EXPOSICIÓN DEL PRESIDENTE URIBE
EN FORO “¿AMENAZA TERRORISTA O CONFLICTO
INTERNO?”
Chía (Cundinamarca), 26 abr (SNE). El
presidente Álvaro
Uribe Vélez pronunció las siguientes palabras
al intervenir en el foro “¿Amenaza terrorista
o conflicto interno?”, organizado en por la Universidad
de la Sabana, acto en el cual respondió preguntas
del auditorio.
“Me gusta este debate porque es una prueba más
del proceso de profundización de la democracia
colombiana. Y ese es un referente necesario para calificar
esta acción violenta como expresión de
un conflicto o como una amenaza terrorista.
¡Qué bueno que esta democracia nos vaya
igualando al Presidente de la República con todos
los panelistas! No creo que en los otros países,
donde se aplicaron doctrinas de seguridad, esto hubiera
ocurrido.
Y por eso, doctora Socorro (Ramírez, docente
del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales de la Universidad de la Sabana), empiezo
por decirle que hay profundas diferencias entre nuestra
política de Seguridad Democrática y la
doctrina de la Seguridad Nacional, que auspició los
Estados Unidos en algunas décadas en el Continente,
que se utilizó para perseguir disidentes, para
acallar la oposición, que omitió cualquier
expresión de interés por la democracia.
La política de Seguridad nuestra es Democrática,
justamente porque representa todo lo contrario: es una
política para profundizar la democracia, para
permitir que en esa democracia se practique el pluralismo,
para proteger a todos los ciudadanos, independientemente
de su identificación o de sus diferencias ideológicas
con el Gobierno, independientemente de su estatus social
o económico. Para proteger por igual al líder
sindical que al líder gremial, al empresario que
al trabajador.
Voy a hacer, apreciados estudiantes
y profesores, unos comentarios a las exposiciones de
mis tres distinguidos
antecesores. Porque me parece que no contribuiría
al Foro si paso por alto esas intervenciones. Entonces
le hice unas anotaciones y voy a tratar de que estos
comentarios comprendan todos los puntos que ellos trataron.
Empiezo por el doctor César Mauricio (Velásquez,
decano de la facultad de Comunicación Social y
Periodismo de la Universidad de la Sabana). Dice que
la extradición es una dificultad para la solución
del problema que vive Colombia.
Primero que todo, la política de Seguridad Democrática
y la calificación que le damos a la acción
de los violentos en Colombia, de acción terrorista,
no excluye la solución negociada. Pero hay un
elemento práctico. A mí me han preguntado
en el país y en el extranjero: ‘¿cómo
los califica de terroristas y simultáneamente
acepta negociar con ellos?’ Por eso se ha pedido
el cese de hostilidades.
El último intento ha sido con el Eln. Hemos dicho: ‘mientras
ustedes estén en acciones violentas, esas acciones
violentas ejercidas en un medio en cuya democracia se
profundiza todos los días, no pueden calificarse
de manera distinta a acciones terroristas. Los gobiernos
democráticos no pueden negociar con acciones terroristas,
por eso es necesario el cese de hostilidades’.
Y les hemos propuesto urgencia
para el cese de hostilidades, como condición para empezar un proceso de negociación,
sin que haya urgencia para el desarme, para la desmovilización.
Creo que es una propuesta práctica, generosa,
que concilia o explica cómo una política
cuyo polo determinante es la Seguridad Democrática,
es una política que no se cierra a la negociación.
Y los resultados están a la vista, doctor César
Mauricio, el discurso no los puede omitir y me extraña
que usted los omita.
Este Gobierno, supuestamente
de arrogancias militaristas, supuestamente –según sus palabras–,
que niega el diálogo, tiene hoy más de
12 mil reinsertados: seis mil de los grupos paramilitares
y seis mil de las diferentes guerrillas. Y ese número
es creciente y es muy importante compararlo históricamente.
Cuando el M–19 se reinsertó, eran 280 guerrilleros.
Sumándole los apoyos subían a 700, 800.
Cuando el Epl se reinsertó, eran 600 guerrilleros.
Sumándole los apoyos eran 1.600, 2.000 personas.
En la Corriente de Renovación Socialista se reinsertaron
280. Sumen eso y compárenlo contra 12 mil reinsertados
en este Gobierno.
Que hay problemas en la reinserción, por supuesto,
pero el Gobierno ha procedido con toda la generosidad
democrática, con todo el afecto patriótico
a enfrentar el tema de la reinserción, a dar todas
las posibilidades, a financiarlo. Este año la
reinserción nos puede costar 200 mil millones.
Aquí, por ejemplo, para el desplazamiento había
un presupuesto anual de 25 mil millones de pesos. E año
es de 180, 200 mil. Las Familias Guardabosques –que
es otra gran alternativa a los colombianos desorientados
en la droga, que ya son 30, 33 mil–, nos cuestan
este año también entre 150 y 200 mil millones
de pesos.
Esos tres proyectos, que los
analistas de la inversión
social desconocen, valen la suma de 240 millones de dólares
este año. Y eso demuestra el gran esfuerzo que
está haciendo el Gobierno para que la acción
militar –que es un componente del concepto de Seguridad
Democrática y que es el polo determinante de esta
política–, no excluya lo que es procesos
de negociación, soluciones políticas, que
todo desemboca, finalmente, en actos individuales o colectivos
de reinserción.
LA EXTRADICIÓN NO ES OBSTÁCULO
PARA PROCESOS DE PAZ
El tema de la extradición. Uno tiene que escoger,
si sigue unos caminos de dudas y de negociaciones turbias,
que finalmente le han hecho mal al país, o si
evita que al país lo sienten como un país “paria” en
el banquillo judicial.
Si alguna duda hubo con relación a algún
aspecto de la Constitución del 91, fue la manera
como allí se suprimió la extradición.
Si alguna cosa tuvo que hacer Colombia, y todavía
no sabemos hasta qué grado con autonomía,
fue revivirla.
No voy a cometer el error de
poner a mi país
nuevamente de país “paria” por entrar
a hacer un manejo imprudente de la extradición.
Por eso hemos dicho que no es objeto de negociación,
que no es objeto de reforma constitucional en este Gobierno,
que no es objeto de reforma legal. Y también hemos
dicho que no es obstáculo para procesos de paz.
Y lo dijimos claramente, en un
comunicado del 27 de abril del año pasado, que hemos cumplido rigurosamente.
Dijimos: la extradición no es negociable, no podemos
volver al país un país “paria”.
Aquellos que de verdad quieran rectificar, que de verdad
tengan actos de contrición sobre sus conductas,
que quieran abandonar la droga, la tipificación
de delitos objeto de extradición, tienen la oportunidad
de hacerle una demostración de sus reales intenciones
a la comunidad nacional e internacional. Por eso ya tenemos
un caso de una extradición suspendida, pero sometida
a esas condiciones.
Entonces lo primero que le quiero
disiparle, doctor César Mauricio, es que no es válido decir
que la posición de este Gobierno frente a la extradición,
es un obstáculo para que haya procesos de paz
en Colombia.
Ahora, esa es una institución que todos los días
hay que desmitificar. Eso no se puede seguir manejando
con ese frenesí patriótico. Nosotros todos
los días estamos institucionalmente más
internacionalizados.
Yo no entiendo cómo se estimula que Colombia
sea parte de la Corte Penal Internacional y simultáneamente
se quiere negar la extradición.
Yo no entiendo cómo se dice que estos delincuentes,
están anclados en una organización internacional –lo
que les da cierta legitimidad para que el Gobierno no
los denomine terroristas, sino para que se le denomine
actores de un conflicto armado interno–, se reconoce
ese factor internacional y simultáneamente se
quiere negar la extradición.
