PALABRAS DEL PRESIDENTE
DEL BRASIL EN ALMUERZO OFRECIDO POR SU HOMÓLOGO DE COLOMBIA
Bogotá, 14 dic (SNE). Las
siguientes son las palabras del presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante
el almuerzo ofrecido en su honor por el presidente de Colombia, Álvaro
Uribe Vélez.
“Es con gran alegría que vuelvo a Colombia. Aquí soy
recibido con el cariño natural de los pueblos que se atreven
a conocerse mejor y a compartir una misma visión.
En los encuentros que mantuve con el presidente
Uribe, nos comprometimos a desarrollar una relación política, comercial y
cultural, a la altura de nuestros países y las expectativas
de nuestras sociedades.
Esta es mi tercera visita a Colombia como
Presidente de la República.
Tuve la satisfacción de recibir a Su Excelencia igual número
de veces en Brasil.
Nuestros países no están más de espaldas
los unos a los otros. Estamos orientados hacia un futuro común,
mirando un horizonte de realizaciones más reales y próximas.
Mi estimado presidente Uribe: Colombia y Brasil comparten valores
y aspiraciones que nos aproximan. Anhelamos un mundo multipolar,
libre de las amenazas del terrorismo, que condenamos vehementemente,
y de las desgracias de la guerra.
Luchamos por un orden internacional sin
asimetrías y solidario,
en busca de la prosperidad colectiva y de la dignidad individual.
En América del Sur esos principios se traducen en la determinación
de unir esfuerzos para erradicar la pobreza y las injusticias,
que condenaron por tanto tiempo a nuestros países al atraso.
A los olvidados y marginados debemos ofrecer
nuestro compromiso con políticas de inclusión social. A los que se sienten
tentados a recurrir a las armas para expresar su frustración
y desesperanza, debemos responder con más democracia, más
participación y más justicia social.
La sociedad colombiana ha sabido enfrentar,
en forma equilibrada, el desafío de hacer que la democracia
prevalezca sobre la intolerancia y la violencia irracional.
Compartimos la decisión de Su Excelencia
de luchar contra soluciones autoritarias que se nutren del temor,
del odio y del
prejuicio.
Brasil, como Colombia, condena toda forma de abuso de fuerza,
que ignora los derechos humanos y alcanza sobre todo a los vulnerables
e inocentes.
Reafirmo que, solicitados por el Gobierno colombiano, estaremos
dispuestos a asociarnos a iniciativas orientadas a restaurar la
convivencia entre todos los colombianos.
Estamos analizando cómo colaborar mejor con la Misión
de la OEA de Apoyo al Proceso de Paz y con otras iniciativas que
surjan. Con el mismo objetivo, el Gobierno brasileño se
ha dedicado a garantizar que nuestra frontera común no sea
santuario ni un medio para acciones ilícitas.
En nuestro continente no cederemos espacio
para el recurso gratuito de la fuerza, ni para la acción
impune de las redes criminales.
Señor Presidente: Colombia y Brasil son países megadiversos,
que tienen la responsabilidad de juntar esfuerzos para conocer,
proteger y desarrollar mejor nuestro patrimonio amazónico.
Es combatiendo los males de la pobreza,
del analfabetismo y de las epidemias, como podremos contener
el avance de la degradación
ambiental, del narcotráfico y de la violencia urbana.
Nuestras Fuerzas Armadas están a la vanguardia de ese esfuerzo,
realizando operaciones conjuntas de combate al crimen organizado
transnacional. La Operación Cobra protege nuestras fronteras,
con vigor e inteligencia. Fue con idéntica determinación
que creamos la Organización del Tratado de Cooperación
Amazónica.
En sintonía con nuestros vecinos,vamos a transformar nuestra
vasta frontera en un espacio de cooperación y desarrollo
integrado. Fue con ese espíritu que realizamos la valiosa
experiencia de coordinación de alto nivel este año,
con la participación de Venezuela. Podemos y debemos repetir
ese ejercicio trilateral, con el fin de buscar respuestas a nuestros
desafíos comunes.
Mí estimado presidente Uribe: Colombia y Brasil nunca estuvieron
tan hermanados. Las relaciones económicas y comerciales
se intensifican. Los proyectos de integración comienzan
a materializarse. Estamos comprometidos en fortalecer la cooperación
en sectores estratégicos, como el aeronáutico y el
de energía. Saludamos en este particular el equipamiento
de la Fuerza Aérea Colombiana con aeronaves brasileñas ‘Supertukano’.
