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PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN ASAMBLEA DE ACCIÓN COMUNAL

Bogotá, 1 dic (SNE). Las siguientes son las palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez en la asamblea de la Confederación Nacional de Acción Comunal.

“Quiero dar a todos ustedes un saludo muy afectuoso. Si hay algún instrumento en esta Patria, indicado, bien concebido, para desarrollar el Estado Comunitario, es la Acción Comunal.

¿Cuál es nuestra concepción de Estado Comunitario? Un Estado que realmente sirva con sus recursos, con sus acciones, de la mejor manera posible a la comunidad. Un Estado en el cual haya toda responsabilidad, todo el compromiso. Un Estado en el cual haya toda la transparencia. Ese Estado requiere una altísima participación de la comunidad en la toma de las decisiones públicas, una altísima participación de la comunidad en la ejecución de las decisiones y una altísima participación de la comunidad en la vigilancia de cómo se ejecutan las tareas oficiales. Decisión, ejecución y vigilancia. Y eso garantiza que haya la posibilidad de responsabilizar políticamente a los culpables de que se fracase. Y eso garantiza que efectivamente la comunidad sea la beneficiaria de los procesos públicos.

Ese Estado Comunitario tiene en la Acción Comunal un gran elemento para su desarrollo, que nosotros tenemos que potenciar, para que no se siga dando en el país la sensación de una Acción Comunal decaída. Y en hora necesaria de la Patria, tenemos que convocar nuevamente la Acción Comunal.

La Patria necesita erradicar el terrorismo. El compromiso de ustedes es clave frente a esa tarea, como ha quedado hecho patente esta noche. La Patria necesita erradicar la droga, las Acciones Comunales reúnen las mejores costumbres nacionales. La Patria necesita erradicar la corrupción, ustedes han sido unos luchadores por la transparencia. Y la Patria necesita reivindicar a los pobres, ustedes han estado en ese como un compromiso fundamental.

Y eso exige que Colombia vaya ubicando sus acciones públicas en procura de tres elementos llamados a dar una gran credibilidad en lo nacional, una gran confianza en lo nacional y, por supuesto, también en lo internacional.

Lo primero que necesita un país hoy es confianza: confianza de los inversionistas para invertir en él, confianza de los trabajadores para poder trabajar en él, confianza de los jóvenes para vivir en él, confianza de toda la comunidad para desplegar todas sus actividades en ese país.

Y para construir esa confianza dentro de fronteras y allende fronteras, requerimos consolidar la Seguridad Democrática. Requerimos, apreciados amigos comunales, construir cohesión social. Y requerimos la transparencia.

Este Gobierno denominó, desde un principio, democrática la política de seguridad por varias razones. Por la necesidad de crear un contraste con lo que fueron otros proyectos de seguridad en el continente, que se utilizaron para consolidar dictaduras, para perseguir a los disidentes, para ultrajar las libertades públicas, para violentar los derechos humanos. Proyectos de seguridad que se utilizaron simplemente para enseñorear intereses ilegítimos.

La nuestra es democrática porque es para todo lo contrario, es para garantizar las libertades, es para proteger a por igual a los voceros políticos que están de acuerdo con el Gobierno y a los voceros de la oposición, es para proteger por igual al campesino que al empresario agrícola, es para proteger por igual al líder gremial que al líder sindical. Por eso la nuestra es democrática.

En el tema de la construcción de cohesión social, tenemos que trabajar para cumplir rápidamente las Metas del Milenio e ir más allá. En las últimas semanas hemos consolidado en cinco departamentos colombianos la llegada a la cobertura universal en subsidio de salud: el Huila, el segundo fue el Cesar, el tercero Antioquia, Arauca y el Casanare.

El Congreso de la República ya aprobó en el Senado una ley que hace su curso en la Cámara, para que en el horizonte de dos años Colombia pueda tener plena cobertura de los estratos 1, 2 y 3 en todo el territorio nacional.

Cuando empezó el Gobierno, 10 millones y medio de colombianos tenían acceso al régimen subsidiado de salud. Este año terminamos con 18 millones. Pero los estratos 1,2 y 3 de nuestra Patria suman 26 millones de ciudadanos. De ellos suponemos que hay 4 millones en el régimen contributivo. Entonces el régimen subsidiado debe amparar 22 millones. Terminado el año 2005 con 18 millones de colombianos carnetizados, es urgente que el país extienda la cobertura a esos 4 restantes.

Pero en estos procesos sociales donde hay tanta pobreza, ninguna meta puede ser satisfactoria ni puede consumar un proceso. Es apenas un escalón para avanzar hacia el siguiente. Y el siguiente en esa materia tiene que ser una lucha por la calidad y por la eficacia en la prestación de los servicios públicos de salud. Tiene que ser una lucha para que finalmente el Plan Obligatorio en el régimen subsidiado se ponga a la par con el Plan Obligatorio del régimen contributivo.

Es posible cumplir las metas sociales del Milenio. Por ejemplo, en educación ya estamos en un 91 por ciento en educación básica. Tenemos que llegar al ciento por ciento y mejorar sustancialmente la calidad, la capacitación de los profesores, las condiciones de infraestructura.

