Premio
Nóbel de Paz, Desmond Tutu pide a la guerrilla aceptar propuesta
de Cese de Hostilidades
URIBE REITERA CONDICIONES PARA DIALOGOS DE PAZ
Bogotá, feb 12 (SNE).- El Presidente, Álvaro Uribe
participó, vía satélite, en la clausura
del Simposio Internacional sobre Justicia Restaurativa en Colombia
que se realizó en la ciudad de Cali, con la presencia
del arzobispo sudafricano, Desmond Tutu, Premio Nóbel
de Paz.
Uribe les explicó a los asistentes y a quienes siguieron
la transmisión por televisión, las bases de su
política de Seguridad Democrática, resaltó los
logros de su política social y reiteró que el cese
de hostilidades es requisito fundamental para cualquier acercamiento
o diálogo de paz.
Ante la propuesta del Arzobispo Tute,
de invitar a su país
a los líderes de la guerrilla para que conozcan de cerca
el proceso de paz en Sudáfrica, el Presidente Uribe respondió que
aceptaría con una sola condición: “que
mientras los líderes guerrilleros estén en Sudáfrica,
en Colombia suspendan todas sus acciones violentas.” Uribe
explicó que no se trata de un capricho, sino de la necesidad
de crear un ambiente de confianza para que “no sea simplemente
un diálogo o un discurso, sino el comienzo de un proceso”.
El Premio Nóbel aceptó la condición y les
pidió a los jefes de las guerrillas que acepten “el
cese de fuego que les pedimos, mientras vienen a Sudáfrica”.
La siguiente es la trascripción de lo dicho por el Presidente, Álvaro
Uribe durante su intervención:
“Quiero agradecer inmensamente la convocatoria a este
Foro por parte de la Fundación que preside doña
María Eugenia Garcés Echevarria. Quiero agradecer
inmensamente la asistencia de unos líderes mundiales tan
reconocidos como ustedes. Es un gesto de generosidad con Colombia,
nos enaltece a los colombianos, nos compromete inmensamente.
Mis compañeros de panel esta mañana han procedido
de manera muy constructiva, muy franca. Yo tengo la obligación
de referirme a los puntos que ellos han planteado y voy a procurar
hacerlo con la menor subjetividad. Por supuesto, quisiera que
al final hubiera la posibilidad de un diálogo más
dinámico porque esta respuesta en alguna forma se convierte
en monólogo.
Cuando nuestro Arzobispo emérito introdujo su intervención
hizo una conexión entre el amor y la inclusión.
Yo participo plenamente de ello y quería decirle que,
al escucharlo, se me fertilizo algo, se me disparo algo en el
interior del ser. Estos temas en procura de la paz hay que acogerlos
con total amor.
¿Qué queremos nosotros para Colombia? ¿Qué estamos
construyendo?
Una sociedad sin exclusiones, pero sin
odios. Un modelo político
de democracia pluralista donde no haya exclusiones pero que tampoco
este signado por el odio. En eso estamos fundamentalmente de
acuerdo con nuestro Obispo emérito: ni exclusión
y por su puesto amor, que evita el odio.
El imperio de la ley. Colombia es un
Estado de leyes, los tratados internacionales incorporados
en nuestra Constitución tienen
tanta validez y su cumplimiento es tan obligatorio como el derecho
interno.
Nuestra tarea de seguridad esta denominada
lucha por la Seguridad Democrática. ¿Por qué la hemos llamado democrática?
Por razones históricas y por razones de significado en
el momento.
Por razones históricas: para establecer la diferencia
entre ésta política de Seguridad y otras políticas
que recorrieron América Latina en las cuales se utilizaba
la seguridad para perseguir al disidente, se utilizaba la seguridad
para oprimir al contrario.
La nuestra, es una política de seguridad para proteger
la democracia, para proteger a todos los ciudadanos. Una política
de seguridad para proteger por igual al líder político
que tiene coincidencias con el Gobierno, que al líder
político de la oposición. Para proteger por igual
al empresario, al trabajador, al campesino, al agricultor. Para
proteger por igual al líder gremial, al líder sindical.
Creo que lo más importante es que esto se traduzca en
la práctica y quiero dar algunos ejemplos prácticos.
Las últimas elecciones de Colombia, presididas por el
este Gobierno, en octubre de 2003, fueron unas elecciones ampliamente
participativas cuyos resultados nos permitieron verificar que
estamos haciendo el tránsito de las garantías democráticas
retóricas, a las garantías democráticas
efectivas.
Antes, muchos candidatos de partidos
alternativos, de partidos disidentes a los tradicionales, de
partidos provenientes de antiguas
guerrillas, eran asesinados. Nosotros pusimos –con toda
voluntad y con todo amor por este país- la seguridad al
servicio de todas las expresiones de la democracia.
¡Todos los candidatos fueron protegidos con igual voluntad
de parte del Gobierno y de las instituciones! Eso permitió que
muchos conquistaran, democráticamente, posiciones que
nunca habían podido conquistar. Pasamos, entonces, de
las libertades retóricas a las libertades democráticas,
efectivas y reales.
En ese mismo mes, octubre 2003, nuestra
Patria realizó un
referendo, figura incorporada en la Constitución del 91,
figura fundamental de ese capítulo de la democracia que
es la democracia participativa directa.
Un referendo que propuso el Gobierno
con puntos muy difíciles,
complejos, con puntos bastante controversiales, con unas medidas
económicas de congelación salarial en el sector
público para ayudar a resolver el tema fiscal.
Ese referendo, debería haber tenido, al decir de muchos,
puntos populistas atractivos para una sociedad con desigualdades
y con pobreza. Sin embargo, careció de esos puntos, fue
un conjunto de propuestas discutibles, pero propuestas serias.
Lo más importante es que todo el mundo participó con
plenas garantías. Todos los opositores, los abstencionistas
tuvieron las mismas garantías que el Gobierno que defendía
ese referendo; inclusive en muchos casos, tuvieron mayores espacios
de comunicación.
Y eso puso a prueba otro punto fundamental
de esta nación:
la institucionalidad.
Por ejemplo, el Gobierno reclamó porque se contabilizaron
cédulas de identificación de personas muertas,
de personas de las Fuerzas Militares que no pueden votar, sin
embargo, el Consejo Electoral –donde el Gobierno no tenía
mayorías- dijo que no podía desconocer eso, que
porque era cambiar las reglas de juego. El Gobierno replicó,
unas reglas de juego injustas, unas reglas de juego ilegales,
pero finalmente prevaleció la opinión de la Institución,
de ese Consejo Electoral, así el Gobierno estuviera en
desacuerdo.
Estos son ejemplos de lo que hemos venido
avanzando en democracia. Porque me preguntan: ¿se puede resolver este problema
resolviendo todos los problemas sociales previamente? ¡Imposible,
imposible!
Este desafío terrorista que ha sufrido la sociedad colombiana
lo que ha hecho es profundizar la crisis social colombiana, espantar
el capital, ahuyentar inversiones, empobrecer más a la
sociedad colombiana.
Entonces, aquí lo que necesitamos es decir qué podemos
ofrecer, qué podemos ofrecer nosotros: democracia, para
que todos puedan participar con plenas garantías. Y ese
es el camino para que, a través de la intervención
de todas expresiones del pensamiento político, rodeadas
de la plenitud de las garantías, se pueda luchar para
resolver nuestros problemas sociales y nuestros problemas económicos.
Cuando este Gobierno empezó, más de 300 Alcaldes
no podían despachar en sus municipios. Esa situación
era producto de dos realidades: ausencia de las instituciones
estatales y presión de los grupos terroristas. Este Gobierno
tomó la decisión de protegerlos a todos. Hoy salvo
uno o dos –y todos elegidos democráticamente- están
despachando en sus localidades. Es un gran avance para la democracia.
Y algo bien importante -ahora que tenemos
en este auditorio a mis buenos amigos, el señor Gobernador del Valle del
Cauca y el señor Alcalde de Santiago de Cali- para construir
Patria, institucionalidad, amor, fraternidad, este Gobierno se
propuso trabajar con todos los gobernadores y con todos los alcaldes
prescindiendo del origen político. No importa que ese
gobernador haya sido elegido por fuerzas políticas afines
al Gobierno o por movimientos de oposición, siempre con
una condición: la condición de trabajar con honradez
y la condición de trabajar con patriotismo.
Ha sido muy grato, por ejemplo, poder
trabajar con patriotismo con gobernadores y alcaldes elegidos
en ese proceso de 2003,
unos participan de las ideas del gobierno y otros se originaron
en movimientos de oposición.
Tenemos un profundo compromiso con los
derechos humanos. He dicho que nuestra Fuerza Pública
tiene que darle el ejemplo al mundo: de tener la capacidad,
de derrotar el terrorismo y
de observar los derechos humanos.
Lo he dicho por tres razones. Una razón: la tradición
democrática de Colombia. Una segunda razón: la
respetabilidad de Colombia ante la comunidad internacional. Y
una tercera razón: la reconciliación.
Restañar las heridas causadas por la violación
de los derechos humanos, toma tiempo extenso, muchas generaciones.
