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TEXTO DE LA RESPUESTA DEL GOBIERNO A INFORME SOBRE DDHH

Bogotá, mar. 10 (SNE).- El siguiente es el texto completo de la respuesta del Estado colombiano al informe presentado hoy por la oficina del Alto Comisionado de la Naciones Unidas, sobre la situación de los Derechos Humanos en el país, durante el 2003:

CONSIDERACIONES DEL ESTADO DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA AL INFORME DE LA OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS 2003

El Estado colombiano reconoce el trabajo de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Colombia, del CICR, de los diferentes organismos internacionales y de los países amigos que contribuye significativamente a la tarea de fortalecer el Estado de Derecho y la democracia colombianas y proteger a la población en medio de la compleja realidad del país.

Colombia tiene una profunda gratitud por su compromiso, por sus esfuerzos para comprender y actuar en medio de las dificultades, por compartirlas con el pueblo colombiano y por las experiencias que transmiten fruto del acumulado de la humanidad en la lucha por construir la democracia con plenos derechos y convivencia entre todos.

La presentación del Informe, hecho a petición de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su 59° período de sesiones, brinda al Estado colombiano la oportunidad de expresar sus opiniones v compartir sus realizaciones en un diálogo respetuoso y sincero con la comunidad internacional.

El Gobierno de Colombia registra con complacencia los reconocimientos, contenidos en el Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, de los avances y logros del Estado colombiano en la garantía y protección de los derechos humanos de los colombianos y colombianas.

Estimulante valor reviste las explícitas referencias a:

  • Las garantías brindadas por el Estado en el anterior proceso electoral a todos los electores y agrupaciones políticas.
  • La fluida interlocución de diferentes instancias del Estado con la Oficina del Alto Comisionado en Colombia.
  • La reducción reconocida de algunas graves violaciones como homicidios, desplazamiento, masacres y
  • la disminución de ataques en contra de los defensores de derechos humanos.
  • La disposición del Gobierno nacional al diálogo con los grupos armados ilegales.
  • La importancia de ampliar la presencia de la Fuerza Pública en el territorio como garantía de gobernabilidad, disminución de la violencia, prevención y protección.
  • El valioso papel de la Defensoría del Pueblo y de la Procuraduría General de la Nación.
  • El fortalecimiento del Programa de Protección y la implementación del Comité Interinstitucional de
  • Alertas Tempranas.
  • El aumento del gasto público en salud y educación.
  • El esfuerzo en la protección de comunidades indígenas.
  • El Acuerdo Nacional para la equidad de género.
  • Las acciones positivas del Gobierno en lo referente a minas antipersonal.
  • Los espacios de interlocución con las organizaciones de derechos humanos, paz y sindicatos.

El Estado colombiano resalta el señalamiento del Informe acerca del nulo compromiso de los grupos armados ilegales con los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, la victimización de la sociedad civil por parte de estos y su reprobable financiación basada en la extorsión, el secuestro y el narcotráfico. Comparte la afirmación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia de que "las recomendaciones no fueron ni acogidas ni respetadas por los grupos armados al margen de la ley, que continuaron perpetrando graves crímenes contra la población civil"[1]

De manera cordial pero enfática, el Gobierno de Colombia expresa algunas observaciones al Informe:

En primer lugar, el Informe no reconoce la gravedad de la amenaza que enfrentan las instituciones y la sociedad colombianas por parte de organizaciones armadas ilegales que usan métodos terroristas. Proteger y explotar más de cien mil hectáreas de coca con capacidad para producir 700 toneladas de cocaína, secuestrar más de 1.500 civiles por año, dinamitar 100 puentes en un año, sembrar los campos de minas antipersonales, utilizar toda clase de artefactos explosivos contra la población civil, destruir 483 torres de energía y 62 torres de comunicaciones y asesinar 13 alcaldes y 70 concejales son algunas de las acciones de estos grupos en el 2002.

La magnitud de esta amenaza, sus recursos, su desprecio por todas las normas humanitarias, su declarada afrenta a la democracia y a la sociedad, sus métodos terroristas y pérfidos generan circunstancias que dificultan el desempeño del Estado para lograr su propósito de garantizar y proteger los derechos humanos y exigen medidas proporcionales a esta amenaza.

En el Informe no se percibe cabalmente la naturaleza de la política de Seguridad Democrática dirigida a garantizar la seguridad de todas y todos los colombianos, se cuestiona su legitimidad y propósitos, se oculta su relevancia para garantizar y proteger los derechos humanos; en ocasiones se puede deducir del informe, que esta política, antes que crear condiciones y mecanismos para garantizar la vida y libertades de los colombianos, es una amenaza para el ejercicio de los derechos, contrariando la realidad de los resultados y la percepción de quienes habitan el territorio colombiano.

A criterio del Gobierno, el Informe subvalora los logros obtenidos en el 2003; reducir la tasa de homicidios de 68 a 52 por cada cien mil habitantes, la más baja de los últimos 16 años, la muerte de sindicalistas en un 57%, el desplazamiento forzado en un 52%, las masacres en un 33%, o el secuestro en un 26% para no hablar de la reconquista del derecho a circular y pensar libremente en vastas partes el territorio en el corto período de un año debieran considerarse como elementos de análisis significativos en la valoración que hace el Informe de la situación de Colombia. No estamos satisfechos con estos avances, porque no toleramos que haya un sólo colombiano a quien se le violen sus derechos. Pero los hechos muestran que muchas vidas se han salvado y protegido gracias a la acción decidida de las instituciones legítimas.

