María Lisendi Moreno, desplazada
de Urrao, beneficiaria de microcrédito de vivienda de interés
social
"TENEMOS CASITA, QUIÉN LO HUBIERA
IMAGINADO"
Bogotá, 8 mar (SNE). María Lisendi Moreno Sepúlveda
nunca había montado en avión. Nunca había
venido a Bogotá. Nunca había soñado con poder
visitar la Casa de Nariño y conocer en persona al Presidente
de la República. Pero lo que es más importante: nunca
pensó que gracias a un microcrédito y un subsidio,
otorgados por el Gobierno a través de la caja de compensación
familiar Comfama, su sueño de tener casa propia se hiciera
realidad.
María Lisendi es una de los 13 colombianos pobres que este
lunes se entrevistaron con el presidente Álvaro Uribe Vélez
y recibieron de diez cajas de compensación y cuatro cooperativas
sus primeros microcréditos de vivienda de interés
social.
María Lisendi cuenta que ella es nacida en Urrao (Antioquia),
región de donde tuvo que escapar con su esposo, Israel Calle,
y sus hijos Julián David, Yenifer, Alonso y Ana Alicia,
para ponerse a salvo de la violencia. Como familia desplazada,
el padre del grupo familiar consiguió trabajo en Medellín,
mientras ella se dedicaba a estudiar y capacitarse y ejercía
las labores propias del hogar.
Fue entonces cuando decidió postularse ante Comfama para
obtener un subsidio y un microcrédito de vivienda. "Comfama
-dice- nos ha colaborado enormemente. No
fue un proceso largo, ni corto, pero hay que tener paciencia
y cumplir todos los pasos.
Nos postulamos para una casita en la urbanización las Araucarias
de Medellín y ya estamos terminando todos los detalles".
Y agrega: "Primero el Gobierno nos otorgó el subsidio
y luego nos aprobaron un microcrédito por 7 millones 600
mil y piquito. Luego le solicitamos a Comfama que nos otorgara
otro crédito, que mi marido diligenció. La vivienda
vale 16 millones 600 mil pesos. Tiene dos alcobas, salón
comedor, baño terminado, cocina y patio y plancha para ampliación".
María Lisendi no duda en decir: "Para nosotros esto
que estamos viviendo es un sueño, es una maravilla. Es hacer
un sueño realidad. Yo nunca había venido a Bogotá y
nunca había montado en avión. Para nosotros es muy
bonito y más con cuatro niños. Porque somos desplazados
de Urrao y tuvimos que salir de allá por culpa de la violencia.
Pero ahora tenemos una casita. Quién lo hubiera imaginado".
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