PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN CLAUSURA
DE FORO DE EX PRESIDENTES DE IBEROAMÉRICA
Cartagena, 21 jun. (SNE).- A continuación el
discurso del presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, durante la clausura del V Encuentro
de Ex presidentes de Iberoamérica.
“En primer lugar quiero agradecer a todos ustedes
su presencia en Colombia. El esfuerzo de continuar esta
tarea intelectual, de compromiso social, democrático,
con el Continente que todos consideramos de inmensa utilidad.
Y la permanencia en esta tarea. El Presidente Samper,
periódicamente, le ha contado al país y
a sus interlocutores, cómo esta tarea es una tarea
perseverante, esta es una tarea de estudio y de actualización
permanente. Eso ayuda muchísimo.
-Estoy en un dilema porque la hora esta bastante avanzada,
pero tanto la declaración que acaba de leer el
ex presidente Pérez Balladares y el informe que
acaba de entregar el señor ex presidente Samper,
me obligan a hacer unos comentarios, en primer lugar
vamos a recogerlas ambas-.
En Colombia ha habido la preocupación de que
los planes cuatrienales de desarrollo, en alguna forma,
bloquean una visión de largo plazo. Para superar
esa situación, desde mi época de candidato
presidencial propusimos que le presentaríamos
al país un documento de visión de largo
plazo, teniendo en cuenta como meta parcial el 20 de
julio del año 2010, cuando se conmemorarán
los 200 años de Grito de Independencia y el 7
de agosto del año 2019, cuando se conmemorarán
los 200 años de la Batalla de Boyacá, que
selló esa independencia.
Eso lo hemos denominado “Visión de Colombia,
II Centenario”. Planeación Nacional, que
ha venido en su trabajo, empieza una serie de foros con
las bancadas del Congreso de la República, con
los gobernadores, con los alcaldes, con los sectores
sociales, con los partidos políticos, con las
autoridades regionales, para discutir ese documento y
me parece de la mayor importancia tener en cuenta –con
el mayor cuidado-, tanto la declaración que acaba
de presentar el señor ex presidente Pérez
Balladares, como la memoria que acaba de presentar –cuya
entrega agradezco inmensamente-, al presidente Samper
Pizano.
Permítanme referirme a los cuatro puntos que
ustedes plantean: el de la gobernabilidad, el de la competitividad,
el de la inclusión social y el de la identidad,
en armonía con algo que hemos venido pensando
sobre América Latina.
Me parece que América Latina ha estado últimamente
en una visión simplista, en la visión simplista
de gobiernos de izquierda, de gobiernos de derecha. Es
una visión simplista, obsoleta, polarizante y
no práctica.
¿Por qué simplista?: porque el problema
es mucho más hondo que los linderos que se han
trazado para sustentar esa división
¿Por qué obsoleta?: porque sus fundamentos
fueron válidos en la época de las dictaduras
militares.
¿Por qué polarizante?: porque ha desatado
unos discursos emotivos polarizantes, que no son consecuentes
con las acciones que se llevan al interior de los gobiernos
y que amenazan la unidad del Continente, como acabamos
de verlo en la reciente elección del secretario
de la OEA.
Polarización que se pudo superar, en muy buena
parte, gracias a la prudente intervención de la
señora Canciller de Colombia. Y polarización
que no podemos permitir, ahora que nos aprestamos a elegir
un nuevo presidente del Banco Interamericano, dada la
renuncia del señor presidente Iglesias, quien
pasa a ser el Secretario Ejecutivo de nuestra Unidad
Iberoamericana.
Sobre todo cuando necesitamos que todas las instituciones
latinoamericanas, todas las instituciones a las cuales
confluimos, jalonen la batalla que ustedes proponen,
jalonen la batalla por la gobernabilidad, por la competitividad,
por la inclusión y la identidad.