No es entendible cuando se habla de polarización en la sociedad colombiana mientras encuestas independientes constatan un respaldo del 78% al mandato del Presidente Álvaro Uribe y sitúan la imagen favorable de las Fuerzas Militares en un 80%, y de la Policía Nacional en un 67%. Por el contrario, el 91% tiene una opinión desfavorable de las AUC y el 99% de las FARC y el ELN.

Hay un sano debate político de ideas y alternativas, pero también un unánime rechazo a la violencia, un repudio total a sus métodos terroristas y a la financiación de estos grupos basada en el narcotráfico y la extorsión generalizada. Debate político sí, rechazo total a la violencia y al terrorismo también.

Comprende el Estado colombiano las dificultades para la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de elaborar un Informe que satisfaga opiniones tan diversas en el mundo sobre nuestro país. Pero consideramos nuestra responsabilidad mostrar nuestra perspectiva, compartida por millones de compatriotas sobre la situación de Colombia, explicitar la política del Gobierno y presentar los resultados que se han venido logrando.

Colombia enfrenta una amenaza contra las instituciones democráticas y la población por el creciente uso del terror por parte de los diferentes grupos armados que han desechado todas las posibilidades de negociación y de la persuasión deliberante y que no tienen ninguna consideración por la comunidad internacional ni por las normas humanitarias.

También sufre el país los embates de quienes alegando la ausencia del Estado y la crueldad de otros grupos, han pretendido la defensa armada y a diario convierten en víctima a la sociedad que dicen defender.

Colombia ha logrado profundas transformaciones democráticas, institucionales y sociales, superando a los grupos que en algún momento reivindicaron esos propósitos con las armas y hoy son un obstáculo para el desarrollo democrático y la superación de la pobreza.

Es en ese contexto que el actual Gobierno ha recibido el mandato popular de aplicar una política de Seguridad Democrática. Política que no está cerrada al diálogo y la negociación, pero que exige buena fe, un cese de hostilidades contra la población y la presencia de la comunidad internacional como garante y facilitadora.

Política de seguridad para todos los colombianos y colombianas sin distingo de condición social, opinión política o credo religioso. Baste registrar los recientes resultados electorales en los cuales en la capital del país, el departamento del Valle y cientos de municipios escogieron autoridades locales salidas de partidos tradicionalmente de oposición; candidatos que contaron con todas las garantías y cuyo triunfo ha sido respetado.

Tal como lo manifestara el Presidente Uribe en su discurso ante el Parlamento Europeo, "con el fortalecimiento del Estado, nuestra democracia pluralista ha hecho el tránsito de las garantías formales y retóricas a las efectivas y reales. El referendo propuesto por el Gobierno y votado el 25 de octubre pasado fue discutido y aprobado por el Congreso, modificado su texto por la oposición, examinado y reducido por la Corte Constitucional. Abstencionistas y opositores dispusieron de todos los espacios para la expresión de sus tesis. Nadie pudo quejarse de cercenamiento de libertades o de hostilidad gubernamental".

"Al día siguiente, el pueblo eligió 30 gobernadores entre 133 candidatos; 914 alcaldes entre 3.441 candidatos; 398 diputados entre 373 listas integradas por 2.723 candidatos; de 6.105 listas con 56.590 candidatos se eligieron cerca de 11.000 concejales municipales; y, de 3.156 listas con 13.387 candidatos se eligieron las juntas administradoras locales. El número de candidatos se duplicó en relación con certámenes anteriores."

"En varias ciudades y departamentos triunfaron candidatos de grupos alternativos a los partidos tradicionales, de organizaciones derivadas de antiguas guerrillas, de agrupaciones llámense de izquierda o de oposición. En la campaña que ellos adelantaron, la preocupación fundamental del Gobierno fue rodearlos de plenitud de garantías. Y ahora que están elegidos, la decisión del Gobierno es trabajar con ellos, dentro de la Constitución, sin considerar el origen político de su elección, con transparencia, y por sobre todo, con el designio patriótico de unir a Colombia dentro de la diversidad."

Política de seguridad que pretende llevar la autoridad democrática del Estado de Derecho a todo el territorio para garantizar el ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución de la República. ¿Qué garantía podían tener los ciudadanos de 174 municipios donde no había presencia de la Fuerza Pública o los campesinos de regiones donde los grupos al margen de la ley imponían sus designios? La realidad colombiana, y la de cualquier país, demuestra que la presencia de las instituciones legítimamente constituidas es la mejor salvaguardia para el pleno ejercicio de las libertades y garantías constitucionales.

