DISCURSO
DEL PRESIDENTE URIBE EN GRADUACIÓN DE OFICIALES EN BOGOTÁ
Bogotá, 2 dic (SNE). El
siguiente es el texto del discurso del presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez,
durante la graduación de 491 oficiales del Ejército
en la Escuela Militar de Cadetes General José María
Córdova de Bogotá.
“Acudimos esta mañana a este campo que referencia
al Ejército de la Patria, en compañía del
Ministro de la Defensa, de los altos mandos, de los papás,
de las mamás, de los familiares, para graduar a un grupo
de 491 jóvenes de la Patria, que abrazaron la carrera de
las instituciones, la noble carrera de portar las armas de la República
para la defensa de sus conciudadanos, y que hoy ascienden al grado
de subtenientes.
Y nos acompaña, la señora esposa del señor
general Fernando Landazabal Reyes, a quien hemos entregado la resolución
por medio de la cual esta promoción lleva el nombre del
insigne General, ex Ministro de la Defensa, para honrar a quien
sirvió bien y en momento oportuno a la Patria.
Nos reunimos para esta ceremonia de grado,
en medio de ese sentimiento entre alborozo y angustia de los
papás y las mamás
de los muchachos graduandos, en circunstancias promisorias y difíciles
de la Patria.
La Seguridad Democrática avanza, pero tiene un camino muy
importante por recorrer. Ustedes apreciados subtenientes, que representan
la nueva generación del Ejército de la Patria que
encarnan las ilusiones del presente y del futuro, reciben hoy un
grado, que más que otorgarlo el Ministerio, la Escuela o
el Presidente de la República, lo otorga el pueblo, quien
deposita en el diploma que les entrega toda la confianza.
Colombia necesita, para que sus ciudadanos
tengan confianza para vivir en el país, confianza para invertir en el país,
confianza para trabajar en el país, confianza para que las
nuevas generaciones se puedan desempeñar felices en Colombia,
realizarse en lo intelectual, en lo espiritual, en lo material,
confianza de la comunidad internacional en nuestra Patria; Colombia
necesita consolidar la Seguridad Democrática, Colombia necesita
la transparencia, la erradicación total de la corrupción,
Colombia necesita la reivindicación de los pobres; y eso
está todo unido.
¿Por qué nuestra seguridad es democrática?
Porque hubo proyectos de seguridad en el continente que se utilizaron
para cimentar dictaduras, la seguridad nuestra es para profundizar
la democracia.
Hubo ensayos de seguridad en el continente que se adelantaron
para suprimir las libertades, la seguridad nuestra es para garantizar
las libertades.
Hubo un fantasma que se llamó la doctrina de la seguridad
nacional que recorrió el continente para eliminar a los
críticos; la seguridad nuestra es para hacer posible la
crítica como expresión del pluralismo.
Hubo proyectos de seguridad que se utilizaron
para maltratar la oposición, la seguridad nuestra es para proteger por igual
a los más entusiastas defensores de las tesis del Gobierno
y a los más radicales opositores de esas tesis.
Hubo proyectos de seguridad en el continente que se impusieron
para maltratar sectores sociales, la seguridad nuestra es para
proteger por igual al líder gremial que al líder
sindical, al campesino que al empresario agrícola, la seguridad
nuestra, es para proteger por igual a cada uno de los integrantes
del universo de la Patria, sin razón válida para
discriminar, por eso la nuestra es democrática.
Y esa Seguridad Democrática, tiene que ir de la mano con
la política de inversión social. En los últimos
días hemos lanzado el periodo definitivo para alcanzar la
plena cobertura de salud en los estratos 1,2 y 3 en cinco departamentos;
en el Huila, en el Cesar, en Antioquia, en Casanare y en Arauca.
Confiamos que en dos años, 26 millones de colombianos de
los estratos 1, 2 y 3 tengan todos seguro de salud.