Por eso, en la medida que nosotros seamos
eficaces para enfrentar a los terroristas y absolutamente transparentes
para cumplir
con los derechos humanos, en esa medida vamos a crear respetabilidad
a Colombia, construir credibilidad en Colombia, construir apoyo
para Colombia y construir condiciones para que se de más
fácilmente la plena reconciliación al interior
de la sociedad colombiana.
Muchos grupos insurgentes en América Latina tuvieron
dos motivos. Un motivo, la opresión política en
cabeza de dictaduras, generalmente, militares. Y un segundo motivo,
la injusticia social.
En Colombia, en lugar de haber una opresión política,
una dictadura civil o militar, hay una democracia en proceso
de profundización. He ahí una gran diferencia entre
los fenómenos que se vivieron en otros sitios de América
Latina y el desafío que enfrentan las instituciones democráticas
de Colombia.
Y quiero referirme al tema social.
En Colombia no hay una clase propietaria
explotadora que este esquilmando los recursos del país
y maltratando a nuestros trabajadores.
La pregunta es: ¿cuál es la causa de este conflicto
social, la acción de la empresa privada o la falta de
empresa privada?
El terrorismo no ha permitido que la
inversión crezca
en Colombia al ritmo que ha debido crecer. A penas hemos logrado,
ahora, recuperar algún ritmo de crecimiento. En el año
2003 creció al 19 por ciento la inversión privada
y en el año 2004 volvió a crecer al 19 por ciento.
Eso nos ha permitido retomar el sendero de creación de
empleo en condiciones dignas.
Si ustedes van al centro de Cali y comparan
los ingresos de un trabajador informal, callejero, con los
ingresos de un trabajador
de una empresa privada de salario mínimo, encontrarán
que en esa empresa privada organizada, ese trabajador devenga –mínimo-
dos veces y media, los ingresos que percibe el trabajador informal
de las calles de Cali.
Yo he comparado el sistema de seguridad
social de Colombia, a cargo de la empresa privada, con muchos
países cuyos
gobiernos se ufanan de ser gobiernos socialistas o pertenecientes
a la social democracia.
Por ejemplo, en otros países que pertenecen –sus
gobiernos- a la social democracia, el empleador no tiene que
pagar la seguridad social la paga en su totalidad el trabajador.
Aquí, el empleador paga la mayor parte de la seguridad
social. Por ejemplo, en salud, de doce puntos el empleador paga
ocho puntos. En riesgos profesionales, lo paga todo el empleador.
En materia tributaria hemos hecho un
gran esfuerzo redistributivo. En este Gobierno hemos aumentando
el impuesto de renta –hay
que poner mucho cuidado, porque empieza a ser muy elevado de
acuerdo con los parámetros internacionales- y hemos restablecido
el impuesto de patrimonio. Diría que se está haciendo
un gran esfuerzo para que los sectores más pudientes contribuyan
todavía más al desarrollo social de esta Nación.
La cartera del sector financiero en los
dos años y medio
de este Gobierno ha crecido en un 21 por ciento, pero para la
microempresa –y Cali es una ciudad que bastante conoce
de microempresa- la cartera ha pasado de 700 mil millones a un
billón 800 mil. Un crecimiento del 157 por ciento, lo
que ha beneficiado a millón 600 mil microempresarios.
Nos falta mucho, nos falta mucho en política social,
pero aquí se hace un gran esfuerzo y lo hace el sector
privado.
Colombia tiene que ser consciente –y lo debe entender
la comunidad internacional- que nuestro sector privado ha hecho
y hace un gran esfuerzo, que habrá que pedirle mayores
esfuerzos, por supuesto y entonces eso marca una diferencia:
aquí no hay un sistema particular de explotadores al que
se deba derrotar con la acción armada, aquí lo
que hemos tenido es una empresa privada solidaria, una empresa
privada comprometida con Colombia, que ha sido frecuentemente
maltratada por el terrorismo. Ese maltrato del terrorismo no
le ha permitido crecer lo suficientemente, invertir en Colombia
lo que debe invertir y eso ha contribuido a que muchos miles
de colombianos se tengan que debatir en la miseria justamente,
por falta de empresa privada.
El último año, alrededor de 600 personas de nuestra
Fuerza Pública fueron, o asesinados o lesionados por minas
antipersonales de los grupos terroristas.
Este es el único país del mundo, que con semejante
desafío terrorista, tomó la decisión de
que su Ejército entregará y destruyera las minas
antipersonales que le quedaban y que utilizaba, sólo,
por razones pedagógicas.
Pues bien, decidimos –bajo la dirección del señor
Vicepresidente de la República- eliminarlas. Están
eliminadas. ¿Y cuál ha sido la respuesta del terrorismo?
Atentar diariamente con minas antipersonales contra la Fuerza
Pública y contra los ciudadanos colombianos.
En muchos países, en nombre de la seguridad, se reprimieron
las libertades públicas. En Colombia ha periódicos
para todos los gustos. En Colombia no se reprime una sola de
las libertades públicas. Este país vive en permanente
debate. Eso es bien importante.
Nosotros nos hemos propuesto el reto
de avanzar eficazmente hacia la seguridad a pesar de las dificultades
y reveses, sin
declinar la voluntad y sin afectar las libertades públicas.
Creo que estos elementos, nuestra devoción por los derechos
humanos, la profundización de la democracia colombiana,
el respeto a las libertades públicas, el papel solidario
de la empresa privada colombiana, son elementos que deben considerarse
por parte de la comunidad internacional para hacer sus análisis
sobre Colombia.
Comparto plenamente con nuestro Obispo
emérito el concepto
de la universalidad de la ley.
La ley tiene que ser universal para proteger
por igual, al amigo del Gobierno que al opositor. La ley tiene
que ser universal
para garantizar por igual, al medio de comunicación que
critica, que al medio de comunicación que apoya. La ley
tiene que ser universal para darle un tratamiento igual, en la
política de seguridad y en la política de reconciliación,
a quien delinque en nombre de la guerrilla y a quien delinque
en nombre de los paramilitares.
Esa valoración tan importante de nuestro Obispo emérito
sobre el carácter universal de la ley la tenemos que asimilar
y profundizar los colombianos, en los pasos legales que nos proponemos
dar para adoptar nuevos instrumentos como la Ley de Paz, Reconciliación,
Justicia y Reparación.
Al ex ministro Maduna, yo diría, después de hacer
las aseveraciones anteriores sobre democracia, libertades, institucionalidad,
papel de la empresa privada, que en Colombia hay una crisis social
tremenda pero el desafío terrorista es con causa y no
solución a esa crisis social.
En las palabras de Savater, la causa es la violencia de los
terroristas. Esto es bien importante de tener en cuenta.
Nosotros estamos trabajando con un concepto
de inclusión
de la sociedad colombiana, para que esto no sea una democracia
de papel que favorezca a una minoría y oprima a una mayoría,
sino para que sea una democracia totalmente incluyente.
Por ejemplo, en el área social. Este Gobierno se ha propuesto
trabajar Siete Herramientas de Equidad, ya les hablaba del microcrédito
que hace parte de esa herramienta que se llama la construcción
de un País de Propietarios.
Déjenme hablar un poco de educación, invitado
a ello –por estar hoy acudiendo así sea a través
de este medio a la Universidad Javeriana-, si ustedes me preguntarán: ¿qué ayuda
a construir una sociedad igualitaria?, ¿cuál es
el camino más eficaz para una sociedad igualitaria? Sin
vacilación hoy contestaría: la educación.
La Revolución Educativa encabeza nuestras Siete Herramientas
de Equidad. Estamos trabajando la cobertura, la calidad, la pertinencia,
la capacitación técnica, los procesos de ciencia
y tecnología.
Por ejemplo, en cobertura nos propusimos
crear millón
y medio de cupos escolares en educación básica
y secundaria en este Gobierno. Este año debemos terminar
con una creación acumulada de un millón 150 mil,
y con el esfuerzo del 2006, con la ayuda de Dios, debemos estar
tocando el millón y medio.
¡Una tarea inmensa, descomunal, sin embargo insuficiente!
Si logramos esa meta, todavía 500 mil niñitos colombianos
estarán por fuera del aparato escolar.
En universidad. Este año, con la ayuda de Dios, debemos
terminar en unos 260 mil nuevos cupos universitarios. Nos propusimos
crear 400 mil en el Gobierno, tarea difícil, si la logramos,
todavía estaremos con una cobertura universitaria baja
comparativamente con países desarrollados; pero en la
medida que perseveremos en estas tareas, Colombia irá avanzar
mucho en los social.
Y quiero hacer esta anotación: esto no lo garantizamos,
si no hay un proceso sostenido y acelerado de crecimiento económico.
Sin crecimiento económico acelerado no hay recursos para
sostener un plan creciente de inversión social. Y ese
crecimiento económico necesita confianza inversionista
y esa confianza inversionista necesita seguridad. He ahí,
un elemento bien importante del porqué de nuestra política
de Seguridad Democrática.
El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).
En este Gobierno ha pasado de atender un millón de colombianos por año,
a atender dos millones 700 mil el año pasado. Aspiramos
que en el 2004 lleguemos a cuatro millones de colombianos y son
sectores medios o populares de la población.