Y Colombia, como parte de la comunidad internacional,
tiene que entender que las obligaciones en la comunidad
internacional hay que ejercerlas por todos los asociados,
hay que cumplirlas por todos los asociados.
Nosotros no podemos negar la
extradición aquí y
pedir extradición en los casos en los cuales requerimos
pedirla. Por ejemplo, ahora estamos solicitando la extradición –ya
la ha autorizado la Corte Suprema de Venezuela– de
un señor de la Farc –a mí no me gusta
referirme a ellos por apodos–, que está preso
en una cárcel de Venezuela.
Hay un punto bien importante:
dice el doctor César
Mauricio que “dominan el territorio”. Dominaban.
Este problema que estamos teniendo
ahora en el Cauca es porque allá llevaban 40 años tranquilos.
Este Gobierno encontró 16 pueblos del Cauca sin
policía: Toribío, Tacuelló, Jambaló –donde
estamos ahora– no tenían policía.
Eso era domino total de estos señores.
La selva donde tenemos la operación Patriota,
era de dominio total de estos señores. La circunferencia
cundinamarquesa, alrededor de Bogotá, se había
convertido en un dominio total de ellos y de las Auc.
Y lo propio en la Sierra Nevada.
Hoy todos esos grupos están en disminución,
hacen intentos que nos hacen mucho daño y que
algunos tratan de convertirlos en victorias políticas
del terrorismo –como el intento del Cauca–,
pero todos los días tienen menos posibilidades
de dominio territorial. Del Cauca los vamos a sacar,
como de todo el país, y eso nos cuesta todas las
dificultades del mundo.
Ahora, lo que no puedo hacer
en este Foro es traer una ideología diferente a la que practico, ni un pensamiento
diferente. Sí, yo soy un convencido que esta Patria
necesita vivir sin droga, sin guerrilla y sin paramilitares.
Y aquí se gastaron muchos años, simplemente
dándoles consejitos, y mientras les daban consejitos
llegamos a tener una Nación derrotada, sin crecimiento
económico, empobrecida, con su democracia sitiada,
con 50 mil guerrilleros y 170 mil hectáreas de
droga.
Creo en la democracia, pero la democracia no funciona
sino a partir del ejercicio de la autoridad.
Recuerdo al doctor Antonio Navarro
Wolf (ex guerrillero del M – 19 y hoy senador de la República) alguna vez decir, que lo que hizo que el M–19 tomara
la decisión de negociar, fue que el Ejército
los copó militarmente. Recuerdo a los salvadoreños
decir: ‘tomamos la decisión de negociar
cuando nos dividimos al interior de la guerrilla y unos
decían, ‘no tenemos ya perspectiva de avance
militar’ y los otros decían, ‘estamos
derrotados’.
¿Qué pasó en el Caguán?
Toda la buena fe del Gobierno colombiano de entonces,
la guerrilla nunca tuvo allí intención
seria de negociar. Eso lo aprovecharon, simplemente,
como una ventaja para poder avanzar. Avanzaron en droga,
avanzaron en armamento, abusaron y maltrataron más
al pueblo colombiano. Aplicaron aquel principio que tomó Marx
de Maquiavelo: “cuando tu enemigo tenga un gesto
de generosidad contigo, no lo tomes como un gesto de
generosidad sino como una debilidad y golpéalo”.
Entonces si aquí estamos en el propósito
de profundizar esta democracia, ¡hay que defenderla!
Mientras yo sea Presidente, doctor César Mauricio,
no se la vamos a entregar. Tenemos todas las dificultades
del mundo, como las que hemos tenido en el Cauca, pero
los vamos sacar de allá y de todos los sitios
del territorio.
Es que mi generación no ha tenido un día
de paz. Yo saludaba ahora a los jóvenes de la
Universidad y decía: ¿y por qué ellos
tienen que vivir lo mismo? Entonces mientras mi generación
creció, se educó y se envejeció,
lo que hicimos fue ver una gran cantidad de gobiernos
con un discurso en el cual confundieron la civilidad
con debilidad, despreocupado por los sectores sociales
del país y totalmente pendiente de darle satisfacciones
al bandolerismo, no. Ese no es el cuento nuestro. Esos
señores van a negociar cuando sientan que los
van a derrotar.
No crean que las negociaciones
con ellos, sean guerrillas o paramilitares, son por
mera liberalidad de ellos. Ahí está el
testimonio del doctor Antonio Navarro, está el
testimonio de los salvadoreños. Las autodefensas
ilegales de Colombia no han llegado a este proceso de
negociación por mera liberalidad. La acción
militar de este Gobierno ha sido implacable y ha tenido
un efecto determinante en que unos sectores de las autodefensas
tengan voluntad de negociar hoy.
Entonces, doctor Cesar Mauricio,
a mí me preocupa
mucho que siga haciendo carrera la tesis de que el polo
principal es una debilidad y una actitud totalmente concedente
a estos grupos, porque eso no hace sino crecerlos.
Usted lo dice con mucha bondad
aquí en la universidad
y ellos allá se saben favorecer de sus palabras
y aprovechan esas actitudes para crecerse y para martirizar
más al pueblo colombiano.
INVERSIÓN SOCIAL Y SEGURIDAD DEMOCRÁTICA
Los desequilibrios sociales,
eso y el tema democrático –me
voy a referirme a algunos puntos del doctor Eduardo Pizarro
Leongómez (presidente del Instituto de Ciencias
Políticas de la Universidad Nacional)–,
hay que mirar qué es la causa de qué hoy.
Yo veo algunos países con desequilibrios sociales
más profundos que el nuestro sin estos fenómenos.
La verdad es que la guerrilla
que vimos nacer en los años 60’s, que tuvo una base ideológica –como
lo dice el doctor Pizarro Leongómez–, finalmente,
en nombre de la reivindicación de los pobres,
lo que produjo fue el ahuyentamiento del capital. En
compañía de los mal llamados paramilitares,
desplazaron 2 millones de colombianos internamente, desplazaron
4 millones de colombianos al exterior y llevaron este
país a una crisis fiscal, económica y social
que no se resume sino en este cuadrito clínico:
Cuando el Presidente Barco terminó, en el año
90, el endeudamiento del país era del 10, 12 por
ciento. Cuando yo asumí, 12 años después,
era del 56 por ciento. En esa época, prácticamente,
las finanzas estaban en equilibrio. 12 años después
yo recibí un déficit del 4.2 por ciento.
Entre los años 1994 y 2000, el desempleo de jefes
de hogar subió del 4 por ciento al 10, y el desempleo
abierto subió del 7.5 a casi el 20 por ciento.
Entonces aquí hay que empezar a mirar cuáles
han sido –en ese proceso de círculos viciosos,
en los últimos quinquenios–, las causas
determinantes de esta gravísima situación
social del país.
Ahora, creo que el tema no hay
que seguir dividiéndolo
en términos de izquierda o derecha.
Doctora Socorro, yo no subestimo
ningún gobierno
democrático. Lo que sí creo es que es una
equivocación, cuando se ha adoptado la regla democrática
en toda América Latina, tratar de hacer divisiones
a los gobiernos con la vieja medición de si son
de izquierda o de derecha. Esa es una categorización
totalmente obsoleta.
Y se lo voy a decir por una cosa
baladí: mire
usted los resultados económicos de algunos gobiernos,
supuestamente de izquierda, y compárelos con otros
supuestamente de derecha. Cuando hay buen manejo no hay
diferencia. Hay algunos gobiernos, supuestamente de izquierda
en el continente con resultados sociales catastróficos
y con menos interés en reformar el esquema social
que algunos gobiernos supuestamente de derecha.
