DISCURSO DEL PRESIDENTE
EN LA INAUGURACIÓN
DEL 15º. CONSEJO PRESIDENCIAL ANDINO
Quito (Ecuador), 12 jul (SNE).- El siguiente
es el discurso del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante la inauguración del 15º. Consejo Presidencial
Andino, que se realiza en el hotel Swissotel, de Quito, Ecuador:
"Distinguidos compatriotas Andinos:
En primer lugar, quiero saludar afectuosamente
al pueblo ecuatoriano que nos acoge hoy con tanta hospitalidad,
en cabeza de su Presidente,
el señor Presidente Gutiérrez, quien nos preside ésta
reunión Andina, y al pueblo quiteño en cabeza de
su Alcalde, el señor General Paco Moncayo.
Las fuerzas de la integración son imparables en todo el
mundo, pero necesitan un marco, ese marco tiene que ser el pleno
respeto a la regla democrática y la sostenibilidad de la
regla democrática.
La capacidad de la regla democrática, de construir gobernabilidad
en todas partes, depende de que, a la par que se consoliden los
procesos democráticos, se avance en la cohesión social.
Es insostenible, en el largo plazo, la gobernabilidad democrática,
un sistema democrático tranquilo, estable, sin sobresaltos,
en ausencia de la cohesión social. La construcción
de cohesión social es tan simple como la construcción
de equidad.
Ésta integración y ésta cohesión social
tiene que empezar por casa, ir de lo más cercano a lo más
remoto. De ahí la importancia de la Comunidad Andina y caben
dos preguntas: ¿por qué fortalecerla? ¿y cómo
fortalecerla?
Pudimos avanzar hacia la negociación con MERCOSUR, por
una voluntad política de fortalecimiento de la Comunidad
Andina y de integrar las Américas a partir de la Comunidad
Andina y MERCOSUR.
Lo que nos espera con Europa, requiere una Comunidad Andina muy
fortalecida para poder obtener -a partir del mes de octubre- un
buen resultado en Europa, sobre el Sistema General de Preferencias.
En nuestra agenda, ese tiene que ser un
primer objetivo: que Europa nos extienda el Sistema General de
Preferencias por diez años,
en condiciones más flexibles, de más fácil
acceso al mercado europeo. Pero allí no podemos quedarnos,
tan pronto eso se de -y no se dará sino a partir de una
Comunidad Andina fortalecida, de una Comunidad Andina con una vocería única
y muy sólida-, tenemos que empezar la negociación
del acuerdo con la Unión Europea.
Toda vez que nos reunimos con voceros de
la Unión Europea,
la objeción es: la Comunidad Andina no está organizada,
la Comunidad Andina no respeta las normas. Ese es el discurso que
repite la Unión Europea para negar el proceso de acuerdos
con la Comunidad Andina.
Si nos aprueban la extensión del Sistema General de Preferencias
por diez años, diez años para estos temas, se constituyen
en un período muy corto. Nosotros no podemos tranquilizarnos.
Esos 10 años los tenemos que utilizar a plenitud para poder
lograr la negociación con la Unión Europea. Diez
años para los inversionistas no son una señal tranquilizante.
Diez años hoy, para realizar grandes inversiones, no constituyen
un período suficiente.
Tenemos que demostrar nuestra capacidad
de negociar con la Unión
Europea y eso, solamente se da, con una Comunidad Andina fortalecida.
¡Que el mundo sepa, que tan pronto terminen esos diez años
del Sistema General de Preferencias, entrará en vigencia
un acuerdo con la Unión Europea!
Tenemos que fortalecer la Comunidad Andina
para lograr los mejores resultados en el Acuerdo de Libre Comercio
con los Estados Unidos, ¿y
cómo fortalecer la Comunidad Andina?
Quiero proponer hoy tres puntos para fortalecer la Comunidad Andina
en lo inmediato.