La construcción de cohesión social, medida no al impulso emotivo de los discursos sino examinado el país a la luz de las Metas del Milenio, es un factor esencial para la credibilidad de los colombianos en Colombia y de la comunidad internacional en nuestra Patria.

Y el tercer elemento es la derrota de la corrupción, sin la cual no hay recursos que alcancen, sin la cual no hay confianza que se construya, sin la cual no hay ciudadanía que se consolide. En esos tres incide de manera muy determinante la Acción Comunal.

Y hemos querido enmarcar este esfuerzo en lo que constituye la caracterización de una democracia moderna. Creo, apreciados amigos comunales, que están obsoletos los debates para tratar de ubicar a la gente a la izquierda o a la derecha en el espectro de la política. Tenían alguna vigencia cuando en América Latina se imponían las dictaduras y entonces a la gente, de acuerdo con su actitud, se le reconocía una condición de derecha o una conciencia política de izquierda.

Superada la época de las dictaduras, esa calificación va quedando obsoleta. Además es polarizante, como lo demostró recientemente la elección del nuevo Secretario de la Organización de Estados Americanos. Polarización que se pudo superar, gracias a la muy prudente intervención de la Canciller de Colombia, la doctora Carolina Barco.

Y esa clasificación también es bastante difícil de practicar. Una periodista de CNN me decía: presidente Uribe, ¿y usted cómo se siente como Presidente de derecha en un medio latinoamericano de izquierda? Le dije: déme un hecho del presidente Lula para que usted pueda decir que él es de izquierda y un hecho mío para que usted pueda decir que yo soy de derecha. Y se enmudeció. Y seguía insistiendo y le pregunté: ¿por qué tanto insiste? Y me dijo: porque soy de izquierda. Le dije: dígame usted, ¿por qué es de izquierda y por qué yo le parezco de derecha? Enmudeció. Esa calificación cuando se dispone la regla democrática, va quedando obsoleta e impracticable.

Hoy tenemos que buscar, apreciados compatriotas comunales, es una democracia moderna, incluyente pero sin odios, pluralista pero solidaria, en permanente debate, sí, pero con debate fraterno, que no conduzca a esa polarización de antagonismos irreconciliables, sino a la construcción de opciones que sinteticen contradicciones y que se constituyan en respuestas a la comunidad colombiana.

Tenemos que buscar una democracia de liderazgos constructivos, no de caudillismos personalistas. Tenemos que buscar una democracia en la cual gobernantes y servidores públicos den ejemplo en materia de respeto a la ley y no impongan siempre sus personales inclinaciones.

Esa democracia, a mi juicio, tiene que estar caracterizada por cinco elementos: la Seguridad Democrática, el respeto a las libertades individuales, la cohesión social, la transparencia y el respeto a las instituciones independientes. Instituciones en la base del pueblo e instituciones en la estructura del Estado. Instituciones independientes en la base del pueblo, como el cooperativismo, la Acción Comunal, etcétera. Y también en la estructura del Estado, como los diferentes órganos del poder público que definen nuestra Constitución.

Entonces ahí ha aparecido una pregunta: ¿es compatible la seguridad con la cohesión social? Y ha aparecido otra segunda pregunta: ¿es compatible el respeto a las libertades individuales con la cohesión social? Y la respuesta a esos dos interrogantes me permito referirla de la siguiente manera: primero, en nuestro país hubo una peligrosa deformación que trató de hacer excluyentes el concepto de seguridad y el concepto de justicia social. Hoy son totalmente convergentes, son mutuamente dependientes. Sólo en la medida en que haya seguridad de inversión, expansión de la economía, posibilidades de crecimiento, y en eso están de acuerdo todos los países del mundo, los que siempre han sido capitalistas y los países del antiguo mundo socialista, sin seguridad no hay posibilidad de que afluyan los recursos que finalmente son la fuente para la inversión social. He ahí aquí, pues, cómo se van atando mano a mano la seguridad y la inversión social.

A su vez, la inversión social es necesaria, porque la política de seguridad de los Estados de opinión solamente es sostenible si el pueblo la respalda. Y para que el pueblo la respalde, esa política de seguridad tiene que tener credibilidad. Y la credibilidad de esa política de seguridad depende de su eficacia, a pesar de reveses y dificultades, depende de su transparencia asociada a que la seguridad sea democrática, al cumplimiento de los derechos humanos, depende de que la seguridad vaya produciendo el efecto de que se expanda la economía y se trasladen recursos crecientes a la inversión social.

En síntesis, apreciados compatriotas, la seguridad hace posible la inversión social, y la inversión social hace sostenible la seguridad en un Estado de Opinión. Por eso hay que superar el debate entre la seguridad y la inversión social. Hay que llevarlas de la mano.

Y el otro debate, y a mí se me pregunta a menudo: Presidente, ¿por qué al proponer usted cinco parámetros para caracterizar una democracia moderna, incluye las garantías individuales y la cohesión social? Históricamente muchos las han presentado como categorías excluyentes. Las garantías individuales se erigían en la bandera de las derechas y la cohesión social en la bandera de las izquierdas.

