PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN 100 AÑOS DE CALDAS
Manizales, 15 jun. (SNE).- A
continuación las
palabras del presidente Álvaro Uribe Vélez
durante la celebración del centenario de la fundación
del departamento de Caldas.
Acudo con mucho entusiasmo a
compartir con ustedes en Manizales una fecha histórica de la Patria. Hoy,
los colombianos celebramos con alborozo, meditamos en
esta historia y prospectamos el futuro, a raíz
de un acontecimiento bien importante que tuvo ocurrencia
hace un siglo: la creación de los departamentos
Caldas, Huila y Atlántico.
Ese proceso, en lo que refiere
a Caldas, tuvo varios antecedentes. En 1858 el entonces
gobernador y presidente
del Estado soberano de Antioquia, Don Mariano Ospina
Rodríguez, había propuesto crear el departamento,
para darle autonomía a los promisorios territorios
provenientes de la colonización antioqueña.
Posteriormente, cuando ya despuntaba
el nuevo siglo, el general Rafael Uribe Uribe, con
Aquilino Villegas
y Daniel Gutiérrez Arango -ilustres ciudadanos
de Manizales- propuso la creación del nuevo departamento;
propusieron que llevara el nombre de José María
Córdoba.
Pocos años después, en ese quinquenio
de realizaciones, presidido por el general Rafael Reyes,
nació el departamento de Caldas.
Reyes quiso que llevara el nombre
de Los Andes, pero finalmente tomó el nombre del gran prócer
de la Independencia.
¡Nace Caldas en un momento
de enormes dificultades de la vida nacional!
En sus agudas palabras, llenas
de historia y de futuro, el gobernador –a quien agradezco tanta generosidad-
nos ubicó en aquel momento de convulsiones nacionales,
en aquel momento de enfrentamientos entre los diferentes
estados; en aquel momento de inquietudes.
Poco antes había terminado la Guerra de los Mil
Días, el país estaba sumido en la quiebra
y en la desesperanza. El gobierno de Marroquín
había sido sorprendido con la separación
de Panamá.
Parecía la Patria en un
momento sin futuro.
Pero ese gobierno realizador
de Reyes, apoyado por muchos de sus antiguos contrincantes
en el campo de batalla,
como los generales Rafael Uribe y como el general Benjamín
Herrera, acometió un gran plan de recuperación
de la vida nacional, un gran plan de obras públicas,
un gran plan de navegación, un gran plan de ordenamiento
territorial.
Y en nombre de este último
se dio nacimiento al departamento de Caldas.
Tuvo un gestor, un arquitecto:
el ex ministro y ex senador Alejandro Gutiérrez Arango, convertido en el primer
gobernador. A su memoria rindo hoy homenaje, no sólo
por la coincidencia que tuvo su periplo con el nacimiento
y puesta en marcha de esta empresa de la Patria, sino
por una razón fundamental que quiero destacar.
El domingo pasado cuando visitaba
a nuestros compatriotas de Manizales y de Villamaría, afectados por los
deslizamientos de las últimas semanas, les hacía
esta reflexión: hoy he sobrevolado Caldas, todos
estamos bastante preocupados por la saturación
de agua en estas montañas, por los desgarres,
por los deslizamientos, tenemos que hacer un inmenso
esfuerzo.
Yo, oriundo de una montaña allí, un poquito
más al norte, a pesar de haber vivido toda la
vida entre su corazón, todavía me asombro
por el desafío de nuestras cordilleras.
Pero le agregaba a mis casuales
interlocutores de Manizales y Villamaría, afectados por el invierno; de todas
maneras la creación supo a quién poner
sobre este territorio.
Y ahí quiero conectar con mi reconocimiento a
Alejandro Gutiérrez Arango, porque con él
empezó lo que hoy es motivo de homenaje nacional
a Caldas, a sus municipios y a Manizales.
Esta ha sido una tierra de tradición de buen
gobierno, que empezó con Alejandro Gutiérrez
Arango, y que hoy es una expresión ante la faz
del país de buen gobierno, conducida por las honestas
y probas manos de Emilio Echeverri Mejía; por
los alcaldes de los municipios; por el alcalde saliente
de Manizales, Néstor Eugenio Ramírez Cardona;
y la expectativa de que todo el buen gobierno continúe
con el nuevo alcalde electo de Manizales.