Estamos haciendo un gran esfuerzo en
materia de protección
social. Hoy, ya tienen un acceso muy importante a los servicios
médicos, en el régimen contributivo, más
de trece millones de ciudadanos y en el régimen subsidiado,
más de quince millones. Pero aspiramos que, en dos años
y medio, todos los colombianos de los sectores pobres, estratos
1, 2 y 3, tengan pleno acceso al régimen subsidiado de
salud.
En los dos años y medio de este Gobierno hemos crecido
casi en cinco millones la población afiliada al Régimen
Subsidiado de Salud. Estamos tramitando una ley que facilitará cumplir
ese sueño, esa meta: todos los sectores de la población
de Colombia, de los estratos pobres, con afiliación universal
a la salud.
Y estamos trabajando muchísimo por los niños.
Aquí preguntaba el ex gobernador por los niños.
Una pregunta conmovedora, además de la educación,
en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) –nos
ha acompañado la señora Directora, a lo largo de
las deliberaciones de este simposio- hemos crecido, durante este
Gobierno, en dos millones 800 mil los niños beneficiarios.
Por ejemplo, un programa de alimentación para niñitos
menores de cinco años –lanzado en este Gobierno-
ya le ha llegado a 503 mil niñitos y deberá llegarle
este año a otros 500 mil. Hemos aumentado los recursos,
la eficiencia de la institución. Todas las instituciones
del Estado tienen la instrucción y el control diario para
que todos los días procedan hacia la total eficiencia
y con absoluta transparencia.
Podríamos hacer un recorrido de lo que estamos haciendo
en política social. Este país ha sufrido mucho
el desplazamiento.
Hemos multiplicado por ocho el presupuesto
para atender desplazados en nuestra Patria. Creo que con la
ayuda de los organismos internacionales,
de las entidades adscritas a Naciones Unidas, de tantos países
que nos colaboran, podemos registrar hoy unos mejores resultados
en atención al desplazamiento. Y nuestra política
de Seguridad Democrática ha venido descendiendo el desplazamiento.
Quisiera decir que ya no hay más desplazamientos, se
dan en menor cantidad de lo que se daba hace dos años
y medio, no hemos podido frenar totalmente el desplazamiento,
pero ese es uno de nuestros objetivos: a través de la
seguridad frenar el desplazamiento y a través de la política
social reivindicar a los desplazados.
El ex ministro Maduna hablaba de terroristas
y cucarachas. Yo denomino el desafío contra la sociedad colombiana como
un desafío terrorista por varias razones: porque aquí no
hay una dictadura para derrotar. Porque aquí no hay una
dictadura económica de una clase explotadora para derrotarla
con las armas. Por los métodos que utilizan quienes atacan
a las instituciones estatales. Y por una razón jurídica.
Las democracias de Europa Occidental,
en contraprestación
a su profundización democrática, han señalado
en su ordenamiento jurídico, dentro de la definición
de terrorismo, cualquier actividad que apele a la violencia,
bien sea usándola o amenazando con violencia, por cualquier
tipo de razones ideológicas, políticas o religiosas.
Creo que eso, que ha sido un desarrollo
jurídico europeo,
en contraprestación a la profundización democrática,
cabe aplicarse en Colombia en contraprestación a los esfuerzos
democráticos de Colombia.
Todas estas razones me llaman a calificar
ese desafío
de terrorista, pero a los seres humanos que están en esa
tarea terrorista nunca los descalificamos. Aquí, los colombianos
que todos los días tienen un discurso de paz, que se les
oye, se les respeta, muchos de quienes discrepan del Presidente,
los tratan benévolamente a los terroristas. Quizás,
el más duro trato, el más duro tratamiento lo depara
el Presidente de la República, siempre digo porqué son
terroristas y les digo terroristas, pero nunca los maltratamos
en su dignidad.
Yo inclusive, jamás se me pasa por la cabeza decirles
cucarachas. No soy capaz, inclusive, de referirme a ellos con
sus alias. Por ejemplo cuando me voy a referir a alguno digo:
el señor Jorge Briceño y el señor Marulanda.
Hemos sido cuidadosos en eso. ¿Por qué? Porque
queremos abrir caminos de reconciliación.
Este Gobierno es tan firme en la política de Seguridad
Democrática como abierto a la reconciliación. Las
cifras son elocuentes. Yo quisiera dedicar esta intervención
con ustedes a abrir caminos y no a contar lo que se está haciendo.
Les juro, les juro, que soy receptivo a los consejos de ustedes,
que me gusta estar a toda hora innovando, examinando acciones,
pero también les tengo que contar, de manera directa desde
mi alma, lo que estamos haciendo.
En esto les voy a decir por qué afirmo que somos tan
resueltos para enfrentar a los terroristas, como resueltos a
la reconciliación que se da a través de la reinserción.
En este Gobierno se han reintegrado cerca de once mil integrantes
de los diferentes grupos: seis mil paramilitares, cinco mil guerrilleros.
Ese programa de reinserción tiene problemas, alguno de
ustedes, la Magistrada Winter contaba como ésta semana
un alcalde dijo: “me llegó un desmovilizado y no
se qué hacer”. Sí, nos toca informar más,
manejar un programa con once mil desmovilizados no es fácil,
se presenta un problema o el otro, pero hemos enfrentado eso
con absoluta generosidad, con total generosidad. La cifra es
muy grande.
Colombia, en el proceso de paz del M – 19 reinsertó,
más o menos, 200 personas con armas y a eso se le sumaron,
aproximadamente, 600 ciudadanos que los apoyaban.
En el proceso de paz con el EPL había 600 con armas,
más otros 1.400.
Si sumamos los procesos de paz anteriores, juntos, no llegan
a la cifra que nosotros hemos logrado.
O sea que eso demuestra que aquí hay toda la firmeza,
en nombre de la política de Seguridad Democrática,
para enfrentar el desafío terrorista y toda la generosidad
para facilitar la reconciliación a través de la
reinserción.
Hace una semana el Canciller de Chile
me trajo una razón
del Presidente Lagos. Allá vive alguien de la Farc, el
Presidente Lagos no lo pudo expulsar a Colombia porque él
se casó con una ciudadana chilena y tiene un hijo chileno,
y tienen dificultades para la extradición.
Yo les dije la semana pasada: ‘mire, ayúdenme con
esto, díganle a ese señor que lo importante es
que no delinca, que el Gobierno colombiano no tiene interés
tanto en meterlo a una cárcel aquí, como en que él
no delinca. Que se quede allá, consintiendo a su señora
y a su crío, para que compare la dulce vida del hogar
en paz, con la vida del terrorismo.
Le pedimos, por las formalidades del
derecho, que busque firmar un acta de reinserción y el Gobierno abriría las
puertas para que él, residiendo en Chile, mantenga su
residencia en Chile y se reinserte. Creo, que estos hechos nos
pueden abrir puertas muy, muy importantes.
Entonces, aquí se respeta la dignidad humana de todo
el mundo. No conozco en el mundo un Ejército, una Policía,
unas Fuerzas Armadas que hayan tenido que enfrentar un desafío
terrorista como el que enfrenta Colombia y que estén todos
los días tan sensibilizados en materia de derechos humanos.
Y la voluntad es: donde haya una falla, corregirla y de inmediato.
La consigna es: eficacia y transparencia.
Voy a referirme a algunas preguntas del profesor Vinces Fisas.
El Eln. Cuando este Gobierno empezó mi predecesor, el
Presidente Pastrana, a través del Gobierno de Cuba estaba
buscando iniciar un diálogo con el Eln. Fui preguntado
si desearía continuar esos esfuerzos y dije: ‘por
supuesto’.
Nuestro Comisionado de Paz ha viajado
cuatro veces a Cuba. He hablado en muchísimas ocasiones, personalmente y por teléfono
con el Presidente Castro. Cuba ha hecho todos los esfuerzos,
ha sido imposible.
Lo que nosotros le hemos pedido al Eln
es, como a todos los grupos: un proceso debe empezar con cese
de hostilidades. No
tiene que empezar con desarme, no tiene que empezar con desmovilización.
El desarme y la desmovilización son puntos de llegada,
pero el cese de hostilidades es punto de partida. No ha sido
posible.
A través del Gobierno de Cuba se le ha dado al Eln todas
las garantías, no ha sido posible una respuesta positiva.
El grupo de países amigos del proceso de paz con el Eln
ha trabajado intensamente. A mi me han preguntado los Embajadores: ‘¿el
Gobierno de Colombia autoriza nuestra trabajo?‘ Les hemos
dicho: ‘por supuesto’. Creo que no lo hemos interferido.
Ahí está el testimonio de los embajadores de los
países que integran ese grupo de amigos del proceso de
paz con el Eln.
La sociedad civil. En Colombia, si hay
alguna expresión
de democracia, es el margen infinito de acción de la sociedad
civil. Por eso yo he dicho que aquí hay dos expresiones
muy vigorosas de democracia: la representativa y la participativa.