El primero: avancemos hacia la unificación de nuestros
regímenes aduaneros. Para cualquier tercero, esta disparidad
de regímenes aduaneros se constituyen en un obstáculo.
Hay que dar ese paso. Tenemos que darnos a la tarea de construir
unos regímenes aduaneros, un régimen aduanero común
donde se evite ésta dispersión normativa, ésta
disparidad normativa.
El segundo paso: nosotros no podemos dar
señales negativas
al interior y hacia el exterior. Una de esas señales negativas,
es que aquí nada pasa con el incumplimiento de las normas.
Es que aquí nada pasa, con los fallos condenatorios del
Tribunal Andino de Justicia. La señal es negativa en cuanto
ha indicado que cualquiera pueda apartarse de las normas y de los
fallos del Tribunal Andino de Justicia.
Cuando no hay una institucionalidad que
hace cumplir las normas a todos los signatarios, no se entiende
que hay un acuerdo ni una
comunidad, los extraños miran ese proceso como un proceso
débil, como un proceso sin poder institucional real.
Por eso es necesario que adoptemos un sistema
que automáticamente
sancione los incumplimientos a la normatividad Andina, que adoptemos
un sistema que sea capaz de aplicar de inmediato, sin dilación,
las sentencias, los fallos que produzca el Tribunal Andino de Justicia.
De lo contrario, será continuar sin dar credibilidad a la
institución que nosotros mismos hemos creado.
Buena parte de nuestras discrepancias surge
de la circunstancia de que cada país quiere estar en la
Comunidad Andina, pero al mismo tiempo quiere mantener sistemas
muy propios de comercio
que perforan la normatividad Andina.
Entonces, es necesario sincerarnos, sentarnos
como lo propusimos hace un año en Rionegro, a hacer el inventario de las normas
que perforan la Comunidad Andina y tomar cada uno la decisión
y hacerlo en simultáneo, de eliminar esas perforaciones.
Por ejemplo, Colombia está dispuesta a eliminar todo lo
que tenga que ver en la relación entre el Plan Vallejo y
la Comunidad Andina, a cambio de que cada país de la Comunidad
Andina haga lo propio en lo que en su sistema interno, sea el equivalente
al Plan Vallejo de Colombia.
Mi proposición es que eliminemos todas las perforaciones
que permiten que un país, en su relación con terceros,
cause perjuicios a los demás de la Comunidad Andina. Todas
las perforaciones en lo que tenga que ver con el comercio intra
andino.
Pero esto no puede quedar en la teoría, porque si lo repetimos
cada año y no avanzamos, será seguir arando en el
mar, será seguir repitiendo discursos que no generan credibilidad.
Hemos dado un gran paso, como lo decía el señor
Presidente Carlos Mesa y el señor Secretario Alan Wagner,
más rápido de lo que se esperaba para la integración
entre la Comunidad Andina y MERCOSUR. Ese paso genera una gran
señal de nuestro propósito de integración
política en las Américas. Bienvenido ese paso y bienvenido
todo lo que tengamos que hacer para complementarlo con la agenda
política y con la agenda social.
El Tratado de Comercio, que estamos ahora
negociando con los Estados Unidos, algunos de nuestros países, tiene que ser un Tratado
de Comercio que garantice equidad. Para garantizar equidad ese
Tratado no puede negarle espacio, al contrario tiene que darle
todo el espacio a la pequeña empresa, al agro. Ese Tratado
no puede posponer la solución de eventuales conflictos a
la normatividad que se adopte en Doha.
Ese tratado, a mi juicio, tiene que incorporar
cláusulas
que iluminen cómo introducir equidad en el comercio mundial,
en lugar de esperar que la Organización Mundial de Comercio
las provea, introducirlas acá para darle luces a la Organización
Mundial de Comercio.
