Julio de 2005

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

3
4
17
15 de julio

TEXTO DE LA CARTA DEL EMBAJADOR MORENO AL CONGRESO DE ESTADOS UNIDOS

Washington, 15 jul. (SNE).-El siguiente es el texto de la carta que envió el embajador de Colombia en Estados Unidos, Luis Alberto Moreno al Congreso de Estados Unidos con la explicación de la Ley de Justicia y Paz.

8 de julio de 2005

Querido Senador:

Quería aprovechar esta oportunidad para brindarle información acerca de la Ley de Justicia y Paz recientemente aprobada por el Congreso de Colombia, la cual provee un marco legal para el Gobierno Nacional en la continuación de sus esfuerzos por desmovilizar a miembros de las organizaciones terroristas. Debido a su interés y apoyo a las relaciones colombo-estadounidenses durante los últimos años, me gustaría asegurar que tiene un conocimiento de las provisiones de la ley y del ambiente en el que fue debatida y cómo será implementada.


Como sabe, los colombianos han vivido con violencia de organizaciones guerrilleras y paramilitares por más de 40 años. Esfuerzos previos por administraciones anteriores en Colombia para negociar un fin a la violencia con las tres guerrillas y los paramilitares que operan en nuestro país, han fracasado. Como resultado, los colombianos viven bajo una amenaza constante del terrorismo, algo no visto en ninguna parte del mundo, y piden paz a gritos.


Durante los últimos tres años, el gobierno Uribe ha reforzado la habilidad del estado para ir tras los terroristas. Como resultado, los homicidios han reducido en 40%, los secuestros por 70% y los ataques terroristas también han reducido sustancialmente. Más de 12 mil miembros individuales de estas organizaciones terroristas se han desmovilizado y entregado sus armas. El apoyo al Plan Colombia por parte del Congreso de EEUU ha contribuido significativamente a estos resultados. Nosotros hemos consultado regularmente con miembros del Congreso de EEUU sobre estos esfuerzos y muchos miembros han tenido la oportunidad de visitar a Colombia para ver de primera mano los progresos que hemos logrado.


Pero a medida que el Gobierno Uribe ha buscado mejorar la seguridad para los colombianos, también ha extendido la mano para desarmar y desmovilizar a los grupos terroristas. Los colombianos han reconocido por mucho tiempo que la paz puede ser alcanzada por medio de soluciones políticas. Gobiernos anteriores han desmovilizado organizaciones guerrilleras negociando indultos y amnistías a cambio de que los combatientes dejen sus armas y se reincorporen a la vida civil.


Sin embargo, debido a que la desmovilización de las AUC, FARC y ELN ocurrirá en una escala nunca antes vista en Colombia, y porque este proceso de paz es tan crucial para el futuro y bienestar de la Nación, el gobierno Uribe buscó un marco legal para los diálogos de paz. Por casi dos años, el Congreso de Colombia ha debatido intensamente los procedimientos y condiciones de este proceso de paz. Cada sector de la sociedad colombiana y muchos de la Comunidad Internacional, incluyendo a Estados Unidos, han participado activamente en este proceso democrático. El proceso fue abierto, pluralista y transparente. El 22 de junio el Congreso aprobó la ley.


En el corazón de la desmovilización están los esfuerzos del Gobierno Uribe y del Congreso colombiano para encontrar un balance entre paz y justicia. Esto quiere decir, una ley que desmantele a organizaciones que han plagado al país por 40 años, por ende asegurando la seguridad para los ciudadanos colombianos, y a la vez garantizando un nivel de castigo y reparación para compensar los crímenes y las violaciones a los derechos humanos que hayan cometido.


Las siguientes son las provisiones claves de la ley:

  • Los combatientes se acercarán, como individuos o en grupo, se identificarán y confesarán sus crímenes pasados.
  • Cualquier crimen que el individuo intencionalmente no confiese podrá ser investigado y procesado por las cortes ordinarias, sin beneficio alguno de la ley y sentencias de privación de libertad más severas si es encontrado culpable.
  • Los combatientes deben entregar sus armas, dejar en libertad a sus secuestrados e identificar y entregar bienes adquiridos ilegalmente.
  • Si cumplen con todas estas condiciones, son entonces elegibles para la reducción de sentencias de 5 a 8 años por los crímenes cometidos, sin posibilidad de adquirir más reducciones en las condenas.
  • La ley no ofrece amnistía para crímenes graves, no provee un estatuto de limitaciones o cualquier otro beneficio legal por crímenes no confesados.
  • Ningún narcotraficante podrá acceder a los beneficios legales de esta ley. El gobierno seguirá investigando y procesando actividades relacionadas con el narcotráfico.
  • El tema de la extradición no es tratado en la ley, preservando la autoridad discrecional del gobierno colombiano de cumplir con las solicitudes de extradición de otros países. El Gobierno Uribe ha usado la extradición como una poderosa herramienta contra el narcotráfico, enviando a 270 sospechosos a los Estados Unidos durante los últimos tres años – más que cualquier otro país en el mundo. La política de extradición en Colombia nunca ha sido sujeto de negociación con los grupos armados ilegales y seguirá inalterable.
  • Los derechos de las víctimas están completamente garantizados. La ley establece nuevas instituciones para implementar aspectos claves del proceso de paz, tales como la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, la cual será dirigida por el Vicepresidente e incluirá a representantes de las víctimas. Adicionalmente crea un Fondo para la Reparación de las Víctimas y comisiones regionales para la restitución de la propiedad.
  • La ley no afecta la aplicación de la legislación de la extinción de dominio, la cual a la fecha le ha permitido al estado recobrar 5.042 bienes ilegales.

