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PALABRAS DEL MINISTRO DEL INTERIOR DURANTE LA INSTALACIÓN DE LA MESA DE NEGOCIACIÓN ENTRE EL GOBIERNO Y LAS AUC

Tierralta, 1 jul. (SNE).- A continuación las palabras del ministro del Interior y Justicia, Sabas Pretelt de la Vega, durante la instalación de la mesa de negociación entre el Gobierno y las Autodefensas Unidas de Colombia.

" Tengo la certeza que los embajadores, presididos por el señor Nuncio, cuando regresen a sus países van a contar sobre la experiencia de éste día dos situaciones formidables: una, el inicio del proceso de paz con las AUC, y otra, una respuesta sociológica de por qué los costeños no trabajamos, trabajamos y trabajamos, como lo pide el Presidente de la República en las horas del mediodía. Porque estamos sometidos al sopor y nos vamos cocinando lentamente con el calor de las doce del mediodía. Es realmente estimulante ver la paciencia con la que han soportado el clima, pero éste calor ojalá contagie el amor con que se inicia el proceso de paz.

Hoy es un día muy especial para la patria, hoy es un día de esperanza, hoy es uno de aquellos días anhelados por muchos colombianos que no ven la hora en la que cese la violencia que azota a nuestros campos, nuestros hombres, nuestras mujeres, niños y niñas, nuestra economía, nuestras posibilidades de desarrollo y progreso equitativo. Ustedes han expresado su voluntad de dialogar, señores de las AUC, para desmovilizarse y apostarle a la construcción de una nueva Colombia más democrática, más justa, más solidaria. Ahora les corresponderá demostrar con hechos ante el pueblo colombiano y a la comunidad internacional su verdadera voluntad de paz y su compromiso con la reconciliación.

Gracias señor Caramagna, Delegado Permanente de la Organización de Estados Americanos por todo el apoyo que la OEA nos ha brindado. Es grato contar con su concurso, con sus buenos oficios y con la participación en éste esfuerzo de la Organización de Estados Americanos.

Gracias miembros de la comunidad internacional por su presencia y apoyo. Esperamos que a partir de hoy puedan respaldarnos aún más en la materialización de éste sueño de paz. Su participación es prenda de garantía del éxito de éste diálogo y de éstas negociaciones.

Gracias a la sociedad civil que tanto ha trabajado por la materialización de estas conversaciones de paz, gracias a los empresarios. Gracias a las ONG por su esfuerzo.

A los demás invitados por asistir y apoyar éste proceso, muchas gracias, gracias por acogernos cordobeses, por su generosidad, solidaridad y esperanza al compartir éste lindo terruño del país con la construcción de la paz. Gracias a las autoridades por su compromiso, ustedes han asumido una gran responsabilidad.

Nosotros en el Gobierno Nacional señor alcalde, señor Gobernador, no los dejaremos solos.

A la Iglesia Católica, un reconocimiento especial por todo el empeño, por todo el esmero, por todos aquellos días y noches de trabajo, por todo el sacrificio, muchas gracias.

Queridos compatriotas, la democracia colombiana es víctima de múltiples amenazas y manifestaciones de violencia por parte del crimen organizado y de los grupos armados ilegales. La democracia colombiana también ha sido víctima de la corrupción, la ineficiencia y el narcotráfico; Sin embargo, ella ha resistido todos esos ataques.

Que fuerte es nuestra democracia, que valientes son nuestros dirigentes sociales, políticos, cívicos, los campesinos, los sindicalistas, los gremios sociales y económicos. No en vano Colombia tiene una tradición democrática de casi doscientos años, casi sin interrupción.

Tenemos una independencia de poderes que funciona y garantiza el respeto del estado social de derecho. Colombia es parte de las principales convenciones y protocolos internacionales para la protección de derechos fundamentales y la lucha contra el narcotráfico y la corrupción, y los hacemos cumplir, y quien no los cumpla responde ante la justicia, ante su conciencia y ante los ciudadanos.

