Discurso de Hernán Echavarría Olózaga
durante los 40 años de la Fundación Corona 'LA SOCIEDAD DEBE HACER UN ACUERDO SUPREMO PARA ELIMINAR LA POBREZA'
Bogotá, 11 jun. (SNE).- Las siguientes fueron las palabras
pronunciadas por Hernán Echavarría Olózaga,
presidente del Consejo Directivo de la Fundación Corona,
durante la entrega de la Orden Nacional al Mérito, en el
grado de Cruz de Plata, a esa organización por sus cuarenta
años de existencia por parte del presidente Álvaro
Uribe Vélez:
"Siempre que en mi larga vida he asistido a un acto en donde
está presente el señor Presidente de la República,
he sentido complejo de culpabilidad por el tiempo restado a los
problemas tan serios que tiene nuestro país. Principio pues,
por pedirle excusas al señor Presidente por haberle traído
a esto, aquí a echar unas cuantas observaciones que, en
el ámbito nacional, y en comparación con los tantos
problemas que tiene el país, son observaciones hasta cierto
punto subjetivas y darle nuestro agradecimiento por aceptar esta
invitación.
Me corresponde dirigir este saludo como
el miembro de más
edad de la Junta Directiva de esta institución, que hemos
creado para significar nuestro compromiso con la sociedad colombiana.
No voy a referirme en detalle a lo hecho por nuestro organización
en estos años de existencia, pero para eso hay múltiples
manuales que todos seguramente conocemos.
Me referiré principalmente a la pobreza de la gran parte
del país, que preocupa enormemente al sector más
consciente de nuestra sociedad. A lo que nos dijo el señor
Engels, representante de la UNA, con palabras de despedida al dejar
el país, ciertamente nosotros los colombianos tenemos un
país con muchos aspectos favorables y privilegios, pero
debemos reconocer los graves problemas que nos aquejan, entre ellos
y en especial, en que un alto porcentaje de la población
sufra esa terrible pobreza, cuestión ésta que, al
aceptarla, nos deja a todos perplejos cuando nos damos cuenta de
la gravedad de la situación y de lo que ella significa.
El señor Engels tiene razón: en Colombia, como no
muchos otros países subdesarrollados, hay una terrible pobreza,
pero hay que decir que los métodos recomendados por algunos
de los miembros y representantes de los organismos internacionales
que nos visitan y las soluciones que nos dan, que nos proponen,
no son los más adecuados.
Reconocemos que lo más grave es precisamente eso: que tenemos
un terrible problema porque los métodos que nos recomiendan
para resolverlo no hacen más que perjudicar el endeble sistema
de de producción que tiene el país, ya que van contra
el sistema de libre empresa y de mercado, que es la base de la
democracia.
El señor Engels y otros observadores extranjeros de nuestro
estado de miseria, me gustaría observarles que, en Colombia,
el que tiene empleo - esto es trabajo regular - no sufre de esa
carencia de todo lo necesario para llevar una vida digna. En Colombia,
el que tiene trabajo regular, puede que no goce de un nivel de
vida comparable con el nivel de trabajadores de otros países,
pero el que trabaja regularmente en Colombia goza ya de facilidades
elementales como casa propia de habitación y aún
tiene principios de vida cómoda como la radio y la televisión.
Otro es el caso del sector de la población que no tiene
trabajo regular, que no ha podido entrar al sistema de producción
de la empresa privada y del mercado, que depende de los puestos
aleatorios que le puede dar el Estado o peor, y más grave
aún, que está abandonado por el resto de la población
y lleva una vida miserable, como la describe el señor Engels
y otros que nos visitan, y que salen de nuestro país consternados.
Obviamente es una cuestión de suministros. Para suplir
las necesidades de toda la población, de aproximadamente
45 millones de colombianos, si quiera en alimentos, ropaje y habitación,
sería necesario un equipo de producción de capital
y de trabajo varias veces superior a lo que hoy en día gozamos.