Los agricultores de nuestros países preguntan: ¿qué pasa
en el evento de que llegue la desgravación para un producto? ¿qué pasa
en el evento que esa desgravación este acompañada
con subsidios a las exportaciones en los Estados Unidos al mismo
producto, con subsidios a la producción al mismo producto
y que esos subsidios a la producción, produzcan una distorsión
en los precios internacionales del producto, cuándo nuestros
países no están en capacidad fiscal de competir con
esos subsidios a la producción?
Esas respuestas hay que darlas de manera
concreta en la normatividad. Un tratado no puede pretender prohibirle,
a uno de los países
signatarios, tomar unas decisiones políticas para proteger
cualquier sector de su producción. Pero ese tratado si tiene
que garantizar que, cuando uno de los países signatarios
tome la decisión de proteger a uno de sus sectores, los
otros países signatarios puedan derivar del tratado herramientas
para compensar esas decisiones, para garantizar la equidad.
Estas herramientas son usuales en los períodos de desgravación
pero están ausentes, una vez se completan los períodos
de desgravación. Por primera vez, en el tratado CAN-MERCOSUR
esos instrumentos se han incorporado y es bien importante poder
incorporarlos en el Tratado de alguno de nuestros países,
con los Estados Unidos.
El comercio, que integra las economías, es sostenible si
es equitativo. Si es equitativo construye consensos en todos los
países signatarios, de lo contrario, en lugar de construir
consensos irá estimulando antagonismos, todos los días,
menos superables. Antagonismos que pueden dar al traste con la
gobernabilidad democrática.
Hoy en la coyuntura y en los años que vienen, la gobernabilidad
democrática está bastante atada a nuestra capacidad
de obtener en los tratados de comercio cláusulas de equidad,
que le demuestran a nuestros pueblos que la integración
no es por razones de capricho, que la integración no es
para abrirle mercados a las transnacionales, que la integración
tiene un propósito de construcción de equidad social.
Por supuesto a nuestra agenda le falta
mirar más a Centroamérica
y si algún país tiene que reclamarlo es Colombia,
como quiera que es el puente entre nuestra Comunidad Andina y Centroamérica.
Como quiera que conjuntamente con Panamá, se constituyen
en las naciones hermanas y limítrofes donde está interrumpida
la comunicación física, terrestre, entre nuestras
Américas.
Quiero proponerles, en primer lugar, que
nuestra Comunidad Andina se integre al Plan Panamá-Puebla y, en segundo lugar, que
nuestra Comunidad Andina examine desde ya la negociación
de un acuerdo de comercio con los países centroamericanos.
Creo, que al tener ellos el acuerdo de
comercio con los Estados Unidos, al tener nosotros, algunos,
el acuerdo de comercio con
los Estados Unidos, y no tener el acuerdo de comercio entre la
Comunidad Andina y Centroamérica, allí vamos a vivir
distorsiones, conflictos y reclamos en cada uno de nuestros países.
Por eso quiero urgir la necesidad de que empecemos a explorar ese
acuerdo con Centroamérica.
Y en cuanto al paso inicial de la integración de nuestra
Comunidad Andina al Plan Panamá-Puebla es básico
hacerlo en el capítulo de infraestructura, en transmisión
eléctrica, en gas y en la carretera.
En cuanto al gas, confío que en los próximos días
quede suscrito con el señor Presidente Chávez, con
el gobierno saliente y entrante de Panamá, el acuerdo para
un gasoducto de gran importancia de La Guajira (Colombia) a la
ciudad venezolana de Maracaibo, para que una vez Venezuela integre
su este con su occidente, pueda proveer a Colombia también
de recursos de gas -que Colombia inicialmente proveería
a Maracaibo- y que Venezuela pueda integrarse a Centroamérica
a través de un gasoducto construido por el territorio de
Colombia.
En la medida que la hermana Nación de Bolivia vaya despejando
los interrogantes políticos y sociales, para la explotación
y la venta del gas, pienso, que esa integración no va a
ser solamente hacia Centroamérica y hacia el norte, sino
que también podremos tener una gran integración gasífera
en el sur.