Ésta no es una República sin ordenamiento jurídico ni un régimen autoritario violador de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, como lo quieren presentar algunos voceros de los actores armados ilegales y del terrorismo en el exterior. Por eso pedimos compresión y conocimiento de nuestra historia y de nuestra realidad nacional.

Colombia tiene un Gobierno elegido legítimamente que actúa de conformidad con la Constitución y las leyes. Nuestras Fuerzas Armadas son las fuerzas armadas de la patria, las de Bolívar, Santander, Nariño, de todos nuestros héroes de independencia y de construcción de la República y de la independencia. Esas fuerzas tienen la obligación de proteger los derechos fundamentales de nuestros ciudadanos y habitantes en todo el territorio nacional. Nuestra constitución política es un pacto de paz, no es el producto de una imposición de un sector del país ni de una clase dominante, es producto de la decisión del constituyente primario, el pueblo, y bajo sus parámetros se rige la vida nacional.

Nuestro país cuenta con un sistema presidencialista en el cual el ejecutivo gobierna de acuerdo a sus funciones constitucionales y legales, y los demás poderes públicos, controla la constitucionalidad y legalidad de sus actos. Colombia, en fin, es un estado social de derecho que nos esmeramos por consolidar día tras día para que pueda cumplir de una manera más eficiente y eficaz con sus fines y metas esenciales.

El fortalecimiento institucional es indispensable para superar la violencia y la pobreza. Solo un estado fuerte tiene la capacidad para derrotar la violencia o dialogar y acordar con los inconformes una salida pacífica a la confrontación armada, y también solo un estado fuerte es capaz de acabar con la pobreza y generar inclusión. La continuidad de las políticas públicas, es fundamento para la generación de confianza, confianza para la sociedad, para los jóvenes, para los inversionistas, para la comunidad internacional.

Estamos construyendo para la seguridad democrática, de la mano con la inclusión social, política y económica. Las siete herramientas de equidad del gobierno buscan precisamente ir cerrando la brecha social en medio de las dificultades presupuestales que nos agravan la violencia y la confrontación armada, pero lo hacemos garantizando a la vez seguridad y confianza en familias de todos los niveles sociales y económicos.

Mediante el desarrollo de la política de seguridad democrática, los partidos y movimientos de todas las tendencias y expresiones políticas tienen condiciones y garantías efectivas para ejercer sus derechos, para acceder al poder y para difundir su pensamiento sin restricción ni censura alguna, como lo tendrán también las personas reinsertadas en la vida civil.

La sostenibilidad democrática en lo político, depende del respeto al pluralismo. Es fundamental en la concepción política de la Colombia de hoy y del futuro un pluralismo, un debate fraterno, porque el debate irreconciliable conduce a la crisis de los pueblos como lo ha dicho el señor Presidente.

No existe justificación alguna para la lucha armada ni para el uso de la violencia contra el estado y la población civil; por consiguiente los métodos terroristas que utilizan los grupos armados ilegales se deben proscribir de nuestra patria. La seguridad debe ser entendida como un valor democrático de primer orden, como una fuente de recursos y de estabilidad.

De otra parte, cada integrante de la fuerza pública debe ser un constructor de confianza, la construcción de confianza con la ciudadanía es un imperativo, una urgencia del Estado.

El horizonte de la política de seguridad democrática no es la derrota total de los grupos armados ilegales por la vía militar. El Gobierno ofrece a todos los grupos armados ilegales la reincorporación a la civilidad siempre y cuando declaren un cese de hostilidades, no exige la rendición inmediata, exige si, pagar los homicidios, los secuestros, las masacres, las extorsiones, los atropellos contra los habitantes del territorio nacional y también suspender las actividades relacionadas con el delito del narcotráfico.

La paz para este Gobierno implica convivencia y seguridad democrática, respeto pleno a los derechos humanos e inclusión social política y económica de los menos favorecidos. El gobierno tiene tanta decisión de llevar la autoridad democrática del Estado hasta el último rincón del territorio nacional como para sentarse a hacer la paz.