Esta política de seguridad tiene claros sus objetivos, conceptos y métodos:

  • Reforzar y garantizar el Estado de Derecho en todo el territorio mediante el fortalecimiento de la autoridad democrática, del libre ejercicio de la autoridad de las instituciones, del imperio de la ley y de la participación activa de los ciudadanos en los asuntos de interés común. (Párrafo 4 de la Política de Seguridad Democrática).
  • La seguridad se entiende como la protección del ciudadano y de la democracia por parte del Estado, con la cooperación solidaria y el compromiso de toda la sociedad, sobre la base de la protección de los derechos de todos los ciudadanos, independientemente de su sexo, raza, origen, lengua, religión o ideología política; de la protección de los valores, la pluralidad del debate político y las instituciones democráticas; y la solidaridad y la cooperación de toda la ciudadanía en la defensa de los valores democráticos, expresada no solo en el ejercicio del voto, sino también en el respeto y la promoción de los valores cívicos que enmarcan la pluralidad del debate político, en el desempeño de un papel activo en los asuntos públicos, y en la defensa de las libertades de todos. (Párrafo 6 de la Política de Seguridad Democrática).
  • Todas las actuaciones del Gobierno se darán dentro del marco de las normas jurídicas. Habrá una observancia rigurosa de los derechos humanos y un estricto acatamiento al Derecho Internacional Humanitario, como lo exigen la Constitución y la ley. Cualquier violación o abuso a los derechos humanos que cometa un miembro de la Fuerza Pública o de cualquier otra entidad del Estado será sancionado sin vacilaciones en la vía disciplinaria y la penal si a ello hubiera lugar. (Párrafo 24 de la Política de Seguridad Democrática).

Sobre estas directrices, el Estado con la cooperación ciudadana ha defendido la sociedad colombiana y las instituciones democráticas con pleno apego a la Constitución, las leyes y los tratados internacionales. Se ha hecho con el control de la Corte Constitucional reconocida como una de las más progresistas del mundo; con órganos de control independientes y la presencia de los medios de comunicación y de todos los organismos internacionales que han querido compartir nuestra suerte. Este comportamiento surge de una profunda convicción democrática y del compromiso sagrado con los colombianos y colombianas que anhelan una patria pacífica, próspera, democrática e incluyente.

La justeza de esta política no sólo lo demuestra el respaldo popular y la esperanza que vuelve a renacer sino también los resultados logrados en 18 meses de esfuerzo conjunto con toda la sociedad: se ha evitado la muerte de 5.800 colombianos y colombianas, el secuestro de 786 personas y el desplazamiento de 197.000 más. Durante el año 2003, las masacres disminuyeron en 33%, el asesinato de sindicalistas en 57%, los ataques a poblaciones en 84%; millones de colombianos han recuperado el derecho a la libre circulación, organización o empresa al garantizar el control de carreteras y de todos los cascos urbanos del país.

Esta disminución significativa de las violaciones a los derechos humanos que propició la política obedece además en buena medida al impacto que ha tenido en las organizaciones armadas al margen de la ley la disposición ofensiva de la Fuerza Pública. Ésta ha fortalecido su presencia en el territorio a través de la Policía que llegó a todos los municipios, la creación de Batallones de Alta Montaña, el aumento y mayor efectividad del poder aéreo y el desarrollo de operaciones sostenidas, que han provocado un debilitamiento de los grupos armados ilegales.

En este marco las capturas de los miembros de grupos de autodefensa aumentaron en un 133% y la de los insurgentes en un 85%. De igual manera más miembros de estas organizaciones fueron dados de baja con un incremento del 14% en lo referente a la guerrilla y del 85% en cuanto a las autodefensas. Es importante resaltar que esta dinámica permitió el fortalecimiento de la seguridad de los ciudadanos y la protección de los bienes públicos: las voladuras a torres de energía disminuyeron en un 32%, a torres de comunicaciones en un 69%, los ataques a acueductos en un 84% y a puentes en un 67%.

EL TRABAJO CON LAS RECOMENDACIONES DEL INFORME 2002 DE LA OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS

Con gran respeto y atención se han estudiado las recomendaciones de la Oficina del Alto Comisionado. Se han asumido con responsabilidad y sin oportunismo, se ha visto en ellas una valiosa herramienta para desarrollar la política de derechos humanos sin agotarla en el cumplimiento de las recomendaciones. Con satisfacción se ha registrado que muchas de ellas corresponden a las políticas adoptadas por el país democráticamente y consagradas en el Plan de Desarrollo.

Prefiere el Estado un análisis compartido, sincero y abierto, a una aceptación formal de estas recomendaciones sin compromiso real en su realización. Relaciones transparentes antes que promesas demagógicas. Le preocupa al Estado valoraciones que reducen las recomendaciones al comportamiento en un tema específico o evaluaciones que desconocen la realidad y el compromiso con acciones hechas para alcanzar el bienestar del pueblo colombiano.

A esta respuesta se adjunta un cuadro con las acciones realizadas por todo el Estado en su conjunto con la cooperación de la Oficina y la comunidad internacional en pro de la aplicación de las recomendaciones, sin embargo, valga la pena señalar algunos ejemplos.

SISTEMA DE ALERTAS TEMPRANAS.

El Gobierno decidió, en común acuerdo con la Defensoría del Pueblo, la implementación del Comité Interinstitucional de Alertas Tempranas en noviembre de 2002 para lograr una respuesta del Estado que hiciera efectivo el Sistema de Alertas Tempranas. Durante el año 2003, se analizaron 84 Informes de Riesgo, de las cuales 32 se volvieron Alertas Tempranas; los demás se tramitaron ante las autoridades respectivas a pesar de no haber sido considerados como Alertas Tempranas. Se estudiaron adicionalmente 53 Notas de Seguimiento a Informes de Riesgo producidos en el año, acerca de los cuales se hicieron recomendaciones a las autoridades civiles y militares de las respectivas regiones y se realizó el correspondiente seguimiento. De igual forma, se realizó por parte del Gobierno y la Defensoría, la capacitación a las autoridades en todo el país para responder a estos informes y se decidió un mecanismo de seguimiento de las acciones emprendidas.

