PALABRAS DEL
PRESIDENTE URIBE EN LOS 60 AÑOS DE FENALCO ATLÁNTICO Barranquilla,
16 agos. (SNE).- Las
siguientes son las palabras del presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez,
durante la celebración de los 60 años de FENALCO – Atlántico:
“Quiero saludarlos muy afectuosamente a todos. Saludar
a FENALCO - Atlántico y a sus directivos nacionales, encabezados
por el doctor Guillermo Botero Nieto, por estos 60 años.
Sesenta años de servicios permanentes a la Patria.
Si algo le ha dado legitimidad a los
gremios de Colombia, como es el caso de FENALCO, es su preocupación permanente por
los grandes problemas nacionales. No se ve en FENALCO, una lucha
reducida a la gestión de los intereses de sus afiliados,
sino un esfuerzo mayor por los superiores intereses de la Patria.
Eso merece el aplauso de los colombianos,
que ustedes lo sienten a diario y que ha sido tonificado en
la celebración de
estos 60 años de la institución.
Agradezco las generosas palabras del doctor Visbal Galofre,
presidente de la Junta Directiva regional y del doctor Guillermo
Botero Nieto, presidente nacional de FENALCO.
Hay enormes dificultades, pero también
hay indicadores de que la Patria quiere mejorar, como lo mostrara
en las cifras
que acaba de atraer el doctor Botero Nieto.
La verdad, es que cualquier mejoría es insuficiente frente
a lo que necesita el país, pero de todas maneras esa mejoría,
debe entenderse como una positiva meta parcial que nos estimule
para que Colombia se vaya acercando a metas superiores de desarrollo,
de equidad, de firmeza y de permanencia en el rescate de la seguridad
para el bien de sus ciudadanos.
Estábamos mirando algunos temas del Atlántico
y de Barranquilla. Confió que con la vinculación
de profesores a través del sistema de concurso, con las
pruebas Saber, con la evaluación de los egresados, tenemos
que ir mejorando sustancialmente la educación en su aspecto
de cobertura y en su aspecto de calidad.
Hemos avanzado bastante en el Régimen Subsidiado de Salud.
En el Atlántico, en este Gobierno, hemos crecido en 317.912
afiliados y solamente en la ciudad de Barranquilla, en 220.479.
Pero no podemos estar tranquilos, necesitamos aproximarnos rápidamente
a un momento en el cual Colombia diga ‘que todos sus sectores
pobres están con plena cobertura al Régimen Subsidiado
de Salud’.
En este Gobierno hemos pasado de 10 millones a 15 millones de
afiliados, pero para darle subsidio total a los estratos uno
y dos, y subsidio parcial al estrato tres necesitamos llegar
a 22, 23 millones de afiliados.
Se está tramitando en el Senado de la República
una nueva ley, confiamos que esa ley nos de la fuerza suficiente
para que Colombia llegue rápidamente a esa plena cobertura
de los sectores pobres.
Este año, de todas maneras, vamos a expandir la afiliación
en otros 2 millones 500 mil cupos y confió que Barranquilla
y el Atlántico vuelvan a tener allí un crecimiento
proporcional importante como lo han tenido en los años
anteriores.
Hemos avanzado bastante en el Sena. En
el año 2002, el
Sena Atlántico le llegaba a 46.636 ciudadanos. Este año,
confió, que le llegue a más de 150 mil. El año
pasado le llegó a 132 mil.
Estamos trabajando ese programa de Jóvenes Rurales que
en la Patria, el año pasado le llegó a 107 mil,
este año vamos por lo menos a repetir la cifra y en el
Atlántico hay una buena participación.
Hemos crecido Bienestar Familiar. De
6 millones 900 mil usuarios a 9 millones 900 mil usuarios.
Ahora nos proponemos dar otros
dos pasos, prácticamente las licitaciones están
adjudicadas. Un paso, para que no sean 500 mil niñitos
menores de cinco años los beneficiarios del nuevo programa
de Desayunos Infantiles, sino un millón. Antes o por tarde
el primero de octubre, registraremos la circunstancia de que
ya hay un millón de niñitos menores de cinco años
recibiendo el desayuno por parte de Bienestar Familiar.
Eso hace parte de nuestro propósito
de que al final del Gobierno, Bienestar Familiar termine con
alrededor de 11 millones
de usuarios.
Hemos venido subsidiando 170 mil ancianos.