Aquí lo que se requiere es voluntad, disposición, capacidad y decisión; se requiere que el cese de hostilidades, condición indispensable para avanzar en diálogos, sea cumplido a cabalidad sin excepción alguna. No más amenazas ni muertes, ni desaparecidos, ni secuestrados, ni víctimas. Tanto la política de seguridad democrática como la política de paz del gobierno del Presidente Álvaro Uribe, buscan el mismo propósito, cual es el de proteger la vida y la libertad de todos los ciudadanos.

El acto del día de hoy compromete más a las autodefensas en ese objetivo, los compromete con la sociedad colombiana y con la comunidad internacional en avanzar con pasos serios hacia la convivencia democrática y su desmovilización.

Invitamos a los partidarios sinceros de la reconciliación y la paz a apoyar este esfuerzo de diálogo sin discriminaciones, es fácil criticar cualquier esfuerzo de paz, muy fácil, siempre algo habría podido ser mejor. Pero los procesos de diálogo se realizan de acuerdo con las circunstancias y condiciones de la realidad política, no solo con el deseo. Aquí estamos llenos de esperanza y decisión para avanzar por el camino que nos llevará hasta la materialización de realidades concretas.

Hoy el destino nos brinda la posibilidad de construir, paso a paso, nuestra historia. Debemos llevar a cabo un proceso de paz viable que nos garantice que esta iniciativa no será una frustración, para esto se requiere un diálogo serio, con credibilidad, precedido el cese de hostilidades con acompañamiento internacional. Queremos resultados de reconciliación, resultados de respeto a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, los resultados de lucha contra el narcotráfico, resultados del progreso para todos.

Queremos construir una paz que la sientan todos los ciudadanos, que nos beneficie a todos: La sociedad colombiana ha expresado de muchas maneras su rechazo a la violencia, lo hemos exclamado, gritado, suplicado desde la sociedad civil en cientos de ocasiones, en marchas, manifestaciones, en foros, en seminarios, cabildos abiertos y auditorios cerrados, en conversaciones con la guerrilla, con las autodefensas, en fin, las sociedad civil que también es victima de la violencia sí que ha trabajado por la paz. Conozco muy bien la lucha por la paz de nuestra sociedad, hemos creído una y otra vez en la paz negociada, seguimos soñándola, rezando por ella.

La paz, son hechos concretos no discursos. Este proceso debe demostrar toda la seriedad que se requiere para generar confianza al país, este proceso deberá ser ejemplar para así comprometer en este empeño a aquellos que aun no creen en su futuro.

Comandantes de las autodefensas, los necesitamos a ustedes, así como a los demás combatientes y organizaciones armadas ilegales, trabajando junto al Estado, a la sociedad, con el apoyo de la comunidad internacional, por la reparación del daño causado a tantas victimas y haciendo parte de la construcción de unas mejores condiciones de convivencia y desarrollo equitativo.

La violencia ya fracasó como vía para acceder al poder o como método para dar seguridad. La única posibilidad de seguridad estable, transparente y sostenible es la seguridad que proporcionan los órganos de seguridad del estado, que son los únicos que garantizan la unidad nacional; otras formas de proporcionar seguridad no tienen control ciudadano ni constitucional, ni legal, y derivan en una teórica y mal entendida justicia privada, en un sistema de inhumana venganza.

Este proceso también deberá reflejar en hechos concretos su compromiso con la lucha contra el narcotráfico. Este es un mal que debemos erradicar de la patria, pero con su compromiso será menos difícil porque con su concurso en la erradicación de los cultivos ilícitos en aquellas zonas en las que tienen presencia las autodefensas, estoy seguro que se hará más eficiente y menos costoso el esfuerzo nacional por extirpar este delito y sus consecuencias nefastas para la sociedad colombiana.

Aquí en el estado hay una democracia que los está esperando, hay una democracia plena de garantías. El país de hoy es un país cansado de engaños, cansado de la violencia, cansado de la intolerancia; la Colombia de hoy lo que quiere es trabajar, tener seguridad para poder prosperar. El país de hoy no se deja engañar, es más maduro, es más sereno, más pensante que el país de ayer.