Este sistema de seguimiento ha estado permanentemente a disposición de la Oficina del Alto Comisionado y de la Defensoría del Pueblo; en este momento se avanza en estudios de riesgo regional para implementar estrategias que afecten el riesgo de manera estructural; la disminución de las violaciones masivas de derechos humanos y la presencia de este tipo de incidentes en menos del 1% de los informes de riesgo atendidos demuestra el compromiso con la respuesta. Hoy enfrentamos nuevos retos: relacionar esta recomendación con la protección de comunidades en riesgo y enfrentar las violaciones sistemáticas de derechos humanos, nueva forma de agresión a la población ante el control a las violaciones masivas.

PROGRAMA DE PROTECCIÓN A PERSONAS VULNERABLES

El Programa de Protección de personas especialmente vulnerables ha sido fortalecido. En el 2003 recibió 34.000 millones de pesos, lo que le ha permitido ampliar su cobertura a 9.208 beneficiarios directos e indirectos.

El compromiso de las autoridades locales en la protección de estas personas es creciente. En varias regiones del país se realizan consejos de seguridad mensuales dedicados al análisis y adopción de medidas en este sentido.

Muestra de ello, en el caso particular de los sindicalistas, es el resultado de las Mesas de Distensión y Diálogo Social presididas por el Vicepresidente de la República y el Ministro de Protección Social, con la participación de los presidentes de las centrales obreras y los gremios, de líderes y autoridades regionales, en las cuales se adoptan medidas de prevención con compromisos verificables y mensurables. A la fecha se han realizado estas mesas en Valledupar, Barranquilla, Arauca, Barrancabermeja, Bucaramanga, Cali, Pereira y Medellín.

PROTECCIÓN DE COMUNIDADES EN RIESGO

El Ministerio de Relaciones Exteriores y la Red de Solidaridad Social promovieron las reuniones con el Sistema de Naciones Unidas para establecer medidas efectivas; como resultado de este trabajo se visitaron tres regiones del país y se hicieron las respectivas valoraciones. La Red de Solidaridad Social propició una evaluación independiente de los factores de riesgo, amenazas, vulnerabilidades y estrategias de protección. Las recomendaciones de dicho estudio están en proceso de implementación.

Junto con la Defensoría del Pueblo y en aplicación de medidas cautelares se han implementado mecanismos mixtos de verificación, acompañamiento, sensibilización y protección a las comunidades de los Embera en el Sinú, de afrocolombianos en Cacarica, Jiguamiandó y Curbaradó, de los Kankuamos en la Sierra Nevada de Santa Marta y de San José de Apartadó. Estas medidas combinan la presencia, cada dos meses, de Gobierno, órganos de control y organizaciones no gubernamentales con la asistencia permanente de defensores comunitarios en las comunidades. La estrategia busca verificar la situación, tomar medidas preventivas y disuasivas y dinamizar las relaciones entre las comunidades y las autoridades locales para lograr una adecuada protección. A partir del 1 de marzo se implementaron mecanismos de acompañamiento permanente en el Macizo Colombiano (departamentos de Cauca y Nariño) y en la Sierra Nevada de Santa Marta.

INCORPORACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN EL SISTEMA EDUCATIVO FORMAL

El Gobierno ha comprendido la necesidad de desarrollar acciones orientadas a generar cambios de actitud favorables al respeto de los derechos humanos y a promover una cultura basada en los principios de la tolerancia, el respeto a la diferencia, a la democracia y al Estado de Derecho. Para ello, el Ministerio de Educación Nacional suscribió, en septiembre de 2003, una carta de compromiso interinstitucional con la Defensoría del Pueblo, con el propósito de "impulsar la formación, respeto y práctica de los derechos humanos desde el Sistema Educativo Colombiano" en donde se conviene:

  • Poner en marcha el mandato de la Ley del Plan Nacional de Desarrollo para la implementación de la educación en derechos humanos en los establecimientos educativos de Colombia.
  • Promover acciones de coordinación y de apoyo institucional para la formulación del Plan Nacional para la formación, respeto y práctica de los derechos humanos, desde el sistema educativo.
  • Diseñar, validar y poner en marcha un plan piloto de formación de formadores que asuman la responsabilidad de ejecutar dicho Plan.

También el Ministerio de Educación Nacional ha desarrollado lineamientos curriculares en Constitución Política y democracia, ética y valores humanos y ciencias sociales, en los que los derechos humanos son referentes orientadores para el diseño curricular pertinente. Adicionalmente, el Ministerio de Educación Nacional se encuentra desarrollando el programa de Competencias Ciudadanas.

EDUCACIÓN EN DERECHOS HUMANOS A LA FUERZA PÚBLICA

La política de Seguridad Democrática, reflejando la conciencia de que la autoridad de la Fuerza Pública reposa en la alta legitimidad de que gozan entre la población, ha señalado como mecanismo indispensable el fortalecimiento de los programas educativos en materia de derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario. A través de la Directiva Permanente 800-4 de febrero de 2003, se estableció el Plan de Integración de los derechos humanos y el DIH en la Doctrina Militar y Policial y, en la actualidad, todos los cursos de formación, ascenso o especialidad tienen incorporados los DDHH y el DIH en su contenido.

El Ministerio de Defensa tiene convenios con el Instituto Interamericano de Derechos Humanos de San José de Costa Rica, el Instituto Internacional de Derecho Humanitario de San Remo, Italia y las Universidades Javeriana y Externado de Colombia. Estas instituciones han sido soporte de la educación en estas disciplinas en las líneas de formación de docentes e instructores y en actividades no formales de capacitación.

