DISCURSO DEL
PRESIDENTE URIBE EN LA ESCUELA DE POLICÍA “GENERAL
SANTANDER”
Bogotá, 16 (SNE). El siguiente es el discurso del Presidente
de la República, Álvaro Uribe Vélez, durante
la ceremonia de ascensos de oficiales de la Policía Nacional,
celebrada en la Escuela de Cadetes General Santander.
“Nos reunimos esta mañana en este campo, lugar tan
importante de la Patria, entre tristezas y alegrías. Tristezas
por los suboficiales y por todo el personal de patrulleros que
han sido asesinados sirviendo bien a Colombia.
Señor Ministro, señor General Castro Castro: cuando
veo esta tragedia, sus hermanas , sus hermanos, sus papás,
sus mamás, las esposas viudas y los hijitos acudiendo hoy
a este campo de parada a recibir la condecoración póstuma
por sus seres caídos en el servicio a la Patria, vienen
a mi mente dos reflexiones. La primera: no hay nación en
el mundo que esté pagando este sacrificio por derrotar el
terrorismo.
En los campos de parada de las diferentes
Escuelas de Policía
del mundo hoy se hacen celebraciones. Se conmemoran hechos que
ocurrieron hace décadas. Aparecen, generalmente, personas
ya de muchos años que participaron en hazañas, y
las hazañas que se recuerdan, aquellas que dejaron heridos
y víctimas son hazañas del pasado, del lejano pasado.
Aquí todos los días abrimos tumbas para depositar
el cadáver de compatriotas de la Policía, del Ejército,
de la Armada, de las diferentes, armas caídos en acción
valerosa para derrotar el terrorismo. Mientras más rápido
Colombia finalmente derrote el terrorismo cuánto mejor.
Quiero invitarlos hoy a que apresuremos
nuestra acción.
A que mejoremos nuestra inteligencia. A que no solamente eliminemos
las redes de apoyo de los terroristas sino que vamos por ellos,
a someterlos, a derrotarlos.
Y quiero felicitar a los heridos. A los
heridos a consecuencia de su acción valerosa al servicio de Colombia. A los que
aplaudimos esta mañana, que desfilaron por aquí por
esta grama, los hemos condecorado con todo el corazón, exaltamos
su valor, les pedimos que no renuncien a su heroicidad, que continúen
esa tarea de servir bien a Colombia.
Y quiero resaltar a aquellos que han sido
premiados por acción
valerosa, que afortunadamente los encontramos hoy completamente
ilesos. Entre ellos, un Capitán y un Subteniente, que los
pongo hoy de ejemplo ante nuestros compatriotas.
Penetraron una organización terrorista. Cuando estaban
penetrando esa organización terrorista fueron tentados por
sumas fabulosas con las cuales los querían sobornar. Para
ellos primó la Patria, su lealtad a la constitución,
su lealtad a sus familias, su lealtad a la Policía, su lealtad
a su ética como gentes de bien. Rechazaron el soborno, cumplieron
a cabalidad su acción, le permitieron a Colombia avanzar
en la derrota de ese vil negocio del narcotráfico que financia
el terrorismo.
¿Dónde está el señor Capitán,
Jaime Andrés Hermosa Flor? Permanezca de pie, capitán. ¿Dónde
está el señor Subteniente, Jaime Alberto Salas Gómez?
Permanezca de pie, señor subteniente. Pido a todos mis compatriotas
distinguir con el afecto y la admiración al señor
capitán Jaime Andrés Hermosa Flor, y al señor
subteniente Jaime Alberto Salas Gómez. Infiltraron el terrorismo,
los tentaron con fabulosas sumas de soborno, rechazaron el soborno,
abrazaron su lealtad a la familia, su lealtad a la Constitución,
a la ley, a la Policía, su lealtad a Colombia. Ellos son
héroes de la Patria, ejemplo de buen comportamiento, de
transparencia, de ética para todos los colombianos. Aplaudámoslos
nuevamente.
Muchas gracias, capitán Jaime Andrés. Muchas gracias,
subteniente Jaime Alberto. Sigan sirviendo bien a Colombia. Si
hicieron eso, son capaces de hacer todavía lo superior.
Los esperan otras hazañas de mayor dimensión y nosotros
esperamos con emoción que ustedes las cumplan con éxito
para el bien de Colombia.
Quiero felicitar al señor Brigadier Mario Gutiérrez
Jiménez, quien hoy asciende a Brigadier General. Actualmente
Comandante de la Policía de Cali. Fue jefe de la Sijin de
la Policía Metropolitana de Bogotá, fue Comandante
de la Policía del Meta, del Arauca, Director de la Dirección
Central de la Policía Judicial.