Bobbio, uno de los más formidables tratadistas contemporáneos, resolvió esa contradicción y nos indicó bellamente cómo se necesita lo uno y lo otro. Solamente un individuo que trabaje con solidaridad, con conciencia de ser social, con responsabilidad por su comunidad, va granjeándose el respeto de la comunidad a sus garantías individuales. Y por supuesto, aquel que sienta respetadas sus garantías individuales, es un individuo que se tiene que comprometer más para trabajar por el ser social, por la cohesión social.

No podemos seguir en nuestra Patria con la idea anquilosada, superada, de que la seguridad se excluye con la política social. No podemos seguir en nuestra Patria con el falso dilema de tener que escoger entre garantías individuales o cohesión social.

Es que además nos formaron mal. Nos formaron haciendo creer que la seguridad se excluía de los valores democráticos, cuando la seguridad es un valor democrático que debe converger con los otros valores democráticos.

Entonces se decía: ah, fulano de tal está por la seguridad, ese es militarista, facista, ese está en contra de la justicia social. Para asumir una posición democrática había que rechazar la seguridad, mirar, más que con desprecio, con rabia, a las instituciones armadas de la Nación, ser tolerante hasta rayar en permisividad con los grupos terroristas. Y para defender una posición política en pro de la seguridad, minoritaria en el concierto colombiano hasta hace poco, era necesario despreciar los valores democráticos.

Alguna pedagogía importante se ha hecho. Y quiero dejar hoy un nuevo mensaje en la mente de ustedes: es necesaria la seguridad y tiene que ir de la mano de los otros valores democráticos. Todo demócrata debe velar por la seguridad y debe entenderla como un valor básico, necesario, en compañía de los otros valores democráticos. Y nadie que procure el imperativo social de la seguridad, puede negar los valores democráticos.

Para ir creando estas convergencias en la base del pueblo colombiano, es fundamental el trabajo histórico, presente y futuro, de la Acción Comunal.

Por eso a mí me parece de la mayor importancia que, sin promesas, que no las puede hacer un Gobierno que vive en permanente contacto con el pueblo, contacto con el pueblo que le crea a los integrantes del Gobierno mayores responsabilidades, que los obliga a dar la cara permanentemente, que los obliga a enfrentar el juicio popular permanentemente, que los obliga a enfrentarse a la evaluación permanentemente, ese permanente contacto popular, característica del Estado Comunitario, no puede traducirse en promesas, porque ese contacto popular tiene que crear credibilidad y las promesas debilitan la credibilidad. Pero sí tiene que traducirse en planes serios, estratégicos, en planes de acción, en evaluaciones, en trabajo con comprometimiento. Y eso es lo que queremos orientar bien con ustedes.

Compañeros míos del Gobierno, como el doctor Alfredo Sarmiento, gran líder social al frente de Dansocial, como Everth Bustamante, con quien tuve el privilegio de compartir curul en el Senado de la República y quien me acompaña en la Presidencia, vienen trabajando denodadamente por los grupos sociales de la Nación, con gran interés en apoyar el movimiento comunal. Lo mismo en el Ministerio del Interior, el esfuerzo del viceministro (Luis Hernando) Angarita, de Marco Pineda y de todo ese equipo.

Hace pocos días pude reunirme en la Presidencia con algunos de ustedes, y se esbozaron temas de la agenda que ustedes han traído hoy. Queremos apoyar esos temas. Empecemos por la seguridad.

Les voy a pedir que me nombren a una persona de ustedes, que sea enlace con la Presidencia y el Ministerio de Defensa en materia de seguridad, para que en la Presidencia lleguen a la oficina del doctor Everth e inmediatamente donde el señor coronel Flavio Buitrago, a ver cómo ponemos un plan especial para la protección de los trabajadores de la Acción Comunal de nuestra Patria, para que no se sigan presentando estos asesinatos.

Además el doctor Hernando Angarita me confirma que en el presupuesto de protección de colombianos con riesgo, el año entrante, se va a destinar una suma importante para la protección de los comunales.

Estamos dispuestos, con la coordinación del Ministerio, de Dansocial, del doctor Everth, adelantar, apreciados compañeros comunales, todos los esfuerzos en materia de formación. El Sena es el instrumento indicado. Ha crecido mucho en este Gobierno. Ha pasado de apoyar millón 100 mil colombianos por año, a apoyar más de tres millones y medio de colombianos este año. Ya está haciendo presencia, no con edificios sino con programas, en todos los municipios de Colombia. Y con la ayuda de Dios, el año entrante deberá llegar a más de 4 millones de colombianos.

Todo lo que podamos hacer con estas coordinaciones con el Sena para la formación de ustedes, estamos dispuestos a hacerlo. El tema de las sedes, lo habíamos hablado con Dansocial. ¿Cómo va eso, Alfredo? ¿Está hecho el comodato? Estupefacientes. Entonces ya está hecho el comodato con Dansocial y ahora tenemos que buscar la dotación con Estupefacientes”.

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