Si queremos acabar, no siquiera reducir la pobreza de gran parte
de la población, tenemos que avocar la creación de
ese equipo de producción.
Es sorprendente que el grupo de economistas
del Banco Mundial publique un tratado de los problemas de Colombia
en el año
2003 sin mencionar la necesidad de acomodar el equipo de producción
para atenderle los problemas de la resultante pobreza.
En el modo de ver, es un irrespeto a la
inteligencia de los jóvenes
macroeconomistas colombianos que el Banco haga una publicación
sobre Colombia omitiendo información tan fundamental sobre
nuestro funcionamiento económico.
Por otra parte, hay que reconocer que nuestro
sistema social produce una clase alta, ostentosa y aficionada
al consumo de lujo, lo que
da lugar a que, cuando se habla de la posibilidad de resolver los
problemas fundamentales de la pobreza mediante el incremento de
la producción, la respuesta es que el aumento de la producción
no resuelve el problema puesto que la mayor producción se
va a atender la demanda de los artículos de lujo inalcanzable
para el pueblo.
Es obvio que la mayor producción tendría que producir
artículos esenciales para el pueblo o no contribuiría
a mejorar su nivel de vida. Es una cuestión de lógica
elemental que, cosas como la educación, la salud, etc.,
son lo más necesario para el pueblo, mejorar su nivel de
vida.
No debemos permitir que el gran problema
de la pobreza se vuelva únicamente
una cuestión de foros, seminarios y de poco contenido y
en los cuales se habla mucho y muy bien, pero nada se dice del
problema fundamental del país, principiando por el problema
muy evidente de que los colombianos no tenemos una buena tradición
para el trabajo manual y preferimos las funciones intelectuales.
El prestigioso economista Douglas North,
que obtuve el Premio Nobel por observar en su trabajo que los
incentivos que le da la
sociedad al pueblo o determinan gran parte de la naturaleza de
la sociedad que resulta eventualmente. Así, si queremos
sacar a la población que hoy sufre de miseria y darle más
y mejor nivel de vida, tenemos que reconocer el valor social de
los que se dedican especialmente a esta labor de producir bienes
y servicios necesarios para suplir las necesidades de la población.
Toda nuestra sociedad tiene que aceptar
que es necesario hacer un acuerdo supremo por eliminar la pobreza
y que continuar como
está no tendrían los bienes y servicios necesarios
para llevar una vida sana.
Es muy difícil pensar que un país dejando de atender
estas necesidades pueda sobrevivir como país organizado
de año a año sin tener problemas políticos
imposibles de resolver.
En nuestra sociedad, en los círculos que se queden más
progresistas encontramos el apelativo de neoliberalismo utilizado
peyorativamente para referirnos especialmente a los que tienen
una actitud progresiva. El nombre está tomado por muchos,
sin saberlo, de la época que siguió a la Segunda
Guerra Mundial, por ahí en la década de los años
50 y años 60, cuando la Europa de la posguerra tuvo que
recurrir - principalmente en Alemania - a la reconstrucción.
El dinero para ello provino de los Estados
Unidos por el Plan Marshall, pero no aceptaba sino el sistema
de empresa privada.
Si querían reconstruir los alemanes, tenían que abandonar
sus nostalgias marxistas y así fue como tuvieron que buscar
otro operativo que no fuera capital y dieron con el neoliberal.
Ahora, nuestra izquierda la usa peyorativamente
para desacreditar a los que tienen ideas progresistas y de mercado
libre. Pero la
verdad es que nuestro país, estando en una etapa que requiere
capital y técnica extranjera para tratar de crear el equipo
de producción necesario para acabar con la pobreza, no le
conviene que los extranjeros nos clasifiquen en país anti-libre,
empresa, y se ahuyenten de nuestras costas.
Nosotros, en la Fundación Corona, tenemos 40 años
de lucha por que la educación y salud del país sean
todos los días mejor, pero también, principalmente,
para que el país incorpore toda su población en un
equipo de provisión que produzca los suficientes bienes
y servicios para satisfacerla a toda ella.