Mi llamado de atención a los colombianos es que
no sigamos cayendo en esa trampa. Adoptada la regla democrática,
hay que medir todos estos movimientos, hay que medir
a los gobiernos en la región, en función –creo-
de cinco variables: la transparencia, la seguridad, el
respeto a las libertades públicas, la cohesión
social y el respeto a las instituciones.
Por ejemplo, mis críticos, dicen: ‘Uribe
derechista, militarista, etcétera’. Este
es un Gobierno totalmente sometido a instituciones. Yo
no puedo ir a imponer un programa de televisión,
eso aquí lo define una Comisión independiente.
Yo no puedo decir: ‘las tarifas de energía
son estas’, hay una Comisión Reguladora.
Cuando releo a Bobbio, que no
alcanzó a entrar
en sus disquisiciones sobre izquierda y derecha, en el
significado de la solidez institucional, pienso: si Bobbio
estuviera examinando el tema diría: ‘hoy
ser de derecha es apropiarse de las instituciones. Desconocerlas
y ser más progresista, es respetarlas’.
Paradójicamente este Gobierno es más respetuoso
de la solidez institucional, que supuestos gobiernos
de izquierda, donde se da un fenómeno de destrucción
de instituciones, un fenómeno de monopolización
de poder, que niega la virtud democrática de esos
gobiernos.
RECHAZO INTERNACIONAL AL TERRORISMO
Me voy a referir a los cinco
elementos que trajo el doctor Eduardo. Él dice que el conflicto ha sufrido
participación internacional, creo que todos los
días más rechazo internacional.
Es distinta la participación internacional al
rechazo internacional. Cuando hacía esos viajes
como gobernador de Antioquia al extranjero, y lo que
refería la doctora Socorro, recuerdo que esas
embajadas nuestras eran muertas de miedo de atacar a
estos bandidos.
Lo que pasa es que Colombia no
había hecho un
esfuerzo por tener apoyo a una política de Seguridad,
había hecho esfuerzos por tener una política
de diálogo, había hecho esfuerzos por tener
apoyo a la política de la zona de distensión
del Caguán, se hizo un esfuerzo con el Plan Colombia
para atacar la droga, porque veníamos con unos
procesos de cooperación los Estados Unidos, que
los consideraban insuficientes.
Yo veo que en Europa hay un rechazo
hoy en un nivel que no lo había. En este Gobierno, en Europa se
declaró terrorista al Eln, en los Estados Unidos
todos están declarados terroristas, en América
Latina el rechazo es creciente.
Mire, cómo es de importante haber oído
y haber visto la práctica en el esquema de cooperación
con Colombia, del rechazo al terrorismo colombiano en
los gobiernos de Ecuador, de Perú. Cómo
es de importante haber oído al presidente Lula
hace pocas semanas, en la reunión de Venezuela,
rechazar ese terrorismo. Cómo es de importante
ver este proceso positivo de Venezuela, que confiamos
que sea de la mayor utilidad para Colombia.
Entonces rogaría revisar ese concepto. Más
que una internacionalización hay hoy un rechazo,
un creciente rechazo que bastante nos ayuda.
Tuvo raíces ideológicas, no lo discuto
doctor Eduardo, más aún, le agregaría
esto: era yo estudiante de la universidad pública,
a principios de los años 70’s en Medellín,
veíamos en un extremo una guerrilla ideológica
y en otro extremo el narcotráfico, simplemente
mercenario. Lo que no alcanzamos a anticipar es que 30,
40 años después fueran a estar juntos.
¡Increíble lo que le ha tocado ver a mi
generación! Yo no creí. A nosotros nos
dividían allá a ver quiénes se afiliaban
a la línea de Cuba o a la línea Moscú o
la línea Pekín. Ahora que fui a la Universidad
de Pekín me sorprendió, dije mire, la vida
es un prodigio: recibir yo, que era una especie de voz
disidente en ese movimiento estudiantil, y que enfrentaba
las tendencias mayoritarias con toda convicción,
recibir un Honoris Causa en la universidad de Pekín.
Es bien importante el tema, eso
nos desviaría
a ver el tema evolutivo de las sociedades. Con José Obdulio
Gaviria (asesor presidencial) veíamos que allá no
se murió el comunismo por otra razón, no
se murió el esquema. Mientras en otras partes
mantuvieron ese dogmatismo sobre la lucha violenta de
clases y la instauración de la dictadura del proletariado,
allí se valieron de las tesis evolucionistas de
Mao Tse Tung: detrás de cada contradicción
hay que resolver otra. Mao Tse Tung no vio un horizonte
finito, sino infinito. Decía: no sabremos cuándo
se van a agotar las contradicciones. Los otros teóricos
del marxismo sí lo veían. Y venían
un horizonte finito donde íbamos a llegar a la
plenitud de la dicha, una vez se eliminara la sociedad
de clases y se instaurara totalmente el comunismo.
Y Deng Xiao Ping, con un gran
pragmatismo, dijo: ‘no,
mire, nosotros no podemos tener aquí un socialismo
pobre sino de ricos, hay que hacer compatible la economía
de mercado con nuestra economía planificada y
hay que abrir esto a la inversión extranjera’.
Esos procesos evolucionistas
se han dado en Colombia pero al revés. Aquí, este proceso de unas
guerrillas con unas bases ideológicas –que
no se puede desconocer las tuvieron-, cedió para
abandonar totalmente la ideología, -le queda muy
poquito- y para evolucionar hacia el enriquecimiento
a través de la droga y hacia el mercenarismo,
prolongado -por supuesto, eso no se lo discuto-, de baja
intensidad.
Le voy a proponer una discusión, doctor Eduardo:
yo no creo que se pueda seguir midiendo el tema de homicidios
en Colombia, diciendo que el 15 por ciento lo cometen
estos grupos y el resto es por diferentes causas y por
diferentes actores. Estos grupos han sido asesinos directos
o indirectos. Las comunas de Medellín aprendieron
a matar y sus profesores fueron la guerrilla, el narcotráfico
y el último que entró en escena, el paramilitarismo.
La política de Seguridad Democrática,
las dificultades que tenemos, no nos pueden hacer desfallecer.
Esto lo vamos a ganar, que no quepa la menor duda. Por
eso acudo a estos foros, también animado con un
propósito. Unas dificultades de orden público
no son para darles el triunfo político a estos
delincuentes.
¡Aquí hay que persistir, perseverar, que
es lo que le ha faltado a Colombia! Y el Gobierno tiene
que dar ejemplo de compromiso para derrotarlos. Ellos
solamente van a negociar el día que sientan que
de verdad los podemos derrotar. Aunque lo disimulen.
Es posible que con otro Gobierno digan: ‘sí negociamos’,
porque ya sienten una debilidad proveniente del anterior
que los obliga a negociar, así digan que negocian
por simpatía con el nuevo.
En esto hay que poner mucho cuidado
en los delitos que se le imputan. Porque lo que usted
dice, algunos lo han
utilizado para subestimar la capacidad de daño
en la sociedad de estos grupos. Para decir: ‘no,
es que aquí hay tantos homicidios, pero estos
grupos solamente son responsables del 15 por ciento.
Mire, nosotros hemos visto, como
consecuencia de nuestra política de Seguridad Democrática, una
gran reducción del homicidio en Colombia. En el
año 2003, en relación con el 2002, el homicidio
se redujo en Colombia un 20 por ciento. En el 2004, en
relación con el 2003, se redujo un 14 por ciento.