La Ley establece una estructura legal que busca alcanzar varias metas simultáneamente. Identificará a miles de combatientes individuales, la mayoría de los cuales son hoy en día desconocidos para las autoridades y llevarlos ante la justicia. El gobierno podrá, por primera vez, monitorear sus acciones para asegurarse que no vuelvan a una vida de violencia. También establece una estructura para identificar y distribuir bienes ilegales de ex terroristas a sus víctimas, el cual será un componente importante de la reconciliación nacional de nuestra sociedad.


Existen preocupaciones de que la ley no castigue a los combatientes con sentencias de prisión suficientemente largas. Este fue el tema fundamental que los legisladores tuvieron que abordar – cómo lograr un balance entre la protección de la gente a violencia futura y terror, con el deseo de castigar a las personas que hayan cometido crímenes, en una sociedad donde cada quien usa un diferente metro para medir ese balance. En la ley, los ex combatientes que confiesen plenamente y cumplan con cabalidad los otros requerimientos, obtienen una detención de 5 a 8 años (lo cual es casi lo mismo que los 5 a 10 años presentado por el borrador de la oposición). No hay reducción de condenas o cualquier otro beneficio por crímenes intencionalmente ocultados, por lo cual podrían recibir hasta 40 años por cualquier crimen que no confiesen.


El Congreso de Colombia determinó que si se ponen términos muy fuertes en cuanto a castigos y otros prerrequisitos para que los combatientes entren en el proceso de paz, no se entregarían. Simplemente seguirían librando su guerra contra nuestra sociedad. Esta es la única vida que conocen. Por medio de esta ley, el gobierno le esta dando incentivos a miles de miembros de las AUC para que se entreguen y participen del proceso de paz. Aquellos que lo hagan deberán cumplir con todas las condiciones de la ley y serán monitoreados de cerca por autoridades para asegurar que no vuelvan a la violencia. Aquellos que no acepten el incentivo se enfrentarán con la amenaza de la justicia, en términos mucho más fuertes.


La ley es lejos de ser perfecta y porque estamos buscando paz y justicia simultáneamente, es inevitable que ambas causas sean logradas con perfección. La meta es la paz – es decir, asegurar que miles de combatientes ilegales no puedan amenazar nuestra sociedad con violencia – y lograr la mayor justicia posible, con la menor cantidad de indulgencia necesaria. En comparación con otros procesos de paz en el mundo y con cada proceso de paz anterior en la historia nuestro país, Colombia está aplicando un estándar de justicia mucho más alto al requerir confesiones completas de violaciones, y proveyendo un nivel de castigo, antes de que cualquier beneficio sea otorgado.


La labor crítica de la administración Uribe ahora es la de adelantar en el proceso de paz. La nueva ley establece un proceso de paz; ahora iniciamos la difícil labor de hacer que el proceso funcione por la paz de todos los colombianos. Esto requerirá de un significante uso de recursos, personal y nuevas instituciones por parte del gobierno, además de una determinación nacional de todo el pueblo colombiano.


Pero por primera vez en una generación, un gobierno colombiano está hoy negociando desde una posición de fuerza. Sólo esto es un logro significante en este largo conflicto. Ahora se le debe dar la oportunidad al Presidente Uribe de producir resultados para los colombianos. La ley de Justicia y Paz no es perfecta, y como sucede con frecuencia en los cuerpos legislativos, es un producto de compromiso político. Pero es más fuerte – proveerá más justicia – que cualquier otro esfuerzo de desmovilización en la historia de nuestro país.


Para avanzar hacia delante, miramos a Estados Unidos y a la Comunidad Internacional para un apoyo continuado a nuestro proceso de paz.

Sinceramente,


Luis Alberto Moreno
Embajador de Colombia en Estados Unidos

Imprimir
MAPA DEL SITIO
| Quejas y Reclamos | Web Master |
Linea de Quejas y Reclamos 018000-913666

COPYRIGHT © 2006 PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA