Dijo Alfonso
Castillo, beneficiario de la entrega de tierras en Pacho
“VOY A VIVIR DE LO QUE PRODUZCA LA TIERRITA”
Pacho (Cundinamarca), 21 nov (SNE). “Ahora
lo que pienso es que voy a vivir de lo que produzca la tierrita”,
dijo Alfonso Castillo, cuando el presidente Álvaro Uribe
Vélez le comunicó que a partir de ese momento era
el flamante tenedor de 4 hectáreas de tierra localizadas
en el municipio cundinamarqués de Pacho, donde podía
cultivar maíz o heliconias.
Padre de cuatro hijos, casado con Nancy Baquero,
nacido en Vistahermosa (Meta), Alfonso Castillo había
perdido la esperanza de conseguir un trabajo digno, luego de
que la violencia lo obligó a emigrar a Bogotá,
una ciudad que le resultó hostil a sus habilidades de
campesino llanero.
Quiso buscar trabajo como obrero, mesero y
vigilante, pero siempre fue rechazado porque no tenía
experiencia. Y con toda la razón. De lo único que él
sabía era de sembrar maíz o yuca, de enlazar el
potro y comercializar con plátano.
Por recomendación de un amigo, decidió acudir
a la Red de Solidaridad Social, donde lo atendieron y lo remitieron
al Incoder que, según supo, iniciaba un programa de reforma
agraria, cuyo propósito era dotar con tierra a familias
desplazadas y a campesinos que habían perdido sus predios
por culpa de los grupos violentos.
Para el acto de entrega de tierras, que se
llevó a cabo en el sector de La Piscina, en Pacho (Cundinamarca),
Luis Alfonso no pudo llevar sino a uno de sus cuatro hijos, llamado
Luis, de 7 años de edad, el más contento de los
asistentes a la ceremonia.
No sólo porque, a partir de este domingo,
puede ayudarle a su papá en las labores de siembra de
maíz, papa, naranja o heliconias, según lo que
les recomiende el Incoder, sino porque pudo disfrutar nuevamente
de un suculento asado llanero, con jugo de naranja incluido,
que no había probado desde que la familia tuvo que dejar
su tierra natal de Vistahermosa.
De acuerdo con Alfonso Castillo, cabeza de
una de las 13 familias desplazadas que recibieron predios en
Pacho, incluidos dentro de las mejores y más productivas
y fértiles tierras con que cuenta el país, su ilusión
ahora es construir una casita campesina, “pero no como
las que hay en Bogotá, de cemento y ladrillo, sino en
madera, que es un material que se usa en el Llano”.
Su idea es dejarse asesorar por el Incoder,
porque en este momento se encuentra en una encrucijada. No sabe
si dedicarse al maíz, uno de los productos que más
conoce, o a las heliconias, sobre cuyo cultivo no sabe nada,
o si mejor dedica sus esfuerzos al cultivo de la naranja, tomando
en cuenta que la comarca de Pacho es famosa en el país
por este producto.
Pero sobre lo que si no tiene duda es que hoy
la vida le ha dado un vuelco que, para ser sinceros, no se lo
esperaba. El sueño más acariciado desde que nació,
tener tierra propia, se le hizo realidad de un momento a otro, “gracias
a Dios y al Incoder”.
La familia Castillo es una de las 108 familias
de escasos recursos económicos que este domingo recibieron
tierras de parte del Ministerio de Agricultura, a través
del Incoder.
Los predios asignados en Pacho, que en total
suman 17, pertenecían al extinto narcotraficante Gonzalo
Rodríguez Gacha y a los cuales se les aplicó la
extinción del dominio, están localizados en distintos
puntos del sector rural de este municipio cundinamarqués.
En total suman 572,3 hectáreas, de las
cuales 487,3 son utilizables y serán destinadas por las
familias para desarrollar proyectos productivos agropecuarios.
A cada familia se le entregó aproximadamente
4,2 hectáreas, en las que trabajarán proyectos
de cría de ganado, avicultura y cultivos de fríjol,
lulo, mora, cacao, caucho plátano, pasto de corte, arazá,
heliconias y tomate de árbol, así como productos
de pancoger, es decir, de consumo diario. El valor de cada hectárea
se calcula en 2 millones 500 mil pesos.
|