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GUTIÉRREZ REAFIRMA DECISIÓN POLÍTICA PARA AFIANZAR SOLIDARIDAD ENTRE COLOMBIA Y ECUADOR
Bogotá, 16 mar. (SNE).- El presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez Borbúa, reafirmó su política para afianzar la unión y la solidaridad entre los pueblos de Colombia y Ecuador.
"La situación que vive Colombia genera una profunda solidaridad para el Gobierno y el pueblo del Ecuador. Mantenemos firme nuestro compromiso de cooperar en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia internacional, de conformidad con los compromisos asumidos en el marco de los convenios internacionales suscritos dentro de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos", manifestó el Jefe de Estado.
Al término de la ceremonia de condecoración con el Gran Collar de la Orden de Boyacá, por parte del presidente Álvaro Uribe Vélez, Gutiérrez sostuvo que el trabajo de la comisión de vecindad colombo - ecuatoriana tiene que rendir a corto plazo los mejores frutos para el bienestar de las poblaciones fronterizas, así como el incremento del comercio, el desarrollo vial, la interconexión eléctrica, nos demuestran que es posible avanzar en el camino de la integración.
Las siguientes fueron las palabras pronunciadas por el presidente Gutiérrez al término de la ceremonia de condecoración con el Gran Collar de la Orden de Boyacá por parte del presidente Uribe:
"Señor Presidente, a nombre del pueblo y del Gobierno del Ecuador me es grato presentar a su excelencia, al Gobierno y al pueblo de Colombia, un saludo fraterno y ratificar la voluntad de estrechar aún más las cordiales relaciones que siempre han existido entre nuestros dos países.
Ecuador y Colombia no solo comparten un espacio común en la geografía del Continente, sino también una historia común. Juntos lucharon, nuestros pueblos por alcanzar su independencia bajo la escala gloriosa de Bolívar y juntos seguirán luchando para alcanzar sus metas, teniendo como objetivos la construcción de la paz, el fortalecimiento de la democracia, la consolidación del proceso de integración de América Latina y el robustecimiento de la cooperación solidaria en beneficio del desarrollo económico y social de todos sus habitantes.
En esta ocasión reitero la decisión inquebrantable del Gobierno ecuatoriano, de continuar prestando la más firme y decidida cooperación para contribuir a través del diálogo, junto a los demás países de América Latina, al reestablecimiento de la paz en Colombia y para que nuestras fronteras sean espacios de unión y punto de partida para la ejecución de un amplio programa de desarrollo compartido que beneficie a todos los sectores de nuestras sociedades, y en particular, a las poblaciones fronterizas de los dos países.
Mi Gobierno tiene plena conciencia de las enormes dificultades y obstáculos que es necesario superar para el cumplimiento de estos objetivos.
Los desafíos de la hora actual demandan, no solo voluntad y decisión por parte de los gobiernos, sino una creciente participación de la ciudadanía en la búsqueda de las mejores soluciones. A esto se suma la urgencia de buscar recursos, que siempre son insuficientes, para atender las necesidades de nuestra población.
Al cumplir el primer año del mandato constitucional, mi Gobierno ha logrado importantes resultados en la recuperación de las finanzas del Estado. Hemos logrado reducir la tasa de inflación al 6 por ciento y esperamos llegar al finalizar el año 2004, con una tasa inferior al 4 por ciento. No se elevaron los precios del gas y otros combustibles. Y se ha iniciado la reducción de las tarifas de energía eléctrica y telefónicas, para mejorar la competitividad de nuestra Nación.
El 'riesgo país', que hace cuatro años estaba en 4.000 puntos, se ha reducido a 700. Lo que se refleja en el aumento de inversiones tanto extranjeras como nacionales.
La economía ecuatoriana ha experimentado en el año 2003 un crecimiento del 3 por ciento, y para el año 2004, se estima un crecimiento superior. Cabe resaltar el notable incremento del comercio bilateral impulsado por la acción del sector privado de los dos países a través de la Corpey, en el Ecuador, y de Proexport, en Colombia.
No obstante frente a estas conquistas, se mantienen serios condicionamientos externos como el de la deuda externa, que constituye un dogal para muchos países de América Latina.
La deuda debe ser reprogramada en función del principio internacional del derecho al desarrollo, el cual ya fue recogido hace algún tiempo por la propia Organización de las Naciones Unidas. Esto habrá de traducirse en condiciones de ética y racionalidad.
No es justo que países como el Ecuador y Colombia tengan que destinar más del 40 por ciento del presupuesto del Estado al pago de la deuda.
La preocupación fundamental de mi Gobierno está dirigida a mejorar las condiciones de vida de los más necesitados. Con tal finalidad, mi lucha es por la reducción de la pobreza y el desempleo, la atención universal de salud y educación para todos, la ampliación de la cobertura de la seguridad social y el mejoramiento de las pensiones de montenpie y jubilación .
Entre los graves problemas que hemos tenido que afrontar, figura el alto índice de corrupción en el país. La lucha contra la corrupción ha sido proclamada como política de Estado, demandamos la cooperación de los países donde se han refugiado los banqueros y políticos corruptos para conseguir su captura y pronta extradición, pues la Convención Interamericana contra la Corrupción, de la cual son signatarios, así lo exige. Al igual que la recuperación de los activos indebidamente habidos para destinarlos a la solución de los ingentes problemas sociales que aquejan a nuestros pueblos.