La Policía ha implementado un proceso de formación en materia de Derecho Internacional de los Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, dirigido a todas las Seccionales de Formación Policial, buscando la transversalización en la enseñanza de los derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario. Así mismo, se ha elaborado el "Manual pedagógico orientado a la enseñanza del Derecho Internacional Humanitario".

MINAS ANTIPERSONAL

Con reconocimiento de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, explícito en el propio Informe[2] y de las agencias del Sistema de Naciones Unidas, se viene dando cumplida aplicación a la política gubernamental y a los contenidos de la Convención de Ottawa.

Para consolidar los procesos de planeación, se aprobó en 2003 y está en ejecución, el Plan Nacional de Acción contra las Minas y se ha avanzado en el proceso de descentralización para involucrar en su desarrollo a las autoridades departamentales y municipales. De igual forma se ha fortalecido el Sistema de Gestión de Información como instrumento para la adopción de políticas específicas; se ha capacitado a autoridades civiles, militares, organizaciones no gubernamentales y sociales en información y educación para la prevención de accidentes; se han diseñado y puesto en ejecución programas orientados a la atención de las víctimas de minas y se viene dando cumplimiento al Plan de Destrucción de las 23.451 minas en poder de las Fuerzas Militares. A la fecha se han desarrollado tres eventos de destrucción de minas.

El Gobierno, dadas las características, gravedad y alcance de esta problemática ha asignado para la vigencia 2004 recursos presupuestales por 2.500 millones de pesos, a pesar de las dificultades de índole fiscal. La señalización de campos minados, como un componente del tema de prevención en la ocurrencia de accidentes, será una de las acciones prioritarias en el presente año.

APLICACIÓN DEL DIH

La política de Seguridad Democrática plantea que la seguridad de los colombianos se restablecerá de acuerdo con el ordenamiento constitucional y el respeto de los derechos humanos y con la plena aplicación del Derecho Internacional Humanitario, en contraposición a la arbitrariedad y los abusos de las organizaciones armadas ilegales. Para ello, se han establecido las siguientes acciones:

  • La permanente formación en el tema de DIH.
  • Con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se está haciendo permanente capacitación y entrenamiento para aplicar los principios del DIH en el planeamiento y conducción de las operaciones.
  • Todas las operaciones aéreas deben ser aprobadas por el Comando de la FAC, como un mecanismo de control.

Vale la pena destacar que como resultado de las acciones llevadas a cabo, en el informe anual del Defensor del Pueblo en el 2002 se puede observar que de 9.000 denuncias por infracciones al DIH con responsable conocido, sólo 261 son atribuidas a los miembros de la Fuerza Pública y en el 2003 se registraron 161 denuncias.

COMITÉ ESPECIAL DE IMPULSO DE INVESTIGACIONES POR VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS

En materia de lucha contra la impunidad en violaciones de derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, el Comité Especial de Impulso de Casos aprobó un proyecto, cuya ejecución se inició a partir de la suscripción de un Convenio de Cooperación Internacional en el mes de junio de 2003.

Este Comité seleccionó 115 casos emblemáticos, varios de ellos propuestos por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, y ha impulsado la realización de varias comisiones de trabajo con participación de funcionarios de la Fiscalía General de la Nación, de la Procuraduría General de la Nación y de los organismos de seguridad del Estado que han dado como resultado la captura de comandantes de grupos de autodefensas ilegales, de oficiales del Ejército y de la Policía, de sicarios y de autores materiales de los hechos criminales, decomiso de abundante material de intendencia, armamento, municiones, equipos de comunicación, vídeos y documentación.

DERECHOS ECONÓMICOS SOCIALES Y CULTURALES

Desde el Gobierno se ha asumido el compromiso de atender de manera integral los derechos humanos de todas y todos los colombianos.

Para ello el Gobierno trabaja un plan denominado 7 Herramientas de Equidad, que son: la revolución educativa, la protección social, el impulso a la economía solidaria, el manejo social del campo, de los servicios públicos, el país de propietarios y la calidad de vida urbana.

Las acciones adelantadas en el 2003 en materia de derechos sociales, económicos y culturales, a pesar de las limitaciones fiscales, buscaron traer beneficios a los sectores más necesitados y mejorar las condiciones de vida de la población colombiana. Muestra fehaciente de este compromiso son los 477.958 nuevos cupos en educación básica y media y 34.858 en educación superior lo que ha ampliado la cobertura en la educación básica y media hasta un 86,3%; el servicio estatal de educación técnica pasó de 1.070.000 estudiantes atendidos a 2.266.768 en el año, superando la meta de ese período en un 16%; 1.241.218 empleos creados; 1.061.651 nuevos beneficiarios del sistema de salud; 2.463.363 niños beneficiarios de los restaurantes escolares y 322.051 de desayunos infantiles; los diferentes programas de nutrición infantil favorecen a 5.000.000 de niños; el crédito para pequeñas empresas creció en el último año en un 57%.

En el último año la tasa de desempleo descendió 3 puntos y se ubicó en 12,3%.

Hoy hay 20.000 "familias guardabosques" para cuidar las áreas libres de coca y supervisar la recuperación de la selva. Cada una recibe alrededor de 2.000 dólares al año. Se aspira llegar a 50.000 familias.