Y este año se ha reducido, en relación
con el mismo periodo del año pasado, un 24 por
ciento.
En Bogotá, este año, por ejemplo, hemos
tenido cosas buenas y malas. Bogotá este año
lleva cero secuestro extorsivo. A mí ni me gusta
decirlo, porque eso parece un desafío, pero no
es casual. Entre el 2002 y el 2003 la reducción
del secuestro en Colombia fue del 27 por ciento. En el
2004 del 34 por ciento, en relación con el 2003.
Y en lo que va corrido de este año hay una nueva
reducción del secuestro del 60 por ciento.
Sin embargo, mientras en el consolidado
nacional el homicidio se ha disminuido un 24 por ciento,
Bogotá lleva
80, 85 homicidios más, en lo cual tenemos que
trabajar para revertir esa tendencia. Eso nos causa inmensa
angustia, que viene de una base más baja de Bogotá.
¿Y qué hemos visto? A medida que hemos
venido desarticulando jefes milicianos –aquí se
decía que no había milicias y era una ciudad
plagada de las milicias Antonio Nariño de la Farc–.
Y a medida que hemos venido encarcelando jefes de autodefensas,
uno de los factores que ha contribuido a este incremento
en algunas partes de Bogotá (el homicidio), es
que esos grupos hoy no tienen jefe y están en
un proceso de atomización. ¡Hay que combatirlos
hasta devolverle plenamente a la ciudad, la tranquilidad!
Y esos homicidios en Bogotá, las estadísticas
no los contabiliza como homicidios imputables a estos
grupos. Para hacer, muchachos, simple y claro: estos
grupos han sido, en unos casos, asesinos directos, y
en otros casos profesores del asesinato. Yo, de la edad
de ustedes, tengo el recuerdo de haber visto dos escuelas
de asesinato en mi ciudad, en Medellín: la escuela
de asesinato de la guerrilla y la escuela de asesinato
del narcotráfico y posteriormente apareció una
tercera, la de los paramilitares.
Dice el doctor Eduardo que el
país ha sufrido
de creciente degradación terrorista. Ahí hay
que considerar otro tema para ver si es terrorista o
no: miremos esta acción frente a la democracia
colombiana, porque, simplificando, estos grupos en muchos
momentos de sus proposiciones ideológicas, le
propusieron al país una serie de reivindicaciones
sociales y le propusieron al país una lucha contra
una democracia cerrada.
¿Qué pasó en materia social? Su
resultado fue todo lo contrario. Agudizaron profundamente
la pobreza, condujeron al país a grados de miseria
tremendos –que nos vamos a demorar en superar-.
Viendo la sociedad China, con
todas las dificultades del mundo a pesar de todos los
avances, diría
que Colombia, uno la puede ver en dos grandes grupos:
un 52 por ciento en qué aguda pobreza que hay
que reivindicar, y preguntémonos ¿quién
ha sido el culpable de ese 52 por ciento de pobreza?
El otro 48 por ciento. El otro 48 por ciento vive en
un modelo relativamente justo, presentable en cualquier
parte del mundo.
El empresariado colombiano paga
tasas de contribución
a la seguridad social más altas que en muchos
países de supuestos gobiernos de izquierda.
Las tasas contributivas de Colombia,
especialmente en los últimos años, son más altas
que en muchos países con gobiernos supuestamente
de izquierda.
Hay todos los elementos de juicio para decir: la pobreza
de un 52 por ciento, la culpa no la tiene el otro 48
por ciento. Ese 48 por ciento hace un gran esfuerzo en
lo fiscal y en lo social.
No es sino comparar un trabajador
de Bogotá del
sector informal, callejero, con un trabajador de salario
mínimo de una empresa organizada. El trabajador
del salario mínimo de una empresa organizada vive
con relativas y aceptables garantías frente al
informal, y tiene seguridad social y deriva dos veces
y medio lo que deriva el informal. Creo que en los últimos
lustros, en las últimas décadas, el factor
determinante para llegar a ese 52 por ciento de pobreza,
ha sido la acción del terrorismo.
Frente a la democracia. En América Latina hubo
muchas guerrillas –todos las conocemos-, conflictos
internos. Esas guerrillas lucharon contra dictaduras
militares o contra dictaduras civiles, contra regímenes
donde se concentraba en una persona o en un grupito el
poder militar, el poder político, el poder económico;
caso Somoza, etcétera, las dictaduras del Cono
Sur. Y eso le dio algún halo de legitimidad a
esas luchas, en Colombia no. En Colombia hay una democracia
en profundización.
DE LAS GARANTÍAS RETÓRICAS A LAS GARANTÍAS
EFECTIVAS
Miren el gobierno de la Seguridad
Democrática:
las elecciones del 2003 son bien importantes para analizarlas.
Candidatos de partidos de izquierda, supuestamente, de
partidos alternativos a los tradicionales, de partidos
que venían de antiguas guerrillas, tuvieron en
Colombia, por primera vez, garantías efectivas.
Siempre tenían garantías retóricas.
Es bien importante el examen de esta aseveración
y quisiera que los profesores universitarios la vieran
y la examinaran.
En las elecciones del 2003, con
la Seguridad Democrática,
el país empezó a hacer el tránsito
de las garantías políticas retóricas
a las garantías efectivas. Antes había
las mismas garantías retóricas, pero los
mataban.
A este Gobierno no se le puede
atribuir, como excusa para no creer en la democracia,
lo que pasó con
la UP (Unión Patriótica). Me he propuesto
la tarea de que la Fuerza Pública sienta que no
es la Fuerza Pública de Uribe sino de la Constitución,
para proteger por igual a los colombianos, sean mis críticos
o mis seguidores.
Creo que los congresistas de
oposición nunca
habían tenido un discurso más radical que
el que han tenido contra este Gobierno y ¡nunca!
habían tenido una protección más
efectiva que la que han tenido frente a este Gobierno.
Muchos de los intelectuales que han combatido, acremente,
mi carrera política, han regresado al país.
Paradojas de la vida. En el Gobierno según el
cual, según ellos, deberían estar desterrados,
ha sido el Gobierno que les ha posibilitado regresar
al país.
El referendo del 2003: tuvieron
más espacios
televisivos opositores y abstencionistas que el Gobierno.
No tuvo un solo punto populista. Ahí estamos bregando
a enmendar en el Congreso es problema de pensiones tan
grave.
El Gobierno no pudo sino ganar
uno de los puntos del referendo. ¿Ustedes se imaginan qué hubiera
pasado donde el Gobierno los hubiera ganado todos y le
hubieran imputado al Gobierno los vicios que el Gobierno
le imputó al Consejo Electoral? Es que el Consejo
Electoral desconoció ésto. El Consejo Electoral,
para definir el censo electoral, sumó cédulas
de quienes no podían votar: de 38 mil militares,
de 500 mil muertos.
¿Qué hizo el Gobierno?: lo reclamó en
público y en privado. El Consejo Electoral no
desconoció esos hechos, dijo que no podía
cambiar las reglas de juego para enterrar el referendo.
Y las reglas de juego nos las dejaron conocer a las 9
de la noche del viernes anterior al referendo.
¿Violó este Gobierno las instituciones?:
no, las respetó a pesar de sus equivocaciones.
Pero eso hay que reivindicarlo como algo demostrativo
de la profundización de la democracia en el Gobierno
de la Seguridad Democrática.
Entonces, ¿cuál es mi tesis allí?