En efecto, el país ha vivido momentos muy difíciles
de la vida departamental. Son recientes, muchos departamentos
en Ley 550. Pero cuando miro la evolución de los
departamentos, tengo que reconocer que el que menos fue
afectado por la crisis es Caldas, gracias a su trayectoria
de buen gobierno.
En los últimos años se ha producido un
conjunto normativo bien importante, para complementar
esos pasos de descentralización que el país
venía debatiendo en la última centuria
y que no se concretaban.
Algunos de ellos tuvieron ocurrencia
en la administración
del Presidente Betancur, con la aprobación de
la reforma constitucional para incorporar la elección
popular de alcaldes; y con la aprobación de las
leyes 11 y 12 sobre competencias descentralizadas.
Otros de ellos tuvieron ocurrencia
con la Constitución
del 91, que trajo la nueva fórmula de participación
de las entidades territoriales en las rentas nacionales,
mecanismos de democracia directa, una amplia gama de
competencias para los departamentos, e incorporó la
elección popular de gobernadores.
A eso se suman las leyes 358 del 97, la 550 del 99,
resalto la 617 de 2000, la 819 de 2003, la 715 de 2001,
la 643 de 2001, y la 782 de 2002, la 549 del 1999 y la
863 de 2003, todas orientadas a mejorar el marco descentralizado,
administrativo y fiscal de los departamentos.
¿Qué ha pasado en los últimos meses,
en los últimos años con los departamentos,
apreciada Gobernadora del Quindío, apreciados
Gobernadores de Caldas, Risaralda y Antioquia, compatriotas
todos?
En esta fecha es importante reconocer
cómo han
evolucionado favorablemente los departamentos, por cuya
suerte poco se daba en muchas partes de Colombia.
De un déficit de 317 mil millones en el año
2000, los departamentos han pasado a un superávit
de un billón 600 mil millones.
¿Cómo han saneado
su deuda?
Representaba un punto y medio
del Producto Interno Bruto (PIB) en el año 1999. Esa reducción
relativa ha llegado a fijarse en 0.7 del PIB.
¿Cómo ha aumentado la inversión?
Ha pasado de 1.3 billones del
2000, a 2.5 billones en 2004. Con el impulso especialmente
de los dos últimos
años, los últimos cuatro años de
vida departamental muestran un crecimiento de la capacidad
de inversión del 92 por ciento.
Eso sumado a la disminución del endeudamiento.
Eso sumado a la mayor capacidad de aplicación
de recursos a la inversión social y física,
dado el superávit, alienta mucho, motiva esperanzas
sobre el presente y el futuro, sobre las posibilidades
de incremento de su inversión.
Sabemos que las inmensas dificultades
en que ha sido sumida la Patria producen el efecto
de que una solución
en este mar de pobreza no se observa, pero sí quiero
destacar hoy estas cifras ante mis compatriotas, porque
empiezan a mostrar unos departamentos más sólidos,
con mayor capacidad de atender a los requerimientos sociales
de la Nación.
Quiero leer dos párrafos sobre la situación
fiscal de Caldas.
Por su parte, el departamento
de Caldas –dice
la doctora Ana Lucía Villa, directora de la División
de Apoyo Territorial del Ministerio de Hacienda, quien
ha sido alma y nervio en la conducción del proceso
de saneamiento fiscal de la nación- dice en estos
dos párrafos: Por su parte, el departamento de
Caldas manejó sus finanzas con disciplina durante
los años 90, gracias a lo cual sorteó la
crisis de finales del milenio pasado, sin necesidad de
poner en marcha rigurosas medidas de ajuste.
Sin embargo, con el fin de cumplir
cabalmente los límites
de la Ley 617; en 2004 adoptó un programa autónomo
de ajuste fiscal, dirigido a reestructurar sus organismos
de control fiscal y político.
El comportamiento fiscal y financiero
de Caldas en 2004 arrojó los siguientes resultados: generación
de un superávit presupuestal de 10.858 millones;
mantenimiento de la capacidad autónoma de endeudamiento,
con indicadores de solvencia y sostenibilidad por debajo
de los límites de la Ley 358; generación
de ahorro corriente por 54 mil millones de pesos, que
contribuyó a financiar 69.209 millones de inversión
física, esto es 229 por ciento más de lo
invertido en el año 2000.
Un país que diariamente siente el agobio de las
malas noticias, debe hoy aplaudir esta trayectoria de
buen manejo que empezara hace un siglo con Alejandro
Gutiérrez Arango, y que se proyecta hoy con Emilio
Echeverri Mejía.
¡Y qué sigue?
Vengo a Manizales a reiterar
nuestro compromiso con una Nación epicentro de una democracia progresista
no retardataria. De una democracia de instituciones,
no de caprichos de los elegidos. De una democracia moderna,
de una democracia fraterna. Para lo cual tenemos que
trabajar cinco parámetros: la seguridad, las libertades
públicas, la cohesión social, la transparencia
y la independencia de instituciones.
Una institución cara a la vida colombiana es
la descentralización. Por eso, vengo a repetir
nuestro compromiso con ella y la relacionamos con la
seguridad. Cuando este Gobierno empezó, casi 400
alcaldes de la Patria estaban hacinados en cascos urbanos
diferentes a sus municipios, porque los grupos violentos
que antaño habían pedido la democracia
directa para cesar sus operaciones terroristas, eran
frecuentes causas de presión sobre estos mandatarios.
Hoy, salvo uno o dos casos, gracias
a la Seguridad Democrática,
todos están ejerciendo libremente sus atribuciones
constitucionales y legales derivadas del mandato popular.
Queremos construir Patria respetando la institución
de la descentralización. Hemos querido construir
cooperación con todos los alcaldes y gobernadores
de Colombia, sin importarnos su origen político
para edificar ese mínimo sentimiento de fervor
por la unidad nacional, para que todos, respetando cada
uno el marco de atribuciones del otro, contribuyamos
a que esta Patria cada día se sienta más
unida.
Por supuesto, la situación fiscal de la Nación
es tremendamente difícil. Cuando los departamentos
están ya acabando de superar su crisis, la Nación
apenas empieza a combatir su crisis de déficit
y su crisis de endeudamiento. En ese marco déjenme
hacer las siguientes apuntaciones de miras a futuro.
Algunos hablan de que este Gobierno
no ha adelantado una reforma estructural de impuestos
y cuando les pregunto,
qué significa para ustedes una reforma estructural
de impuestos, me contestan, entre otras cosas, una reforma
que reduzca las transferencias a las regiones.
Yo soy un Presidente proveniente
del más caro
origen comarcano provinciano y regional. Sé qué significan
los recursos para las regiones. Se qué significa
el reconocimiento de autonomía administrativa
para las regiones. Sé qué significa la
aceptación de que las regiones manejen con autonomía
rentas para construir lo que el Presidente Lleras Restrepo
denominara “un crecimiento equilibrado de la Nación”.
Por eso, este Gobierno no auspiciará ninguna
reforma que disminuya las rentas a los departamentos
y a los municipios. Si eso es reforma estructural de
finanzas, nosotros no estamos de acuerdo con esa propuesta.
Lo que proponemos a los colombianos
es que en la próxima
reforma constitucional o legal, en la que sea necesario
definir el nuevo marco de transferencias a las regiones,
una vez termine su vigencia el acto constitucional aprobado
en la administración presidencial anterior bajo
la rectoría del Ministerio de Hacienda del doctor
Juan Manuel Santos, el nuevo marco garantice el mantenimiento
de las transferencias y pongamos en concertación
el buen cuidado de aumentar donde sea necesario para
garantizar otro elemento constitutivo de esa democracia
moderna, la cohesión social, que la garantizamos
avanzando hacia objetivos que ya no pueden ser utopías,
que no pueden ser ilusiones de un futuro remoto, sino
desafíos inmediatos, la plena cobertura en salud
para los sectores pobres de la población y la
plena cobertura en educación con calidad para
construir una Nación con igualdad de oportunidades
que es el signo moderno de la igualdad. Vamos a mirar
eso con inmenso cuidado.