Cuando yo veo, por ejemplo, al primer ministro Tony
Blair, ejerciendo ese liderazgo tan efectivo, para comprometer
al mundo en la superación de la pobreza de África;
al Presidente Chirac, secundando esos esfuerzos, convocando
al empresariado privado de Europa para volcar esos recursos
sobre África, me pregunto y me digo: nosotros,
en este Continente no podemos esperar ya que vengan desde
fuera. Unos porque no quieren y otros porque –como
lo dice el documento- están convencidos de que
aquí hay un problema más de inequidad en
la distribución, que de pobreza per se.
Somos nosotros los que tenemos que emprender con nuestro
propio liderazgo esta lucha, que ya tiene unas metas
muy importantes que son las metas del milenio y que deberíamos
estar evaluando permanentemente cómo se va aproximando
cada uno de nuestros países al cumplimiento de
estas metas.
Y para que nosotros asumamos ese liderazgo, es muy importante
cuidar la unidad y cuidar la unidad alrededor de instituciones
esenciales como son la OEA, o en el caso en comento,
el Banco Interamericano de Desarrollo.
He pensado, que para mirar estas democracias podemos
hablar de cinco parámetros: el parámetro
de la seguridad –ustedes hablan en el documento
de una seguridad hemisférica, cuyo concepto comparto-,
el parámetro de las libertades –tan importante
para la gobernabilidad-, el parámetro de la cohesión
social –sin el cual la gobernabilidad no es sostenible-,
el parámetro de la transparencia –generador
de confianza, que es otro elemento fundamental de la
gobernabilidad- y el parámetro de la institucionalidad
independiente –que es otro parámetro fundamental
para que las democracias sean democracias pluralistas,
democracias de instituciones independientes, democracias
de liderazgos sometidos a la ley y no sean democracias
de caudillismos caprichosos-.
En el tema de la seguridad, nosotros hemos venido trabajando
un concepto de Seguridad Democrática, inserto
en lo que ustedes denominan hoy acertadamente la Seguridad
Hemisférica.
¿Por qué la denominamos democrática?:
por varias razones. Porque el Continente fue recorrido
en el pasado por la doctrina de la Seguridad Nacional.
Esa doctrina de la Seguridad Nacional se utilizó para
suprimir libertades, se utilizó para castigar
la democracia, se utilizó para macartizar la oposición,
se utilizó para frustrar el disenso.
La nuestra, es una seguridad orientada al fortalecimiento,
a la profundización de la democracia. Hemos hecho
un gran esfuerzo para que ese proceso de restablecer
la seguridad se sienta como un valor democrático
para todas las expresiones del pensamiento.
Para hacer la conexión entre el postulado y la
práctica, nos hemos propuesto que la seguridad
le llegue por igual, de manera eficaz y transparente
a los más cercanos amigos de las tesis de Gobierno
y a los más duros contradictores de esas tesis.
En Colombia, el problema de la seguridad no ha sido
por falta de voluntad de Estado, sino por debilidad del
Estado frente a los delincuentes que han afectado esa
seguridad. Nosotros hemos querido transformar esa ecuación
y tener finalmente, un Estado con toda la fortaleza para
garantizarle a los colombianos esa Seguridad Democrática
y ponerlos a salvo de todas las amenazas.
Hemos tenido varias pruebas. La primera, el referendo
de octubre de 2003, sin uno punto de facilismo, bastante
complejo. Allí, se pusieron a prueba nuestros
propósitos: opositores y abstencioncitas fueron
rodeados de todas las garantías y no obstante
las diferencias del Gobierno con el Consejo Electoral,
con mayorías de la oposición, primó finalmente
el respeto a la institucionalidad.
Al día siguiente Colombia eligió a sus
alcaldes, gobernadores y a sus autoridades regionales.
Dimos un gran paso, apreciados ex Presidentes, en lo
que yo llamo el recorrido de las libertades retóricas
a las libertades efectivas. Candidatos de partidos de
oposición, alternativos a los tradicionales, provenientes
de partidos integrados por antiguas guerrillas, fueron
protegidos eficazmente por el Gobierno, sintieron en
la práctica el reconocimiento de todas sus garantías,
ganaron posiciones de gran importancia. Ese día,
de hecho, profundizamos la democracia colombiana.