Hemos pasado en este Gobierno de 10,5 millones
de colombianos pobres con seguro de salud a 18 millones, hay
cuatro millones en
régimen contributivo, pero para cerrar ese universo de 26
millones, nos falta afiliar cuatro millones.
Hay una ley que se tramita en el Congreso
de la República
para hacer posible el logro de esa meta. Y de la misma manera tenemos
que cumplir todas las metas sociales que Colombia se ha obligado,
que en educación, que en saneamiento básico. Hay
que llevar de la mano el esfuerzo de seguridad, con el esfuerzo
de política social y eso obliga a clarificar que no se puede
seguir admitiendo que la seguridad va por un lado y la política
social por otro y que se excluyen. Eso ha sido una equivocada concepción.
Hay que llevarlas de la mano.
La seguridad crea confianza para la inversión, ayuda a
expandir la economía, crea posibilidades para el empleo,
y la política social a su vez hace sostenible la seguridad.
La seguridad, en un Estado de opinión como el nuestro,
en un Estado donde se ha sufrido tanto por el accionar de los terroristas
durante tantas décadas, tiene que ser un proyecto permanente,
sostenido en el tiempo, no puede ser acción de un día,
no pude ser acción de unos pocos años, de lo contrario,
si es de corta duración, y se retrocede en el propósito
de la seguridad, los terroristas recuperan toda la fortaleza para
seguir martirizando a la Nación, para que la seguridad sea
sostenible en el tiempo, en un Estado de opinión, requiere
el apoyo del pueblo, si el pueblo la apoya, si advierte que esa
seguridad es eficaz, si advierte que esa seguridad es transparente,
si advierte que esa seguridad está creando condiciones para
que disminuya el desempleo para que haya recursos para la política
social. Vemos ahí pues, como se relacionan, como tenemos
que llevar en una mano la seguridad y en la otra mano la política
social y conducir esas manos juntas, la una pegada de la otra.
La política de seguridad, hace posible los recursos para
la política social y la política social garantiza
la sostenibilidad o el apoyo popular a la política de seguridad.
Por supuesto que hay que continuar en una
gran pedagogía.
En esta Patria nuestra, también se creyó que ese
valor democrático que es la seguridad se excluía
con los otros valores democráticos, como las libertades,
la tolerancia, el respeto al pluralismo, a la libertad de prensa;
aquí se desorientó muchas generaciones, se les dijo:
para que ustedes sean activistas de la democracia, tienen que ser
tolerantes con los violentos, que desorientación.
Hay que ser tolerantes con las ideas contrarias, hay que ser tolerante
con quien piensa de manera diferente, pero no se puede ser tolerante
con el criminal.
La tolerancia es una actitud para respetar a quien respeta lo
que todos tenemos que respetar: las normas elementales de la convivencia.
Entonces, hubo posturas en Colombia, que
en nombre de la democracia negaban la seguridad, porque les parecía que apoyar la seguridad,
era ser militarista, era ser de derecha, que apoyar la seguridad,
era ir en contra de la civilidad, que error tan grande, pero cómo
se está superando.
Veo hoy, que el esfuerzo, el sacrificio
de las Fuerzas Militares y de Policía no ha sido en vano. En el corazón del
pueblo colombiano se acepta fervorosamente que la seguridad es
un valor democrático y que es un presupuesto para que operen
los demás valores democráticos. Estamos pues superando
esa distorsión.
Y por supuesto, las garantías individuales no se excluyen
con la política social, tienen que ir de la mano, Una persona
para lograr que le respeten plenamente sus garantías individuales,
tiene que demostrar con sus hechos, con su compromiso, que asume
responsabilidad frente a toda la sociedad, y la sociedad en su
conjunto para lograr que cada individuo se comprometa con ella,
requiere respetarle a cada ser humano ese universo de la individualidad
que está definido por las garantías de la persona,
en esa tarea hemos avanzado.
Hay mucho trecho recorrido a favor de la seguridad como lo muestran
las cifras, pero hay mucho trecho por recorrer.