Los gobernadores han reclamando
mayores competencias para que los departamentos puedan
derramar tributos.
Comprendo las razones de sus reclamos. Tenemos que seguir
en esa discusión porque por un lado, no podemos
desconocer la difícil situación de la Nación,
el alto déficit de la Nación, el alto endeudamiento,
y por el otro lado estamos sometidos a una competencia
internacional en atracción de inversiones muy
severa. Mientras los países centroamericanos avanzan
por la vía de reducir tributos, que tendrá que
tendrá que hacerlo Colombia en los próximos
años, como contrapartida a la ampliación
de la base de contribuyentes, nosotros perderíamos
posibilidades competitivas si en lugar de reducirlos,
como tenemos que hacerlo, llegaremos a incrementar tributos.
Por eso de manera imaginativa,
teniendo en cuenta estos límites difíciles, debemos seguir en esa
discusión armoniosa con los Gobernadores de la
Patria.
Hay que pensar en otros pasos
para profundizar la descentralización.
Cuando el país impulsaba la elección popular
de alcaldes, las nuevas normas de fortalecimiento de
los municipios, muchos de los pregoneros que en buena
hora estimularon esas tesis también mostraban
y participaban de apoyar un decaimiento de los departamentos.
Hoy por fortuna muestran recuperación.
Intentó este Gobierno en el referendo introducir
unas reformas de gran importancia para la creación
de regiones. Fue infructuosa esa tarea, sobre la cual
hay que seguir construyendo pedagogía en el pueblo
colombiano.
La Constitución del 91, entre sus muchos ciertos,
trajo un punto que debemos revisar, el de la construcción
de las regiones administrativas y de planeación.
Hicimos un esfuerzo en los Conpes. Rápidamente
nos dimos cuenta que no se necesitaban esos instrumentos
para tener una planificación regional. Como está la
figura de las regiones hoy en la Constitución,
me preocupa porque equivaldría a crear nuevos
organismos burocráticos y en un país que
necesita reducir los costos burocráticos del Estado
para que el Estado tenga más recursos para invertir
en favor de las comunidades, crear nuevas instancias
de costos burocráticos sería un absurdo.
Por eso, yo creo, que mientras
se define una redacción
en el texto constitucional que concite consenso constitucional
en Colombia para el tema de las regiones, es importante
que los departamentos impulsen asociaciones de planificación,
asociaciones operativas para ganar economías de
escala para poder aplicar, más eficientemente
sus recursos, para llegarle con esos recursos a mayores
coberturas poblacionales con menor costo. Las asociaciones
de los departamentos son una figura pragmática
para avanzar en una nueva etapa de descentralización.
El señor Gobernador se ha referido a muchos de
nuestros compromisos con Caldas como reconocimiento a
que aquí hay buen Gobierno, que el Gobierno Nacional
aceptó delegar en la Gobernación de Caldas,
la construcción de lo que corresponde a este departamento
en el Plan 2500, que también tiene un aporte significativo
de las finanzas locales.
Hemos querido trabajar por Caldas,
en medio de nuestras limitaciones mirando las dificultades
del presente y
asomándonos al futuro. Teniendo en cuenta que
era necesario salvar la CHEC, como teniendo en cuenta
que es necesario salir al Pacífico.
Uno de los promotores de esa
idea, el doctor Mario Calderón
Rivera, que aquí nos acompaña, nos ha estimulado
en ese trabajo.
Usted lo ha dicho Gobernador,
ya la Universidad del Chocó nos entregó la primera etapa del
estudio ambiental, porque el Gobierno Nacional tiene
la voluntad de construir la carretera de Las Ánimas
a Nuquí, la tercera salida del interior del país
al Pacífico. De sur a norte, la de Pasto – Tumaco,
la de Cali – Buenaventura y esta sería la
tercera.