La campaña contra este delito requiere, por tanto, un compromiso internacional de todos los Estados y por lo mismo el Ecuador propicia el fortalecimiento de los valores éticos para hacer finalmente posible el imperio de una democracia.
En el campo de la política internacional, mi Gobierno está dispuesto a mantener relaciones de amistad y cooperación con todos los países de la comunidad internacional. Naturalmente, dedica especial atención a los países más cercanos, como Colombia y Perú, y a los países de América Latina, sin descuidar, por supuesto, sus relaciones con los grandes centros del poder mundial como Estados Unidos, la Unión Europea y la Cuenca del Pacífico.
La situación que vive Colombia genera una profunda solidaridad para el Gobierno y el pueblo del Ecuador. Mantenemos firme nuestro compromiso de cooperar en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia internacional, de conformidad con los compromisos asumidos en el marco de los convenios internacionales suscritos dentro de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.
Los efectos del conflicto interno en Colombia han ocasionado repercusiones en la seguridad de nuestra sociedad y de la frontera norte, en particular, habiéndose producido un éxodo creciente de ciudadanos desplazados desde Colombia hacia territorio ecuatoriano, provocando el crecimiento del tráfico ilícito de armas, precursores químicos, así como de delitos conexos, creado un ambiente de intranquilidad por las consecuencias de las fumigaciones o aspersiones en la zona fronteriza.
Con el propósito de controlar los efectos del conflicto interno colombiano, mi Gobierno ha debido incrementar los efectivos militares y policiales en la zona de frontera y ha demandado una mayor presencia de la Fuerza Pública de Colombia. Igualmente, dentro de espíritu de confraternidad, ha procurado atender en la mejor forma a los ciudadanos colombianos que buscan refugio en el Ecuador.
Consideramos que las causas del conflicto sólo pueden ser resueltas por los colombianos.
La comunidad internacional y los países vecinos podemos y debemos ayudar. La posición del Ecuador frente al problema se fundamenta en el respeto absoluto al principio de Derecho Internacional de no intervención en los asuntos internos de Estado y, en el presente caso de Colombia, seguiremos impulsando todas las medidas que fueren necesarias para detener el tráfico de armas, el suministro de municiones y la comercialización ilegal de precursores químicos desde el Ecuador hacia Colombia, en ejercicio de la soberanía del Estado y, en consecuencia, dentro de los límites de su territorio.
Dentro de este espíritu, es fundamental una efectiva coordinación de las acciones de control en las zonas fronterizas. En ningún caso, las acciones de las fuerzas del orden pueden sobrepasar las fronteras que marcan la jurisdicción y soberanía de cada Estado.
En este marco, el Gobierno ecuatoriano seguirá dispuesto a colaborar en todos los esfuerzos que se realicen a nivel bilateral o multilateral para buscar fórmulas que permitan la solución pacífica del problema.
Lamentamos que tales esfuerzos no hayan logrado, hasta ahora, un resultado positivo. Respetamos el derecho de Colombia a decidir, en forma libre y soberana, el camino que estime más adecuado para la solución del conflicto. Pero no por eso dejaremos de insistir en la necesidad de buscar el diálogo para detener el escalamiento del conflicto armado y evitar que continúe el derrame de sangre del pueblo colombiano.
Esperamos que la paz vuelva a reinar en todo el territorio de Colombia y, particularmente, en la zona fronteriza con el Ecuador. Nuestros pueblos están llamados a construir un mundo de paz y prosperidad. La hermandad que nos une debe ser, a la par, un imperativo moral y una mejor garantía para emprender juntos la ruta del progreso.
El trabajo de la Comisión de vecindad Ecuatoriano-Colombiana tiene que rendir a corto plazo los mejores frutos para el bienestar de las poblaciones fronterizas, así como el incremento del comercio, el desarrollo vial, la interconexión eléctrica, nos demuestran que es posible avanzar en el camino de la integración.
Reafirmamos nuestra decisión política de superar los escollos y afianzar la unión y la solidaridad entre los pueblos del Ecuador y Colombia.
No puedo finalizar este saludo, presidente Uribe, sin agradecer profundamente por su gentileza, por su bondad, por la forma en que nos han recibido en la hermana República de Colombia. Por su predisposición meridiana, transparente, honesta e integracionista, al haber permitido que la carta, que tenemos que firmar dentro de poco los dos países, satisfagan los pedidos y las necesidades y se constituye una respuesta al pueblo ecuatoriano.
Esa predisposición suya la reconocemos públicamente y, así, lo declararemos ante el pueblo del Ecuador. Quiero agradecerle profundamente por esta condecoración, la voy a llevar con honor, con orgullo y como recuerdo de esa amistad, de esa gentileza del pueblo colombiano para con el pueblo ecuatoriano.
Reitero una vez más, señor presidente Uribe, nuestra predisposición total e incondicional para, cuando Usted lo requiera, poner toda nuestra capacidad para que Colombia alcance la paz que tanto necesita.
Muchas gracias."
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