Aquí, en el
Atlántico, 7.497. En Barranquilla, 2.930. Pero, aspiramos
que en los próximos días –porque ya esta
adjudicada la licitación básica- sean 400 mil ancianos
los que le sumemos al programa. Quedaríamos con 170 mil
ancianos recibiendo un subsidio monetario y 400 mil ancianos
adicionales recibiendo una comida al día. Un subsidio
para 570 mil ancianos, es todavía insuficiente, pero es
un gran paso.
Esta licitación le ha adjudicado al departamento del
Atlántico 15.122 cupos en el subsidio a los ancianos.
En esta ciudad hemos venido avanzando
bastante en el tema de legalización de escrituras para poder avanzar más
velozmente en el tema de vivienda. Ha habido allí, una
alianza estratégica formidable entre el Ministerio de
Vivienda y la Alcaldía de Barranquilla, que tiene que
seguir produciendo resultados en esa materia.
Si alguna ciudad esta llamada a darle
un gran ejemplo a Colombia, en materia de microcrédito,
es Barranquilla. Ustedes saben que hemos pasado en este Gobierno
de una cartera para los microempresarios
de 735 mil millones, a una cartera que ya esta en 2 billones
y medio.
Dos millones de colombianos se han beneficiado
del microcrédito
y es uno de los temas que queremos mirar enseguida, con ustedes,
a ver donde se siguen presentando obstáculos para la adquisición
de créditos.
Vamos a llegar este año, con la ayuda de Dios, a 500
mil Familias en Acción. El domingo en Soacha, al sur de
Bogotá, hicimos el primer pago a las Familias en Acción
de aquella localidad.
El programa Familias en Acción es un programa que le
paga un subsidio a las familias más pobres, generalmente
en ciudades menores de 100 mil habitantes con tres excepciones:
El Pozón (Cartagena), Quibdó y Soacha para que
esas familias garanticen la asistencia escolar y la nutrición
de sus hijitos.
Confiamos terminar este año, pagándole a 500 mil
Familias en Acción. Eso nos cuesta más de 400 mil
millones al año, pero el país se tiene que preparar
para llegarle a un millón de Familias en Acción.
Ese es el gran soporte para la Revolución Educativa, que
a su vez es el camino para la igualdad de los colombianos.
En el Atlántico tenemos 7.082 Familias en Acción
y confiamos que el número aumente sustancialmente en los
meses que vienen.
Hemos llegado a 1 millón 345 mil campesinos en el programa
de Seguridad Alimentaria (Resa) y es grato el trabajo que hacemos
con la Gobernación del Atlántico en esta materia.
Hace pocos días, en el Consejo Comunitario en Barranquilla,
fue importante registrar tres pasos: primero, se suscribió el
Alcalde (Guillermo) Honisberg para la construcción del
Sistema de Transporte Masivo de la ciudad. Esta mañana,
me decía el señor Alcalde, que en octubre deben
adjudicar la primera licitación, que comprende un tramo
de 3.5 de kilómetros. El Gobierno Nacional financia el
70 por ciento. Esa obra esta llamada a darle calidad de vida
a los habitantes de la ciudad.
Firmamos ese día, con una intervención muy eficaz
de los parlamentarios, el convenio para hacer una obra que costará alrededor
de 45 mil millones de pesos para la habilitación de los
caños de aguas lluvias. Se va a ejecutar a través
de la Triple A. Ese dinero, esos 45 mil millones de pesos los
aporta el Gobierno Nacional y me confirmaba, esta mañana
el señor Alcalde, que ya la Triple A abrió la licitación
para seleccionar el administrador fiduciario que administrará esos
recursos.
Y también firmamos ese día un contrato que puede
ascender a 56 mil millones de pesos para construir las obras
de defensa del Puerto de Barranquilla. No basta con el mantenimiento
del canal de acceso, hay que evitar que el río siga su
desplazamiento hacia la margen derecha, en perjuicio de la profundidad
en el área portuaria de Barranquilla. Ya está suscrito
el contrato y los contratistas se están preparando para
la primera etapa que es, el arrume de material.
Hace pocos días se adjudicaron los tramos principales
de participación del Atlántico en el Plan 2.500.
Ese es un plan para pavimentar más de 3.160 kilómetros
de carretera, distribuido proporcionalmente en toda la Patria.
Los contratos están adjudicados, nos falta por adjudicar
unos contratos en el Valle del Cauca, unos contratos en el Tolima
y hay dos departamentos a los cuales se les descentralizó el
manejo de los contratos, que son Caldas y Cesar, que aspiro que
en los próximos días adjudiquen estos contratos
que tendrán el mismo porcentaje de financiación
de la Nación que en todas las secciones de la Patria.
Con los parlamentarios acordamos, en
la primera Reforma Tributaria de este Gobierno, darle un incentivo
a las empresas de servicios
públicos para que efectúen inversiones regionales.