Señor Brigadier General, Mario Gutiérrez Jiménez,
la Patria espera mucho de usted. A partir de hoy, como General
de la República. Enfrenta usted la inmensa responsabilidad
de la Policía de Cali. Esa flagelada ciudad hay que rescatarla.
En sus manos queda la tarea de derrotar en Cali el terrorismo en
cualquiera de sus modalidades: de narcotráfico, de guerrilla,
de pandillas, de milicias de los mal llamados paramilitares.
Cada mañana cuando yo pregunte por el resultado de Cali,
iré a preguntar: ¿qué buenas noticias nos
trae el nuevo Brigadier General Mario Gutiérrez Jiménez?
Vamos a devolverle la paz a esa gran ciudad.
Quiero felicitar a su señora Julia Margarita, a sus hijos, Mario Ignacio
y Julio José, que lo han acompañado a usted en su
brillante carrera policial Por Cali ahora, por Colombia, siempre.
Muchos éxitos, señor General.
Quiero referirme a algunos hechos: primero,
a Guaitarilla. Norma de este Gobierno es que la Fuerza Pública le diga al país
la verdad de los hechos oportunamente, tempranamente, por propia
iniciativa, sin necesidad de que lleguen equipos de investigadores
de la prensa o del poder judicial, sin necesidad de que alguien
tenga que ponerse a la tarea de extraer la verdad con ganzúa.
Infortunadamente todavía no tenemos claridad sobre Guaitarilla.
Qué tristeza a estas alturas no poderle decir al país
la verdad verdadera sobre Guaitarilla. Confío que la Fiscalía
y la Procuraduría nos ayuden a arribar rápidamente
a esa verdad.
Desde aquí hago un llamado a la Justicia Penal Militar.
La queremos pronta, eficaz, imparcial y transparente. Con la justicia
penal militar hemos tenido en el pasado errores que le quitan credibilidad.
Esa larga demora para nada concluir, en el caso de Santo Domingo.
La Justicia Penal Militar tiene que ser más diligente. Espero
que la Justicia Penal Militar cumpla con esos requisitos: prontitud,
transparencia, imparcialidad, eficiencia. Esperamos unas prontas
decisiones de la Justicia Penal Militar sobre Guaitarilla.
Quiero también expresar la necesidad de que haya creciente
coordinación de todas las fuerzas, de la Policía,
del Ejército, la Fuerza Aérea, el DAS, y entre ellas
y la justicia. Y entre toda esta institución coercitiva
del Estado y la ciudadanía.
Allí donde hemos tenido Fuerzas de Tarea Conjuntas, donde
trabajan en armonía, los resultados han sido mejores. Donde
prevalece la rivalidad sobre la armonía, los resultados
son lentos, muchas veces no se obtienen.
Quiero llamar hoy al señor Ministro, a los altos mandos,
a todos los oficiales y suboficiales para que en Colombia no haya
sino buena coordinación entre todas las Fuerzas. Que no
tengamos una sola queja más de descoordinación. Y
entre ellas y la ciudadanía.
Hace dos días veíamos en Tame que uno de los problemas
de esa afligida región de Arauca es que no hay confianza
de la ciudadanía con la Fuerza Pública. Hay que construirla.
Cada policía, cada soldado, tiene que ser un constructor
de confianza. Lo repito con insistencia, lo imploro: interioricemos
en el corazón de cada policía, de cada soldado, el
compromiso de ser un constructor de confianza con la ciudadanía.
¿Cómo se construye confianza? Primero, dando ejemplo.
Primero, demostrando transparencia en cada uno de los actos del
servicio y por fuera del servicio. Segundo, mostrándole
a la ciudadanía la imparcialidad y la eficacia de la Fuerza
Pública. Tercero, recibiendo bien al ciudadano cuando él
se aproxima a la Policía o al Ejército, abriéndole
las puertas, sin mostrarle pereza, y al mismo tiempo cuando él
dé una información demostrándole toda la capacidad
de reacción, asignando a esa información toda la
importancia.
¿Cómo se construye confianza? Cuando el ciudadano
no venga a buscar al policía, al soldado, que el soldado
el policía busque al ciudadano.
Todos los días aprendemos más. El sábado
me decían los indígenas de la Sierra Nevada, con
su sabiduría: “Presidente, aquí necesitamos
que hayan enlaces del Ejército con nosotros, porque como
aquí estuvimos tantos años sin instituciones estatales,
no conocíamos sino a la guerrilla y a los paramilitares,
y venían en el mismo uniforme, hoy cuando pasan los soldados
no sabemos si son soldados o son policías, o si son guerrilleros
o si son paramilitares”.