Es de gran importancia la integración en transmisión
de energía. Colombia la tiene con Ecuador, hay que potenciarla
-como está definido- en la agenda bilateral con el gobierno
del Presidente Gutiérrez. El Ecuador la tiene con Perú.
Necesitamos esa integración hasta la Patagonia, con las
menores posibilidades posibles al voltaje, a la potencia.
El sábado pasado, con el gobierno del señor Presidente
Chávez, inauguramos una, que hace años parecía
un sueño: la integración entre Puerto Páez
(Venezuela) y Puerto Carreño ( Colombia).
Y ahora estamos estudiando la línea de transmisión
entre Colombia y Panamá. Esa línea no puede ser entre
los dos países, tiene que ser un eslabón fundamental
entre la Patagonia y Alaska, tiene que ser en lo inmediato, un
eslabón fundamental entre la Comunidad Andina y el Plan
Panamá-Puebla, a eso hay que darle celeridad.
Quiero recordar que uno de los grandes
obstáculos al desempeño
de la economía mundial, en los años que viene, es
la escasez que se anticipa en recursos energéticos.
Aquí tenemos países hermanos con grandes posibilidades
para hacer excepciones en esa escasez, como la Nación que
hoy nos acoge, Ecuador, y las hermanas Repúblicas de Venezuela
y Bolivia. Otros como Colombia, tenemos en el caso del petróleo
serias dificultades, en el caso del carbón, grandes ventajas.
Nuestros países tienen que hacer una integración
de política energética para ser mejores, para obtener
mejores resultados en el mercado mundial energético, para
contribuir de manera más eficaz a resolver ese escollo a
la economía mundial.
Ya vemos como Argentina y Chile vienen
teniendo serios nubarrones para el desempeño de sus economías por el tema energético,
y eso no lo podemos perder de vista.
Y es importante construir la carretera
con Centroamérica.
Por eso, insto hoy, a esa integración entre la Comunidad
Andina y el Plan Panamá-Puebla. La carretera no puede seguir
siendo un sueño del pasado, un tema del olvido, tenemos
que construirla. Esa carretera no solamente uniría a Colombia
con Panamá, sino a la Patagonia con Alaska. En Colombia
se bifurca. Por el Caribe se extiende a la república hermana
de Venezuela y por todos los valles andinos en dirección
norte-sur, a la República hermana del Ecuador.
Y necesitamos aquí, como Comunidad Andina, entrar a definir
con el Fondo Monetario Internacional qué variaciones se
van a introducir, para que podamos adelantar estas obras. Obras
de esa trascendencia para el continente, no pueden hacer parte
de los límites a las inversiones y a los gastos impuestos
por el Fondo Monetario Internacional. Y también tenemos
que financiarlas.
Requerimos además una agenda social concreta. Poco ha hecho
la Comunidad Andina para avanzar hacia la armonización de
los indicadores macroeconómicos. Eso hay que superarlo,
pero además adicionarle los indicadores sociales.
Necesitamos en la Comunidad Andina unos
compromisos en torno a inflación, unos compromisos en torno a tasa de cambio. Por
supuesto, con la consideración de las decisiones que autónoma
y soberanamente ha tomado el Ecuador, en materia de dolarización
de su economía. Una decisión para armonizar los topes
en materia de déficit, en materia de endeudamiento. Y a
esos indicadores macroeconómicos, sumarle el compromiso
de mostrar acelerados mejoramientos en los indicadores sociales,
en el empleo, en la seguridad social, en el mejoramiento del ingreso,
en la eliminación de la pobreza.
Si adoptamos indicadores, si damos rendición de cuenta,
periódicamente, sobre la manera como avanzan esos indicadores,
estaremos construyendo la cohesión social que se requiere
para tener gobernabilidad democrática, presupuesto necesario
para estos procesos de integración.
Muchas gracias".
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