Ese incentivo consiste en una deducción tributaria del
40 por ciento de esas inversiones. Pues bien, aquí lo
ha utilizado bien la Triple A.
Hemos visto un gran avance en la cobertura
en Soledad que ha pasado del 38 por ciento a cerca del 80 por
ciento. Un gran avance
en Sabanalarga, donde me decía el doctor Augusto, gobernador
encargado, que prácticamente el casco urbano está hoy
ya provisto del servicio de acueducto en un ciento por ciento.
Que el Atlántico –y esto es bueno tenerlo en cuenta
porque son cifras recientes, todavía no recogidas por
los estudiosos-, en el último tiempo ha incrementado el
número de usuarios de agua potable en 400 mil. Este es
un gran paso.
Con el señor Gobernador hemos acordado la reestructuración
de la red hospitalaria del Atlántico, con un aporte bien
importante del Gobierno Nacional, y esta mañana el doctor
Augusto me daba la buena noticia de que el Hospital Universitario,
nuevo, después de la reestructuración, ya se esta
reabriendo, que ya empieza la parte administrativa tomar formar
para dentro de algunas semanas empezar a prestarle servicios
al público.
La idea del Gobierno no ha sido cerrar
los hospitales del Estado, sino garantizar que sean sostenibles.
Nada ganamos con un hospital
con una convención colectiva de trabajo exorbitante, con
una nómina exagerada, con gran cantidad de salarios al
año, nada ganamos con enviarle un dinero porque lo aliviamos
por seis meses y a los seis meses recae en la enfermedad.
Por eso nos hemos propuesto lo que llamamos
la sostenibilidad de los hospitales públicos. Hemos hecho aportes del orden
800 mil millones de pesos, en todo el país, pero con la
exigencia de que estos hospitales se conviertan en hospitales
sostenibles. Todavía falta mucho, apenas hemos reformado
111 hospitales, pero con persistencia, llegará un momento
más temprano que tarde, cuando el país vea reformados
todos sus hospitales.
Hay mucho que hacer en Barranquilla y
en el Atlántico,
pero creo que con la comunidad, con sus alcaldes, con sus gremios,
con el Gobernador, con sus concejales, con sus diputados, con
sus congresistas, con sus medios de comunicación, hemos
venido creando conciencia de que hay que avanzar en todas estas
tareas para que estas tareas pasen de la promesa, de la predica
electoral, a la acción eficaz.
Que bueno que, dentro de pocos meses,
los barranquilleros puedan ver en plena ejecución las obras del Sistema de Transporte
Masivo. Además el Alcalde –y en eso no hay cooperación
del Gobierno Nacional, es una obra exclusivamente de ustedes
por la cual los felicito-, está emprendiendo una tarea
de obras de valorización como la doble calzada de la circunvalar,
qué bueno ver también eso en ejecución que
habrá de generar tanto empleo. Qué bueno ver en
ejecución el contrato de los caños a través
de la Triple A.
Qué bueno ver en ejecución ya, no solamente en
la fase de arrume de materiales, el contrato de las obras de
defensa del puerto. Qué bueno ver ya en servicio, el nuevo
Hospital Universitario. Y qué bueno ver en ejecución
los nuevos pavimentos del Atlántico.
Falta mucho, pero en la medida que la
ciudadanía vea
estas obras en ejecución, crece la confianza, que es lo
que necesitamos.
Antes de entrar al conversatorio déjenme
referir al tema del acuerdo humanitario, para hacer algunas
precisiones, para
todos mis compatriotas.
ACUERDO HUMANITARIO
Cuando era candidato a la Presidencia
dije, en esta ciudad, que para hacer un acuerdo humanitario
debía empezar un
nuevo proceso de paz con la Farc, a partir de un cese de hostilidades.
Esa tesis la sostuve en las primeras semanas de Gobierno.
Vinieron reuniones con el Presidente
Chirac de Francia, con Kofin Annan, Secretario General de las
Naciones Unidas y con
familiares de los secuestrados. Me pidieron que desvinculara
el acuerdo humanitario de la realización de un proceso
de paz. Y lo hice. Lo hice para atender el clamor de los familiares
que reflejaba –como ha reflejado a lo largo de estos años-
su dolor.
Dijimos: bueno, que se haga el acuerdo
humanitario sin condicionarlo a que empiece un proceso de paz,
sobre la base de que haya una
mediación de Naciones Unidas, que liberen a todos los
secuestrados, que no haya zona de despeje y que los guerrilleros
que lleguen a salir de la cárcel, se vayan a un país
como Francia, que los acoja allí y asuma la responsabilidad
de que ellos no regresen a delinquir.