En los últimos meses, este país ha elegido
178 alcaldes, el pasado domingo fueron elegidos alcaldes
en cinco municipios de Colombia y la circunstancia de
avanzar en la seguridad, ha coincidido con la recuperación
de las garantías.
Esta más despejado el porvenir del pluralismo
gracias a la seguridad democrática. Sus alcaldes
han sido elegidos en medio de un gran esfuerzo y de un
reconocimiento de todos los candidatos, para que puedan
disfrutar plenamente las garantías democráticas.
Una democracia asaltada por el terrorismo, que ejerce
un concepto gubernamental de Seguridad Democrática,
es una democracia que construye gobernabilidad. Y ahí hemos
visto cómo se conecta ese parámetro de
la seguridad con ese de las libertades. Aquí no
hemos invocado la necesidad de derrotar el terrorismo
para suprimir las libertades, para recortarlas. Antes,
en la práctica, en la medida en que le hemos ganado
terreno al terrorismo, hemos recuperado libertades para
los colombianos.
Y para construir gobernabilidad hemos hecho un gran
esfuerzo de concertación con todos aquellos elegidos
alcaldes, gobernadores, provenientes de partidos de oposición,
para que ellos sientan el respeto a sus fueros constitucionales
y legales, para que sientan unas autoridades nacionales
dispuestas a trabajar con ellos y con el pueblo, sobre
los presupuestos, de entender las limitaciones de cada
quien, de reconocer las competencias de cada quien, de
trabajar con un gran compromiso popular y democrático
y con absoluta transparencia.
Ustedes plantean el tema de la inclusión social
y de la competitividad. Ese tercer elemento, inmensamente
caro dentro de los cinco parámetros que hemos
propuesto, es el de la cohesión social.
Una democracia con seguridad, una democracia con libertades,
no es sostenible sino va mostrando permanentemente avances
en cohesión social. En ese reclamo les asiste
la razón y ahí quiero referirme al tema
de la competitividad y al tema de la confianza.
Nosotros nos hemos propuesto avanzar hacia la cohesión
social con lo que llamamos Siete Herramientas de Equidad.
La primera de ellas es la revolución educativa;
la segunda, la expansión de la protección
social; la tercera, el impulso de la economía
solidaria; la cuarta, el manejo social de los servicios
públicos; la quinta, el manejo social del campo;
la sexta, la construcción de un país de
propietarios; y la séptima, la calidad de vida
urbana.
Pues bien, lo que hay es que preguntarse es si esas
políticas son cortoplacistas, llamadas simplemente,
a apaciguar las tensiones sociales del momento o si esas
políticas están orientadas a construir
una sociedad justa, a mejorar la distribución.
Hemos hecho el esfuerzo para que esas políticas
apunten a lo segundo: a producir fenómenos estructurales.
Por eso, hay seis que dependen de una mayor, que dependen
de la revolución educativa, que es la gran constructora
de productividad, la gran constructora de competitividad,
la gran constructora de caminos para mejorar la distribución
del ingreso. Todas las seis están conectadas con
la revolución educativa.
Por ejemplo, en el tema de protección social
nada hacemos con que mas niños colombianos estén
atendidos por los sistemas de alimentación del
Estado, en los programas de nutrición del Estado,
sino anticipamos su ingreso al aparato escolar para poder
garantizar ciudadanos con mayor capital social, para
poder garantizar ciudadanos con más compromiso
con el devenir colectivo.
Quiero expresar a ustedes, que cuando nosotros conectamos
la revolución educativa con cada una de las otras
seis herramientas de equidad, es porque somos conscientes
que no avanzamos sino en la medida que esas políticas
sociales estén orientadas y puedan –así sea
en el mediano y largo plazo- mostrar resultados importantes
en materia de erradicación de la pobreza, en materia
de mejoramiento del ingreso.