En 2003 la economía creció cerca del 4%, a pesar de que el cálculo inicial de los expertos fue 2%. La inversión privada aumentó en un 17%.

PLAN NACIONAL DE ACCIÓN

El Gobierno ha considerado como una de sus prioridades en materia de derechos humanos la elaboración concertada del Plan Nacional de Acción de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario y la ha incorporado en el Plan Nacional de Desarrollo.

Se ha avanzado en la formulación y adopción de la propuesta metodológica y de contenidos para su elaboración y el documento respectivo fue enviado a la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos desde el mes de septiembre de 2003; la Oficina manifestó su disposición a apoyar el trabajo basado en dicha propuesta e hizo algunas observaciones que una vez evaluadas se adoptarán de considerarlas pertinentes. De acuerdo con el cronograma establecido el Plan deberá estar formulado, de manera concertada, a finales del primer semestre de 2004.

Como insumos para el proceso se identificaron y sistematizaron las recomendaciones internacionales pertinentes a cada uno de los temas objeto de las rutas de concertación y se ha avanzado en la identificación de la oferta institucional correspondiente y de los interlocutores. Hoy está conformado el equipo de trabajo que ha asumido esta responsabilidad.

La condición de la concertación para la elaboración del Plan permitirá, además, consolidar el proceso de interlocución con las organizaciones sociales y no gubernamentales en el que viene empeñado el Gobierno y el compromiso de toda la sociedad para lograr la plena vigencia de los derechos humanos en el país.

INTERLOCUCIÓN CON ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES

En efecto, tal como lo dice el Informe[3], desde la Vicepresidencia de la República se ha impulsado un proceso de interlocución con organizaciones sociales y no gubernamentales de derechos humanos en una doble perspectiva: por una parte para escuchar y atender sus reclamos y por otra, desarrollada aun de manera incipiente, para fortalecer un espacio de debate democrático sobre políticas, medidas y acciones en materia de derechos humanos.

Además, como ya se señaló, la interlocución ha tenido lugar regional y sectorialmente. Regionalmente, a través de reuniones con voceros y delegados de las organizaciones sociales y no gubernamentales defensoras de derechos humanos, autoridades territoriales civiles y militares para analizar la situación de derechos humanos, y sectorialmente para discutir temas específicos como el de los derechos humanos de los sindicalistas o de quienes conforman la Misión Médica.

Durante el año 2003 se han presentado candentes debates entre las ONG's y el Gobierno Nacional pero manteniendo el esfuerzo por garantizar su trabajo y la protección a sus miembros. El Gobierno ha expresado con claridad sus puntos de vista y desaprobado las tergiversaciones de algunas ONG's o rechazado los análisis inspirados más en posiciones políticas que en la objetividad. Tal como lo ha expresado el Señor Presidente "Reconozco el espacio de las ONG's de Derechos Humanos, valoro la tarea de muchas, sin perjuicio de expresar mis desacuerdos en relación a informes que no correspondan a los hechos".

REVISIÓN DE ARCHIVOS DE INTELIGENCIA

En relación con la revisión de los archivos de inteligencia, el Vicepresidente de la República encabezó sendas reuniones con las organizaciones no gubernamentales sobre este tema. A la Fuerza Pública se le han reiterado las instrucciones respecto a que la pertenencia a organizaciones sociales o no gubernamentales no es un motivo para generar acciones de inteligencia por parte del Estado.

Con todas las dificultades que implica hacer pública la información de inteligencia en medio de amenazas como las que enfrenta el Estado y la sociedad colombianos, el Ministerio de Defensa estuvo dispuesto a proporcionar la información al Procurador General de la Nación en relación con listados que él suministrara. Sin embargo, no fue posible implementar esta medida por el concepto del Procurador de que este procedimiento viola normas internas y conceptos de la Corte Constitucional.

El Estado colombiano mantendrá las instrucciones sobre los criterios para construir archivos e inteligencia y revisará internamente la doctrina y organización de esta actividad de la defensa y seguridad nacional.

RECOMENDACIONES A LA FISCALÍA

El Fiscal General de la Nación y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos firmaron el 7 de noviembre de 2003 una carta de entendimiento que establece el compromiso de ese organismo para prestar asesoría a la Fiscalía, con el fin de contribuir a su fortalecimiento mediante la ejecución de un proyecto de cooperación técnica. Dicho proyecto de cooperación contempla, entre otros puntos, la adopción e implementación de las recomendaciones formuladas por la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en los ámbitos de prevención y protección, incluida la recomendación sobre Programa de Protección.

En relación con el Programa de Protección de Testigos se realizó una consultoría cuyo informe fue puesto a consideración del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el 24 de febrero último, con el fin de reforzar algunas recomendaciones y reformular otras, además de mencionar aspectos como la importancia de ofrecer protección a los funcionarios de la entidad y el impacto del sistema acusatorio.

Acerca de la necesidad de fortalecer la independencia de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas apoyará la elaboración de un diagnóstico de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario y la creación de un grupo especializado en investigación de presuntos vínculos entre servidores públicos y grupos armados ilegales.

Respecto de la recomendación de presentar ante el Congreso un proyecto de ley para reglamentar la carrera de los empleados y funcionarios de la Fiscalía, es importante señalar la presentación ante el Congreso de la República del proyecto de ley estatutaria cuyo objeto es el logro de la eficiencia y excelencia en la prestación del servicio, y la igualdad de condiciones para el ingreso, permanencia y el retiro de los servidores con base en sus méritos. Este proyecto contiene los principios rectores: la clasificación de empleos; proceso de selección; concurso; provisión de cargos; calificación de desempeño; y retiro de carrera.