Le he dicho a los vallecaucanos
lo que quiero decir en este centenario de Caldas, Buenaventura
sus nuevos
desarrollos la profundización de su canal Aguadulce – Málaga,
no pueden entenderse como opciones portuarias riviales
del Golfo de Tribugá. Tribugá no lo podemos
pretender, excluyendo el desarrollo de Buenaventura y
Málaga.
El conflicto colombiano no puede
ser ese. Nosotros lo que tenemos es un problema con
el terrorismo, la pobreza
y la corrupción. Y no podemos estimular rivalidades
por obras que todas se van a necesitar.
En la visión de crecimiento del país
todas esas soluciones portuarias se van a requerir.
Este Gobierno está empeñado en avanzar
en la pavimentación de una de las dos carreteras
que llegan a Quibdó, respetando la que iba más
adelante, los recursos los hemos orientados para salir
por Pereira a Pueblo Rico, Santa Cecilia, Tadó,
a buscar ese intermedio chocoano donde se acercan el
Atrato, que corre hacia el norte, y el San Juan que corre
hacia el sur.
Esa es una necesidad para comunicar
el interior del país con el interior del Chocó. Pero además
tenemos que construir la carretera de Las Ánimas
a Nuquí, sobre la cual se han hecho hoy varios
comentarios por la entrega del primer informe ambiental,
porque esa carretera, que además de ser la tercera
vía de comunicación colombiana con el Pacífico,
es la comunicación del interior del Chocó con
su Pacífico. Es una tristeza que cuando el avión
levanta en Quibdó, a pocos kilómetros esté el
Pacífico, pero en la mente de los ciudadanos del
Quibdó, está muy lejos, porque siempre
los ha separado una selva intransitable.
Además para cuidar la selva, como hemos acordado
con el Gobernador de Antioquia, en nuestra lucha para
abrir la carretera hacia Panamá, para cuidar la
selva el elemento que mayor educación ciudadana
genera, es abrir caminos porque eso despierta el sentido
de pertenencia a los ciudadanos, despierta la responsabilidad
de los ciudadanos para cuidar esos recursos ambientales.
Unos ciudadanos alejados de Nuquí, unos ciudadanos
alejados de Las Ánimas, una ciudadanía
alejada del Chocó, unas nuevas generaciones que
apenas sepan del Chocó por los libros, por la
leyenda, y que no puedan entrar a conocerlo, a palparlo,
a vivir allí en carne propia sus recursos naturales,
sería una ciudadanía con menos compromiso
ambiental, que una ciudadanía que pueda transitar
de Manizales al Pacífico por la vía de
Santa Cecilia-Tadó, las Ánimas-Nuquí.
Y estamos seguros que a medida
que avance esa vía,
compromiso total de este Gobierno, el sector privado
pedirá las concesiones para instalar un puerto
o varios en el Golfo de Tribugá o en las otras
opciones vecinas en ese Pacífico norte.
Hemos hablado de muchos temas
de Caldas. Hay unos avances, otros avances que van
a empezar en los próximos
días cuando el Gobernador adjudique la licitación
del Plan 2500, y sé del reclamo de ustedes para
adelantar la rectificación de la carretera de
Manizales a Mariquita. Voy a chequear, le voy a pedir
a la doctora Alicia Arango que me ayude con el tema y
a la doctora Any Vásquez, cómo va el compromiso
de Invías con la Universidad nacional para poder
contar finalmente con esos estudios que ustedes me han
reclamado reiteradamente en los consejos comunitarios.
Confío muchísimo
en el futuro de Caldas, por sus gentes, por la capacidad
caldense de superar
todas las dificultades, por el capital social que han
construido.
Aquí en esta ciudad le propusimos al país
tres elementos de política cafetera, ahí vamos
avanzando en ellos. Crece el café orgánico,
crece el café especial.
En nuestra primera reforma tributaria
insertamos una cláusula que la van a disfrutar los cafeteros
este año, la cláusula para que el mayor
porcentaje del precio internacional se le traslade a
los productores.
Los productores colombianos están recibiendo
este año el 92 por ciento del precio internacional,
un porcentaje sin precedentes, y que supera en 14 puntos
lo que se transfiere en otras regiones productoras del
mundo.