Y que esa democracia participativa, que nosotros auspiciamos
a través de nuestro concepto de Estado Comunitario, se
da a través de lo que ustedes llaman la activa participación
de la sociedad civil. Ha hecho un gran esfuerzo la sociedad civil
por ese proceso con el Eln, infructuosamente.
Salió de la cárcel Felipe Torres, integrante del
Eln. Me reuní con él, en un hotel de Medellín,
en presencia de uno de los Comisionados de Paz del departamento,
de Antioquia. Me dijo: ‘Presidente, el Eln no acepta su
propuesta de un cese de hostilidades porque tememos que, si nosotros
frenamos las acciones militares, usted nos mate’. Le dije: ‘tienen
toda las garantías de que no. Yo soy el conductor de unas
Fuerzas Armadas que tienen que ir a la iniciativa, que tiene
que trabajar con agresividad, pero con transparencia. Ustedes
en cese de hostilidades los respetaremos totalmente, no recibirán
una sola agresión militar de nuestra parte, no procederemos
contra ustedes a la mansalva, no procederemos traicioneramente’.
El se quedó en silencio, meditó y dijo: ‘eso
abre una buena posibilidad’. Hasta hoy esa posibilidad
no llega.
Visito a México, en compañía del Presidente
Fox, se me pregunta públicamente por el proceso con el
Eln, digo: ‘estamos dispuestos, con el cese de hostilidades’.
Públicamente se me pregunta por las garantías que
tendría el Eln en ese cese de hostilidades y dije: ‘todas.
Mientras haya cese de hostilidades, primero no se tiene que desmovilizar,
no se tiene que desarmar y no lo vamos a atacar militarmente’.
Entonces sugerí: ‘y estamos dispuestos a que haya
un garante, un garante que mire, que supervise que el Eln respete
ese cese de hostilidades y que el Gobierno cumple con las garantías
ofrecidas’. Y me dijeron: ‘¿aceptaría
que fuera México?’ Dije: ‘por supuesto’.
Ese día empezó, con el liderazgo del Presidente
Fox, una tarea noble de México para buscar, como facilitador,
un acuerdo con el Eln.
El Gobierno de Colombia le ha ofrecido
todas las posibilidades. Creo que el facilitador mexicano no
tiene quejas de que le hayamos
negado una sola de las herramientas. ¿Qué falta
con el Eln? Voluntad de parte de ellos.
Temo, profesor Fisas, que el Eln tiene
un sector dirigido por Antonio García, que, siempre que hay posibilidades de
paz, él las frustra.
Antonio García del Eln, por su conducta y por sus comportamientos
en todos los momentos, ha sido un saboteador de la paz y como
a mí me toca hablar con toda sinceridad, esto es lo que
pienso y no lo pienso por una creación subjetiva, sino
porque muchos intentos de paz con el Eln –de anteriores
gobiernos y de este Gobierno- han sido saboteados por el señor
Antonio García.
Y además, el Eln tiene que definir si es capaz de hacer
la paz como entidad autónoma o le da miedo hacer la paz
mientras la Farc no le de permiso. Esa dependencia que unos sectores
del Eln tienen de las Farc, también se ha convertido en
un factor que los inhibe para avanzar hacia la paz. Pero para
ser práctico, profesor Fisas, le repito toda nuestra voluntad
de hacer la paz con el Eln.
Con este Gobierno la paz si quieren,
la hacen en 5 minutos. ¿Qué es
lo que yo quiero? Alguno de ustedes que hablaba de los niños.
Miren, yo tengo 52 años, pertenezco a ese 50 por ciento
de las familias colombianas que han sufrido en carne propia esta
violencia. Mi generación no ha vivido un momento de paz.
Yo no conozco la paz en mi niñez ni en mi adolescencia
ni en mi juventud ni ahora en mi madurez. ¡Ni un día
de paz, de tranquilidad! Yo no quiero para las nuevas generaciones
de colombianos eso. Yo quiero para las nuevas generaciones de
colombianos, que puedan vivir en paz, disfrutar este país,
vivir en una sociedad democrática, en una sociedad en
permanente debate, pero debate creativo y fraterno.
Profesor Fisas, ninguno de estos grupos
puede eximirse de narcotráfico.
Todos han participado en el narcotráfico. El Eln, hay
muchos grupos del Eln participando en el narcotráfico.
A mi me parece que no nos queda bien absolver a algunos y condenar
a otros. Ninguno de estos grupos estaría subsistiendo
si no tuviera recursos de narcotráfico.
El actual Congreso –por iniciativa de este Gobierno- una
de las primeras leyes que aprobó, es la ley de extinción
de dominio. Agilizamos el proceso de extinción de dominio,
por eso, mientras en toda la historia de la extinción
de dominio había dos sentencias, en este Gobierno llevamos
ya más de 60 sentencias en firme. Vamos a continuar acelerando
la extinción de dominio y esos bienes rurales de uso agropecuario
entregándolos a las comunidades campesinas.
Ya en el Valle del Cauca, en los días de Navidad, en
el norte, en Ansermanuevo, hicimos una entrega muy importante
de tierras a las comunidades campesinas. Y espero que la nueva
ley de Verdad, Justicia, Reconciliación y Reparación
traiga instrumentos que nos permitan facilitar este tipo de acciones
para entregar estas tierras a las comunidades campesinas, como
uno de los caminos de la reparación.
Pero ruego que esa ley hay que entenderla
como una ley universal, porque entonces lo que se les exija
a los paramilitares y lo
que se les aplique a los paramilitares, también hay que
aplicárselos al Eln y a la Farc.
¡Hay que darles el mismo tratamiento, enfrentándolos
cuando delinquen y el mismo tratamiento una vez hayan procesos
de reconciliación con ellos!
Me pregunta Usted, que si yo estaría dispuesto a un encuentro
con la Farc para negociar un alto al fuego. Si esa pregunta me
la hiciera hoy un periodista, amablemente la eludiría.
Los hombres tienen su estilo, los gobiernos tienen su estilo.
Yo he manejado las reuniones con estos grupos a través
de la Iglesia Católica o a través de facilitadotes.
Al Comisionado de Paz solamente se le autorizó hablar
con las Autodefensas cuando estas Autodefensas ilegales le comunicaron
a la Iglesia Católica su voluntad de aceptar el cese de
hostilidades, solamente en ese momento, habló con ellos
de manera directa el Comisionado.
Creo Profesor que lo más importante es un cese de hostilidades,
pero veraz no estratégico.
Ahora ¿qué obstáculos hay para el acuerdo
humanitario? De parte del Gobierno hay voluntad, no en vano liberamos
un buen número de guerrilleros de manera unilateral. He
cambiado la política en esa materia flexibilizándola,
la que ofrecí como candidato y apliqué en las primeras
semanas de Gobierno.
En las primeras semanas de Gobierno dije –en consecuencia
con lo que había ofrecido como candidato-, que un acuerdo
humanitario solo sería posible si iba de la mano de la
iniciación de una negociación de paz que tenía
que basarse en un cese de hostilidades. Después de mis
conversaciones con el Secretario de las Naciones Unidas, Kofi
Annan, con el Presidente de Francia, con familiares de los secuestrados,
acepté cambiar esa política, desvincular el acuerdo
humanitario de un eventual proceso de paz.
Ha habido muchas personas que han procedido
como facilitadores autorizados por el Gobierno, gobiernos que
han procedido como
facilitadores. Hemos ofrecido opciones, a mí me gusta
estar imaginando opciones, hay tres limitantes.
Primer limitante: no puede haber zonas
de despeje. Las zonas de despeje se utilizaron en Colombia,
no para avanzar hacia la
paz sino para fortalecerse, para ser más efectivos en
los ataques terroristas. Con esa experiencia no debe haber despejes
en Colombia.
Segundo, esas zonas de despeje nunca
las piden cuando van a liberar secuestrados económicos ¿por qué las
exigen para liberar a estas personas que supuestamente están
secuestradas por razones –yo digo terroristas- que la guerrilla
dice política?
La segunda limitación que tengo es que aquellos guerrilleros
que salgan de la cárcel no deben volver a delinquir. Inicialmente
dije: ‘bueno, si sale un guerrillero de la cárcel,
que se vaya a un país como Francia, que el gobierno de
Francia ejerza una tutoría sobre ese guerrillero y que
esa tutoría garantice que esa persona no va a volver a
delinquir’.
Después los facilitadores me dijeron: ‘¿cómo
les va a exigir que se vayan para el extranjero?, hemos consultado
y no lo aceptan’. Yo dije: ‘bueno, entonces como
va bien el proceso de reinserción, que no se tengan que
ir para el extranjero, que cuenten con dos opciones: o irse al
extranjero o entrar al proceso de reinserción’.
La garantía de que no van a regresar a delinquir nosotros
la entendemos suficientemente cumplida con su participación
en el proceso de reinserción, donde hay hoy más
de 3.500 personas de la Farc. Ese es un número muy grande.
¿Por qué esa exigencia de que no vuelvan a delinquir?
Mire, profesor, ¿usted se imagina que solo el año
pasado entre muertos y lisiados de la Fuerza Pública hay
600 colombianos por minas antipersonales?
