DISCURSO
DEL PRESIDENTE URIBE DURANTE GRADUACIÓN DE SUBTENIENTES
DE LA POLICÍA NACIONAL Bogotá, 2 jun. (SNE).- El
siguiente es el discurso del presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, durante la graduación de 251
Subtenientes y el ascenso de cuatro Brigadieres Generales
de la Policía Nacional, en la “Escuela de
Cadetes General Santander”:
“Acudimos hoy a este bello campo de la Escuela
General Santander a graduar una nueva promoción
de Subtenientes, 251 que entran en el servicio activo
de la Patria. Quiero saludarlos a todos ellos, agradecerles
su vocación, su decisión de consagrar sus
vidas, sus sacrificios, sus desvelos a la Patria.
Quiero agradecer a sus papás, a sus mamás
- muchos de quienes aquí nos acompañan
- el sacrificio y el aporte a la Patria, de entregar
a sus hijos a este noble servicio de la tranquilidad
de Colombia. A ellos, a los Suboficiales graduados, a
los Subtenientes graduados, a sus familias, a sus papás,
a sus mamás, a sus hermanos, un aplauso desde
el fondo de nuestro corazón.
Esta promoción lleva el nombre de Leonardo Ospina
Pinto, asesinado por los terroristas cuando era Capitán
de la Policía, en cumplimiento de sus deberes
y hoy ascendido póstumamente al grado de Mayor. ¡Que
nos ayude desde el cielo¡. Fue un ejemplo de honradez,
de patriotismo y de valentía. Su muerte fue una
prueba más del valor de la Policía de la
Patria que no está dispuesta a permitir que Colombia
siga asolada por el narcotráfico, por las guerrillas
terroristas y por los mal llamados paramilitares terroristas.
Quiero rendir un homenaje póstumo a Leonardo
Ospina Pinto, a su señora Luz Marina Guevara y
a sus hijitos Cristian Leonardo, Silvia Fernanda y Tatiana
Valentina, nuestra solidaridad, nuestro aprecio, nuestro
reconocimiento, nuestra gratitud.
Quiero felicitar a Álvaro Francisco Fernández
Alarcón, primer puesto del Curso 084 de Oficiales
que hemos graduado hoy. Lo propongo como un ejemplo de
consagración, de estudiante virtuoso, como un
ejemplo de patriotismo ante las nuevas generaciones de
colombianos. Para él un aplauso desde el fondo
del alma.
Quiero saludar el ascenso a Brigadieres
Generales de varios ilustres compatriotas dedicados
al servicio de
la Patria a través de la Policía Nacional.
Al señor Brigadier Álvaro Becerra Álvarez,
al señor Brigadier Luis Jacinto Mesa Contreras,
al señor Brigadier General Jaime Enrique Otero
Jiménez, al señor Brigadier General Daniel
Ernesto Castiblanco Mendoza. A ellos nuestra gratitud,
hoy ascienden a Brigadieres Generales y la Patria espera
que con su decisión, su espíritu de sacrificio,
su heroísmo, contribuyan cada día de manera
más eficaz a recuperar la tranquilidad.
A sus esposas, a sus hijos, nuestra
gratitud. Los han acompañado en este largo tramo de la vida de abnegación
al servicio de la Policía. A esas esposas, a esos
hijos y a estos Brigadieres Generales, un aplauso desde
el fondo del alma.
Cuando este Gobierno empezó, Colombia tenía
casi 30 mil homicidios por año, este año
van 6.686 con cinco meses causados del año. Se
nota una enorme tendencia de disminución, quisiéramos
poderle decir a la Patria que aquí no hay asesinatos,
pero de todas maneras se ve una gran tasa de descenso.
Cuando este Gobierno inició, en la Patria asesinaban
a 66 conciudadanos por cada 100 mil habitantes. Este
año van 15 por cada 100 mil habitantes. Confiamos
que se consolide y se profundice más esta tasa
de descenso.