Hemos tenido allí un problema: por evitar que le llegue
comida a los grupos terroristas, muchas veces también se
ha castigado injustamente a los indígenas. Nosotros tenemos
que poner en la Sierra Nevada a dieta a los terroristas, no a la
comunidad indígena. Pero eso necesita enlaces, oficiales
y suboficiales con nombre propio, cuyas caras se vuelvan amigas
de los indígenas y que conozcan a los indígenas para
que ese conocimiento personal, para que esa confianza que se construya,
le permita al indígena abrazar a la institución armada,
rechazar al paramilitar y rechazar al guerrillero.
Para que esa confianza que se construya
le permita a la Policía
y al Ejército identificar la comunidad indígena a
la que hay que permitirle que le lleguen los alimentos, y separarla,
distinguirla de los terroristas a los que hay que bloquear.
En Tame encontramos lo mismo. La ciudadanía reclama enlaces
del Ejército y de la Policía con la ciudadanía,
hay que definirlos. Ruego que eso sea una política general,
que esos enlaces se conviertan en caras conocidas para la ciudadanía,
que trabajen todos los días con la ciudadanía, que
traigan a la institución la queja del ciudadano y lleven
al ciudadano el pedido de la institución.
El caso de Tame es un caso que demuestra
que hemos hecho un gran esfuerzo con una nueva brigada móvil, que hemos hecho un
gran esfuerzo con la Policía, pero que no hemos tenido suficiente
eficacia. Falta construir esa confianza.
Y en esa construcción de confianza necesitamos integrar
una expresión ciudadana, que son las empresas privadas de
vigilancia, con la Fuerza Pública. Colombia tiene más
de 200 mil vigilantes privados formalizados. Bien coordinados con
la Fuerza Pública nos tienen que ayudar a rescatar plenamente
la seguridad. El vigilante privado no puede dedicarse solamente
a cuidar el edificio asignado a su cargo o la oficina. El vigilante
privado tiene que comprometerse con el área pública
circundante.
El señor Viceministro Peñate, el señor General
Ruiz, el Señor Doctor Hernán Sanín, Superintendente
de Seguridad Privada, han definido la ciudad de Neiva para tener
allí un modelo piloto, de integración entre todas
las empresas privadas de vigilancia y la Fuerza pública.
Si hacemos esa integración vamos a transformar a Neiva.
Neiva, afectada por el terrorismo sin límites que ha hecho
esos secuestros en las unidades residenciales. Neiva afectada por
el terrorismo sin límites de las casas-bombas en el aeropuerto,
que ha causado tantos asesinatos. Neiva afectada por una red de
milicianos de la Teófilo Forero de las Farc, que no tienen
frenos para su acción terrorista. A Neiva la tenemos que
convertir en una ciudad segura de Colombia y una de las acciones
para ese proyecto es la integración permanente entre la
Fuerza Pública y las empresas privadas de vigilancia. El
sábado vamos a mostrar los primeros resultados.
Aquí no puede haber vacilación, estamos en lo que
estamos, es a derrotar el terrorismo. Hay que pedirle a mi Dios
que todos los días amanezcamos con más ganas, hasta
que lo derrotemos totalmente para la nueva generación de
colombianos. ¿A dónde están los niñitos
que vinieron a este acto? Que se pongan de pie los niñitos,
todo el esfuerzo que hagamos permitirá que esos niñitos,
que su generación pueda vivir feliz en Colombia. Para que
ellos y los que detrás de ellos habrán de venir vivan
felices en Colombia vale la pena realizar todos los esfuerzos posibles.
Me quiero referir a La Gabarra. Qué tristeza como degollaron
a nuestros campesinos. ¿Qué es eso? ¿Eso es
de la vieja guerrilla ideológica? ¿Es eso de la guerrilla
idealista? ¿Es eso de la guerrilla que quiso que se le considerara
organización política? No, eso es del puro mezquino
terrorismo.
Nos duele profundamente. Recuerdo en mis épocas de gobernador
de Antioquia cuando acudía, por ejemplo, a la Vuelta del
Oso en Apartadó, a recoger 27cadáveres de campesinos
degollados por las Farc y tirados en una platanera.
¡Qué tragedia, qué dolor! Hoy está el
señor General Carreño en esa zona reorganizando la
Fuerza Pública.
Ese delito, atroz, con todos los agravantes,
lo cometieron en la selva. Es grande la selva de Colombia, pero
con la heroicidad
de nuestra Fuerza Pública finalmente esa selva nos tendrá que
quedar chiquita para sacar de allí a los terroristas.
¿Saben qué me da tristeza? Que a esta hora no he
escuchado pronunciamiento alguno de Amnistía Internacional.
Me duele que ayer degollaron 34 campesinos de la Patria y Amnistía
Internacional guarde silencio.
Amnistía Internacional, la misma que abusa de su buen nombre
para ir a acusar a la Fuerza Pública colombiana, para ir
a maltratarla con la maledicencia, a maltratarla con la calumnia.
Amnistía Internacional, la que a esta hora no se ha pronunciado
y que recorre las oficinas oficiales de los gobiernos europeos
pidiendo que se condene al Estado de Colombia que porque es terrorista.