Este país todavía tiene 578 mil kilómetros
de selva, la mayor parte selva húmeda tropical. Hoy hay,
en alguna parte de la selva de Colombia, enfrentando todos los
rigores del clima, la humedad, las plagas, el mosquito, los zancudos,
el riesgo de leishmaniasis, más de 17 mil hombres de nuestra
Fuerza Pública. Ese sacrifico abnegado de ellos y que
el Gobierno les diga que ha soltado unos guerrilleros de las
cárceles para que vuelvan a delinquir. ¿En qué queda
la motivación de ellos?
Y no podemos perder de vista lo siguiente:
estas semanas hemos tenido unos reveses militares, pero eso
no nos puede ablandar
esta política. Hoy, durante todo el día, celebraré aquí en
Cartagena un consejo de seguridad para ajustar la política
de Seguridad. Y estos reveses coinciden con la desmovilización
de los paramilitares y en la mente de muchos ciudadanos se dice: ‘este
país no puede derrotar al terrorismo sin la ayuda de los
paramilitares’. ¡Esa creencia hay que desvirtuarla,
esa creencia hay que eliminarla!
Nosotros tenemos que mostrar nuestra
eficacia, nuestra disposición,
nuestra capacidad de derrotar el terrorismo sin paramilitares.
Ese es un camino necesario para la reconciliación, para
la paz.
Es que en algún momento la guerrilla decía que
para sentarse en la mesa necesitaba que el gobierno primero eliminara
los paramilitares. Este Gobierno frente a los paramilitares ha
tenido toda la firmeza para enfrentarlos militarmente y la generosidad –que
se le ofrece a la guerrilla- para recibirlos en estos procesos
de reinserción.
Entonces ahora sin paramilitares, la
guerrilla debería
estar diciendo: ‘bueno una condición del pasado
es que no hubiera paramilitares. El gobierno de Uribe los ha
enfrentado militarmente y los esta reinsertando’. Debería
decirlo la guerrilla, debería reconocerlo.
Ahora es hora de que la guerrilla de
un paso y facilite la paz. ¡Pues
no lo han hecho! Lo que vemos es más ataques a nuestra
Fuerza Pública y a nuestros compatriotas. ¡Eso nos
obliga a demostrar que sin paramilitares, solamente con las fuerzas
institucionales, como tiene que ser en una democracia vamos a
derrotar el terrorismo y eso necesita una gran motivación!
La misma motivación del Presidente de la República
la tienen que tener los generales y la misma la tiene que tener
el soldado del más bajo grado o de más reciente
ingreso a la Fuerza Pública. ¡Sin motivación
en nuestras Fuerzas institucionales no hay manera de enfrentar
eficazmente el terrorismo, ahora que Colombia por fortuna, empieza
a quedarse sin paramilitares!
Y esa motivación necesita cuidarla en pasos concretos.
Desmotivaríamos a la Fuerza Pública si aceptamos
que los guerrilleros salgan de las cárceles y vuelvan
a delinquir.
Y viene otra limitación que tengo como Presidente de
los Colombianos: ¿a quiénes soltar de las cárceles?
Yo no tengo atribución jurídica hoy para soltar
de las cárceles a los incursos en delitos atroces y el
ordenamiento jurídico, objetivamente, dice cuáles
son los delitos atroces. Hoy tenemos atribuciones jurídicas
solamente, en un caso de acuerdo humanitario, para liberar de
las cárceles a aquellos que estén incursos en delitos
como rebelión, sedición, asonada, pero no, en delitos
atroces.
Con el buen cuidado de estas tres limitantes,
el Gobierno ha mantenido su disposición de que se abran
opciones.
Usted me dirá que no le he contestado la pregunta: sí me
reuniría, si me reuniría. Yo creo que la respuesta
que le he dado demuestra que, la reunión personal no es
un elemento de la esencia, pero también se lo digo: en
el momento que las circunstancia lo exigieren, con unas demostraciones
de buena fe y con hechos de paz para concretar un proceso y hacerlo
avanzar y poner la imaginación cara a cara a buscar opciones,
tampoco tendría inconveniente.
Yo soy solamente dogmático e inflexible en esto, en decirle
no a la violencia, no a la corrupción. Para todo lo otro,
podemos buscar opciones Profesor Fisas.
Los indígenas. Amilcar, si hay algún país
que ha avanzado en su Constitución, en su ordenamiento
jurídico, en el reconocimiento de los derechos políticos,
económicos a las comunidades indígenas, es Colombia.
Mire esa Constitución nuestra del 91. Mire la representación
en el Congreso. Mire la autonomía de los gobiernos indígenas.
Y en esta administración presidencial hemos avanzado
mucho en salud para las comunidades indígenas, en educación
para las comunidades indígenas. Tenemos un programa bellísimo
de 30 mil Familias Guardabosques que beneficia amplios sectores
indígenas y estamos avanzando en otro elemento: construir
confianza entre las comunidades indígenas y la Fuerza
Pública.
En un bellísimo lugar del norte de Colombia, la Sierra
Nevada de Santa Marta, en un paraje que se llama Nabusimake,
paraje de la leyenda indígena, me reuní durante
todo un día en Consejo Comunitario con las comunidades
indígenas de allí y ellos con su franqueza y su
tranquilidad denunciaron que no podían tener confianza
en la Fuerza Pública porque allá un día
les llegaba un guerrillero, al otro día un paramilitar,
al otro día un soldado y le llegaban con el mismo uniforme.
Nos propusimos crear confianza.
Estamos desalojando de la Sierra Nevada,
como hay que desalojar de toda Colombia, tanto a paramilitares
como a guerrilleros.
Nombramos un Coronel, un oficial de alta graduación, para
que sea un enlace permanente entre las comunidades indígenas
y la Fuerza Pública y se ha venido construyendo confianza.
Y lo propio hemos empezado a hacer en otras regiones de Colombia
como es el departamento del Cauca, que ustedes lo tienen ahí bien
vecino, de la ciudad de Cali y del Valle del Cauca.
Le repito con todo cariño, con todo cariño, nosotros
tenemos un mandato de la Constitución que lo llevamos
en el alma: respetar la diversidad de esta Nación, tratar
a todos dentro de la diversidad con igualdad y al mismo tiempo
con solidaridad. En eso, no tenemos problemas.
Quisiera poder decirle que ya no están asesinando a un
solo indígena. La tendencia mejora como ha rebajado el
número de homicidios en Colombia.
En el 2003, el homicidio rebajó en Colombia en un 20
por ciento. El año pasado se redujo en otro 16 por ciento.
Se ha reducido muchísimo el secuestro. En el 2003 el
secuestro en Colombia se redujo en un 27 por ciento. El año
pasado en un 42 por ciento. Este año las cifras son buenas.
La ciudad que teníamos con mayor índice de homicidios
es Cali –y yo le llevó a Cali un registro diario,
le hago un seguimiento diario al orden público de Cali.
Cali es uno de mis dolores de cabeza y uno de mis amores y una
de mis preocupaciones de todas las horas-.
Uno debería decir: ‘llevamos cero homicidios’.
La vida no se puede cuantificar, pero yo me veo obligado a medir
las tendencias. Por fortuna, en lo que va de este año
ya se ha reducido el homicidio en Cali en 126 casos.
Quisiera decirle que no hay un solo homicidio
de indígena.
Los hay, la tendencia es buena y quiero comprometerme con usted,
con el mundo indígena en lo siguiente: toda la voluntad
de nuestra Fuerza Pública para proteger a las comunidades
indígenas.
Me parecieron de la mayor importancia
las sugerencias de la Magistrada Winter y voy a hablar hoy
con los Altos Comandantes
y con el Ministerio del Interior para que difundamos más
ese programa de reinserción.
-No se. Es que ustedes tocaron tantos
y tan importantes puntos, yo tome nota de todos pero les he
tomado tiempo en exceso, quisiera
parar acá y más bien tener la oportunidad de réplicas,
de repreguntas de ustedes, del público de la manera más
fraterna-.
¡Ha sido muy, muy grato escucharlos.
Muy grato escucharlos!
Quisiera quedarme todas las horas que
fuera necesario examinando estos temas con ustedes y si la
organización lo tiene
a bien, el doctor Rojas, entonces les escucho comentarios, replicas,
preguntas, objeciones y cualquier comentario que les pueda proponer,
se los haré.
- Oscar Rojas
Rentaría. Director de la Fundación ‘Alvaralice’ y
director del Simposio de Justicia Restaurativa y paz en Colombia: Si, señor Presidente, muchísimas gracias por su
tiempo, sabemos de las limitaciones de tiempo, es informado que
tiene un Consejo de Seguridad, pero si usted lo acepta abro para
el que panel pueda hacerle dos o tres preguntas y usted nos pueda
responder.
- Presidente
de la República: doctor Oscar, todas las
que quiera. La prohibición que yo tengo por ahora es de
montar en avión y como esta enfermedad lo que tiene es
un ‘mareito’, pues quedarme aquí sentado haciendo
un Consejo de Seguridad, eso no hay que limitarlo en el tiempo,
eso lo podemos retardar y tenemos todo el día y toda la
noche, en cambio un panel de esta importancia es muy escaso y
muy importante. Todas las que quiera.