SOLUCIÓN NEGOCIADA

Se recomendaba en el Informe anterior hacer esfuerzos para buscar una salida dialogada a la situación de violencia. El mundo es testigo que, desde el momento de su posesión, el Presidente Álvaro Uribe Vélez solicitó los buenos oficios del Secretario General de las Naciones Unidas para este propósito. Mientras el Representante Especial del Secretario General ha permanecido desde ese entonces con la mayor voluntad, las FARC han rehusado toda posibilidad de diálogo y exigen al Estado que reconozca como legítima la violación de las normas humanitarias de tomar rehenes civiles y que acceda a un acuerdo inconveniente para la reconciliación y la aplicación de esas normas.

Las puertas del diálogo siguen abiertas, un diálogo serio y sincero para lo cual el Gobierno, y a partir de experiencias anteriores, solicita el cese de acciones contra los civiles y la presencia de las Naciones Unidas como facilitador y garante de esas eventuales negociaciones.

Con el ELN se han agotado muchos recursos, esfuerzos que han sido igualmente infructuosos a pesar de la voluntad del Gobierno: diálogo directo en la Habana, Comisión Facilitadora de la sociedad civil, Grupo de países amigos hasta diálogo del Presidente de la República con Felipe Torres.

Las gestiones adelantadas por la Iglesia Católica colombiana con los grupos de autodefensas condujeron a la declaratoria del Cese de Hostilidades por estos grupos en diciembre de 2002, decisión que fue respondida por el Gobierno con la designación de una Comisión Exploratoria y la apertura de un diálogo bajo la dirección del Alto Comisionado para la Paz. Estos grupos han expresado su voluntad de dejar las armas y han desmovilizado cerca de 1.000 miembros de sus filas.

La violación de este cese de hostilidades la puso en evidencia el Alto Comisionado para la Paz en su informe público del mes de febrero[4]. Confía el Gobierno en que la participación de la Organización de Estados Americanos decidida recientemente logre una verificación real y efectiva del cese de hostilidades contra los civiles, condición imprescindible para mantener el diálogo con estos grupos.

El Gobierno es consciente del desafío que entraña conciliar las condiciones para la desmovilización de este grupo con las demandas de justicia, verdad y reparación para las víctimas. Para disponer de mayores elementos de juicio sobre el tema, el Presidente abrió un debate público al cual invitó a participar a ONG's y a la comunidad internacional, al tiempo que el Congreso ha realizado audiencias públicas sobre el mismo. En estos momentos se tramita en el Congreso de la República un proyecto de Ley de iniciativa gubernamental. La participación ciudadana y el debate democrático señalarán los marcos jurídicos para enfrentar este eventual proceso de desmovilización.

LEGISLACIÓN INTERNA Y DERECHOS HUMANOS

Conviene hacer referencia a la recomendación que solicitaba abstenerse, de manera especial, de dotar de funciones de policía judicial a los miembros de las Fuerzas Militares. Desde el momento de su formulación, el Gobierno hizo observaciones a esta recomendación porque consideraba que imponía límites no contraídos en tratados internacionales y porque la pertinencia o no de esa medida dependía de la valoración de la situación interna del país hecha por el Congreso de la República con el control de la Corte Constitucional.

La magnitud de la amenaza que se cierne sobre Colombia y la debilidad del aparato de justicia ausente en el 60% del territorio aconsejaban adoptar esta medida. Haciendo honor a la vocación democrática colombiana, el Acto Legislativo que consagró esta medida estableció severos controles y límites, ceñida a los principios del derecho internacional e interno. Así mismo determinó que no son funciones para toda la Fuerza Pública sino para unidades especializadas que actúan bajo la dirección de la Fiscalía y que no se pueden aplicar sino en casos de terrorismo y en las partes del territorio donde no hagan presencia investigadores judiciales. Los procedimientos tienen control inmediato de jueces, procurador y de forma periódica por parte del Congreso. Son facultades con límite en el tiempo y los miembros de estos cuerpos especializados están obligados a entrenamiento previo y al responder por sus actuaciones no pueden alegar el fuero militar. Durante este semestre será sometida al Congreso la Ley Estatutaria que desarrolla este Acto Legislativo. Es claro que son facultades para procurar la protección de la sociedad y no su atropello.

LOS RETOS

Como se puede observar a lo largo del presente documento, el Estado colombiano ha actuado positivamente en relación con aquellas recomendaciones de la Oficina del Alto Comisionado que ha considerado pertinentes. En aquellos casos en los cuales ha considerado que no son atendibles en su totalidad las ha discutido con franqueza.

Probablemente se hubiera podido avanzar más o de manera más rápida; será nuestro reto seguir trabajando para mejorar la situación de derechos humanos y en la aplicación de una política que garantice plenamente los derechos y libertades en Colombia. Lo que no comparte el Estado colombiano es que la aplicación de la política es contraria a las obligaciones del Estado y al ideal de los derechos humanos compartidos por la humanidad. La política que se está implementando es precisamente para garantizar derechos a todos y todas en Colombia y en todo el territorio nacional.

