Habla un beneficiario del
subsidio de desempleo
"CROCANTE Y APETITIVO,
ESE ES NUESTRO LEMA"
Bogotá, 24 jun. (SNE).- Para Alejandro Castellanos, nacido
hace 54 años en San Miguel de Sema, un pueblito localizado
por ahí a un ladito de Chiquinquirá, el cocido boyacense
fue siempre uno de sus platos predilectos. Lo cual no quiere decir
que supiera prepararse él mismo esta delicia de la cocina
colombiana. La verdad, siempre pensó que no había
nacido para el arte culinario.
Pero la vida da muchas vueltas, como dice
el dicho. Después
de vivir durante 25 años en Bogotá y de trabajar
10 de ellos en una empresa de aseo del Distrito, cierto día
supo que se había quedado sin empleo. Y ya estaba a punto
de explotar, cuando escuchó por la radio que el Gobierno
estaba ofreciendo un subsidio de desempleo a través de las
cajas de compensación familiar.
Alejandro se puso las pilas, averiguó, consiguió los
papeles necesarios, se presentó a Colsubsidio, aprobó para
recibir la ayuda del Gobierno y entró a un curso de restaurante,
mesa y bar, que dictó esta caja de compensación en
su sede de Ciudad Roma, al sur de la capital del país.
Don Alejandro es precisamente uno de los
200 colombianos que, habiendo perdido su puesto de trabajo y
recurrido al subsidio y
a la capacitación que contempla este programa del Ministerio
de la Protección Social, recibieron su diploma este jueves,
certificado que los acredita como graduados en culinaria de restaurante,
corte y confección y mecánica automotriz, entre otros
oficios.
Cuando la viceministra de Relaciones Laborales
del Ministerio, Luz Stella Arango, pronunció su nombre y le entregó el
diploma de Colsubsidio, Alejandro Castellanos no lo podía
creer.
Y no sólo porque por primera vez en su vida se estaba graduando
de algo y porque por fin era capaz de prepararse él solito
un cocido boyacense, sino porque había aprovechado muy bien
los 537 mil pesos que le dio el Gobierno durante un semestre y,
lo más importante, porque gracias a ese curso se le acaba
de abrir la posibilidad de construirse él mismo un modo
digno de ganarse la vida y prepararse para la vejez.
"Aprendí a hacerlo todo. Desde comidas rápidas
en adelante. Desde hacer empanadas y buñuelos, hasta cómo
montar una mesa, servirle a los clientes, preparar una recepción
y coordinar para montar nuestra propia empresa. Aprendí a
cocinar muchos platos. Por ejemplo, estudié cómo
se prepara el arroz chino, cómo se sirve un whisky y cómo
se hace un verdadero cocido boyacense, que va con arvejas, nabos,
habas, cubios, hibias, mazorca, carne de res, carne de cerdo y,
mejor dicho, lo que uno quiera ponerle de todo lo que se produce
en Boyacá", cuenta.
Alejandro Castellanos no sólo descubrió una
afición
que tenía oculta en su vida, la culinaria, sino que ahora
piensa sacarle el máximo provecho: "Pensamos entre
varios compañeros montar una microempresa. Tenemos programado
y se va a llamar Cress de Bogotá. Estamos haciendo los trámites
y llenando un diskette para llevarlo a la Cámara de Comercio
y planeamos hacer las vueltas para ver si la Alcaldía de
Kennedy nos colabora con un préstamo para la microempresa.
Nosotros nos vamos a especializar en comida rápida. Que
lo que ofrezcamos sea diferente a todo lo que se ve en Bogotá.
Por ejemplo, que la empanada y la hamburguesa no sea lo mismo que
lo que se está distribuyendo en la capital. Que sea distinta
en lo crocante y en lo apetitivo. Ese es nuestro lema".
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