomado una decisión compleja, difícil en su vida y que tiene que encontrar en la sociedad colombiana una respuesta adecuada. Creo que los colombianos queremos eso y que a la progresiva paz y seguridad no vamos a llegar de la noche a la mañana, vamos a llegar si logramos poner en marcha pequeños procesos exitosos, uno detrás de otro e ir desactivando problemas, no cruzarnos de brazos a pensar que un día una solución milagrosa nos va a resolver todos los problemas al tiempo, así no vamos a conseguir la pacificación de Colombia. Creo que el Gobierno del Presidente Uribe merece apoyo en el esfuerzo que está realizando, creo que el Gobierno del Presidente Uribe es conciente de los problemas y de los temas pendientes que tiene por resolver y vamos adelante a buscarle una solución razonable a esos temas.

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