Apostamos también al inmenso potencial de la asociación
entrePetrobras y Ecopetrol, en los campos de explotación
de petróleo y gas y en la distribución de sus derivados.
Los combustibles renovables ofrecen una
oportunidad única
para transformar nuestra riqueza natural en fuente de energía
sustentable y modelo de sinergia entre países amazónicos.
En el campo económico, nuestros países están
cosechando los frutos de políticas consistentes y responsables.
El crecimiento económico, el saneamiento de las cuentas
públicas, la mejoría del marco regulatorio, la reducción
de la vulnerabilidad externa, nos permitirán ampliar aún
más nuestra alianza. Los resultados ya son visibles en la
retoma de nuestro intercambio bilateral, que superó los
mil millones de dólares en 2004.
Respondemos así a aquellos que consideraban que nuestras
economías no eran complementarias. Ahora que ratificamos
el acuerdo CAN-Mercosur, podremos superar esa marca. Estamos abocados
a que el crecimiento de los canjes ocurra de forma equilibrada
y ventajosa para ambos lados.
La ronda de negocios Brasil-Colombia, realizada
en junio pasado en Bogotá, con la participación del Ministro Celso
Amorin, confirmó nuestras mejores expectativas. Crecen las
inversiones brasileñas en Colombia, reflejo de su posición
estratégica en el proyecto de integración suramericana
y de puerta privilegiada que ofrece para la aproximación
con Centroamérica y el Caribe.
Por esas razones Brasil desea comprometerse
con la implementación
de importantes proyectos de infraestructura física en el
país. Estamos estudiando la contribución de Brasil
y de sus empresas para viabilizar proyectos prioritarios.
Señor Presidente: estas iniciativas bilaterales refuerzan
la Comunidad Suramericana de Naciones, que estamos construyendo.
Esta es la mejor respuesta que podemos darle al desafío
de la globalización.
La invitación inédita de Su Excelencia para que
participara de la cumbre de la Comunidad Andina, en Antioquia,
en el 2003, confirmó esa visión que nos inspira.
Veo con satisfacción que Colombia mira nuestro continente
con optimismo y confianza en nuestro futuro común. Estamos
inspirados en seguir el camino que fue abierto por nuestros próceres.
Ellos conquistaron la autodeterminación, por la unión
de esfuerzos. Aunaron esfuerzos para construir una nueva patria
americana.
La Batalla de Boyacá es un hito decisivo en ese proceso.
Culminó una larga lucha, decidida por la tenacidad, coraje
y confianza de hombres y mujeres que creían en un ideal
mayor.
La visión de un continente forjado por valores y realizaciones
comunes, permanece. Nuestra es la obligación de completar
la obra iniciada por héroes a quienes no faltó visión
ni coraje.
Es con este espíritu que agradezco, de todo corazón,
la honrosa distinción de la Orden de Boyacá. Representa
los ideales más altos de la lucha de nuestros pueblos por
la libertad política y por la solidaridad continental, y
hoy simboliza los sentimientos más sagrados que inspiran
una amistad indisoluble entre colombianos y brasileños.
Mi estimado presidente Uribe: desearía, antes de dejar
este Palacio y continuar mi visita a Colombia, decirle al presidente
Uribe, decirles al Alcalde de Bogotá, a los ministros, embajadores
y dirigentes de Colombia: la única posibilidad que tenemos
de consolidar la integración de Suramérica es, en
primer lugar, creyendo en la democracia, como la única herramienta
capaz de permitir que ejerzamos la democracia en las relaciones
internacionales, sin hegemonías de un país por el
otro, independientemente de su dimensión, del tamaño
de su industria o del tamaño de su PIB.
La palabra hegemonía tiene que ser abolida y puesta en
su lugar la palabra alianza. Es así como nosotros deseamos
construir.
En segundo lugar, hace muchos siglos, no
faltaron líderes
en nuestro continente que hablaran de integración. En el
Siglo XXI, muchos dirigentes, de los cuales Su Excelencia hace
parte, descubrieron que la palabra integración tiene que
combinar su fuerza teórica con su fuerza práctica.
La integración política no será resuelta
si no existe integración cultural y no será resuelta
si no tenemos integración comercial. Pero nada de ello será resuelto
si no tenemos integración física de nuestro continente:
carreteras, ferrocarriles, telecomunicaciones, energía.