Y en materia de confianza, estas democracias son sostenibles
en la medida que haya confianza. Confianza de todo. Confianza
para invertir en ellas. Confianza para trabajar en ellas.
Confianza en las nuevas generaciones. A mí me
asombra, como en algunas épocas de mi vida pública,
le he preguntado a los universitarios de mi Patria: “¿ustedes
han pensado en algún momento abandonar esta Patria,
irse definitivamente al extranjero?”. Y mayoritariamente
en algunos momentos levantan las manos, “nos queremos
ir.”
Este país ha producido un éxodo de 4 millones
de ciudadanos al extranjero, un desplazamiento interno
dos millones. Construir confianza para que esas generaciones
puedan ver en nuestros países, todas las posibilidades
para su futuro, es muy importante.
¡Confianza para todos!
Nos hemos propuesto construir confianza inversionista
pero con responsabilidad social. Ahí veo que hay
una gran conjunción entre el espacio que ustedes
le asignan a la empresa privada y el concepto –que
Colombia profundizó bastante con la Constitución
de 1936, del presidente López Pumarejo, que tiene
hoy toda validez y recobra toda su fuerza-, el de la
inversión privada, como función social.
Cuando nosotros damos pasos para construir confianza
hacia la inversión privada, lo hacemos distinguidos
ex Presidentes, buscando que cumpla una función
social para los objetivos que ustedes proponen del Continente.
Por ejemplo, la inversión privada llegó a
reducirse, a participar apenas en el 6 por ciento del
PIB. Ha venido creciendo, está nuevamente en el
12 por ciento y confiamos que siga creciendo.
Ayer el Congreso de Colombia dio pasos de gran importancia:
se aprobó una ley que autoriza al Gobierno a firmar
pactos de estabilidad jurídica con los inversionistas,
se aprobó una reforma constitucional que elimina
privilegios pensionales y es un paso bien importante
en el proceso de dar estabilidad macro económica,
en uno sus más importantes componentes, el de
la estabilidad fiscal.
Se ha simplificado la vida colombiana eliminando trámites,
simplificando procedimientos, para las personas naturales
y las personas jurídicas. Todo eso lo buscamos
en un propósito de construir confianza.
Y, ustedes reclaman allí, cómo ese ejercicio
de la política tiene que hacerse con transparencia.
Ahí conectamos con otro elemento de gran importancia,
el cuarto elemento de esos cinco parámetros, el
de la transparencia.
Si no hay un esfuerzo sostenido por la transparencia,
si no hay una acción permanente por la transparencia,
finalmente, los éxitos de la democracia no logran
construir confianza ciudadana.
Este Congreso de Colombia, en medio de todas las dificultades
de un gran debate, está aprobando unas propuestas
legislativas de enorme importancia, sin que el Gobierno
haya pagado auxilios parlamentarios. Yo creo que ese
es un gran paso que hay que resaltar ante propios y extraños.
Y déjenme expresar a ustedes, que considero vital
para la transparencia, un ejercicio combinado y equilibrado
entre democracia representativa y democracia participativa.
Nosotros, en esta época de todas las posibilidades
de participación de opinión, si bien necesitamos
referencias ideológicas y programáticas
organizados y a largo plazo como los partidos, los movimientos
las coaliciones, también necesitamos acudir de
manera permanente a la consulta comunitaria.
Yo no veo por qué el debate tenga que presentar
como excluyente el ejercicio de la democracia representativa
con el ejercicio de democracia participativa. ¿Cómo
se ayudan ambas? Una democracia de participación,
sin canales representativos, finalmente, es una democracia
inocua porque es comunidad que participa necesita esa
representación. Y una democracia de representación,
sin una permanente democracia participativa, es una democracia
que no es capaz de curar sus vicios, que no es capaz
de mejorar.
Ahí veo la necesidad de darle un tratamiento
equilibrado a esas dos expresiones de la democracia que
confluyen a construir transparencia.