Mi tesis es la siguiente: quienes quieren legitimarse
como actores de un conflicto armado, tuvieron en algún
momento una orientación ideológica en procura
de reivindicaciones sociales. El resultado de su acción
violenta ha sido lo peor, ha sido lo contrario, ha sido
causa determinante de la profundización de la
miseria y de la inequidad. Hablaron en nombre de la apertura
democrática y han sido los verdugos de la democracia.
Recuerdo, antes de la aprobación en Colombia
de la elección popular de alcaldes, que la Farc
hacía llegar a las universidades, a los directorios
políticos, a las curules del Congreso, a muchas
partes, unos comunicados justificando su lucha armada
porque en Colombia no había elección popular
de alcaldes. Y el país la aprobó. Y años
después, en la Constitución del 91 aprobó la
elección popular de gobernadores y aprobó una
gran cantidad de mecanismos de democracia directa, de
democracia de participación. Un buen equilibrio
entre democracia representativa y participativa.
¿Qué hicieron estos grupos, cuál
fue su respuesta?: matar alcaldes, coaccionar alcaldes.
Los alcaldes del Cauca, si no hacían lo que la
Farc les ordenaban, los mataban.
Esta lucha del Cauca no es un
reverdecer de la Farc, sino que la Fuerza Pública ha empezado a entrar
allí. La Fuerza Pública ha hecho presencia
en 16 municipios donde no había presencia, y estos
señores se sentían allí, intocables,
invulnerables.
Cuando este Gobierno llegó, casi 400 alcaldes
no podían despachar en sus municipios. Recuerdo
que al amanecer del 8 de agosto de 2002, al día
siguiente de mi posesión, llegué a Valledupar
antes de las 6 de la mañana. ¿Qué encontré allí?
Un colectivo secuestrado, una economía quebrada,
una agricultura sin posibilidades de sembrar una mata,
unas carreteras totalmente bloqueadas por estos grupos.
Y compartidos: en un pedacito los paramilitares, en otro
pedacito la guerrilla.
¿Qué fue lo primero que hicimos? Empezar
a destaponar esas carreteras, devolverles a los colombianos
la posibilidad de viajar por ellas. Ese es un factor
importantísimo de la integración de Nación,
del concepto de Nación, del sentido de pertenencia
de cada uno al colectivo, un factor importantísimo
para la economía.
Y por la tarde volé a Florencia, encontré todos
los alcaldes del Caquetá guardados en Florencia,
porque la guerrilla nos los dejaba actuar en sus municipios.
Hoy, si me equivoco, no me equivoco en más de
uno, dos casos, todos los alcaldes de Colombia, del más
diverso origen político, con la protección
del Estado, están actuando en sus municipios,
y les hemos respetado su campo.
Si hay algo bien importante en
esta democracia es cómo
hemos manejado la gobernabilidad con gobernantes popularmente
elegidos, con ideas contrarias al Gobierno. Se ha manejado
con total respeto, con total espíritu de cooperación.
Algún día le voy a decir al señor
Alcalde de Bogotá que cuente cómo le ha
ido con el Gobierno Nacional en todos los temas que me
ha planteado. No hemos tenido sino respeto, prudencia,
espíritu de cooperación.
Ese esfuercito de todos los fines
de semanas en los Consejos Comunales de Gobierno, entre
las muchas cosas
que busca, busca legitimar esta democracia. Integrar
al gobernante nacional con el gobernante local, a la
comunidad con todos los niveles de Gobierno. Construir
gobernabilidad democrática.
Cuando hay ese proceso democrático, la acción
armada contra él es terrorismo. Me he puesto a
investigar y me gustaría que los investigadores
aquí presentes profundizaran ese tema, uno en
la vida política no puede ser el mejor investigador.
Pero me he preguntado muchas veces: ¿por qué los
ingleses no le dieron el estatus de actores legítimos
de un conflicto a los señores del IRA (por
sus siglas en inglés, Ejército Republicano
Irlandés)? ¿Por qué los españoles
no se lo han dado a los señores de la ETA (grupo
separatista vasco, que quiere decir Patria Vasca y Libertad)?
Entre muchas explicaciones he
encontrado la siguiente: las democracias europeas definen
como terrorismo el uso
o la mera amenaza de uso de fuerza por razones económicas,
ideológicas, religiosas, políticas. Y me
pregunto: ¿y por qué? Porque ellos son
orgullosos de su democracia y dicen: ‘si tenemos
una democracia que superó regímenes fascistas,
limitaciones, toda suerte de restricciones, una democracia
pura y profunda, no debemos legitimar a quienes atenten
por la vía armada contra esa democracia’.
Por eso he dicho: en Colombia
hay un problema social muy grave que tenemos que resolver,
pero la acción
de los violentos no la podemos enmarcar ni definir como
una acción dentro de un conflicto armado interno.
Es una amenaza terrorista contra un Estado que está profundizando
la democracia pluralista.
No creo que haya que aceptarles
todas las vías. ¡Que
se ganen una alcaldía a votos! Y ¡que el
Estado no deje que se repita lo de la UP!, que ha sido
una constante en mi Gobierno.
He dicho en todas partes, en
privado y en público,
a la Policía y al Ejército: hay que cuidar
por igual a Juan Hurtado, representante de Risaralda,
el más entusiasta defensor de mis ideas, o al
doctor Wilson Borja, el más duro crítico
de mis ideas. Y eso se ha visto no solo en la teoría
y en mi discurso sino en la práctica.
¡Yo cuidé, con toda la dedicación
personal, los diputados de la UP, siendo gobernador de
Antioquia! Los mataban en todo el país y allá no
los mataron. Recuerdo que alguna vez me acusaron en Europa
de que había asesinado a los sindicalistas, los
trabajadores de la gobernación de Antioquia. Todos
esos libros que han producido allá para deformar
la realidad colombiana. Y me estaban esperando con esa
acusación en un Foro en la Universidad de Londres
y allá están todos vivos. Si ustedes no
creen que yo soy un hombre de bien, por lo menos entonces
vayan a preguntar si las víctimas existen como
víctimas o como seres gozando plenamente sus libertades.
Este no es un cuento que me he
inventado ahora. Yo he sido partidario de una acción fuerte para que
las nuevas generaciones puedan vivir tranquilas en este
país y dejar de seguir consintiendo a estos bandidos,
pero al mismo tiempo soy tan convencido de esa acción
de seguridad y de autoridad como de la necesidad de profundizar
la democracia. Y cuando eso se ve en la práctica,
doctor Eduardo y doctora Socorro, el atentado contra
la democracia no tiene sino un calificativo, que es terrorismo.
Doctora Socorro, yo no he inscrito
esta lucha en las dinámicas internacionales de lucha contra el terrorismo.
Ayer me entregaron en España –de paso, de
regreso- un libro, voy a ver en qué momento lo
leo, que iguala a la Farc con Al Queda y otros grupos,
que se acaba de publicar. He tenido el buen cuidado de
pedir toda la cooperación internacional, de llamar
la atención sobre los riesgos para nuestros vecinos,
pero no he inscrito esta lucha nuestra en las corrientes
internacionales de lucha contra el terrorismo.
A mí no me avergüenzan las cosas de las
que estoy convencido. Yo soy un pecador que no avergüenza
darme la bendición. A mí no me avergüenza
decir que debemos tener una alianza con los Estados Unidos
y profundizarla. A mí no me avergüenza defender
el esquema social de economía privada.
En el discurso político colombiano ha habido
mucha hipocresía sobre esos temas, pero mire cómo
hemos sido de cuidadosos: antes que empezar la negociación
del TLC con los Estados Unidos, hicimos la negociación
Can–Mercosur, y más que una señal
de comercio eso fue una señal política
de nuestra apertura hacia todos los países.