Varias personalidades colombianas pidieron
ser facilitadores. A nadie se le ha negado la facilitación.
Algún día me dijeron los voceros de la Iglesia
Católica: ‘Presidente, hemos hablado con voceros
de la Farc, ellos no aceptan que los que salgan de la cárcel
se tengan que ir al extranjero’. Yo le dije a los voceros
de la Iglesia Católica: es un grave error, cuando hay
tantos soldados y policías de la Patria mutilados, haciendo
este esfuerzo heroico –el esfuerzo heroico que hoy ha reconocido
Fenalco- por devolverle a esta Patria la institucionalidad, que
los guerrilleros salgan de la cárcel para volver a delinquir. ¿Qué va
a pensar un soldado que está esperando que le instalen
una prótesis, porque perdió una pierna a manos
de una mina antipersona de la Farc?, ¿que él perdió su
pierna, que se ha expuesto al sacrifico y que el Gobierno liberó a
los guerrilleros para que regresen a delinquir?
Compatriotas, a este país no le basta con fortalecer
la Fuerza Pública. Más importante que la cantidad
de fusiles que ellos portan, es su estado de ánimo. Y
el estado de ánimo, que se ha recuperado en la Fuerza
Pública, no lo podemos afectar. Por eso esa decisión
es trascendental.
Le dije a la Iglesia Católica: por estas razones de solidaridad
con la Fuerza Pública, yo no puedo aceptar que quienes
salgan de la cárcel vuelvan a delinquir. Si no se quieren
ir al extranjero, busquemos otra alternativa.
Y conversando con la misma Iglesia Católica, en las siguientes
semanas surgió la alternativa de que escojan: irse al
extranjero o quedarse en el país en el programa de reinserción.
Programa donde hoy hay más de 17 mil colombianos, los
integrantes de las guerrillas que están en el programa
de reinserción pueden ascender hoy al 35 por ciento, el
65 por ciento de los mal llamados paramilitares. Y en las próximas
semanas creo que vamos a llegar a unos 20 mil reinsertados. Programa
que en medio de dificultades, funciona bien y todos los días
tenemos que mejorarlo. No es fácil manejar una población
de 20 mil reinsertados.
Entonces quedamos: salen de la cárcel, escogen irse al
extranjero o quedarse en el programa de reinserción, siempre
con el compromiso de no delinquir.
En diciembre del año pasado el Gobierno liberó de
la cárcel, unilateralmente, a unos integrantes de la Farc
y ellos se comprometieron a entrar en el programa de reinserción.
Empezamos a buscarle opciones a la tesis
exigida por el Gobierno de que haya zona de despeje. Entonces,
primero dijimos: que haya
una reunión en la Nunciatura, en Bogotá, o en la
sede de una Embajada en Bogotá. No se aceptó.
Después dijimos: en cualquier
iglesita rural de Colombia, en cualquier sitio rural de Colombia.
Tampoco fue aceptado.
Pedían la desmilitarización del Caquetá y
el Putumayo, ahora de Florida y Pradera en las goteras de Cali.
Hace unos días, los vallecaucanos, familiares de los
Diputados secuestrados, propusieron un sitiecito, en Caicedonia.
El Comisionado (para la paz, Luis Carlos Restrepo) me preguntó y
le dije: ¿eso no implica zona desmilitarizada, es un lugar
como una iglesia o como la Nunciatura, pero va a estar allá en
Aures, en Caicedonia? Acéptela. Y aceptamos esa propuesta
de los familiares.
Se sigue insistiendo en la zona de despeje,
ahora se dice que se necesita despejar por 30 días a
Florida y Pradera. El Gobierno no pude hacer eso.
Un país que se ha reencontrado con su Fuerza Pública,
que reclama la presencia de la Fuerza Pública en todos
los sitios del territorio y a toda hora, es un país que
no lo podemos maltratar con desmilitarizaciones.
Entonces, ¿nosotros vamos a sacrificar a nuestros soldados
y policías, que los asesinan, que los mutilan y enseguida
les vamos a decir: retírense de Florida y de Pradera,
que eso lo vamos a desmilitarizar para poder hacer este encuentro
con la Farc? No podemos.
No podemos por esa razón: por el respeto a nuestra Fuerza
Pública.
No podemos por una segunda razón:
por el respeto a ese consenso que se viene logrando en el alma
de los colombianos,
que es la presencia institucional en todos los sitios del territorio.