Colombia tuvo años en los cuales asesinaban 168
integrantes de las organizaciones sindicales de trabajadores.
Este año van 3. Quisiéramos rápidamente
decir que no han asesinado uno solo.
Este año, también va una gran reducción
en el asesinato de periodistas y en el asesinato de maestros.
Nos preocupa lo que ha ocurrido
recientemente con los Concejales de Puerto Rico en
el departamento de Caquetá.
Allí, como en muchas partes de Colombia tenemos
que hacer esfuerzos superiores. Cuando este Gobierno
empezó casi 400 alcaldes de la Patria, elegidos
popularmente, no podían ejercer sus funciones,
estaban por allí escondidos y arrinconados por
las amenazas de los terroristas. Hoy, salvo uno o dos
casos, todos ejercen libremente sus tareas bajo la protección
de la Fuerza Pública.
Pero General Castro (Jorge Daniel,
director de la Policía
Nacional), apreciados oficiales, mis compatriotas, todos
de la Policía: vamos a aumentar nuestros esfuerzos
para proteger más eficazmente a los Concejales.
Cuando este Gobierno inició en la Patria secuestraban
3.050 personas al año. Este año van 280
secuestros, casi la mitad del año. Solamente en
relación con el año pasado, hemos tenido
una disminución del 61.1 por ciento.
Cada domingo hay elecciones en
los municipios, esos candidatos tienen hoy las garantías que no tenían,
una Fuerza Pública que ha posibilitado que las
ideas en Colombia se expresen libremente, una Fuerza
Pública que ha seguido al pie de la letra la instrucción
que me he permitido dar como Presidente, de que se proteja
por igual al político más comprometido
con las tesis de gobierno y al político más
resuelto a adelantar tareas de oposición. ¡Eso
enaltece la democracia!
Por eso, esta seguridad que estamos
mejorando para los colombianos merece el título y merece la denominación
de Seguridad Democrática.
Todo esto se debe a su esfuerzo,
a la heroicidad de las Fuerzas Armadas de Colombia,
de todas ellas, de su
Policía.
Estos 251 graduandos de hoy,
de los cuales hay 55 mujeres y 80 que antes de ingresar
a la Policía se habían
graduado en otra profesión, aumenta nuestra esperaza
de que vamos a tener, más temprano que tarde,
una Patria sin narcotráfico, una Patria sin guerrilleros
terroristas, una Patria sin paramilitares terroristas.
Doy la bienvenida, pues, a estos graduandos y les expreso
toda la esperanza de la Patria.
La semana pasada la Policía Nacional, teniendo
al frente al señor General Castro Castro, ingresó a
la zona de ubicación de Santa Fe Ralito, siguiendo
instrucciones impartidas por el Presidente de la República.
Los resultados están a la vista: lo más
importante es que todo ese procedimiento ha posibilitado
unas desmovilizaciones y a medida que se concreten esas
desmovilizaciones, el país valorará ese
procedimiento. Porque ese procedimiento permitió que
se entienda que los procesos de paz no son para ganar
tiempo a favor de la acción de los criminales,
sino para desmovilizar a todos los que tengan sincero
arrepentimiento y ganar un gran avance en favor de la
tranquilidad de Colombia.
El ingreso la semana pasada de
la Fuerza Pública,
de la Policía –al frente del General Castro
Castro- a la zona de ubicación de Santa Fe Ralito,
demostró un compromiso de este Gobierno: ¡en
Colombia puede haber zonas para adelantar la paz, pero
en Colombia no puede haber paraísos de impunidad!
¡En Colombia puede haber zonas para adelantar
la paz, pero en Colombia no puede haber zonas donde se
excluya la presencia de la Fuerza Pública, donde
se excluya la presencia de la Fiscalía, donde
se excluya la presencia de las instituciones democráticas
de nuestro Estado!.
Quiero, públicamente, agradecer a la Policía
esa acción que da tranquilidad al pueblo de Colombia
y confirma la determinación de este Gobierno,
la determinación de la Seguridad Democrática,
la determinación del ejercicio de autoridad.
Este Gobierno facilita procesos de paz, pero su diferencia
con anteriores eventos de la vida nacional, la marca
la circunstancia de que para este Gobierno los procesos
de paz tienen que ser procesos de paz seriamente practicados
como procesos de paz y no simplemente procesos de fortalecimiento
de criminales.
¡Gracias General Castro Castro y gracias a la
Policía Nacional!
Hoy se discute la Ley que se
llama de instrumentos de Justicia y Paz. Por supuesto
que es una ley controversial,
se ha venido discutiendo desde que este Gobierno la anunció.
Quiero repetir a todos mis compatriotas,
congregados esta mañana en la Escuela de Policía General
Santander y por su conducto a todos nuestros compatriotas
que, el eje principal de nuestra política de paz
es la política de autoridad, la política
de Seguridad Democrática.
¡Nosotros creemos que la
paz nace del ejercicio firme de la autoridad!
¡Nosotros creemos que la paz nace del convencimiento
del pueblo de que hay unas instituciones resueltas a
derrotar al terrorismo, que hay un Presidente, unos ministros,
unos altos mandos, un Fiscal, una administración
de justicia, todos resueltos a derrotar el terrorismo!
¡La paz no nace de la complicidad de las instituciones
con los terroristas! ¡La paz no nace de consentir
terroristas! ¡La paz nace del ejercicio firme de
la autoridad!
Y hay temas bastante discutibles
en esa Ley, pero repito ahora -como lo repetiré ante la Asociación
de Magistrados de las Altas Cortes-: Primero: a diferencia
del pasado, esta Ley no se preocupa solamente por la
reconciliación, se preocupa –por primera
vez, una ley de paz en Colombia- por la justicia y por
la reparación a las víctimas.
En el pasado sólo importaba desmovilizar a los
terroristas y se hacía a un lado el interés
por la justicia y se hacía a un lado el interés
por la reparación de las víctimas.
Segundo. Esta ley es clara que
no puede haber amnistía
ni indulto para aquellos que hayan cometido delitos atroces,
sean guerrilleros o paramilitares.
Tercero. Esta ley se debe aplicar
por igual a guerrilleros o a paramilitares. No es bueno
que algunos sectores de
opinión, que algunos líderes de opinión
sigan acariciando la esperanza de que a los unos hay
que pasarlos por la guillotina y a los otros hay que
darles perdón total, contraviniendo la Constitución
y las leyes. Finalmente, el sufrimiento de los colombianos
es igual cuando el delito lo comete el guerrillero, que
cuando el delito lo comete el paramilitar.
Otro punto. Esta ley no acepta
la conexidad del llamado ‘delito
político’ con delitos como el narcotráfico,
con delitos de lesa humanidad. Pero eso no es de ahora.
Las dudas que se han lanzado son infundadas. ¿Por
qué? Porque desde que Colombia adhirió a
la Convención de Viena, incorporó a su
ordenamiento jurídico el principio de que el narcotráfico,
de que los delitos de lesa humanidad, para ellos no se
puede alegar conexidad con los llamados ‘delitos
políticos’.
Otro punto de gran importancia,
el narcotráfico.
Infortunadamente todos los terroristas, guerrilleros
y paramilitares, se han involucrado en el narcotráfico.
Eso obliga a que un proceso de paz no puede ignorar esas
circunstancias. Lo que ha dicho la ley es que, serán
beneficiarios de este proceso, que serán elegibles
para los beneficios de reducción de penas que
propone este proceso, aquellos que hayan tenido como
objeto principal de su actividad delincuencial la guerrilla
o el paramilitarismo. No aquellos que hayan tenido como
objeto principal de su actividad el narcotráfico.
¡Pero miren qué tema tan difícil!
Porque, una cosa es decir que no se haya tenido por actividad
principal el narcotráfico y otra es tener que
reconocer que guerrilleros o paramilitares han estado
involucrados en el narcotráfico.