- Arzobispo emérito
Desmond Mpilo Tutu. Premio Nobel de Paz: No quiero hacer una pregunta ¿me permite hacer
un comentario? Al escucharlo, excelencia, me sentí profundamente
conmovido por ofrecernos su vulnerabilidad, esa vulnerabilidad
que usted nos muestra con tanta candidez.
Mi impresión es que usted es una persona sincera. Quizás
usted no esté siempre de acuerdo con todo lo que se dice,
pero yo creo que ustedes han llegado ya a la primera base, pareciera
ser que el Jefe de Estado de este país está listo
para escuchar y para hablar desde el corazón. Y simplemente
quiero decir, como alguien que viene de un país que ha
renacido de una profunda angustia, que este es un inicio maravilloso.
- Penuell Manuna.
Ex ministro de Justicia de Sudáfrica: Señor Presidente, también quiero agradecerle y
estoy de acuerdo con el Arzobispo, usted es una persona honesta,
sincera en sus respuestas.
Señor Presidente, quisiera escuchar su respuesta a esta
pregunta muy sencilla: Cuando usted ha estado interactuando con
las personas que usted menciona como terroristas, yo se señor
Presidente que usted ha podido ver como definen ellos el problema
que tienen como colombianos. Señor Presidente, usted podría
simplemente –para instruirnos un poco- ¿cómo
definen ellos los problemas del país? Porque usted los
define como terroristas, pero cómo se definen ellos, especialmente,
señor Presidente, aquellos que se ha desarmado, para que
ellos nos puedan ayudar un poco con una definición específica
del problema del país.
- Presidente de
la República: Primero el comentario de
nuestro Obispo emérito. Antes de anoche hablé con
el señor Vicepresidente por teléfono, me estaba
explicando su intervención en Cali y lo sentí muy
conmovido al escuchar al Obispo Tutu, muy conmovido. Lo mismo
mi señora.
Yo quiero agradecerle al Obispo Tute,
que nos de esa inyección
de espiritualidad, nos recuerda esa necesidad del amor. Se lo
agradezco inmensamente, porque, yo que soy un combatiente con
estos pecados de esta carnita y estos huesos, recibo como una
necesidad esta corriente de espiritualidad que fertiliza para
nosotros en Colombia el Obispo Tutu.
Ex Ministro Maduna, las conversaciones
del equipo de reinserción
con los reinsertados las podría clasificar en dos: con
aquellos provenientes de la guerrilla que tienen una alta conciencia
política y con quienes no la tienen.
A mí me gustaría que esas conversaciones pudieran
sostenerlas ustedes, porque ayudan muchísimo, esclarecen.
Los que se han reinsertado que tienen
alta conciencia política,
todos han expresado que sienten que perdieron el tiempo, que
ese no es el camino para resolver los problemas colombianos.
Expresan una gran frustración política y una gran
frustración personal. ¿Política por qué?
Porque llegaron a la conclusión de que con sus procedimientos,
en lugar de resolver los problemas que querían resolver,
los agravaron. Con una gran frustración política,
muchos dicen, derivada de ver que lo que nació como un
proyecto ideológico se convirtió en un proyecto
de negocio de droga.
Y con una gran frustración personal porque abandonaron
sus padres, abandonaron sus esposas, sus hijos, tuvieron todas
las dificultades de índole personal y no vieron gratificado
eso con una causa que diera satisfacción personal.
Los otros, los que no tienen esa conciencia
política,
dicen que estaban cansados, estaban allí simplemente de
mercenarios.
Mire la relación causal. El terrorismo ha frenado que
la economía crezca. El terrorismo de la mano de la corrupción
ha evitado que todos los colombianos tengan oportunidades de
educación, de trabajo. Entonces, muchos jóvenes
encontraron como única opción irse a la guerrilla,
a los paramilitares, allí llegaron como mercenarios y
finalmente lo que han encontrado allí es la opción
de matar o la opción de morir en esos enfrentamientos.
Muestran mucha frustración, no encontraron caminos.
Uno de los caminos que nosotros estamos
recorriendo para retener a los jóvenes colombianos, es el de la revolución
educativa. Cuando hemos pasado en un Servicio Nacional de Aprendizaje
(SENA) a atender un millón de colombianos por año,
este año más de tres millones y el año entrante
cuatro millones –con la ayuda de Dios-, uno de los objetivos
es que los colombianos encuentren estas opciones y no sean atraíbles
por estos grupos que yo denomino terroristas. Falta el diálogo
con los otros.
Lo que me transmite a mí el Comisionado del diálogo
con los paramilitares, con quienes está ese proceso de
paz, la queja fundamentalmente de ellos es: ‘el Estado
fue indiferente, indolente. Nosotros estábamos arrasados
por la guerrilla y nunca tuvimos protección del Estado’.
Esa es la queja de ellos. Sin embargo empiezan también
a proponer un proyecto político de reivindicaciones en
las áreas donde viven.
Las plataformas políticas de la guerrilla. Las conocemos,
las conocemos. Lo que hay que preguntarse es: ¿el camino
de la muerte, de la destrucción y de la droga, es el camino
para esas plataformas políticas? ¿Por qué si
hoy pueden llegar a las alcaldías, a las gobernaciones,
a la Presidencia de la República, al Congreso?
Este país ha sido muy generoso con sus libertades. Los
medios de comunicación de Colombia se han mantenido abiertos
no solo a los reinsertados, sino a aquellos que siguen en actividades
terroristas y los gobiernos nunca han reprimido y este Gobierno
nunca se le ha pasado por la cabeza reprimir.
A mí me llaman muchos colombianos y me dicen: ‘Presidente,
nosotros no estamos de acuerdo que fulano de tal asesine y al
otro día, sin arrepentirse, todavía de asesino,
aparezca y figure en los medios de comunicación’.
Eso jamás lo hemos reprimido, a pesar de que a muchos
colombianos no les gusta.
A mí personalmente no me gusta ver a un terrorista en
un medio de comunicación, pero lo respeto en nombre de
las libertades, en nombre de esas bases democráticas que
se requieren para la reconciliación. Entonces cuando hay
estas libertades, cuando hay un gobierno comprometido a proteger
por igual al luchar político afín al Gobierno que
al luchar político de la oposición, yo creo que
cualquiera sea la idea que se tenga sobre el orden económico
o el orden social, hay un camino para tramitar esas ideas que
es el camino democrático.
Aquí había una excusa. Cuando los gobiernos no
se preocupaban por proteger eficazmente a los luchadores de los
grupos que venían de la guerrilla. Hoy esa excusa no existe.
Invoco el testimonio de los opositores
a mi Gobierno, invoco el testimonio si han tenido o no toda
la preocupación,
de parte de la Fuerza Pública y su comandante, que soy
yo, para que ellos sean debidamente protegidos.
Invoco el testimonio de ellos cuando fueron candidatos o en
ejercicio de sus funciones.
Invoco el testimonio de alcaldes y gobernadores,
provenientes de partidos políticos cuyas ideas no concuerdan con las
ideas del Gobierno y ellos no solamente han recibido toda la
protección, sino todo el respeto para el cumplimiento
de sus funciones constitucionales y legales y creo que han encontrado
toda la apertura en el Gobierno Nacional para coordinar con ellos.
Pero también, para no ser elusivo, ex Ministro Maduna, ¡qué bueno,
qué bueno! en un cese de hostilidades, discutir con el
Eln, con la Farc, con los paras. Aún sin que el Eln y
la Farc se desmovilicen, aún sin que el Eln y la Farc
se hayan desarmado, pero en un cese de hostilidades, ¡qué bueno
discutir con ellos, cara a cara, la problemática económica
y social de este país.
Lo único que exijo es eso, si quiera un cese de hostilidades,
porque lo no podemos es estar discutiendo la cuestión
agraria o los tratados de comercio o la seguridad social o la
explotación de los recursos naturales no renovables, con
unas personas que simultáneamente están explorando
carros bomba, están secuestrando y matando.
¡Lo elemental que se les pide es un cese de hostilidades
aún sin desarme, aún sin desmovilización!
- Tokyo Seexwale.
Ex Gobernador de Gautang y candidato presidencial de Sudáfrica: debo decir señor presidente, que
hemos venido, no con ideas preconcebidas, hemos venido a aprender
y debo decir al observarlo –y no se si usted nos puede
ver a nosotros-, pero observándolo, observábamos
sus manos, su manera de peinarse, veo que usa lentes y debo decir,
colombianos, que me uno en sentimientos al Presidente. Me uno
en sentimientos a Usted, señor Presidente, porque Usted
no es un gigante, tiene simplemente las espaldas de un ser humano
normal y sobre sus espaldas carga tantos problemas sobre los
que hemos leído y hemos escuchado y creo que Usted está llevando
esos problemas muy bien.