¿Quién es el terrorista: el Estado de estos abnegados
policías que acribillaron, cuyos familiares con luto han
acudido esta mañana, o la acción de las Farc ayer
que degolló a 34 campesinos colombianos?
Las Ong’s de derechos humanos no pueden tener sesgo político.
Los derechos humanos tienen que estar por encima de cualquier apreciación
política.
Las Ong’s de derechos humanos no pueden señalar un
acto de autoridad como violatorio de los derechos humanos cuando
el acto de autoridad lo cumple un Gobierno al cual no son afectas
ideológicamente. Y tampoco pueden guardar silencio cuando
el hecho terrorista lo comete una organización terrorista
con la cual la respectiva Ong parecería tener coincidencias
ideológicas.
Sé que este debate es duro, pero me toca darlo. Es que
esta mañana vimos desfilar aquí a un puñado
colombianos enlutados. A la mamá, porque su hijito policía
fue asesinado. A la hermana, porque su hermano policía fue
asesinado. Al papá, porque su hijito policía fue
asesinado. A la señora joven, con un niñito mayor
de la mano y con otro niñito en su vientre a recibir una
condecoración porque su esposo policía fue asesinado.
Es que la Patria está hoy llorando a 34 campesinos degollados
en La Gabarra. ¿Podemos guardar silencio ante eso? ¿Entonces
el Presidente de la República se tiene que quedar formalito
ante Amnistía Internacional y no decir nada para salvar
las apariencias? Aquí por salvar apariencias en tantas décadas,
hemos dejado que el terrorismo maltrate a los colombianos. Por
guardar unas reglas de cortesía hipócritas y no tener
el valor de denunciar a Amnistía Internacional, hemos permitido
que legitimen al terrorismo internacionalmente. No. Con este Gobierno
no es eso.
Este es un Gobierno democrático. Amnistía Internacional
ha tenido abiertas y tendrá abiertas todas las puertas de
Colombia. “Un Estado terrorista”, dice Amnistía
Internacional. ¿Cuándo se ha visto en el mundo un
Estado que tenga que enfrentar a 50 mil terroristas, con 170 mil
hectáreas de droga, y que lo enfrente sin restringir las
libertades públicas?
Es que a estas Ong’s las han echado de otros países
porque simplemente van a hacer bulla. Aquí ni siquiera las
hemos echado, ni hemos pensado echarlas. Aquí seguirán
gozando de todas las libertades, pero el Presidente de la República
tiene que hacer todas las denuncias.
Que Amnistía Internacional escoja con quien se queda: si
se queda con los que degollaron ayer a los 34 campesinos de La
Gabarra, si se queda con los terroristas que han asesinado a nuestros
policías y soldados, que causaron el luto a las familias
que por aquí desfilaron esta mañana, o si se queda
con las instituciones colombianas y las respeta.
Vamos a defender estas instituciones. Puede
ser Amnistía
Internacional, puede ser quien sea, nuestro deber no admite servilismo
ante nadie, por importante que sea.
Para mí es más importante la defensa de los campesinos
degollados, del pueblo campesino para que no lo sigan degollando.
Para mí es más importante la defensa de los policías
de mi Patria, de sus familias enlutecidas, que simplemente guardar
silencio para no incomodar a Amnistía Internacional.
Mi compromiso es con los colombianos que
han sufrido durante décadas
el martirio del terrorismo, y en ejercicio de ese compromiso, de
la mano de la Constitución y de la Ley, sin limitar las
libertades democráticas, daremos el debate aun ante Amnistía
Internacional, por poderosa que aparente ser.
¿Nos van a seguir trabajando con ese cuento? Recorren las
oficinas europeas como ratones de biblioteca, transmitiendo chismes
en voz baja, desacreditando las instituciones colombianas, pidiéndole
a los gobiernos que no apoyen a Colombia que porque Colombia “tiene
un Estado terrorista”, como lo han hecho en las últimas
semanas. Ya hace 28 horas el país tuvo conocimiento de que
la guerrilla narcoterrorista de las Farc degolló a 34 campesinos
y Amnistía Internacional ha guardado silencio.
Compatriotas, no quisiera incomodarlos
a ustedes desatando estos debates, pero la aparente calma de
las buenas maneras del Presidente,
frente a los cómplices culposos del terrorismo, solamente
sirven para legitimar el terrorismo.
Creo interpretar mi deber asumiendo el
ejercicio de Presidente de Colombia de manera solidaria con los
policías de la Patria,
de manera solidaria con los campesinos de la Patria, sin guardar
esas apariencias hipócritas frente a los poderosos que nunca
han apoyado el rescate de la seguridad, que siempre le han servido
de corifeos a los terroristas.
¡Qué viva Colombia¡
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