Palabras del presidente
Uribe al recibir Doctorado Honoris Causa de la Universidad
de Pekín
UNIVERSIDAD COLOMBIANA
NECESITA APOYO TECNOLÓGICO
CHINO
Beijing (China), 7 abr. (SNE).-
El presidente Álvaro
Uribe Vélez pidió del Gobierno y la academia
china, así como de la Universidad de Beijing,
el apoyo para que las universidades colombianas incorporen
nuevas tecnologías, en el marco del nuevo paso
que dará la Revolución Educativa en 2005.
El Mandatario colombiano hizo
el anuncio al recibir el Doctorado Honoris Causa de
la Universidad de Beijing,
ceremonia en la cual participaron altos académicos
del país asiático y de Colombia, quienes
acompañaron a Uribe durante su visita de Estado
a China.
“La presencia masiva de la academia colombiana
en China y particularmente en la Universidad de Pekín,
lleva un mensaje: la necesidad de apoyarnos mutuamente
en el propósito de una educación universal,
científica y de masas”, dijo el presidente
Uribe.
El Jefe de Estado explicó el modelo piramidal
bajo el cual el Gobierno concibe la educación
tecnológica, que sirve a la generación
de empleo en forma rápida, pero que también
permite al estudiante continuar estudiando hasta tener
la posibilidad de profesionalizarse en una universidad.
“Ahora concebimos las tecnologías como
categorías básicas para el ingreso al trabajo,
lo cual no tiene por qué estancar el conocimiento,
por cuanto los tecnólogos podrán convertirse
en profesionales con un pénsum complementario”.
Señaló que el Gobierno es consciente de
la importancia de aplicar un modelo que combine estudio
con trabajo: “El propósito es un ciudadano
siempre en actitud de estudiar y trabajar. Estudiar para
la incesante búsqueda de un mejor nivel de verdad.
Trabajar para el permanente hallazgo de un mejor nivel
de vida. Lo uno y lo otro para el proceso diario de tener
mejores ciudadanos y mejor ciudadanía”.
Durante su discurso, en el cual
agradeció la
distinción que le hizo la Universidad de Beijing,
el Presidente de Colombia destacó la evolución
de China, en contraste con otras naciones socialistas
que fracasaron.
“Mientras aquí se avanza en el mercado,
se convoca a la riqueza para todos, en otras partes se
derrumbó la ilusión, porque la pusieron
a depender exclusivamente de la quimera de la sociedad
sin clases y del modelo estatal de dictadura del proletariado
como paso a la sociedad comunista”.
En este sentido destacó el aporte de líderes
chinos como Mao Tse Tung, Deng Xiao Ping y los actuales
gobernantes, quienes han demostrado “esa disciplina
para mantener la adhesión a principios fundacionales
y legitimarlos a diario en la ininterrumpida evolución
hacia el mejoramiento económico y social”.
Para Uribe, en el mundo contemporáneo la única
igualdad posible es aquella que surge de oportunidades,
en la cual “el polo principal de la contradicción” es
la educación y el otro polo la condena a la pobreza
sin redención.
Al declararse cautivado por la “leyenda de carne
y hueso que es la nación china”, el Presidente
confesó que a su llegada a esta tierra se sintió sacudido
por su realidad que combina empuje económico,
edificaciones de las primeras etapas del socialismo,
obras de la actual hora de modernidad y gentileza de
los anfitriones.
PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE
Las siguientes fueron las palabras
del Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez,
al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad
de Beijing:
“Acudo a la Universidad de Pekín con infinita
admiración por la cultura milenaria del pueblo
chino y su visión de futuro, que este centro de
ciencia representa; con infinita devoción por
el pueblo colombiano, que en esta visita hace un gesto
de profunda amistad a la nación china; y, con
infinita gratitud por este honroso título que
me obliga a pensar por los días de los días
en los nobles intereses de nuestras dos patrias.
El mundo vive entre embrujado
y perplejo por el progreso chino. Al pisar por primera
vez esta tierra, que habría
querido conocer en la juventud, cuando la literatura,
la filosofía y la política chinas absorbían
muchas de las horas de estudios universitarios, me sacudió esa
realidad que combina el empuje económico, las
edificaciones de las primeras etapas del socialismo,
las de esta hora de modernidad, la plaza de Tianamen
con el inmenso retrato de Mao Tse Tung y las banderas
abrazadas de Colombia y China, y la gentileza de nuestros
anfitriones, que lleva dentro de sí ese ilimitado
compromiso de cada chino con la suerte de la totalidad
de más de 1.300 millones de habitantes.
Me reconozco cautivado por esta
leyenda de carne y hueso que es la nación china,
tanto en mi juventud universitaria como ahora en esta
etapa superior de la existencia.
