PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE DURANTE LA CONDECORACIÓN A LA UNIVERSIDAD
CATÓLICA
Bogotá, 16 nov (SNE). Las siguientes
son las palabras del Presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, con ocasión de la condecoración
a la Universidad Católica de Colombia con la Cruz de Boyacá:
“La educación católica,
inspirada en el evangelio, comunica sabiduría, ayuda a
comprender el sentido de la palabra, difunde las virtudes de
la prudencia, justicia, rectitud y, equilibrio; hace sagaces
a los jóvenes inexpertos, y da a ellos conocimiento y
reflexión.
Las instituciones católicas difunden
entre sus estudiantes ese inmenso legado de la humanidad: el
Evangelio de Cristo, Maestro de maestros, aquel que enseñó las
Bienaventuranzas, el mejor himno a la sabiduría y al amor.
Colombia tiene una deuda infinita con la Iglesia
y, particularmente, con instituciones educativas como la Universidad
Católica. Una máxima de Herbart, fundador de la
moderna ciencia pedagógica, ha inspirado siempre la formación
en ésta universidad: “No puede haber educación
sin instrucción; no hay verdadera instrucción que
no sea educativa”.
Ustedes, con amor, conducen a la juventud hacia
un acatamiento voluntario y conciente de las normas morales,
de las leyes positivas, introducen a los estudiantes en la ciencia,
la tecnología, pilares insustituibles del progreso y el
desarrollo.
Cuando en la carrera por la presidencia de
la República, luchando con unas ideas en favor del pueblo
colombiano, visité el claustro de la Universidad, por
invitación de su ilustre Presidente, el doctor Edgar Gómez
Betancur, recuerdo que desde allí lancé la Revolución
Educativa, primera de las 7 Herramientas de Equidad.
Es esta Revolución Educativa el esquema
de inversión social que más profundo impacto puede
tener en la redistribución del ingreso, y es garantía
de construcción de una sociedad sin exclusiones.
La Revolución Educativa en un ambiente
como el de la Universidad Católica, garantiza dos propósitos
políticos de Colombia: un país sin exclusiones
y un modelo político sin odios. La lucha por la igualdad
ha tenido muchas etapas: la igualdad para acceder a la propiedad,
la igualdad democrática, la igualdad en el sufragio, la
igualdad de derechos de la mujer con el varón. Creería
que el gran reto de nuestra época es la igualdad de oportunidades,
que sólo se obtiene con una educación universal,
permanente y de alta calidad.
Hemos avanzado durante el gobierno, en la incorporación
de 103.903 nuevos estudiantes en educación superior, sin
contar el inmenso esfuerzo del Sena, en el crecimiento de la
población atendida por el Icetex, en la extensión
de los plazos de esta institución, en la reducción
de las tasas de interés, en la eliminación de su
fronda burocrática, en la concreción de acuerdos
con las universidades. Por primera vez hemos convocado un concurso
de méritos para la selección de 50 mil maestros
y 10 mil cargos directivos, con lo que la Revolución Educativa
tendrá miles de nuevos entusiastas agentes, escogidos
entre los más de 200 mil profesionales de la educación
que se han inscrito para participar en el próximo examen.
Todos los niños y jóvenes colombianos
deben tener acceso a una silla en la mesa del conocimiento. He
concebido la función educativa como pública, no
importa si esa misión la cumplen entidades del Estado,
organizaciones comunitarias o entidades privadas. Lo importante
es que haya muchos egresados de universidades con excelencia,
como podemos decirlo de los más de 28 mil que se han formado
en las aulas de la Universidad Católica en estos buenos
lustros de existencia universitaria para la Patria.
Hombres como el Presidente del Congreso, doctor
Gómez Gallo, magistrados de las altas Cortes, dirigentes
de los sectores público y privado, abrevaron principios
y conocimientos en las aulas de esa Alma Máter, a la que
el Gobierno Nacional, en nombre de todos los colombianos, rinde
homenaje de gratitud y admiración.
Señor Rector y miembros de la comunidad
educativa de la Universidad: sea esta reunión de educadores
católicos, ocasión para exaltar la memoria de Octavio
Arizmendi Posada, a quien el Creador llamó a acompañarlo
en su Gloria.
Que su ejemplo y el de otros grandes de la
educación cristiana, como Emigdio Rincón Gómez,
cofundador de la Universidad Católica, guíen la
formación de los jóvenes, dentro de los altos criterios
de la Iglesia, que es, para casi todos los colombianos, Madre
y Maestra.
Con el esfuerzo de todos, con el esfuerzo de
ustedes, con su ejemplo de patriotismo, con su ejemplo para incorporar
valores morales en la conciencia de los colombianos, con su ejemplo
para promover conductas éticas por el comportamiento de
los colombianos, con el propósito de derrotar el terrorismo,
de derrotar la corrupción y de reivindicar a los sectores
desvalidos de la sociedad colombiana, vamos a sacar esta Patria
adelante.
Me honra mucho entregar hoy a la Universidad
Católica la presea concebida por el Libertador para honrar
a los mejores hijos de Colombia: personas naturales e instituciones.
Que contentos se deben sentir los colombianos al tener la Universidad
Católica la Cruz de Boyacá”.
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