Yo no he tenido inconveniente
en pedirle al Presidente Castro, en privado y en público,
que me ayude frente al Eln. Y la actitud del Eln frente
a Cuba y de
la Farc frente a Cuba, demuestra que ellos hoy tienen
no apoyo internacional, sino rechazo.
Ese es un punto bien importante.
Yo no tuve inconveniente en pedirle al Presidente Castro
que me ayudara a superar
el reciente impasse con la hermana República de
Venezuela.
Yo creo que no hay un solo elemento
de juicio para probar la afirmación de que ‘Uribe ha insertado
la lucha contra los terroristas colombianos en las luchas
universales contra el terrorismo’. ¡Porque
yo soy cuidadoso! Si bien hemos tenido aquí unos
problemas judiciales con gentes aparentemente vinculadas
a otros grupos terroristas internacionales, hay que tener
muy presente lo que aconsejaba Lincoln: “Yo no
voy a poner a mi Patria a luchar contra todo el terrorismo”,
primero tenemos que poder con los de aquí. O sea
que en eso hemos tenido todos los cuidados, doctora Socorro.
“La droga no agota la dinámica de estos
grupos”. Doctora Socorro, yo creo que hoy sí.
Si no tuvieran la financiación de la droga, hace
mucho rato habrían negociado porque se les habría
debilitado lo suficiente, como para que entendieran la
necesidad de la negociación.
Sobre todo que cualquiera que
quiera discrepar en Colombia hoy tiene todas las alternativas
democráticas.
Cuando yo hablaba de esas cinco características
para medir una democracia me refería a la de las
libertades públicas. ¿Puede decirse que
este Gobierno ha censurado una sola cátedra? ¿Puede
decirse que este Gobierno ha afectado la investigación
en la universidad pública? ¿Puede decirse
que este Gobierno ha maltratado un solo medio de comunicación?
He llegado hasta a tener el buen
cuidado de no decirle a las empresas estatales que
le quiten patrocinio a noticieros
de oposición. Cuando así se procede, se
gana toda legitimidad para decir: frente a una democracia
profunda, que todos los días quiere ser una democracia
más viva, no se puede aceptar legitimidad en la
lucha armada contra ella. Lo único que hay que
hacer es señalarlos de terroristas. Y quitarles
ese calificativo cuando tengan un gesto de buena fe y
faciliten un proceso de paz.
¿Amenaza regional? Claro, claro, mire, algunos
de nuestros vecinos ¿por qué nos imponen
visas? Porque los que van allá a secuestrar son
los nuestros, y no es la gente de bien de Colombia, sino
los de estos grupos.
Los sacamos de un departamento
de Colombia y nos ha tocado ver lo siguiente: mientras
en ese departamento
en algún momento hay cero secuestros, en el estado
del país vecino, por esos mismos grupos, hay 50
secuestrados.
Todos le dicen a uno: mire es
que les tenemos que imponer visas para que no se vengan
esos grupos de Colombia que
tanto daño nos hacen aquí. Yo les digo:
hombre, por Dios, ellos son los que llegan sin visa,
la restricción de la visa no afecta sino a la
gente bien, pero la utilizan como pretexto.
Claro que es una amenaza a la
seguridad regional, claro que es una amenaza amazónica. Es que estos grupos
destruyeron un millón 700 mil hectáreas
de selva tropical en Colombia para sembrar droga. Colombia
tiene 118 parques naturales y la gran amenaza de esos
parques es la tala de su bosque para sembrar droga.
¿Cómo no va a ser una amenaza amazónica?
Claro que la es. En el Ecuador ya tienen cinco o siete
mil hectáreas de droga, ahí cerca de la
frontera. En un decir amén, en un descuidito,
les pasa lo de Colombia.
Aquí se decía no, nos preocupemos por
el consumo, que la población colombiana no es
consumidora. Hoy tenemos el problema de más de
un millón de consumidores. No nos preocupemos
por la siembra, que aquí hay tráfico, pero
aquí no hay siembra. Llegamos a tener 170 mil
hectáreas, todavía tenemos el problema
de 86 mil hectáreas de droga. Eso les puede pasar
a los vecinos.
¿Cómo no nos vamos a preocupar si esa
unidad amazónica la afectan o con la tala de bosques
o con la contaminación de los ríos? Pregúntenle
a los campesinos más viejos del Putumayo y a los
que están allá del lado de los otros países, ¿qué les
ha tocado en su ciclo vital? Encontraron una Amazonía
virgen, y con la llegada de todos estos grupos y la droga,
han visto la contaminación de los ríos,
la desaparición de especies de fauna, de especies
de flora. Cómo se ha acabado la diversidad de
los peces.
¿Cómo no va a ser un factor de preocupación?
Ahora, eso no puede ser objeto de la proposición
de una contradicción entre la comunidad amazónica
y los Estados Unidos, de ninguna manera. Es que el tema
ecológico no se puede proponer en esos términos.
El tema ecológico nos interesa a todos.
El tratado que estamos negociando
con los Estados Unidos es el primer tratado de comercio
donde un país,
en este caso Colombia, propone unas salvaguardias en
temas ambientales para la utilización de esas
materias primas.
Nosotros no le hemos pasado a
los vecinos la responsabilidad de la Seguridad Democrática. Nosotros la ejercemos,
lo que pasa es que si entre todos no nos colaboramos,
hoy por mi mañana por ellos, hoy por nosotros
mañana por ellos. Ellos han sentido lo que es
la presencia de estos grupos allá.
Dinámica bilateral, no diálogo regional.
Ya le decía, nosotros tenemos una alianza con
los Estados Unidos, le pido a este país que la
mantenga y la profundice, y abiertamente, abiertamente,
no podemos tener hipocresía en el discurso. ¿Ustedes
creen que yo puedo decir un discurso aquí y otro
en la Universidad Nacional? ¿O decirle mañana
a la señora Rice al oído: ayúdenos,
apóyenos, qué bueno, y aquí venir
a renegar de los Estados Unidos? Hay que tener consistencia,
decir lo mismo en toda parte. A mí me parece útil
esa alianza con los Estados Unidos, como la estoy buscando
con China.
¿Usted sabe qué le dije al Gobierno chino
y que día en la Universidad de Pekín? Nosotros
nos sentimos muy orgullosos con esta alianza con los
Estados Unidos, y qué bueno poder decir que estamos
muy orgullosos de una eventual alianza con ustedes. Eso
tiene una expresión democrática importantísima.
Es la búsqueda de este país de la alianza
con todos los pueblos del mundo. Aquí estamos
en una alianza, pero en una alianza democrática,
grande. Y por eso abónenme ese pasito, de que
antes de habernos embarcado en el TLC, negociamos el
tratado de la Comunidad Andina con Mercosur.
Pero debe haber aquí muchas inquietudes, cuestionamientos,
preguntas y les he tomado mucho tiempo. Entonces si hay
espacio de unas preguntas de los panelistas, objeciones
o de quienes están en el público.
PREGUNTA: ¿Cuáles son los réditos
que espera usted, como Presidente, conductor de la política
de Seguridad Democrática, de utilizar el término
de “terroristas” para referirse a la guerrilla,
réditos con miras a la pacificación del
país?
PRESIDENTE URIBE: Primero, para
hacer una proposición
hay que tener una causa justa. ¿Cuál es
la justeza de nuestra causa? Nuestra devoción
por la democracia.
¿Entonces qué rédito? Cuando uno
puede decir: hay una democracia operante y hay una acción
armada destructora, la comunidad internacional tiene
que poner ambos elementos en la balanza.