Y hay un punto bien importante para esta gobernabilidad
que es el tema de las instituciones independientes. Por
eso, nosotros tenemos que preguntar si estos países
nuestros están avanzando con una institucionalidad
en la que a cada se le respeten los fueros o si están
avanzando con caudillismos sometidos a caprichos de elegidos.
Colombia ha avanzado muchísimo en el proceso
de la institucionalidad, lo creemos de gran importancia.
Y ahí una reflexión, que es la diferencia
entre el caudillismo de caprichos de elegidos y el liderazgo
dentro del respeto a la independencia institucional.
En sus exposiciones, ustedes se han referido a tantos
temas y tan importantes todos, que a pesar del apremio
de la hora, déjenme referir al tema del Tratado
de Libre Comercio que se negocia entre algunos países
andinos y los Estados Unidos.
Lo primero que hemos hecho, en estos tres años
en Colombia, es trabajar para convertir un viejo anhelo
político en una realidad práctica: la negociación
entre la Comunidad Andina y MERCOSUR. Es un hecho. Ya,
empieza a practicarse, no sabemos de beneficios económicos
y sociales inmediatos, pero estamos seguros que vendrán
en el mediano y largo plazo para todos y también
estamos seguros que tiene un inmenso beneficio para nuestra
política dentro de la diversidad.
El domingo en la tarde y ayer en la mañana, nos
reunimos por primera vez –ya bajo la regencia de
ese acuerdo- los presidentes de MERCOSUR y de la Comunidad
Andina. Los países de la Comunidad Andina empiezan
a ser asociados de MERCOSUR y ya ha llegado la solicitud
a la Comunidad Andina para que los países de MERCOSUR
sean asociados de la Comunidad Andina.
Y, a través de infraestructura, de acuerdos de
diferente índole, estamos tejiendo más
puentes hacia el sur, hacia Centroamérica. Colombia
ya hace parte de Estado asociado al Plan Panamá Puebla
y esa integración avanza y podrá mostrar
sus primeros resultados –muy efectivos- en el campo
de energía eléctrica y en el campo de gas,
en el año 2008.
Colombia, como puente fundamental con la República
hermana de Panamá, en la unión de estas
Américas.
La verdad es que no es fácil tomar una decisión.
Porque si decimos que debemos negociar como comunidad
Sur Americana, todos tenemos, en medio de nuestras semejanzas,
dificultades y diferencias. Hay unos países que
tienen menos afán de ingresar al mercado norteamericano
por las condiciones de su economía, por su oferta
exportable, hay otros países que tienen más
prisa para tener plenas garantías de acceso al
mercado norteamericano. Hay unos países de nuestro
hemisferio con mayores posibilidades de ser exitosos
en China y en Asia, dada su oferta exportable; otros,
productores de manufactura, que tenemos mayores dificultades.
Por eso el tema es bien difícil.
Nosotros hemos venido avanzando en ese Tratado de Libre
Comercio con los Estados Unidos y hay puntos, que ustedes
han traído en sus documentos, en sus memorias,
como la propiedad intelectual, el reconocimiento a la
soberanía para la provisión de los servicios
públicos.
El año 2002, a finales, Colombia dio pasos de
propiedad intelectual, que hoy nos tienen tranquilos
frente a la negociación de este tratado y que
en alguna forma, inspiran a nuestros hermanos ecuatorianos
y peruanos.
Allí reconocemos el derecho de propiedad intelectual
con normas precisas, pero también salvamos la
posibilidad de ejercer obligaciones de soberanía
cuando, por ejemplo, se trate de asuntos de salud pública.
Creo que hay un buen equilibrio.
En materia de servicios públicos, no hemos aceptado
la tesis de que el Estado, que es regulador y al mismo
tiempo proveedor, es un Estado incompatible para los
acuerdos de comercio. Por eso defendemos el punto de
instituciones independientes dentro del mismo Estado.