Nuestros compatriotas del Catatumbo esperan
ansiosos que llegue la nueva brigada, porque estaban preocupados
de que al desmovilizarse
los grupos de autodefensas ilegales, la guerrilla volviera a apropiarse
del Catatumbo, el pueblo colombiano no quiere guerrilla, el pueblo
colombiano no quiere a los mal llamados paramilitares, el pueblo
colombiano no quiere narcotráfico, el pueblo colombiano
no quiere corrupción.
Las Fuerzas Militares están haciendo esfuerzos. Ayer me
contaban del Catatumbo, que ha habido mejores resultados en los últimos
días, y tenemos que demostrar que el pueblo colombiano,
no seguirá siendo esclavizado por la guerrilla ni sometido
por los paramilitares, que con las fuerzas institucionales, es
suficiente y de sobra para garantizar la tranquilidad del pueblo
colombiano. Allá esperan ansiosos la llegada de la nueva
brigada móvil.
Se han rescatado muchos sitios de la Patria,
en Urabá están
desmovilizados los mal llamados paramilitares, y la tarea sacrificada
de la Fuerza Pública empieza a recuperar la confianza que
se había perdido hace algunas semanas por acción
de la guerrilla, pero no nos podemos descuidar, el terrorismo se
parece a las malezas de los suelos estériles, por allá en
los suelos estériles de los climas medios, hay una maleza
que llaman mortiño y hay otra maleza que llaman carate.
Uno limpia esas tierras por la tarde de mortiño y de carate
y se va a dormir tranquilo, y resulta que al otro día están
llenas de mortiño y de carate, y hay que volverlas a limpiar
hasta que finalmente el mortiño y el carate, las malezas
malas de los suelos estériles desaparezcan porque ya la
lucha del hombre les ha podido.
Es lo que necesitamos en materia de seguridad, darle con todo entusiasmo,
con perseverancia en cada nueva hora, para que esas malezas se
vayan desnutriendo, para que finalmente esas malezas queden pánfilas
y raquíticas y no tengan manera de recuperarse, y solamente
en ese momento, la Patria encontrará toda la posibilidad
de la reconciliación definitiva.
Claro que hay problemas, sobrevuela uno
la cordillera central, entre Tolima y el Valle del Cauca, allí existen unos asentamientos
históricos de los terroristas, el esfuerzo desde el Tolima
y desde el Huila en esta cara de la cordillera central, desde el
Valle del Cauca y desde el Cauca en la otra cara de la cordillera
central, tienen que recuperar ese páramo de Las Hermosas
para las instituciones.
Claro que hay desafíos grandes, el Plan Patriota inicialmente
se concibió para trabajar en 70 mil kilómetros de
selva y ha sido necesario ampliar el mapa de sus operaciones. Y
entonces un día mientras trabajamos en el Plan Patriota
aparece el terrorismo en el Putumayo, o al día siguiente
cuando creemos que tenemos resuelto el problema de las inmediaciones
de San José del Guaviare, reaparece allí el terrorismo
y nos hace un secuestro masivo, por eso no nos podemos descuidar,
hay que estar todos los días puliendo los instrumentos de
la Seguridad Democrática, hasta que esa maleza que es el
terrorismo quede raquítica, como ocurre en los campos agrícolas
donde uno no se puede descuidar para eliminar las malezas que le
hacen daño a los buenos cultivos.
Se requieren más y más esfuerzos, el pueblo colombiano
dice: qué bueno, en muchas regiones hemos recuperado la
tranquilidad, pero el pueblo colombiano nos reclama la tranquilidad
total, no nos podemos confiar, tengo preocupaciones, hablaba con
un coronel distinguido, aventajado, honorable, y le decía
coronel, ¿cómo está su red de cooperantes
en tal sitio de ese departamento?, me contestaba Presidente allá no
hay necesidad, porque ya no hay guerrilla ni los mal llamados paramilitares,
y le dije, allá es donde hay necesidad coronel, porque si
no organizamos la red de cooperantes en todas las regiones de la
Patria, la fuerza pública solitaria no alcanza. Esta es
una geografía inmensa, accidentada, diversa.