Creo que es más fácil para la comunidad
internacional apoyarnos, cuando ven que nuestra democracia
es defensable. Y apoyarnos, o por lo menos negarse, a
seguir dándole acogida al discurso del otro lado,
cuando ven que aquí, a partir de una democracia
operante, se les señala de terroristas. Y cuando
advierten además que eso no obstaculiza que cuando
haya un cese de hostilidades, se pueda negociar.
PREGUNTA: Hablando
sobre el control que debe tener usted como cabeza de
las Fuerzas Militares,
y sobre lo que
ha sucedido con el Plan Patriota, que se ve un retén
militar y un retén la guerrilla, quisiera saber
cómo ve usted el control que tiene sobre las Fuerzas
Militares, debido a los problemas geográficos
colombianos.
PRESIDENTE URIBE: Los problemas
geográficos colombianos
son inmensos. El país tiene todavía, por
fortuna, 578 mil kilómetros de selva. Déjeme
hacer una desviación que es importante: ¿sabe
cuál es una de las preguntas que hace la comunidad
internacional? ¿Por qué si toda esa geografía
suramericana tiene cobre, níquel en grandes cantidades,
Colombia no? El terrorismo no lo ha dejado buscar.
¿Por qué si Ecuador produce 600 mil barriles
diarios de petróleo y Venezuela tres millones
y Colombia está en la mitad, por qué no
hay petróleo en Colombia? Porque el 87 por ciento
del territorio no se ha explorado. ¿Y qué pasó?
Aquí no quiso venir la gente a explorar petróleo
por miedo al terrorismo.
Control sobre las Fuerzas Militares:
el Presidente de la República tiene que asumir el liderazgo. Yo
procuro ejercerlo todos los días. A toda hora,
mujer, con total devoción.
Ese es un elemento importante.
Yo trato, con mi conducta, con mi devoción, con mi dedicación al tema,
que los policías me sientan otro policía
y los soldados otro soldado.
Lo que pasa es que esto no es
fácil ni produce
milagros de la noche a la mañana. Y tenemos dificultades.
Pero, mira, una de las cosas
importantes es la siguiente: en la medida que vamos
avanzando en la selva, van a tener
más dificultades para alimentar el terrorismo
urbano.
Porque nada ganamos con perseguir
las milicias de Medellín,
si los grupos terroristas están intactos en la
selva. Simplemente, miliciano preso, miliciano remplazado.
He ahí una de las consecuencias importantes de
esa política. Nada ganamos con controlar unas
carreteras, si no controlamos la retaguardia.
Nosotros hemos propuesto en la
política de Seguridad
Democrática el concepto democrático –que
la distingue de la vieja doctrina de la seguridad nacional–,
el control territorial –que estamos haciendo en
el Cauca con muchas dificultades, porque allá tenían
ellos posiciones, hoy no tienen, allá tienen que
estar hoy permanentemente movilizándose de una
parte a otra–, el aislamiento y el desabastecimiento,
la confianza ciudadana.
Y por otro lado hemos propuesto,
en la táctica,
afectarles las áreas campamentarias, los corredores
de movilidad y la retaguardia. Y en esta última,
la selva ha sido un papel muy importante. Una retaguardia
muy importante para ellos.
PREGUNTA: Una
pregunta relacionada con el Protocolo II de Ginebra: ¿qué sucede si, con estos
grupos terroristas, declaramos una amenaza terrorista
con ese Protocolo para nuestro país?
PRESIDENTE URIBE: No lo han cumplido.
Tú los
puedes declarar hijos de la congregación mariana
y no te cumples esos protocolos. Entonces aquí lo
importante es que nuestra política sea eficaz
y transparente. La de ellos no ha sido transparente,
llevan embolatando con cuentos al país 40 años
de que van a cumplir con el derecho humanitario y no
lo han cumplido.
Lo importante es que nuestra
política sea definida
con una total voluntad política, agresiva y al
mismo tiempo transparente. A mí me preocupa más
la transparencia de nuestra Fuerza Pública, que
la ilusión de que ellos cumplan con los tratados
humanitarios.
PREGUNTA: ¿En su Gobierno qué papel cumplen
los jóvenes en la reconstrucción del país,
primero que todo?
PRESIDENTE URIBE: La verdad es
que lo primero que uno quisiera es que la generación de ustedes pueda
vivir feliz en Colombia. Que no le toque lo de la generación
nuestra, Eduardo o Socorro. ¿Ustedes recuerdan
algún día que hayamos podido vivir en plena
paz en nuestra generación? Nunca. Yo no quiera
eso para la generación de ustedes.
Lo segundo: el interés del Gobierno es darles
instrumentos. Por eso la política de la Revolución
Educativa que, a pesar de todo lo que falta, ha avanzado
mucho en cobertura, en calidad –los exámenes
a los egresados, los concursos a los profesores, etcétera–,
en capacitación técnica con ese formidable
crecimiento del Sena. Estamos mirando a ver cómo
avanza mejor en investigación y en pertinencia.
PREGUNTA: Nosotros
en un grupo universitario tenemos un proyecto que ayudaría un poquito más
a la reconstrucción del país. Entonces
queremos discutir contigo este proyecto, obviamente no
acá, pero quisiera que nos dieras una audiencia.
PRESIDENTE URIBE: Con
el mayor gusto. Estúdienlo
con la doctora Jimena Garrido y hacemos lo siguiente:
yo abro un espaciecito en la oficina de la Presidencia
para recibirlos a ustedes, pero previamente miramos los
temas a ver quiénes del Gobierno me acompañan,
para que no tengamos que arrancar ese día desde
cero.
PREGUNTA: Quisiera
preguntarle cuál es su postura
ante los grupos paramilitares, porque constantemente
se está hablando del terrorismo, pero en cuanto
a las insurgencias como tal, y se están tratando
de negociar muchísimas cosas entre las partes
que están en el conflicto, pero mientras tanto
los paramilitares crecen y tienen ya los mismos ideales
que tienen las mismas insurgencias: se expanden y también
se están metiendo en problema y están cometiendo
un número de masacres mayor al de los grupos insurgentes.
PRESIDENTE URIBE: Crecen no,
crecían. Lo que
pasa es que el tema se mantenía relativamente
cubierto. Este Gobierno cataloga por igual de terroristas
a guerrilleros y a paramilitares. Y se les da las mismas
oportunidades. Hoy hay 12 mil reinsertados, hablando
en grandes cifras: la mitad de guerrillas y la mitad
de paramilitares. Se le ha dado el mismo tratamiento.
La oferta para ambos es la misma:
a su acción
violenta, toda la contundencia de la autoridad del Estado.
A su intención de paz, generosidad del Estado.
Me voy a referir ahí a
la ley de justicia y paz y a los resultados militares
frente a los paramilitares.
No hay antecedente en Colombia
de un Gobierno, en épocas
de paramilitares, que pueda decir: en este gobierno se
ha dado de baja más de mil paramilitares y más
de siete mil han sido traídos a la cárcel.
De la Sierra Nevada, por ejemplo, hemos estado sacando
por igual paramilitares y guerrilla.
La ley de justicia y paz. Nosotros
hemos dicho que debe ser una ley universal para guerrilleros,
para paramilitares.
Que debe ser una ley en equilibro. Que debe ser una ley
creíble. El equilibrio tiene que ser un buen balance
entre paz y justicia. En nombre de la paz no se puede
llegar a la impunidad y en nombre de la justicia no se
puede llegar al sometimiento. Esa ley no es de impunidad,
ni es de sometimiento.
