Dijo el presidente Uribe
a Hernando Buitrago “USTED Y YO NO HEMOS VIVIDO UN DÍA
DE PAZ”
Bogotá, 17 nov (SNE). El primero en entrar al Salón
de Conferencias de la Casa de Nariño fue el presidente Álvaro
Uribe Vélez. Al ver a los periodistas se acercó a
ellos y los interrogó por lo que había ocurrido en
el Congreso con la reforma tributaria.
Después pidió que le llamaran al ministro del Interior,
Sabas Pretelt, y a un grupo de congresistas que estaban reunidos
en el Salón Bolívar. El Ministro entró acompañado
por Hernando Buitrago, el guerrillero de las Farc que recientemente
se evadió del “búnker” de la Fiscalía
y que acababa de tomar la decisión de reincorporarse a la
vida civil. Un hombre de tez clara, de mediana estatura y vestido
con bluyines, camisa blanca y chaqueta y gorra negras, a quien
le temblaban las manos en el momento en que el Presidente se le
acercó, lo saludó de mano y le dijo: “Bienvenido,
hombre, me alegra mucho. ¿Cuándo tomó la decisión”.
En ese momento entraron los congresistas,
que no tenían
idea de lo que iba pasar. El Presidente dijo a Buitrago: “Venga,
salude a sus congresistas”. Enseguida les explicó de
qué se trataba todo aquello. Que la persona que estaba parada
ahí era nada menos que Hernando Buitrago, el guerrillero
de las Farc que, después de evadirse de la Fiscalía,
había recapacitado y tomado la decisión de ingresar
al Programa de Reincoporación a la Vida Civil, que impulsa
el Ministerio del Interior y de Justicia, y al cual ya se han vinculado
7.021 ex miembros de los grupos armados ilegales.
Los congresistas se miraron entre ellos.
Luego, ya ante el micrófono, habló el Ministro del
Interior. Contó que Hernando Buitrago había estado
vinculado a las Farc durante 20 años y que inclusive había
sido guarda del Secretariado de esta organización armada
ilegal. Que después de evadirse de la Fiscalía, había
recapacitado, había creído en el Presidente de la
República y en el Programa de Reincorporación, y
que aquí estaba ahora, dispuesto a renunciar a las armas
y a dejar el camino de la violencia, propósito en el cual
contaba con todo el apoyo del Gobierno.
Acto seguido, el presidente Uribe le dio
oficialmente la bienvenida a Buitrago: “Hernando, muchas gracias. Le damos la bienvenida
al programa de reinserción. Quiero agradecerle esta decisión
porque da muy buen ejemplo. Citar su caso, mostrar su caso ante
los compatriotas como un ejemplo. ¿Un ejemplo de qué?
De recapacitación. Un ejemplo para que lo sigan todas las
personas que están en esos grupos. Quiero invitarlos a todos
a que tomen la decisión que usted ha tomado: la de reinsertarse.
Un ejemplo de que los colombianos, en la seguridad, nos podemos
reconciliar. Un ejemplo de que hay por qué tener confianza
en la política de reinserción. Un ejemplo de que
podemos todos amar a Colombia, podemos todos buscar trabajar como
hermanos”.
Luego el Presidente se dirigió al director del Programa
de Reincorporación a la Vida Civil, Juan David Ángel: “Y
quiero agradecerle a Juan David el esfuerzo que viene haciendo
por el buen éxito de la política de reinserción
y al señor Ministro”. Tras lo cual volvió a
hablarle al ex guerrillero: “Hernando, qué bueno.
Qué bueno que usted se reencuentre con la vida tranquila,
con la felicidad, con su familia, con sus amigos, con el cumplimiento
de la ley. Y qué bueno que el ejemplo suyo lo sigan todos
aquellos que están en esos grupos. Bienvenido a este proceso
de la Patria suya que lo acoge con todo afecto”.
Buitrago hizo esfuerzos para articular
palabra. Le dio las gracias al Presidente, le dijo que lo admiraba,
que esta mañana
tenía temor antes de tomar la decisión, pero que
ahora ya estaba más tranquilo. Que estaba cansado con la
vida que llevaba en las Farc y que invitaba a todos los que estaban
en el monte para que siguieran su ejemplo. Que el de Reincorporación
era un programa serio y quería manifestar su gratitud porque
el Gobierno le había ofrecido una puerta distinta a la de
la cárcel o la muerte.
El Presidente le preguntó por su familia y Buitrago dijo
que todos estaban contentos. “Qué bueno que ejerza
su derecho de estar cerca a la familia y de vivir feliz con ella”,
le dijo el Presidente. Y reiteró: “Celebro muchísimo
que hayas tomado esta decisión. Nos incentiva el amor por
Colombia muchísimo y le das un gran ejemplo a los que están
en el camino equivocado de la acción ilegítima y
violenta contra el pueblo colombiano. Qué bueno que escuchen
tu llamado y sigan tu ejemplo y que tomen la decisión que
tú has tomado. De nuevo muchas gracias, Hernando”.
El reinsertado contó que tenía hermanos en Bogotá,
que su papá había muerto pero que su mamá,
de 77 años de edad, todavía vivía. Ante lo
cual el Presidente propuso al Ministro del Interior: “Mándelos
a dormir a una suite del Hotel Tequendama esta noche. Salga de
aquí para allá. Pero en serio. En serio. Que se reencuentre
ahora con la familia y déjelos allá dos días
en una suite de esas. Pero háganlo. Y si allá le
ponen problema por la cuenta, me la pasan a mí. En un carrito
de aquí que lo lleven, e instálenlo en una suite.
Que el hombre esté cómodo con la familia dos días
allá. A este compatriota hay que recibirlo con todo el afecto”.
Y agregó el presidente Uribe: “¿Saben por
qué estamos empeñados en esta política de
seguridad? Hombre, con afecto infinito, para que las nuevas generaciones
de colombianos puedan vivir tranquilas. La vida suya no ha sido
tranquila, ni la mía”.
–¿Usted cuántos años tiene? –le
preguntó el Presidente.
–Cuarenta– contestó Buitrago.
–Yo le llevo 12 años– dijo el Presidente–.
Usted lleva 40 años sin ver un día de paz y yo llevo
52 sin ver un día de paz en Colombia. Su generación
y la mía hubieran podido vivir tranquilas. Por eso hay que
trabajar en este proceso a ver si la nueva generación de
colombianos puede vivir feliz. Denle una muestra chiquita de afecto.
Instálenlo cómodamente con la familia, dos nochecitas,
en el mejor hotel que encuentren.
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