Nosotros hemos dicho en Colombia, que en materia de
servicios públicos necesitamos tanto el capital
público como el privado y siempre la regulación,
la vigilancia y la capacidad sancionatoria del Estado.
Eso, lo hemos sacado avante, interna y externamente.
Hemos superado mucha contradicción en el discurso
y en la acción social, comprometiendo más
los proveedores con la transparencia, con la equidad
y también haciendo pedagogía para buscar
el entendimiento de los consumidores.
Estamos haciendo experiencias formidables. Por ejemplo,
en la ciudad de Cali, nos encontramos salvando una empresa
de servicios públicos estatal, pero con la creación
de un fondo de participación social, en el cual
todos los ciudadanos de la ciudad de Cali participan
y que nos ayudará a superar esa antagónica
contradicción entre proveedores y usuarios, esa
contradicción del discurso entre la naturaleza
del proveedor y la naturaleza y las capacidades del usuario.
Pero, hemos agregado, apreciados ex Presidentes, por
primera vez el tema de la biodiversidad. Nosotros, que
estamos simultáneamente en la cuenca del Caribe,
en la cuenca del Pacífico, en la inserción
amazónica, no podemos permitir que sigan ausentes
de estos acuerdos temas importantes como el de la biodiversidad.
¿Para quién será? ¿Quién
tendrá el derecho preferencial a invocarla como
factor de riqueza, como insumo de la ciencia? Por eso,
la estamos defendiendo con toda determinación
en este tratado.
Ustedes, en la declaración que acaba de leer
el presidente Pérez Balladares, señalan
ahí, como uno de los problemas de nuestro entendimiento
con los países desarrollados, la insistencia de
ellos para los subsidios a la producción agrícola.
Una de nuestras luchas es para que en este tratado con
los Estados Unidos quede una cláusula permanente,
que le permita a estos países andinos, proteger
productos del sector agropecuario de gran sensibilidad,
cuando, en este caso, los Estados Unidos mantenga subsidios
a la producción que distorsionen las reglas de
la competencia. Esa es una de nuestras esenciales aspiraciones
en esta negociación.
Los documentos que ustedes han trabajado, producen todo
el interés de examinarlos.
Quiero reiterar mi inmensa gratitud a todos ustedes.
Con su lucha, con la de quienes habrán de venir,
con la lucha de todos, es posible construir una democracia
pluralista, en permanente debate, con solidaridad para
superar el antagonismo. Debate creativo, no simplemente
para posicionar actitudes antagónicas.
Una democracia con construcción de solidaridad,
una democracia en la cual conectemos la economía
interna con la externa –porque ese debate es otro
debate que debemos superar-, la verdad es que con esta
pobreza, si no hacemos el esfuerzo sobre la economía
interna, como lo sugieren en su declaración, no
tiene razón la economía externa.
El éxito en la economía externa es para
poder incluir en la economía interna, crecientes
masas de ciudadanos y llegar a una inclusión universal,
que es el principio de la erradicación de la pobreza.
Así podremos construir estas democracias, como
democracias solidarias, democracias pluralistas, democracias
en permanente agitación intelectual, democracias
siempre sostenibles.
Los felicito y les expreso inmensa gratitud por haber
realizado esta reunión en Colombia y en Cartagena.
Que cada uno de ustedes sea nuestro embajador.
Esta ciudad merece que el turismo mundial esté volcado
sobre ella. El terrorismo lo desterró, estamos
haciendo todos los esfuerzos para que se recupere. Se
ha tranquilizado enormemente, tiene unos cinturones de
pobreza inmensos, producto de esos años de terrorismo
y de desplazamiento, pero ahí vamos, con limitación
de recursos, pero con toda la voluntad, buscando cómo
los superamos.
¡Ayúdenos, no solamente a que nuestra América
salga adelante, sino a que esta Patria colombiana también
pueda ser una Patria que le de plenas oportunidades de
felicidad a nuevas generaciones!
Muchas gracias.