No es de impunidad: tiene unas
obligaciones muy precisas de reparación. No permite la amnistía ni
el indulto para los responsables de delitos atroces.
Exige un mínimo de cárcel para ellos.
No es de sometimiento: tiene beneficios a quienes se
sometan a ella, a diferencia de las leyes de sometimiento.
Es una ley para procesos de paz.
Es la primera vez en la historia
de Colombia que en un proceso de paz, la preocupación va más
allá de la reconciliación y la desmovilización.
Aquí la preocupación ha sido por la justicia
y por la reparación.
Y es muy importante pensar en
este tema no sólo
frente a la coyuntura actual sino alguna coyuntura que
se dé en el futuro. Porque lo que me preocupa
a mí es que algunos, que son muy duros frente
a los paramilitares, cuando se trata de procesos de paz
con las guerrillas ahí sí son muy blandos.
Y hay que tratarlos por igual.
Yo no puedo aceptar hoy que sea diferente el delito
del guerrillero al delito
del paramilitar. Los dos están atentando contra
la democracia. Perturban su funcionamiento. No es posible
distinguir entre el dolor que se la causa a una familia
por una acción violenta de los paramilitares,
o el dolor que se le causa a una familia por una acción
violenta de la guerrilla. El objetivo debe ser una Colombia
sin guerrilla, sin paramilitares y sin narcotráfico.
PREGUNTA: Usted
dice que es un Gobierno abierto al diálogo,
a las posibilidades de negociación. Pero quiero
saber cómo un Gobierno que todos los días
sale en los medios de comunicación a tildar a
estos grupos de terroristas, de bandoleros, puede llegar
en algún momento a negociar, cuando lo que propone
es un sometimiento y no realmente una negociación.
Generalmente cuando uno va a negociar con alguien trata
de bajar un poquitico más el discurso y tratar
de llegar a un acuerdo. Entonces me preguntó: ¿cómo
se puede llegar a un acuerdo y no a un sometimiento con
esas palabras en los medios de comunicación por
parte de todo el Gobierno?
PRESIDENTE URIBE: Si el Gobierno
se ablanda, terminamos sometidos, como vi a Colombia
40 años. En alguna
forma la postura que tengo, es la reacción a la
que vi que otros tenían. Y el punto de quiebre
es en el momento en que haya cese de hostilidades.
Yo me reuní con Felipe Torres, guerrillero del
ELN. Salió de la cárcel. Me reuní con él
en el Intercontinental de Medellín y eso después
salió a la luz pública. Le dije: Felipe, ¿el
ELN por qué no acepta lo que les hemos propuesto?
El cese de hostilidades y negociamos sin desarme y sin
desmovilización. Me dijo: porque nos matan. Le
dije: el Gobierno es combativo, pero transparentemente.
En un cese de hostilidades no habrá acciones ofensivas
contra ustedes.
Fui a México. Allí hubo unas preguntas
bastantes prefabricadas y además convenientes.
No sé quién las prefabricó, pero
me llegaron en público. Me dicen:
–¿Está en
firme su propuesta al ELN?
–Está en firme.
–Pero es que usted los
hace matar si ellos entran en cese de hostilidades.
–No. Yo soy combatiente,
pero no soy mansalvero.
–¿Habrá alguna garantía?
–Toda la que quiera.
–¿Podría ser el Gobierno de México
garante?
–Que lo sea.
Hemos hecho todos los esfuerzos
a través del
Gobierno de México. Nadie que me ha pedido ser
facilitador, le he negado que sea facilitador.
¿Pero qué me pasó con el ELN? Lo último
que dijeron es que aceptaban el cese de hostilidades,
pero no el cese del secuestro. Razón tienen las
cosas. ¿Usted se imagina que yo pueda ir a negociar
y los tipos secuestrando?
Con el cese de hostilidades el
Gobierno facilita la negociación con todo el
entusiasmo.
MODERADOR: Vamos a la extrema izquierda y volvemos al
centro.
PRESIDENTE URIBE: No siga haciendo
esas divisiones. Le recuerdo que hay gobierno supuestamente
de izquierda
de América Latina con peores modelos sociales
que los supuestamente de derecha. Y hay gobiernos supuestamente
de izquierda que no respetan las instituciones.
PREGUNTA: Mi pregunta
es acerca del tema ambiental: es válido afirmar que la fumigación con
glifosato afecta el normal desarrollo de la vida en el
campo. Ante esta situación, ¿la completa
erradicación manual no sería más
efectiva para apaciguar la banca de la guerra?
PRESIDENTE URIBE: Es muy difícil pensar en la
erradicación manual en un país que todavía
tiene 86 mil hectáreas. Conceptos científicos,
como algunos que transmitió la OEA la semana pasada,
indican que el glifosato no produce el daño que
se la ha atribuido. Pero estamos haciendo un gran esfuerzo
para incrementar la participación manual en la
erradicación.
Ayer tuvimos un fracaso porque
nos mataron a un policía
que estaba cuidando a un grupo de personas que erradican
manualmente en el Guaviare. Ahora: hay unas áreas
extensísimas donde es imposible la erradicación
manual.
Me gustaría que entrara a la página de
la OEA y buscara ese concepto sobre el glifosato que
se liberó la semana anterior.
PREGUNTA: ¿Cómo garantizar la reinserción
social que se viene dando a los desmovilizados?
PRESIDENTE URIBE: Es un tema
bien difícil. ¿Qué estamos
haciendo nosotros? Les estamos ayudando en vivienda,
les estamos ayudando con unos ingresos al mes, los estamos
proveyendo con asistencia sicológica, con trabajo
de grupo, con capacitación técnica. Vamos
a ver cómo podemos llegar a la fase de los procesos
económicos. Es un tema bien difícil. Si
hay algo difícil es reinsertar.
Una de las cosas que me da a
mí alguna tranquilidad
es que, al parecer, estos grupos ya han perdido su capacidad
de reclutar.
Ahora: con la reinserción hay que tener toda
la generosidad. Cuesta y es muy difícil. Tenemos
también, para evitar que vuelvan a la droga, 30
mil familias guardabosques. Se les paga por cuidar el
bosque, la recuperación del bosque, y por cuidar
una determinada área libre de droga.
PREGUNTA: ¿Qué piensa
la comunidad internacional sobre el Gobierno?
PRESIDENTE URIBE: Pues, hombre,
yo a muchos no les gusto. Aquí y afuera. Pero creo que todos los días
hay más apoyo a Colombia. Indudablemente.
Mire, cuando eligieron al presidente
Rodríguez
Zapatero, dijeron: se tragó la tierra a Uribe.
Con ese Gobierno de España, ya España no
lo va a apoyar. Ahí está firme apoyando
a Colombia en la lucha contra el terrorismo.
Cuando eligieron a Lula, decían lo mismo. Ahí nos
está apoyando en la lucha contra el terrorismo.
Decían: va a ganar Kerry, qué bueno, porque
pierde Bush y se queda Uribe sin apoyo. Los senadores
demócratas inicialmente nos mandaron unos cuestionamientos
y oiga cómo son las cosas de la vida cuando uno
procede de buena fe: después le dieron un gran
apoyo a Colombia. Y el último discurso del senador
Kerry sobre Latinoamérica fue una censura muy
dura a uno de nuestros vecinos.
Procediendo de buena fe, con
tenacidad, sin miedo: porque es que en Colombia no
se puede repetir el mal ejemplo
de algunos que han hecho política frente a unos
delincuentes por miedo y frente a otros delincuentes
por complicidad.
Muchas gracias a todos”.