Y gracias por hablar sobre los niños. Mi pregunta sería,
tenemos un ejemplo muy pequeñito para mostrar en Sudáfrica,
la situación de Ustedes es muy diferente a la nuestra,
pero quisiera insistir, si ¿alguna vez usted ha considerado
visitar Sudáfrica, para visitarnos, para conocernos, para
que la gente también lo pueda ver a Usted, para que nosotros
también podamos aprender de Usted? Porque lo que Usted
ha dicho hoy es algo que se debe escuchar repetidamente.
Ayer yo decía que sería una lástima –escuché algunas
de sus citas-, que sería una lástima si a Usted
no los escuchan más en las Naciones Unidas, porque esto
es una situación internacional y creo que para nosotros
sería un privilegio escucharlo a usted en Sudáfrica
también. ¿Ha pensado alguna vez en visitarnos en
Sudáfrica Presidente? T
Señor Presidente, también debería haber
dicho que quizás es el momento de que los políticos
demuestren su capacidad de hombres de Estado y creo que yo estoy
contestando por Usted, estoy viendo en Usted, realmente, un hombre
de Estado en su presidencia.
-Presidente de
la República: Ex
gobernador muchas gracias. Por hoy, en estos momentos de Colombia,
nosotros los necesitamos
a ustedes.
Yo les digo esto desde el alma: ojalá, ustedes nos pudieran
ayudar a que el Eln y las Farc emprendieran el camino del diálogo.
Estoy dispuesto a darles todas las garantías en un cese
de hostilidades ¡todas las garantías, las discutimos
con ustedes! Ningún hombre posee la verdad absoluta.
Creo mucho en la democracia y en las
libertades porque a través
del ejercicio del diálogo y del ejercicio de la contradicción
se va construyendo una verdad relativa. Y a través de
incorporarle a esa verdad relativa más diálogo
y más contradicción, se construye una verdad relativa
mejor. Nunca se llega a la verdad absoluta, pero a través
de la democracia, la contradicción y el diálogo
todos los días se mejora en el nivel de verdad relativa.
Sería mucho mejor, mucho mejor, para este país
poder mostrar este país hoy ante el mundo y ante sus propios
ciudadanos en un proceso de diálogo con cese de hostilidades
con la Farc y con el Eln, que estar simplemente a toda hora exigiendo
más operativos militares, como es mi deber. En eso nos
pueden ayudar ustedes muchísimo.
Admiro mucho el proceso de Sudáfrica, lo admiro inmensamente,
respeto –como millones de ciudadanos en el mundo- el cautiverio
de Mandela, el de muchos de ustedes. Admiré mucho la inteligencia
del presidente Frederik Willem de Klerk, como logró romper
con ese trayecto del apartheid. Admiro mucho lo que han logrado.
Ustedes procedieron autónomamente frente al mundo, lo
que hicieron con su proceso de paz, de sustituir la cárcel
por la confesión e imponer como pena –así lo
interpretamos muchos desde afuera- la confesión para poder
dar el perdón, eso es admirable, nos enseñaron
mucho. Y lo que más nos enseña de ustedes hoy,
es su profunda espiritualidad. Sería un gran honor, un
gran placer visitar su país.
Por lo pronto, ayúdenos a ver cómo podemos tener
un proceso de paz con la Farc y con el Eln. A partir de un cese
de hostilidades, el Gobierno está abierto a opciones.
- Renate Winter. Magistrada Corte Especial
para la Sierra Leona: señor Presidente, realmente estoy
conmovida por estas ideas maravillosas que he escuchado, pero
quiero nuevamente poner
los pies en la tierra.
Durante 30 años de este conflicto, han surgido muchos
problemas individuales, son cantidades de problemas, grandes
y pequeños que hay que resolver y sin resolver esos problemas,
la paz perdurable –como la que quieren todos los participantes
en este simposio- es imposible.
La justicia no puede resolver estos problemas
por si sola. Y esta es mi pregunta, ¿existiría, acaso, la posibilidad
de aprovechar este enorme potencial que Usted tiene para sanar
el conflicto? Es una vieja tradición de América
Latina tener tradiciones de sanación, procedimientos de
mediación, que no necesitan tanta participación
de la justicia formal. ¿Quizás pudiese haber una
disposición en la ley, que aquellos que tienen grandes
responsabilidades y que no están dispuestos a aceptar
su responsabilidad, puedan estar en un diálogo como ha
sido la tradición en América Latina?, ¿sería
posible abrirle las puertas del diálogo a estas personas
que aún no han aceptado su responsabilidad?
- Presidente de
la República: Por su puesto Magistrado,
claro que sí, están abiertas. Si esas personas
están en acciones violentas, el único requisito
es suspender esas acciones violentas para poder avanzar en el
diálogo.
Me llama mucho la atención lo que usted me dice y me
gustaría profundizar un poquito. Pudiera un ejemplo figurativo,
así no corresponda a la vida real, describirme un caso
en el cual uno pueda identificar una persona que tiene que intervenir
en el diálogo y que todavía no ha aceptado su responsabilidad. –Le
pido eso para tener, para poder asimilar con más claridad
su pregunta, que la tomo como una sugerencia-.
- Renate Winter. Podría haber la posibilidad que se le
de a alguna persona, o sea explicarle qué quiere decir
aceptar la responsabilidad, si tengo la posibilidad de decirle
a una persona: ‘usted acepta la responsabilidad y si la
acepta, puedo hacer esto con Usted. Usted elige si lo hace o
no. Y en ese caso, si no lo aceptan no hay diálogo posible’
Pero yo creo que este primer paso todavía no ha sido
muy fructífero, el de decirle a alguien: ‘esto significa
aceptar responsabilidad, ¿esta usted listo para hacerlo?’ Yo
creo y esta es mi experiencia, tal vez no en Colombia, aunque,
tal vez, no haya muchas diferencias con Colombia. Creo que hay
muchas personas que estarían dispuestas a aceptar su responsabilidad
y luego, no se requiere el procedimiento clásico de justicia,
sino una especie de mediación con un juez de paz capacitado
y esto podría ser aceptado por la población.
La diferencia que estoy haciendo es que,
alguien que ha cometido atrocidades pero que no quiere aceptar
la responsabilidades,
en este caso, no se puede considerar como parte del diálogo,
pero sí alguien que hay aceptado su responsabilidad. Pero
primero hay que explicarle a esta persona, a la otra parte qué significa
aceptar responsabilidad de un hecho. Como lo dijo mi vecino,
hay combatientes que nunca han matado, otros sí, o nos
han secuestrado y los que nunca han secuestrado dicen: ‘sí lo
hice, lo lamento, qué puedo hacer para reparar esto’.
Y ellos podrían tener la posibilidad de utilizar esta
forma tradicional de curación, que se utiliza en Latino
América, tal vez habría que explicarles a ellos
solamente este punto antes de proceder a tomar medidas. Esta
específicamente es mi propuesta.
- Presidente de
la República: Magistrado, le entiendo,
me parece audaz, novedosa y le voy a transmitir esa inquietud
al Comisionado de Paz, al doctor Luis Carlos Restrepo. Le ruego
a usted que le reciba a él una llamada telefónica.
Me parece muy conveniente que él escuche, directamente
de usted, esta sugerencia. Me parece un buen camino y lo vamos
a explorar y le pido también que nos ayude, ojalá nos
deje un memorando antes de salir de Colombia para nosotros acertar
en la parte de reparación, en el capítulo de reparación
de la ley que nos proponemos a aprobar.
Hay que hacer todos los esfuerzos por
la reparación,
pero los colombianos han sufrido tanto que la reparación
individual y completa va a ser imposible en su totalidad. Por
mayor que sea el esfuerzo de reparación no alcanzará el
ideal, que es una reparación total. Hay que pensar ahí en
que un componente de esa reparación, sea el reconocimiento
del derecho a los colombianos de vivir en paz hacia delante.
Entonces ayúdenos con los dos temas: la inquietud concreta
que usted plantea, de conminar a la gente, de retarla a que asuma
responsabilidades y que a partir de asumir esas responsabilidades,
entre en el diálogo. Y un segundo punto, que es el de
ayudarnos a cómo definir en la ley, la aspiración
de la reparación teniendo claridad que la reparación
total e individual será imposible colmarla, de acuerdo
con los daños que ha sufrido la población.
- Vincens Fisas.
Profesor de Ciencias Políticas de la
Escuela de Paz de Barcelona: Presidente primero quiero pedirle
disculpas porque tengo que marchar y tomar un avión muy
pronto y por tanto, si este acto dura un poco más y me
ve salir de esta mesa no es por descortesía ni por que
no me guste su respuesta, sino porque tengo que tomar un vuelo.
Si yo le dijera, por ejemplo, que entiendo
la paz como justicia social, democracia participativa, satisfacción de necesidades
humanas básicas, eficacia del sector público, desarrollo
sostenible ¿estaría Usted de acuerdo con esta definición?
- Presidente de
la República: claro Profesor, pero hay
que preguntarse ¿cómo se llega allá? Con
un problema terrorista como el que tenemos en Colombia, tenemos
los caminos cerrados para llegar allá.
Veámoslos en términos de democracia participativa.