Ahí aparece una zona gris que no podemos ocultar,
una zona a la que nos llevó esta degeneración
de la violencia, tantos años de debilidad. Y una
zona que tenemos que encarar claramente ante el pueblo
colombiano, un tema que tenemos que proponer a la justicia
que en el debido momento nos ayude a resolver.
Y se discuten otros puntos. Por
ejemplo, se plantea el tema: si alguien cometió un delito de narcotráfico
antes y después participó en un grupo paramilitar
o guerrillero. Eso tiene de lo uno y de lo otro.
Primero, este Gobierno ha demostrado
que tiene toda la determinación de derrotar el narcotráfico,
ahí están nuestras cifras de extradiciones.
Aquí eran intocables algunos carteles como el
cartel del norte del Valle del Cauca. Hoy, los que no
están extraditados, están buscando escondites
en la clandestinidad.
¡Este Gobierno ha practicado
el principio de que no permite que aparezcan narcotraficantes
a simular de
guerrilleros o a simular de paramilitares!
Y ahí aparece otro problema: si alguien cometió un
delito de narcotráfico y después participó en
acciones guerrilleras o paramilitares, ese es un tema
que se debe discutir ampliamente.
¡No debe haber cartas ocultas! He estado acostumbrado
a lo largo de mi vida política de discutir todos
temas fáciles o difíciles de cara al pueblo,
a plena luz del día. La instrucción a los
integrantes de mi Gobierno es que ese tema, como todos
los temas de la ley, se discuta ampliamente, de cara
al pueblo, que las plenarias del Senado y de la Cámara
sean tan transparentes como las Comisiones. ¡Que
nada quede oculto, que reconozcamos de buena fe las dificultades
de un proceso de esta naturaleza!
Y la propuesta es: que por delitos
anteriores, como el delito del narcotráfico, no se concedan beneficios,
pero que, si la persona participó de veras, no
simuladamente, en un grupo paramilitar o en un grupo
guerrillero, por los delitos cometidos durante la permanencia
en ese grupo y en razón de esa permanencia, la
persona sea elegible para el proceso.
Que se explique claramente, a
la luz del país.
Por ejemplo, este señor que está ahora
recluido a órdenes de la justicia, que está ahora
asegurado por la Policía, de apellidos Murillo
Bejarano, alias ‘Don Berna’, se ha dicho
ampliamente que era narcotraficante antes de ser paramilitar. ¿Por
qué eso no se aclaró a tiempo? Este Gobierno
lo encontró liderando los grupos paramilitares.
Por ejemplo, esa desmovilización de Medellín,
de más de mil paramilitares –que tanto ha
contribuido a reducir el homicidio en esa ciudad-, esa
desmovilización, en parte, fue liderada por él,
que ahora se ha comprometido –como resultado de
los operativos de la semana pasada- a desmovilizar gran
cantidad de integrantes del paramilitarismo que dependen
de él.
Miren los problemas que tenemos.
Lo encontramos como paramilitar, hemos trabajado procesos
de desmovilización
de grupos que ha dirigido él y que son paramilitares
y también está incurso en narcotráfico.
Otro aspecto importante que se
debería dilucidar,
es: ¿qué pasó con él antaño?
Que se le diga al país claramente, si las instituciones,
si los gobiernos tuvieron o no complicidad con él
en el pasado, para perseguir otro grupo narcotraficante.
Y hago esa pregunta con una autoridad
moral. ¡Este
Gobierno, yo como Presidente de Colombia, nos hemos propuesto –con
la Fuerza Pública- derrotar a los terroristas,
sin aliarnos con otros terroristas!
De acuerdo con mis adversarios,
bien podría haber
hecho yo una alianza clandestina con el paramilitartismo
para derrotar a la guerrilla. ¡Yo no nací para
esas clandestinidades! ¡Yo soy combatiente, lleno
de defectos como toda obra humana, pero combato de frente!