Y no podemos, por una tercera razón: porque, un momento
que nos retiremos de allí, es un momento en el cual dejamos
de cumplir nuestra responsabilidad de proveer con ese servicio,
esencial, que es la seguridad a favor de los ciudadanos de Florida
y de Pradera.
Esas son tres razones contundentes.
Antes de entrar a esta reunión tuve una larga conversación
telefónica con el Comisionado. Él me decía,
que entonces, si podía buscar una reunión con algún
representante de la Farc para definir las condiciones de seguridad
en el sitio de encuentro. Yo le dije: no tengo problema con eso.
Si quieren hacer la reunión en la iglesia de Florida
o en la iglesia de Pradera, que la hagan allá. En cualquier
sitiecito del país que escojan, sin zona desmilitarizada
y con la advertencia de que los guerrilleros que lleguen a salir
de la cárcel, el Gobierno acepta que salgan, siempre y
cuando se cumpla con las normas jurídicas y con el requisito
de que no regresen a delinquir.
Le dije: doctor Luis Carlos, busque esa
reunión con la
Farc, que escojan quién les da seguridad a los negociadores
de la Farc en el sitiecito que se selecciones –pensando
en la iglesia de Pradera, en la iglesia de Florida-, que definan
quién los lleva del lugar donde se encuentran a ese sitio –la
Cruz Roja Internacional o la entidad que ellos seleccionen-,
el Gobierno no se opone a eso.
Pero miren: la Farc se preocupa por su
seguridad, el Gobierno sí que se tiene que preocupar
por la seguridad de sus ciudadanos.
Cuando la Farc reclama condiciones de
seguridad, por eso el Gobierno dice: no desmilitarización, porque entonces abandonamos
la seguridad de los ciudadanos. ¿Quién quiere hoy,
una zona de despeje en un lugar que incluya su casa?, ¿alguien
la quiere? Eso hay que tenerlo en cuenta.
La verdad es que, venía esta mañana en el avión,
dándole vueltas al tema y les quiero decir algo, que lo
tengo que decir: los pueblos necesitan principios y los gobiernos
tienen que dar ejemplo en materia de principios.
¿Cuándo se violan los principios?:
cuando no hay firmeza en la defensa de los principios, no hay
puerto seguro
en la lucha de los pueblos en su porvenir.
Yo no puedo dar el mal ejemplo a los colombianos de violar los
principios. Yo no puedo violar los principios por halagos electorales,
no puedo violar los principios por temores electorales.
No puedo violar los principios por cultivar encuestas ni por
defender encuestas.
No puedo violar los principios porque me amenacen por llevarme
a la Corte Penal Internacional.
¡No se puede violar los principios,
compatriotas!
Tenemos que definir: ¿es un país serio, con un
Gobierno serio y adherido a los principios o nos ponemos de juguetones
con la Farc? Eso de haber sido juguetones fue lo que llevó a
Colombia a tantos años de violencia, que tanta dificultad
nos da para superarla.
Mientras nosotros no teníamos más
principio que complacer a los violentos, ellos avanzaban, en
perjuicio del
pueblo colombiano.
Reitero desde Barranquilla toda la decisión de buscar
el acuerdo humanitario –como se lo dije al Comisionado
esta mañana- pero sin violar los principios.
A favor del interés público hay que correr todos
los riesgos. Si nos ponemos a violar los principios, lo único
que vamos a lograr es, perder la Seguridad Democrática
y no conseguir el acuerdo humanitario.
Cuando hay principios y hay firmeza para defendernos, se compacta
y se acrecienta la unidad nacional.
Desde Barraquilla invito a los colombianos
a hacer una reflexión
profunda sobre este tema para que no haya afugias diferentes
a aquellas que nos lleven a mantener las decisiones fundamentales
para la defensa de los principios.
Quiero expresarle una felicitación muy sentida a quienes
han recibido el galardón esta mañana, a los comerciantes,
al representante de los tenderos, al docto Juan B., al vicepresidente
Gustavo Bell, director de El Heraldo, y a mis compañeros,
los soldados y policías de la Patria por este gran reconocimiento
del pueblo atlanticense que refleja el sentir nacional.
Soldados y policías de la Patria: el país los
quiere, el país no quiere el terrorismo, el país
quiere sus fuerzas Institucionales, aprovechemos este calorcito
del alma nacional, que se ha expresado bellamente esta mañana,
aquí en Barranquilla, para avanzar en una tarea, soldados
y policías de mi Patria. Una Patria sin guerrillas. Una
Patria sin los mal llamados paramilitares. Una Patria sin corrupción.
Una Patria con democracia, con solidaridad y con reivindicación
de los pobres. Ustedes son hoy, actores fundamentales.