La guerrilla colombiana, durante muchos años, justificó sus
acciones violentas porque en Colombia no se permitía la
elección popular de alcaldes. Fue en el gobierno del Presidente
Belisario Betancourt, en los años 80, después de
100 años de debate, cuando se permitió en Colombia
la elección popular de alcaldes. Unos años después,
en la Constitución del año 91 –del presidente
Gaviria- se avanzó más hacia la elección
popular de gobernadores y esa Constitución incorporó un
capítulo riquísimo de mecanismos de participación
popular.
¿Quiénes han matado a los alcaldes, a los gobernadores? ¿Quiénes
han frustrado la democracia participativa? Los grupos violentos.
Entonces mire cómo esos grupos afectan el desarrollo de
la democracia participativa.
El tema de la justicia social. Esos grupos
han frenado el ritmo de inversión que este país
requiere para poder financiar lo social.
Si este país no tiene un principio de paz, que dé confianza
inversionista y que ponga la economía a crecer, aquí no
va a quedar qué repartir. Diría que se requiere:
un principio de paz para que la economía crezca y simultáneamente
mejore la justicia social, avancemos a la sociedad sin exclusiones
y que eso ayude a estabilizar la paz, como una categoría,
como un modelo de vida permanente.
Mirémosla en la parte ambiental. Son los grupos terroristas
los que han destruido millón 700 mil hectáreas
de selva tropical para sembrar droga. Son los grupos terroristas
los que han contaminando nuestros ríos con la droga y
con los precursores químicos.
Entonces mire –yo estoy de acuerdo con usted- una paz
estable necesita todos los elementos que usted incorporó en
su pregunta, pero para lograr esos elementos necesitamos un principio
de paz, porque con esta acción terrorista es imposible
lograr esos elementos Profesor Fisas y le comprendo la necesidad
de salir del auditorio y estoy muy agradecido muy reconocido
de haber podido intervenir con usted, lo he escuchado con mucho
respeto.
- Arzobispo emérito
Desmond Mpilo Tutu. Su excelencia,
aquí hemos tenido una conspiración tripartita,
bueno, pero voy a hablar muy en serio y me permito responderle
a su solicitud de ayuda en relación con que nos dirijamos
a nuestro Presidente, a fin de solicitarle que invite a los líderes
de las guerrillas Sudáfrica.
Bueno la invitación será para poder hablar con
estas personas en mi país y también quisiéramos
reiterar un llamado de Tokyo Sexwale y espero que también
mis otros amigos de Sudáfrica estén de acuerdo
con nosotros, queremos además decirle, a los líderes
de la guerrilla, que no teman a bajar de las montañas,
a regresar a sus hogares y a ayudar en la reconstrucción
de su país, Colombia.
- Presidente de
la República: Bueno, esa es una muy noble
conspiración, voy a hacer un preámbulo. Me la ponen
muy difícil, pero voy a buscar opciones.
A mi me preocupa que salgan para Sudáfrica los líderes
de la guerrilla y los que queden en Colombia queden asesinando,
explotando minas antipersonales, secuestrando. ¿Podría
hacer una exigencia pequeña, por el bien público,
para que el viaje sea creíble, ajena a caprichos? Pregunto
Excelentísimo Obispo.
Que mientras estén en ese viaje en Sudáfrica,
aquí no produzcan hechos violentos, que cesen todas sus
actividades violentas mientras estén en ese viaje en Sudáfrica
para que los colombianos, mientras ellos estén en Sudáfrica,
los que vivimos aquí, sintamos unos días de paz
y tranquilidad. Que eso pueda alimentar el proceso, pueda ayudarlo,
para que no sea simplemente un viaje ni un discurso, sino un
principio de un proceso. Esa sería la sugerencia Obispo
emérito.
- Arzobispo emérito
Desmond Mpilo Tutu. Permítame
responderle de esta forma Su excelencia, y por favor: todos ustedes,
el pueblo de Colombia, esto no es un juego, no estamos jugando,
se trata de la vida de personas de carne y hueso como ustedes.
Como este viejo que soy, apelo a ustedes, los líderes
de las fuerzas guerrilleras, que acepten este cese al fuego durante
el tiempo en que les pedimos que vengan a visitarnos en Sudáfrica.
- Presidente de
la República: lo recibo con respeto,
lo acepto en los términos que se ha hablado. Las condiciones
nunca pueden ser caprichosas, tienen que ser pensadas y propuestas
en función del bien común, en función del
resultado positivo del mismo proceso y creo que sobran mis palabras.
Yo no quería sino proponer ese elemento que generosamente,
el Obispo emérito lo acepta, todo esta dicho en el lenguaje
del Obispo y en esa fuerza espiritual que él transmite.
Lo entiendo y quedare atento. Será muy grato mantener
una comunicación telefónica y permanente con el
Obispo a ver cómo se puede avanzar en esto.
- Amilcar Pop.
Comisionado de Indígenas de Guatemala: creo que los pueblos del mundo pedimos, rogamos a los líderes
y a quienes tengan que asumir una posición por la paz,
que la hagan, porque ya creo que es justo gritar: ¡ni una
muerte más en Colombia!
Señor Presidente, con todo respeto y sin ánimo
de crear polémica en el tema, hasta ayer hermanos del
pueblo Kankuamo de Embera, los Chamíes, han denunciado
la muerte sistemática de sus líderes, han denunciado
la muerte de alrededor de 200 indígenas en un corto tiempo.
Y considerando los últimos informes de Naciones Unidas
y del Relator De Pueblos Indígenas, Rodolfo Stavenhagen,
muestra que la situación de los pueblos indígenas
en Colombia es una de las más graves del mundo.
En virtud de ello, pido, señor Presidente, con todo respeto,
entablar un escenario de diálogo con los pueblos indígenas
en Colombia y ver la pertinencia de solicitar y promover un informe
sobre la situación humanitaria de los pueblos indígenas,
de Naciones Unidas para Colombia.
- Presidente de
la República: Amilcar, mire cuente que
las fuerzas institucionales de Colombia están haciendo
todo el esfuerzo para proteger a las comunidades indígenas,
diálogo hay.
Por ejemplo, el año pasado, personalmente, dialogue extensas
horas con las comunidades indígenas del Cauca antes de
que empezarán su marcha. Examinamos cada uno de los puntos
que ellos esgrimían para realizar su marcha, con inmenso
respeto. Finalmente decidieron hacer su marcha, lo que se les
pidió fue que no obstruyeran las vías, que fuera
ordenada, la hicieron. El Gobierno les respeto ese derecho, porque
una cosa es la protesta social y otra cosa es la violencia y
el terrorismo.
Este Gobierno ha sido respetuoso de la
protesta social, esa marcha de los indígenas lo comprobó y el nivel
diálogo no solamente ha sido al nivel del Presidente de
la República. Es un nivel de diálogo muy intenso
en el Congreso, el Gobernador del Cauca ha estado permanente
en el más constructivo diálogo con las comunidades
indígenas.
Quiero repetirle Amilcar, toda nuestra
disposición de
mantener ese diálogo, de profundizarlo, de resolver problemas
y de defenderlos.
Hace 15 días estuve en Popayán, cuando acababa
de producirse una masacre contra una comunidad indígena,
que la habían producido estos grupos guerrilleros. La
decisión nuestra es protegerlos de ataques paramilitares.
Ya capturamos un paramilitar que los venía asesinando
en La Guajira y protegerlos contra estos ataques de las guerrillas,
como los que se vienen presentando en el Cauca.
Haremos esfuerzos todos los días, a ver cómo
mejoramos nuestra eficacia.
Muchas gracias Amilcar. Muchas gracias
doctor Oscar. Obispo emérito, quedamos pendientes de continuar este diálogo
por teléfono, quedamos muy a espera de que su voz y su
espíritu, lo que nos ha dicho a los colombianos, sea escuchado
por parte de todos los destinatarios de este mensaje.
Muy grato, muy grato escucharlos a ustedes,
muy grato compartir con ustedes. A los organizadores mil gracias.
Y a todos mis compatriotas
que han acompañado este Foro, un saludo lleno de afecto
por Colombia y lleno de respeto por ustedes. El sueño
es, que las nuevas generaciones de Colombianos puedan vivir tranquilos
en este país, encontrar un país democrático,
un país fraterno, un país en permanente debate,
pero en debate creativo.
Mil gracias a todos.
- Oscar Rojas
Rentaría. Señor Presidente, hay
una persona en representación de los secuestrados que
quiere darle las gracias por lo que acaba de ocurrir aquí.
Le pido el favor que la escuchemos.
- Familiar de los secuestrados: muchas
gracias señor
Presidente. En nombre de las víctimas del secuestro política,
que somos 63 personas, que están en las montañas
de Colombia, esperando la oportunidad de la libertad, esperando
la oportunidad de volver a reconstruir familia. En nuestro agradecimiento,
en demostrar su corazón grande ante nosotros como colombianos,
la solidaridad que tiene hoy para poder tener las posibilidades
para realizar el acuerdo humanitario.
A Monseñor Tutu y a todos sus representantes de Sudáfrica,
gracias por esta oportunidad porque nunca perdemos las esperanzas
que es sólo la unidad por la esperanza, por la lucha y
por el amor a Dios.
Muchas gracias”.