Conclusiones del estudio
del CIDE TLC PODRÍA GENERAR 270 MIL NUEVOS
EMPLEOS
Cali, 23 jul. (SNE). - Aunque todos los
departamentos del país
sentirían un efecto positivo con el Tratado de Libre Comercio
(TLC) que Colombia negocia con Estados Unidos, serían seis
las zonas o departamentos que lo experimentarían en mayor
grado: Bogotá, Atlántico, Quindío, Valle,
Antioquia y Huila, dado que sus trabajadores están especializados
en aquellas actividades productivas que probablemente se vean beneficiadas
por el TLC.
Así lo reveló el investigador de la Corporación
para el Desarrollo de la Investigación y la Docencia Económica,
CIDE, Jesús Botero, durante su intervención en el
IX Encuentro para la Productividad y Competitividad -Colombia Compite.
Según el investigador, además de los citados, los
departamentos que, en su orden, se verían beneficiados serían:
Risaralda, Norte de Santander, Sucre, Bolívar, Magdalena,
La Guajira, Cundinamarca, Meta, Santander, Caldas, Cesar, Tolima,
Córdoba, Cauca, Nariño, Boyacá y Chocó.
El estudio, realizado por la Corporación, por encargo de
la Red Colombia Compite, que lidera el Ministerio de Comercio,
Industria y Turismo, permitió medir el impacto que la ejecución
del TLC tendría sobre variables como el PIB y el empleo,
entre otros.
Los resultados arrojaron un impacto del TLC sobre el PIB industrial
del 4,93 por ciento, en servicios de 4,34 por ciento, en el agropecuario
de un 2,01 por ciento y en el minero de 1,48 por ciento.
Igualmente, del estudio se deduce que en
el país se generarían
270 mil nuevos empleos calificados y no calificados, mientras que
el desempleo disminuiría en cerca de 2 puntos en las áreas
urbanas y en 1,6 por ciento en las rurales.
Aún cuando los impactos son considerados transitorios (a
cinco años), la proyección a diez años indica
una disminución de la tasa de desempleo de 15,1 a 12,9 por
ciento; una disminución del déficit fiscal (medido
como porcentaje del PIB) de 6,2 a 4,8 por ciento, así como
un aumento del 8 por ciento en las exportaciones y de 11 por ciento
en las importaciones.
El estudio advierte que el TLC puede ser
una fuente importante de impulso para la economía colombiana pero que de por medio
hay un proceso de negociación complejo, que debe llevarse
a cabo de manera exitosa, para permitir alcanzar los beneficios
esperados.
Así mismo asegura que los impactos del TLC son importantes,
pero transitorios: se produce un crecimiento adicional en los primeros
años del acuerdo, pero sus efectos tienden a diluirse con
el tiempo.
Una parte importante del efecto del TLC
se deriva del "efecto
racionalización": la reasignación de recursos
que fluyen de usos no eficientes (empresas ineficientes, sectores
no competitivos) a usos eficientes. Es importante por ello mantener
condiciones financieras favorables en la economía, que permitan
hacer el tránsito sin grandes traumatismos. Un sistema financiero
ineficiente y tasas de interés excesivas, pueden incidir
negativamente en el "efecto racionalización",
impidiendo concretar los usos eficientes.
La investigación concluye que el TLC impulsará la
demanda de mano de obra calificada. Ello es una oportunidad, pero
también un riesgo. Una oportunidad, porque garantiza que
la educación, el mecanismo redistributivo por excelencia
en un esquema de generación de oportunidades, acrecentará un
capital humano que la sociedad podrá emplear productivamente;
pero se puede constituir en riesgo si no se implementan las políticas
educativas adecuadas, por cuanto las restricciones en la oferta
de mano de obra calificada pueden constituirse en el cuello de
botella que impida el aprovechamiento de las nuevas oportunidades.
"Los esfuerzos que el país haga en la educación
y en la capacitación de la mano de obra serán decisivos
para aprovechar adecuadamente las oportunidades generadas por el
TLC", señala el informe.
Y agrega que la reasignación de recursos que se genera
en los procesos de liberalización comercial, requiere estabilidad
macroeconómica. Es imposible completar los procesos de ajuste
en un entorno macroeconómico incierto e inestable. Por ello,
la disciplina fiscal no es sólo conveniente sino necesaria.
En tal sentido los procesos de reasignación de recursos
suponen un entorno institucional adecuado: se requiere de un marco
institucional que aliente a los inversionistas a aprovecharlas. |