Aproximadamente el 25 por ciento de los
recursos de nuestra institución
se gastan actualmente en el fomento de la pequeña y mediana
empresa, buscando estos objetivos.
No queremos un país con un sector pobre sufriendo necesidades
al lado de ricos satisfechos, gozando de la tierra y del buen aire,
además de otros bienes que nos ofrece el país, produciendo
muy pocos bienes transables con el producto empresarial de una
pequeña minoría.
Para lograr el tamaño del sector transable de la economía,
las estadísticas bancarias deberían arrojar continuamente
los préstamos contenidos a la pequeña empresa y no únicamente
los pequeños préstamos, muchos de ellos concedidos
para comprar bienes de consumo durables.
Separadamente se requiere un análisis estadístico
de bienes transables de la pequeña y mediana empresa. En
busca de estos objetivos, con la ayuda del Banco Internacional
de Desarrollo, estamos ahora creando las entidades jóvenes
con empresa que aglutinará en el país para principiar
a 1.500 muchachos que buscan organizar entidades de producción
vendiendo toda clase de bienes transables.
Estamos seguros que el movimiento de jóvenes con empresa
que estamos creando nos ayudará a transformar la vida del
país, nos va a ayudar con la tarea que desde hace mucho
venimos fomentando de crear un país más empresarial,
más interesado en las actividades productivas y menos en
empleo como método de vida.
El pueblo colombiano tiene que comprender
que para gozar de más
y mejores servicios sociales tiene que incrementar el equipo de
producción y que sólo incrementando ese equipo es
posible prestar esos servicios eficientemente. No se le hace un
buen servicio al pueblo haciéndole creer que estos servicios
sociales caen del cielo. Es una verdad innegable que los servicios
sociales son reales únicamente cuando provienen de un equipo
de producción que los producen y que luego los distribuyen,
que no sean únicamente producto de campañas populistas.
Es reconocido en toda América Latina que nuestro país
hoy día goza del mejor Gobierno del continente. No desaprovechemos
esa oportunidad. Démosle recursos para que resuelva definitivamente
los problemas aún pendientes de la Seguridad Democrática
y que proceda a crear el equipo de producción necesario
para eliminar la pobreza desmoralizante para un país democrático.
El concepto que muchos tienen en Colombia
de que éste es
un país urbano y no rural es un cuento que no es realidad.
El campo colombiano es pobre porque ha estado abandonado. Ahora
que milagrosamente nos llega la técnica japonesa de los
microelementos llamados EM se verá cómo la pequeña
y mediana agricultura colombiana puede renacer. Se limpia el campo
de basuras y se captan las aguas en corrientes limpias y se controlan
muchas de las plagas tropicales que rehúsan la producción.
Ya estamos organizando a los medios de
comunicación que
sabrán cómo utilizar estos productos antes de fin
de año. Afortunadamente Colombia es un país con un
gran espíritu cooperativo y no es sino que alguien inicie
un interés para que el espíritu de solidaridad del
país entre en funcionamiento.
Ya tenemos varias organizaciones municipales
iniciando la experiencia en el uso de basura para producir cupos
e iniciar la eficiente
producción agraria para el fin de año.
La red de alimentación que depende de la pastoral rural
será de gran ayuda para poner en marcha este programa. Al
grande y pequeño propietario de tierras en Colombia hay
que solapiarlo y decirle que el país necesita alimentos
y que toda la tierra accesible a las comunicaciones debe ser eficientemente
trabajada pues, si así no lo hacen, vendrá tarde
o temprano un movimiento político de izquierda que se lo
exigirá. Pero somos toda la clase dirigente los que nos
tenemos que ocupar de poner a trabajar el resto de la población
desocupada o semidesocupada. Ese debe ser el propósito primordial
de todos nosotros, la clase dirigente colombiana.
Muchas gracias." |