La instrucción que se le ha dado a las instituciones
de Colombia es derrotar por igual a guerrilleros y a
paramilitares. ¡Si no, que vengan las cifras!
Cuando aquí no se perseguía al paramilitarismo,
cuando nos entregaron a nosotros una fuerza crecidísima
de paramilitares, en este Gobierno casi 10 mil paramilitares
han sido puestos presos y hasta hace poco, iban dados
de baja más de 1.182 paramilitares.
A los Gobiernos hay que juzgarlos
por los resultados. ¡Yo
tengo la autoridad moral de no haber permitido, de no
haber auspiciado ninguna alianza con grupos terroristas
para combatir otros grupos terroristas!
Es bueno, pues, que se escudriñe y que se haga
claridad, a ver si el narcotraficante ‘Don Berna’,
a quien nosotros encontramos cuando empezó el
Gobierno como uno de los más poderosos líderes
del paramilitarismo, cuya captura ordenamos la semana
pasada a la Policía Nacional, de cara al país,
quien ante esa presión tomó una decisión
de entregarse a las autoridades, a quien el Gobierno
claramente, francamente, de cara al país, aceptó concederle
el beneficio de desmovilizado.
Ese señor ‘Don Berna’, que hoy está a órdenes
de la justicia, desmovilizado sí –porque
no quiero mentirle un ápice al pueblo colombiano-
pero asegurado por la Policía, es bueno decirle
al país qué alianzas se tuvieron con él
en el pasado para derrotar otros grupos de narcotraficantes.
Y regresando al tema de la Ley,
déjenme decir
de manera clara, que este Gobierno no puede saber de
escondite, que lo que se hable sobre una ley de esas,
dentro de cuatro paredes, se debe hablar ante todos los
colombianos sin noción de encierro, paladina y
claramente. Por eso invito a que el debate continúe,
mirando la mejor conveniencia nacional.
A alguien le dije: ‘¡claro que yo habría
preferido, la semana pasada, que la presión militar
sobre Murillo Bejarano hubiera terminado con su aprehensión
física, pero como terminó, terminó bien,
no siendo lo ideal’. ¿Por qué terminó bien?
Porque se pudo demostrar el imperio de la Ley en la zona
de paz, el imperio de las autoridades en la zona de paz.
Se pudo demostrar el imperio de la justicia y el acatamiento
del Gobierno y de la Policía a las órdenes
de la justicia.
Y hubo el compromiso –que el Comisionado empieza
a ejecutar- de desmovilizar todas esas estructuras paramilitares.
Porque lo digo sin jactancia: ¡procesos de paz
sí, pero para que se desmovilicen!, ¡procesos
de paz sí, pero para que Colombia gane tranquilidad!
Nada mejor que esta reunión, donde graduamos
estos Subtenientes, donde rendimos un homenaje al Mayor
Ospina Pinto, nada mejor que esta reunión donde
ascendemos a Brigadier General a cuatro ilustres compatriotas,
nada mejor que esta reunión con los Altos Mandos
y el Ministro, nada mejor que esta reunión con
Embajadores y con ex directores de Policía, nada
mejor que esta reunión con los familiares de la
Policía de la Patria, nada mejor que esta reunión
concurrida por compatriotas devotos de la Policía,
para que el Presidente de la República hable con
toda buena fe.
Los procesos de paz no son perfectos,
pero cuando hay buena fe, hay que tramitar los procesos
de paz. Lo dice
quien ha creído con su actitud, dar un ejemplo
en materia de autoridad firme.
¡Muchas gracias Policía
de la Patria!
Compatriotas, en las manos nuestras
y en las manos de la Policía de la Patria, no serán mancillados
ni la Bandera ni el Himno ni las insignias de la Patria
ni serán defraudados nuestros compatriotas que
ahora más que nunca, anhelan la paz y son conscientes
que la paz deriva del ejercicio firme de la autoridad.
¡Que viva Colombia!”