En este Gobierno hemos crecido los integrantes
de la Fuerza Pública
en más de 100 mil, pero eso no es suficiente a pesar del
esfuerzo, solamente será suficiente en la medida que de
manera gerencial integremos todos los colombianos que podamos para
ser cooperantes de la tarea de la Fuerza Pública.
Sospecho que en el Guaviare en ese secuestro
estábamos
confiados y no nos podemos confiar. Allí nos faltó organizar
la red de cooperantes, nos avisaron tarde, reaccionamos tarde.
Nosotros tenemos que ser permanentes autocríticos de manera
constructiva para poder mejorar, hay que organizar en todas estas
regiones la red de cooperantes, mientras la culebra esté viva
uno no se puede confiar de que esté mal herida, en cualquier
momento la culebra se repone y hace daño como nos ocurrió en
el Guaviare.
Y eso nos lleva a otro punto, la comunicación. Tenemos
que entender que el pueblo colombiano está en el trance
de deshacerse de la guerrilla, de los mal llamados paramilitares
y del narcotráfico, que el pueblo colombiano está en
el trance de recobrar plenamente la confianza en la institución
armada y esa confianza depende también de nuestra sinceridad
en la comunicación. La confianza del pueblo colombiano hay
que buscarla con la eficacia de nuestras acciones, con nuestra
adhesión a los derechos humanos, con la imparcialidad de
nuestra política y con la sinceridad de nuestra comunicación.
Dijimos en este mismo campo, al empezar
el Gobierno que deberíamos
nosotros mismos reconocer con incurable buena fe, nuestros errores
y vicisitudes, que no podíamos esperar a que llegaran los
aparatos de investigación de los periódicos con ganzúa
a sacar la verdad, que nosotros teníamos siempre que salir
adelante con la verdad. Recuerdo aquel triste episodio cuando procuramos
rescatar al ex ministro Gilberto Echeverri y al gobernador de Antioquia,
Guillermo Gaviria, en la operación de rescate fueron asesinados
por las Farc como fueron asesinados otros compatriotas que estaban
secuestrados, algunos de ellos integrantes de la Fuerza Pública.
Nos encontrábamos la ministra de entonces, la doctora Marta
Lucía Ramírez, los altos mandos y yo en Cali, instalando
el Batallón de Alta Montaña en los Farallones que
tanto bien ha traído a Cali, allá recibimos la infausta
noticia, y cuando nos trasladábamos de Cali a Medellín
para ir al lugar de los hechos en la selva que comunica entre Antioquia
y Chocó, surgió la discusión de qué decir,
esa discusión duró muy poquito porque hubo una sola
respuesta, decir la verdad, toda la verdad de manera simple y elemental.
Es anoche desde el aeropuerto José María Córdoba
se le comunicó al país la verdad, la entera verdad.
No pudimos hacerlo en Guaitarilla y lo deploro. Esta semana corregimos
a tiempo en lo del Guaviare, y es necesario que siempre tengamos
presente que nosotros tenemos que contar con alborozo nuestro éxitos
y reconocer con incurable buena fe nuestros errores, porque el
reconocimiento de un error provoca comprensión y compañía
popular, y al mismo tiempo crea una energía positiva al
interior de cada uno de nosotros para poder enmendarlo y para poder
producir mejores resultados. Sé que lo vamos a lograr y
vamos a seguir continuando para sacar esta política de seguridad
adelante.
En un momento promisorio de la vida colombiana,
el desempleo iba para el 25 por ciento, todavía está muy alto pero
ha bajado al 10. El desempleo de jefes de hogar, el que más
golpea, en el curso de pocos años saltó del cuatro
al diez por ciento, todavía está muy alto, pero se
ha reducido por debajo del cinco.
El mundo mira con ilusión a Colombia, Colombia está de
moda, la gente quiere invertir en Colombia, y como lo necesitan
nuestras clases medidas y populares para que aquí haya bienestar,
para que aquí haya empleo, para que aquí podamos
superar la pobreza.
Colombia siempre ha tenido buenas políticas económicas,
diría yo que la crucial política económica
de nuestros días, es la política de seguridad, por
eso no nos podemos equivocar, de ustedes jóvenes subtenientes
depende en muy buena parte esa confianza causante del éxito
económico del Patria, éxito económico que
requerimos para que haya empleo, para que haya bienestar.
Y quiero saludarlos a todos, a cada uno
de los 491 graduandos de esta mañana, ponerlos como ejemplo, ustedes no se dedicaron
a la pernicia, ustedes se dedicaron a la bella tarea de la milicia,
ustedes no han pasado los años de la juventud entre el vicio
y el ocio, ustedes han pasado los años de la juventud en
el rigor de la juventud militar, son un ejemplo para todos nosotros
sus compatriotas.
Y quiero extender nuestra felicitación y hacerlo sonar en
los aires de Colombia, al subteniente de infantería Wilmar
Reinaldo Sanabria, primer puesto del curso, quien lleva en su pecho
la medalla Francisco José de Caldas. Y también felicito
al subteniente Eduan Fabian Vargas Garnica, segundo puesto en el área
de logística; al subteniente de infantería Iván
Mauricio Díaz Corzo, al subteniente de ingenieros Eduard
Bengi Cala Acosta, y al subteniente de logística, Hernán
Darío Rodríguez Rodríguez.
Ustedes, en nombre de todos sus compañeros de la promoción
Fernando Landazabal Reyes, honran a Colombia.
Esta tribuna estaba plena esta mañana con sus papás,
con su mamás, con sus hermanos, con sus familiares.
Queridas familias, los colombianos agradecemos
todos, de corazón,
su aporte a la Patria. Estos muchachos están en lo que quieren,
disciplinándose. Se están fundiendo en el rigor de
la formación militar, pero ustedes tienen un sentimiento
de alborozo, de orgullo y también un sentimiento de angustia,
porque en Colombia la vida militar es una vida de abnegación
y de riesgo.
Como padre de familia, más que como Presidente, expreso
a ustedes, papás, mamás y familiares, la gratitud
del pueblo colombiano, porque ustedes están aportando lo
que más se quiere en la vida, que es un hijo, para servirle
a Colombia.
¡Muchas gracias, subtenientes. La
Patria pone en sus manos nuevas responsabilidades!
Piensen esto: la Seguridad Democrática lleva dos mensajes,
un mensaje de autoridad y un mensaje de reconciliación.
Autoridad que emana del pueblo colombiano,
que nos ha dado la orden de que Colombia no siga con terroristas,
ni con droga, ni
con corrupción.
Y un mensaje de reconciliación. Cualquiera hoy en la guerrilla,
cualquiera hoy en los paramilitares debería pensar que un
país que tiene seguridad transparente, que es Seguridad
Democrática; que un país que tiene seguridad para
todos, que es Seguridad Democrática, es un país que
le da garantías a quien se quiera reinsertar, para que regrese
a vivir tranquilo, sin mayores riesgos, en el seno del hogar, en
el seno de la comunidad.
Casi 20 mil reinsertados durante este Gobierno,
número
sin antecedentes, acredita que la Seguridad Democrática
es un gran paso para todos. Por eso la Seguridad Democrática,
en sus primero avances, rescata la seguridad; y en el mediano y
largo plazo se convierte en la gran garantía de la reconciliación.
Amor a Colombia, muchachos subtenientes,
porque cuando hay amor a Colombia las cosas difíciles se vuelven fáciles.
Porque cuando hay amor a Colombia, las
energías le pueden
a la debilidad, el entusiasmo rebasa la pereza. Cuando hay amor
a Colombia, no hay ninguna tentación de corrupción.
Cuando hay amor a Colombia, y si todos aportamos amor a Colombia,
la Patria sale adelante.
¡Adelante muchachos, por el bien
de la Patria! |