El gobierno, la sociedad y las autodefensas tenemos que facilitar las condiciones para que la Organización de Estados Americanos pueda ser efectiva su labor de verificación de cese de hostilidades en todo el territorio nacional. Así mismo le pedimos a la Iglesia que continúe en su extraordinaria labor facilitadora porque su presencia en este proceso no sólo ha ayudado a viabilizarlo sino que se constituye en una garantía para el mundo y el país.

Este acto de instalación de la Zona de Ubicación demuestra una vez más la firmeza de la voluntad del gobierno del Presidente Uribe por solucionar la violencia a través del diálogo. También reconocemos que hay voluntad de paz por parte de las Autodefensa Unidas de Colombia, las reglas de juego para esta zona de ubicación son claras y precisas, en ese territorio continuará primando el estado social de derecho por encimas de cualquier circunstancia. No habrá, y en eso están comprometidos y sabemos que lo harán, lugar para el abuso o la intimidación sino para la construcción del progreso y el ejercicio del respeto mutuo.

Los propósitos de la Zona, además de acordar un cronograma de concentración de los miembros de las autodefensas, deben conducir a acuerdos que faciliten la desmovilización y reincorporación.

Es una zona creada para facilitar la concreción del proceso, para otorgarles garantías a los líderes de las autodefensas y también para promover los valores que dignifican la vida humana.

La Gobernación, la Alcaldía y el gobierno Nacional, harán esfuerzos para llevar todos los servicios del estado a los habitantes de la Zona de Ubicación. Por todas estas razones expuestas es indispensable la efectividad plena del cese de hostilidades y el compromiso irrestricto con el respeto de los derechos fundamentales. La reconciliación nacional requiere sensatez. Todas las víctimas de la violencia son eso: víctimas, no hay víctimas buenas, ni víctimas malas: El gobierno no acepta ninguna distinción ni justificación selectiva contra algunas personas, la paz implica que no haya una víctima más; llegó el momento de la participación ciudadana, del debate político acerca de las condiciones que hagan posible la reincorporación.

En la próxima legislatura del Congreso de la República que comienza el 20 de Julio, el Gobierno Nacional presentará a consideración de las Cámaras un nuevo proyecto de ley que permita la desmovilización de los actores armados ilegales brindando a las víctimas de sus acciones, reparación al daño causado y acceso a la verdad, y a los infractores la posibilidad de un sincero acto de contrición y de trabajo por el país.

Este camino requiere un justo equilibrio entre la justicia la reparación del daño y la construcción de la paz: Ese equilibrio es el que pretendemos edificar con el Congreso de la República para que tanto ustedes, los integrantes de las autodefensas, quienes hoy están en un proceso de diálogo serio con el Gobierno, así como el Eln, con quienes hemos tenido unos primeros acercamientos y ojalá las FARC, puedan dialogar con el Estado para cesar la violencia con unas regla comunes y claras sobre su futuro.

Necesitamos que la comunidad internacional nos ayude con decisión, es necesario buscarle una salida negociada a la violencia pero con sinceridad de los grupos, de lo contrario, con aquellos otros grupos que no tengan seriedad en sus intenciones continuaremos persiguiéndolos hasta los escondites más apartados de la selva.

La política de seguridad democrática no está en juego, así como tampoco lo está la política de paz, aquí de lo que se trata es de recuperar el orden, el monopolio de las armas por parte del Estado y de proteger a los habitantes del territorio nacional. La paz es nuestro norte, el estado social de derecho es nuestro marco de acción, respeto a la vida y la libertad, respeto a los valores, respeto a las tradiciones de los pueblos, respeto, tolerancia y democracia deben ser los resultados de este proceso y del cese de hostilidades que está en marcha.

Repito que el proceso requiere un acto de rectificación para que la sociedad colombiana tenga un mensaje claro de reconciliación. Bienvenidos a trabajar por la democracia y la legalidad, a este lado hay un gobierno con decisión, capacidad e iniciativa para hacer la paz e implantar el orden a través de la fuerza legítima del estado. Hay una sociedad ansiosa de reconciliación, una comunidad internacional expectante y cooperante. Llegó la hora, a trabajar por la paz de nuestra patria, la que les debemos a nuestros hijos y a nuestros nietos.

Muchas gracias"

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