Aunque los resultados demuestran que se está caminado en la senda correcta, el Estado colombiano reconoce que muchos problemas persisten, al tiempo que demanda la comprensión de la comunidad internacional. Dado que tantas y tan complejas dificultades no se resuelven en el corto plazo, algunos merecen especial preocupación.

En primer lugar, la incidencia de los grupos de autodefensa ilegal en las violaciones a los derechos humanos en medio de un proceso de diálogo para lograr su desmovilización. Como lo reconoce el Informe de la Oficina del Alto Comisionado ha habido una disminución de la actividad criminal de estos grupos, pero persiste su actitud de vulnerar los derechos de muchas personas en Colombia. El Gobierno ha colocado como condición para iniciar el diálogo la declaratoria de un cese de hostilidades por parte de ellos, válida para cualquier grupo armado.

El Alto Comisionado para la Paz hizo público recientemente un balance al respecto. En este sentido, el Gobierno Nacional está contemplando la concentración de los miembros de estos grupos en áreas claramente delimitadas con el fin de tomar las medidas necesarias para lograr el cumplimiento total del cese de hostilidades. Se registra con gran esperanza la decisión de la Organización de Estados Americanos de acompañar este diálogo y facilitar la verificación de los acuerdos logrados a partir de la firma de un Acuerdo con el Gobierno nacional, celebrado en el mes de febrero de 2004.

En tanto esa concentración no tenga lugar, el Gobierno persistirá en combatir con firmeza a los grupos de autodefensa que violen el cese de hostilidades. Los resultados durante el año 2003 así lo demuestran.

En segundo lugar, la otra gran expresión de la debilidad del Estado es la eficacia del sistema judicial con relación a todos los tipos de delito en Colombia.

Próximamente se presentará al Congreso un paquete de reformas al sistema judicial, reformas que, aunadas a la cooperación internacional y a la adopción de una política pública contra la impunidad, se espera transformen esta situación.

El Estado colombiano es consciente que la aplicación de una política de seguridad como la que requiere la actual situación entraña riesgos en el uso de la fuerza por parte de los servidores del Estado. Vale la pena destacar que la Fuerza Pública colombiana ha venido asumiendo su responsabilidad en el respeto y garantía de los derechos humanos. Mientras las operaciones tácticas se han multiplicado en 137%, los autos de cargos pronunciados por la Procuraduría General de la Nación contra miembros de la Fuerza Pública se han reducido en 92%.

Ante los casos presentados en el Informe del Alto Comisionado de vulneración de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario por parte de miembros de la Fuerza Pública, contraviniendo obligaciones legales, instrucciones y órdenes superiores, el Gobierno fortalecerá los mecanismos de control interno y pedirá a los órganos de control y justicia actuar con la mayor diligencia. "La acusación justa será sancionada sin vacilación" expresó el Presidente Álvaro Uribe en su discurso de reconocimiento de tropas al asumir el gobierno.

El Estado colombiano ve positivamente los ajustes a las recomendaciones del presente informe. La mayoría de las dirigidas al Estado hacen parte ya de la política que se está implementando. Otras comportan dificultades como la revisión e información pública de archivos de inteligencia después del concepto del Procurador General de la Nación o son susceptibles de interpretación como las limitaciones que a la legislación interna le hacen los tratados internacionales; en este último caso el Gobierno se atiene a la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

Por esas razones, el Estado examinará con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos el alcance y los mecanismos para implementar y evaluar las recomendaciones y señalará sus observaciones cuando lo crea conveniente. Esta revisión se hará con espíritu constructivo, amplio, abierto y en la búsqueda del propósito común de lograr la garantía y protección de todos los derechos para todas las personas en el territorio nacional.

La comunidad internacional debe tener la certeza de la voluntad, el compromiso y la decisión de garantizar las libertades y derechos en Colombia y de la gratitud del pueblo colombiano para quienes lo acompañan sinceramente en este propósito.

(Fin)


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[1] Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia. E/CN.4/2004/013, página 38.

[2] "En seguimiento de la Recomendación del Alto Comisionado en cuanto al cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de minas antipersonal, se ha registrado acciones positivas en la política gubernamental, particularmente en el marco del Observatorio de Minas Antipersonal y, especialmente, en la preparación de un detallado Plan Nacional de Acción Integral contra las Minas Antipersonal; así como en el fortalecimiento del Sistema de Información de Acción contra Minas Antipersonal (ISMMA). La Oficina ha tomado nota con interés que el Estado colombiano empezó el 26 de junio de 2003 la destrucción de minas almacenadas, conforme a la Convención de Ottawa". Informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de derechos humanos en Colombia. E/CN.4/2004/013. Página 14.

[3] "Bajo el liderazgo de la Vicepresidencia, el Gobierno nacional abrió unos espacios de interlocución con las organizaciones de derechos humanos, de paz y los sindicatos. Debe destacarse la adopción de la Directiva 09 de la Ministra de Defensa, de julio de 2003, en la que se ratifica la Directiva Presidencial 07 del Gobierno anterior, de septiembre de 1999, y se instruye a los servidores públicos al respeto por los defensores de derechos humanos y por el trabajo de sus organizaciones". Informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia. E/CN.4/2004/013. Página 24.

[4] "Es de subrayar la falta de acatamiento, en la mayoría de las regiones, del compromiso de un cese de hostilidades, como presupuesto del proceso de dialogo entre el Gobierno nacional y el grupo más grande de paramilitares, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)". Informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia. E/CN.4/2004/013. Página 18.



 

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