Permítanme unos comentarios sobre el influjo
chino en la ética contemporánea, su ejemplo
de evolución o dialéctica y el entusiasmo
por nuestra cooperación cultural, científica
y universitaria.
Confucio es padre del deber ser
de la virtud contemporánea.
Esa virtud que de manera elemental debe entenderse como
el propósito de hacer bien al pueblo, y que así entendida
configura la dimensión misma de la ética.
El Maestro nos dijo que el individuo
al hacer uso de sus tres facultades obtendrá como resultado el
amor a todos los hombres sin distinción. Concibió esas
facultades como la conciencia, “luz de la inteligencia
para determinar el bien y el mal”; la humanidad, “equidad
del corazón”; y el valor moral, “fuerza
del alma”.
El amor confuciano a todos los
hombres equivale en nuestros días al amor a
todos los pueblos, principio fundamental para la paz
basada en el respeto a la diferencia, y que
debe construirse con creativas relaciones en estos tiempos
de interdependencia.
El Maestro refirió a la ética a partir
del gobierno honorable, como el ejemplo necesario para
que la ética se vea en la práctica.
China, ejemplo filosófico y práctico de
un gran proceso evolutivo, invita a pensar en la secuencia
dialéctica de Heráclito, Hegel y Mao Tse
Tung.
Heráclito estudiaba las
cosas en cuanto a procesos, en cuanto a realidades
en movimiento, en perpetuo devenir,
presas de la ola ininterrumpida de la vida.
Hegel se oponía al método metafísico
que estudiaba las cosas en cuanto objetos fijos, hechos
de una vez para siempre, y como muertos. Según
la “tríada hegeliana” o “proceso
dialéctico”, la realidad progresa por las
contradicciones mismas que engendra y resuelve como por
saltos sucesivamente preparados.
China ha aplicado a cabalidad
la interpretación
que hacemos de Hegel en el sentido de que nada puede
estancarse, todo puede avanzar.
Y nadie mejor que Mao Tse Tung
para impulsar ese proceso de evolución permanente. El Líder nos enseñó que
cuando se supera una contradicción, inmediatamente
aparece la otra, que también debe resolverse.
Por eso la política no puede ser un pensamiento
estático ni una posición dogmática.
El Líder Mao repetía que los chinos estaban
acostumbrados a decir: “Cosas que se oponen, se
sostienen entre sí”. Principio fundamental
para que las naciones se integren independientemente
de semejanzas y diferencias.
Para resolver la contradicción entre el socialismo
y la pobreza, esta Nación ha introducido el espacio
de acción de la economía privada a fin
de estimular las fuerzas productivas.
La evolución China ha marcado el contraste con
otras naciones socialistas que fracasaron en el estancamiento.
Mientras aquí se avanza en el mercado, se convoca
a la riqueza para todos, en otras partes se derrumbó la
ilusión porque la pusieron a depender exclusivamente
de la quimera de la sociedad sin clases y del modelo
estatal de dictadura del proletariado como paso a la
sociedad comunista. La causa del fracaso no se dio tanto
en los conceptos como en la falta de evolución
que en China ha sobrado.
Admirable constatar en la capacidad
ejecutora de Deng Xiaoping y de los actuales gobernantes,
esa disciplina
para mantener la adhesión a principios fundacionales
y legitimarlos a diario en la ininterrumpida evolución
hacia el mejoramiento económico y social.
La presencia masiva de la academia
colombiana en China y particularmente en la Universidad
de Pekín,
lleva un mensaje: la necesidad de apoyarnos mutuamente
en el propósito de una educación universal,
científica y de masas.
En el mundo contemporáneo la única igualdad
posible es aquella que surge de la igualdad de oportunidades,
en la cual el “polo principal de la contradicción” es
la educación y el otro polo la condena a la pobreza
sin redención.
Este año avanzaremos en otro paso de nuestra
Revolución Educativa, que consistirá en
un compromiso bastante general de las universidades para
introducir tecnologías.
Ahora concebimos las tecnologías como categorías
básicas para el ingreso al trabajo, que no habrán
de estancar el conocimiento por cuanto los tecnólogos
podrán convertirse en profesionales con un pénsum
complementario.
El propósito es un ciudadano siempre en actitud
de estudiar y trabajar. Estudiar para la incesante búsqueda
de un mejor nivel de verdad. Trabajar para el permanente
hallazgo de un mejor nivel de vida. Lo uno y lo otro
para el proceso diario de tener mejores ciudadanos y
mejor ciudadanía.
Y estos propósitos estarán bien apoyados
en la magnífica compañía de la academia
china y de la Universidad de Pekín”.