Porque es eso lo que puede permitir el tránsito que producimos.
Esto puede hacer que nuestra gente pueda libremente no ser dividida
por fronteras y vivir como si estuviera en un único continente,
donde el único obstáculo y único objetivo
sea vencer la pobreza y conquistar la ciudadanía para más
de 350 millones de personas.
Creo, presidente Uribe, que su mandato
acaba el año que
viene. El mío también acaba el año que viene.
Y el de otros varios Presidentes. Muchas veces, como yo, el presidente
Uribe debe llegar a una reunión agotadora, después
de oír muchos discursos y muchas veces preguntarse: ¿valió la
pena? Cuántas horas de vuelo, cuántas horas de discurso,
y vuelvo a mí país y no llevo nada nuevo. Y esta
desesperación, sin duda, ya se apoderó de cada uno
de nosotros, que pasamos por la Presidencia de un país.
Yo quería decirle, presidente Uribe, que sin duda no conquistamos
todo lo que necesitábamos conquistar. No hicimos aún
todo lo que tenemos que hacer. Pero si analizamos, a lo largo de
la historia de Suramérica, vamos a darnos cuenta que avanzamos
en pocos años en aquello que podría haber sido hecho
hace 20 ó 30 años atrás. Avanzamos mucho.
Creamos nuevos conceptos, creamos una relación de integración
que permitió a Colombia que no tenga más miedo de
Brasil y que Brasil no tenga más miedo de Colombia.
Y permitió que Argentina y Brasil no se vieran como adversarios
sino como socios. Y permitió la comprensión de que
América de Sur será justamente desarrollada, socialmente
justa, cuando los países más ricos ayuden a los países
más pobres. Es por ello que soy un optimista inveterado,
muy optimista. Cada vez que participo de una reunión, estoy
convencido de que producimos, que dimos un paso más. No
tenemos más vergüenza de decir que somos de Suramérica.
No tenemos más vergüenza de decir que somos de países
emergentes. No tenemos más vergüenza de decir que tenemos
condiciones de competir comercialmente con los países más
ricos. Y hoy, orgullosamente, puedo decirle al presidente Uribe
que en poco tiempo hemos conseguido que América del Sur
fuera la más grande fuerza de la balanza comercial brasileña,
delante de Estados Unidos y delante de la Unión Europea.
Porque creímos en nosotros y creímos, presidente
Uribe, que la política de comercio exterior tiene que ser
más justa. Brasil no puede tener un superávit de
900 millones de dólares con Colombia. Brasil no puede tener
un superávit de 1.500 millones de dólares con Venezuela.
Tenemos que equilibrar. Si todos nosotros tenemos que vender, todos
nosotros tenemos que comprar. Ese equilibrio es el que va a permitir
que podamos tener fuerza para que nuestras economías crezcan
y para que podamos, en las negociaciones con los países
más ricos, tener una conquista que pueda garantizar que
los países emergentes hagan en el Siglo XXI lo que hizo
Europa en el Siglo XIX y lo que los Estados Unidos hicieron en
el Siglo XX.
Si nosotros no creemos que el Siglo XXI
será el siglo de
América del Sur, de América Latina, será el
siglo de África. Si nosotros no creemos, si nos quedamos
pensando en que un lindo día va a surgir un presidente de
un país a ofrecernos todas las ventajas del mundo sin que
decidamos estratégicamente lo que queremos para nuestro
país, en los próximos 10 ó 20 años
estaremos corriendo el riesgo de pasar otro siglo siendo la esperanza
de la humanidad, siendo países emergentes y teniendo la
gran mayoría de gente pobre.
Yo, cuando salga de Colombia hoy, salgo
convencido de que dimos un paso más, un paso importante para decirlo, de manera
alta y firme: si consolidamos nuestra integración, independientemente
de qué nos suceda o de quien nos suceda de aquí a
20 ó 30 años, si el proceso está consolidado,
Suramérica va a caminar mucho.
Si no consolidamos esto y elegimos dirigentes que no piensan más
allá del ombligo y empiezan a ver sus vecinos como enemigos,
vamos a atrasar otra generación más de desarrollo
en el continente.
Por ello, presidente Uribe y compañeros, levantemos una
copa para brindar por el Presidente Uribe, quien todas las veces
que participó de una reunión en que yo participé,
tuvo la integración como una fuerza motriz para avanzar
sus ideas.
Felicitaciones, Presidente”. |