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MENSAJE DEL PRESIDENTE ÁLVARO URIBE AL PRIMER ENCUENTRO NACIONAL COLOMBO- ARABE

Bogotá, 17 Nov. (SNE). - El siguiente es el texto del mensaje enviado por el presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, con motivo del Primer Encuentro Nacional Colombo-Arabe.

“Corría el año 1922. El imperio de Solimán el Magnífico llegaba a su fin. Terminaban seiscientos años del poder turco sobre una gran porción del universo, que mantuvo bajo su férula a los pueblos más antiguos de la tierra: a los sabios de oriente, a Babilonia, al Mediterráneo, al mítico Argel, al glorioso Marruecos, a los Balcanes y Hungría.

Desde 1880, sin venir a Colombia un solo turco, comenzó a llegar a nuestras cálidas tierras la diáspora árabe, que portaba el pasaporte del Imperio. Vinieron los milenarios fenicios, los sirios del mar y del desierto, los jordanos que se bañaron en el lago Tiberíades y que compartieron con los palestinos las tierras del Galileo. Vinieron, en fin, los parlantes de la lengua superior, aquella en la que se pensó el álgebra, se dio a luz la medicina y se debatió la filosofía.

Sin consideraciones étnicas, religiosas o geográficas, el pueblo de Colombia los acogió cariñosamente. Paradójicamente, les dio el apelativo del pueblo que los había avasallado, los llamó “turcos”.

Vinieron hombres y mujeres que llenaban su ajuar con abalorios, algodones y sedas; que recorrieron las tierras de Ocaña, del Sinú y el San Jorge, del Magdalena y del Nechí, visitando las casas de los ‘paisanos’ y enseñándoles los usos del alcohol, el juego del ajedrez y los secretos de su mesa, esa que miles de generaciones fueron inventando en los almenares.
Por los árabes, los colombianos conocimos los usos de los aceites contra los achaques; comimos por primera vez las aceitunas, las acelgas y el ajonjolí. En acémilas cansadas, los inmigrantes llevaron los adobes y adoquines para las nuevas alquerías, y enseñaron a las mujeres calentanas el arte de acicalarse.
Hijos de pueblos piadosos pero tolerantes, los practicantes de la religión del Islam, salvo aislados casos de persecución, no tuvieron alborotos y alharacas sectarias con los católicos, ni dieron qué hacer a los alguaciles.

Sin un peso en el bolsillo, pero con cinco mil años de ventaja en el arte del comercio, como dijo Enrique Córdoba, los árabes rápidamente prosperaron, amasaron sus fortunas y fundaron ciudades a las que bautizaron con nombres y les dieron una arquitectura que les curara la nostalgia.

Colombia es un país de encuentro de muy diversas corrientes culturales, étnicas y sociales, que se han integrado solidaria y democráticamente para formar nuestra nacionalidad.

Los compatriotas insignes que han prestado invaluables servicios en todos los campos de la vida social, y han contribuido al progreso de la Patria, descienden de estirpes que han recorrido toda la geografía universal. Esa es una de las fortalezas de la nación colombiana. Miles de sirios, libaneses y jordanos, al romperse el férreo yugo político militar que les ataba a la casa real turca, llegaron a esta tierra y nos trajeron sangre experimentada, cultura milenaria, espíritu de trabajo y disciplina empresarial.

Saludo al Primer Encuentro Nacional Colombo Árabe: los Árabes en Colombia.

Saludo en primer término, a las representaciones de tantos países amigos que vinieron a compartir con sus hermanos colombianos. Que el conocimiento de nuestra patria, la inteligencia y el optimismo de nuestras gentes, y esa afinidad cultural que crea el hecho de tener una de las mayores poblaciones de origen árabe en el mundo, nos hagan ser el destino de sus actividades culturales, empresariales y de inversión. Que las palabras que más se pronuncien en este evento sean: confianza y amistad.

Saludo a todas la generaciones de miembros de la cultura árabe en Colombia: a las que llegaron directamente en tiempos recientes, o a los miembros de la estirpe de don Moisés Jattín, primer inmigrante por allá en 1880. Saludo a cada una de las generaciones intermedias, primera, segunda, tercera, cuya contribución a la historia de la patria es inconmensurable.

Saludo en particular al ilustre señor ex presidente, doctor Julio César Turbay y demás dirigentes políticos y gremiales; a la pléyade de intelectuales, escritores, científicos, juristas, sacerdotes, periodistas, artistas, empresarios y trabajadores.

Que del encuentro nazca la asociación definitiva de los herederos en Colombia del bello idioma del Romance de Antar y de Las Mil y Una Noches. Que se abran miles de proyectos y de debatan ideas creativas que hagan que la simbiosis colombo-hispano-árabe, tenga un gran lugar sobre la tierra”.

 
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