En acuerdo con la Federación adoptamos la estrategia
de avanzar hacia las Tiendas de Café y espero
que en pocos años, en cualquier parte del mundo,
los consumidores del grano puedan entrar a una Tienda
Juan Valdez, Café de Colombia, y encontrar allí el
Café Manizales, o las diferentes variedades que
hoy se estimulan en la Patria, que cada día nos
exigen mayor cuidado para producir mayores cantidades
de cafés especiales y de café orgánico.
Hemos hecho un gran esfuerzo
para darle ingresos adicionales a los campesinos cafeteros.
En 2003 empezamos con la
Federación y con las gobernaciones un proyecto
para que en las áreas de soqueo se sembrar maíz
y fríjol, ese primer año completamos 34
mil hectáreas, el año pasado 42 mil y el
informe que me ha dado el doctor Gabriel Silva, gerente
de la Federación, es que este año serán
56 mil.
Y estamos trabajando en muchos aspectos de la vida social
para que los campesinos mejoren su seguridad alimentaria.
Luis Alfonso Hoyos, otro hijo
distinguido de esta tierra, director de la Red de Solidaridad,
en coordinación
con el Gobernador y con los alcaldes, ha puesto en marcha
el programa de seguridad alimentaria que ya apoya en
el departamento de Caldas a 98 mil ciudadanos, 20.577
familias, y también en la ciudad de Manizales.
Mis queridos compatriotas caldenses,
en nombre de todos los colombianos he tenido hoy el
privilegio de fijar
sobre su bandera la presea que el Libertador creara para
honrar a los mejores. Que la Cruz de Boyacá, más
que un premio sea un reclamo de los colombianos para
que ustedes le sigan sirviendo bien a esta Nación
como ejemplarmente bien le han servido.
Reitero mi compromiso para luchar
hasta el último
momento por el progreso de esta tierra y por la derrota
de los violentos.
En este Gobierno hoy se completan 12.600 desmovilizados,
un proceso de paz sin antecedentes, pero no hecho en
nombre de la blandura sino en nombre de la autoridad.
Esta tierra ha sido un epicentro
de reconocimiento de la autoridad como fuente de las
libertades. Confío
que con un ejercicio perseverante de la autoridad, vamos
a recuperar la seguridad y finalmente la reconciliación
para todos los colombianos.
La tarea de la derrota y de la
desintegración
del terrorismo exige perseverancia. Cada revés
debe ser una trinchera que nos estimule a trabajar más
y a ajustar la estrategia para mejorar el resultado,
verán que con la ayuda de todos Colombia lo va
a lograr.
Uno de los escritores de mi tierra dijo bellamente:
“Como desde hace mucho tiempo, desde que supe
que esta tierra era un nudo de caminos, una historia
de abuelos, una fonda de Dios en tierra fría,
quise hundirme en esta piel de frailejones para sentirme
polvo de leyenda, cocuyo de sus noches, ya como estremecido
de su barro.
Y aquí me tienen con la voz desnuda, como el
eje de luz de su nevado, como su catedral besando el
cielo, como un juglar descalzo que ha traído una
jaula de trinos encantados para soltarlos en las cuatro
esquinas de esta jaula de sol con campanario.
Vengo de Antioquia a escribir
la historia sagrada de este pueblo y a decir el asombro
de la selva y el coraje
de aquellos montañeros que un día atravesando
el Cauca llegaron a sembrar el futuro de sus nietos”.
En esta ciudad de Manizales,
a la que tan bellamente han cantado propios y extraños; en esta ciudad
de Manizales, Manizales del alma, Manizales de armiño;
en este cruce de caminos que es hoy capital de ciudad
universitaria de la Patria, déjenme agregar aquel
poeta de nuestra comarca, en honor a la ciudad de Manizales:
“En este filo de los Andes, en este promontorio
de nuestras cordilleras, los arrieros antioqueños
se situaron en un punto que les permitió extender
su visión, conectarse con la globalidad”.
¡Felicitaciones mis compatriotas
caldenses!