Pueblo Nuevo, Necoclí (Antioquia), 4 feb (SNE). La alegría
este viernes de las gentes del corregimiento de Pueblo Nuevo,
en Necoclí, en pleno Urabá Antioqueño, no
era solamente por la calidad de los visitantes que llegaron a
sus calles, sino porque le mostraron al mundo que el proceso
de Familias Guardabosques en el que se embarcaron desde hace
seis meses, es sostenible.
Cientos de campesinos que conforman las
más de tres mil
Familias Guardabosques de la zona de Turbo y Necoclí,
agradecieron hoy el apoyo del Gobierno para pasar a la “legalidad”,
pero advirtieron que necesitan un empujoncito más para
redondear el éxito que empezaron a ver desde que, manualmente,
erradicaron las matas de coca de su región.
Durante un acto sencillo realizado en
el parque principal de Pueblo Nuevo, los campesinos contaron
cómo su calidad
de vida ha mejorado desde que decidieron ser Familias Guardabosques
y con ello la presencia del Estado, ausente en años anteriores,
lo cual facilitó la existencia de organizaciones armadas
ilegales.
Pero lo que más llamó la atención de los
embajadores, que estuvieron acompañados por el vicepresidente
Francisco Santos Calderón y el consejero para la Acción
Social, Luis Alfonso Hoyos, fue ver sobre la mesa una impresionante
exposición de frutas tropicales, surgidas de la misma
tierra que hasta hace unos meses sólo producía
coca.
Mesas servidas con mandarinas, borojó, papaya hawaiana,
guanábanas, carambolos, piñas, ahuyamas, berenjenas,
plátano y nísperos, entre otros, fueron la mejor
muestra del éxito de las Familias Guardabosques.
Eso hizo que muchos, que antes eran escépticos de dar
recursos económicos para impulsar programas como éste,
cambiaran de inmediato su parecer y decidieran llevarse bajo
el brazo no sólo una muestra de alguna de esas frutas,
sino también el deseo de que sus países sean parte
de ese cambio.
Daniel Parfait, ex embajador de Francia
en Colombia y ahora encargado de asuntos de América Latina en la Cancillería
francesa, así lo manifestó.
Parfait recordó que en julio de 2002, cuando el entonces
presidente electo Álvaro Uribe Vélez le llevó la
propuesta de las Familias Guardabosques al presidente Jacques
Chirac, hubo dudas especialmente por la sostenibilidad del programa.
“Teníamos esa preocupación, de que el programa
de Familias Guardabosques no tenía esta sostenibilidad,
pero la visita de hoy cambia esa visión, lo que vimos
es realmente una evolución muy interesante”, dijo
Parfait.
Y es que la visita les permitió ver que el resultado
de la semilla que sembraron con los recursos iniciales, será a
largo plazo.
En el caso francés, Parfait señaló que
propondrá a su Gobierno una nueva valoración del
programa para ver cómo podrían aumentar la cooperación.
Los campesinos pusieron sus esperanzas
en ellos. Gustavo Tobón,
un curtido hombre de 64 años, con ocho hijos y 50 nietos,
fue uno de los líderes encargados de llevar la vocería
a los representantes del G – 24, que después de
ver el jueves, en el papel, en Cartagena los resultados de la
cooperación internacional hacia Colombia, fueron testigos
en el terreno de la manera cómo se invierten las ayudas.
Aunque Tobón pidió más ayuda internacional,
advirtió que no se trata solamente de dinero y dijo que
la capacitación técnica para ellos es fundamental,
pues así podrán mejorar sus productos y así tener
un mejor mercado.
Tobón, quien fue desplazado de la violencia, ahora tiene
una parcelita de hectárea y media con coco y maíz,
que le sirve para subsistir, pero espera de la comunidad internacional
inversión para generar empleo, aumentar la educación
y la cobertura en salud.
Jean Marc Duval, embajador de Canadá y presidente de
la troika del G-24, dijo que en efecto el informe que presentó el
Gobierno en Cartagena se complementa con la visita a Necoclí.
“Tenemos un mejor conocimiento del proyecto, escuchamos
los logros que el pueblo ha realizado y es más fácil
tomar las decisiones para apoyar al pueblo”, dijo el Embajador
sosteniendo en sus manos algunas de las frutas.
El vicepresidente Francisco Santos dijo
que lo visto por los embajadores este viernes les permitió apenas “palpar
un poquito lo que ayudas como ésta generan como impacto
directo en los jóvenes”.
“Sin esa cooperación internacional, muchos jóvenes
estarían raspando coca o engrosando las filas de grupos
terroristas. Ellos necesitan no que les den pescado sino que
les enseñen a pescar, en plata de sostenimiento durante
un tiempo mientras estos proyectos empiezan a generar los ingresos
permanentes que hacen el programa sostenible”.
Y sin pelos en la lengua, Santos les
dijo que ojalá ellos
dijeran a sus gobiernos que Familias Guardabosques “es
un programa que vale la pena apoyar, es un programa que no vale
mucha plata, dadas las dimensiones del negocio de la coca, no
sólo las sociales, sino las de violencia que generan desplazamiento”.