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PALABRAS DEL PRESIDENTE URIBE EN FORO SOBRE LA CONTRIBUCIÓN DEL CAMPO AL DESARROLLO ECONÓMICO

Bogotá, 9 mar. (SNE). El presidente Álvaro Uribe Vélez pronunció el siguiente discurso al clausurar el foro “Más allá de la ciudad: la contribución del campo al desarrollo económico”.

“En primer lugar quiero agradecer al Banco Mundial, a Anif y al Departamento Nacional de Planeación esta oportuna convocatoria, sobre un tema tan importante. Porque en las puertas del Tratado de Libre Comercio, en el momento de discusión sobre la sostenibilidad de la política de Seguridad Democrática, para no hablar sino de esos dos elementos, traer a la primera plana de la discusión el peso de la agro-realidad es de gran importancia.

Se nos ha dicho mucho que Colombia dejó de ser un país rural y empezó a ser un país urbano. Eso no es tan absoluto. La población rural colombiana todavía continúa creciendo, si bien no en su peso relativo sí en su cifra absoluta. Y por ejemplo cuando uno mira el censo poblacional de Colombia, encuentra muchos sitios de la geografía que están catalogados, clasificados como urbanos, pero que son simplemente dormitorios para una población totalmente vinculada a la ruralidad.

Hay estudiosos de Colombia que han demostrado que en aquellos períodos en los cuales se ha presentado recesión en el campo, ha crecido paralelamente la droga ilícita y los grupos terroristas.

Cuando miramos a la oferta exportable de Colombia en los próximos 20 años, el campo, sus productos, la agregación de valor, hacen parte muy importante de esa oferta exportable.

Me parece de la mayor importancia el debate que propone el Banco: ¿en qué hay que invertir? ¿En subsidios directos a los productores o en esa infraestructura de servicios públicos, en esa provisión de servicios en el área de infraestructura y en el área social?

El tema no es fácil de responder. Más difícil ponerlo en blanco y negro. Nosotros por ejemplo hemos visto la necesidad de introducir estímulos tributarios al campo, de introducir estímulos financieros, de introducir subsidios directos tanto a productores como en el área social.

Estímulos tributarios. El país tuvo hasta mediados de la década de los 70 un gran crecimiento en un sector promisorio, el sector de la madera. Las normas tributarias que se adoptaron produjeron un marchitamiento de ese sector. Nos quedamos con 150 mil hectáreas de bosque comercial.

Nosotros nos hemos preguntado: ¿tenemos los 150 millones de dólares que Chile invirtió para subsidiar la recuperación del sector reforestador? No los tenemos. ¿El sector privado lo encontramos en condiciones de asumir totalmente el costo de reactivación de este sector? Tampoco. ¿Ha habido la suficiente confianza internacional para poyarnos en el desarrollo de ese sector? No. Entonces el conjunto de circunstancias nos llevó a tomar una decisión: vamos a estimularlo fiscalmente.

Y por muchas razones. Un sector en el cual el país puede ser ampliamente competitivo. Es un estímulo a un sector en el cual podemos ser ampliamente competitivos. Tenemos una ventaja potencial que hay que convertirla en ventaja real. Lo cito a manera de ejemplo, porque esos son los criterios que hemos venido manejando.

En el tema de los cultivos de tardío rendimiento, por ejemplo caucho, palma africana, también introdujimos un estímulo tributario. Por las mismas razones. Porque ahí hay una gran posibilidad de competitividad. Porque allí hay una gran posibilidad de generación de empleo.

En el caso específico de la palma, pensando concretamente en el tema del biodiesel. Un país que ve declinar la producción de petróleo, que a pesar de todos los esfuerzos todavía no puede dar noticias de buenos hallazgos, que tiene un potencial de 3 millones de hectáreas para sembrar palma y que en julio del año 2002 solamente tenía 175 mil hectáreas sembradas, no puede desaprovechar ese potencial.

Uno observa regiones como las del Magdalena Medio, donde viene creciendo ese cultivo, y ve cómo se mejora el tejido social, cómo allí hay una gran integración de campesinos minifundistas con empresarios de fundos de mayor tamaño y, por supuesto, mejor organización.

Esos son criterios que hemos venido adoptando, siguiendo, para esos estímulos tributarios. Además para impulsar actividades con las que no contábamos. Entonces eso no nos implica un costo fiscal. Al contrario, cuando esas actividades estén aportando su producto, eso se va a traducir en empleo, eso se va a traducir en aportes parafiscales, en cotizaciones a la seguridad social y, por supuesto, en recursos para el fisco.

Soy un creyente que cuando esos estímulos tributarios se orientan bien, se definen no por presión de grupos de interés sino por altas consideraciones públicas, por ventajas competitivas potenciales, la retribución al fisco es inmensamente alta y en breve tiempo.

Está el tema del alcohol carburante. Una ley había definido unos porcentajes de alcohol carburante que debía mezclársele a la gasolina. Pero cuando empezó este Gobierno los potenciales productores dijeron: “en las condiciones que tenemos de precio y de tributación no podemos instalar las plantas”.

Esa ley se iba a convertir en letra muerta. Después de mirar muchas opciones, la opción que debimos escoger fue la de introducir un estímulo tributario, que en ese caso no es un estímulo para el productor sino para el consumidor. Porque el productor de alcohol carburante va a pagar su impuesto de renta. Aquella exención que hemos introducido es la exención del impuesto global del combustible y del IVA a este producto.

Esos estímulos son inevitables y en alguna forma se convierten en los tan criticados estímulos directos a productores.

Quería citar algunos de estos casos, porque hay que tener una combinación muy bien equilibrada entre el concepto general y el caso particular. Aquí definitivamente tenemos que trabajar inductiva y deductivamente. Pero en el trabajo deductivo no podemos olvidar los casos que tienen tanto peso en la vida colombiana.

Viene el tema de inversiones y el tema de los subsidios sociales. El doctor Santiago Montenegro, como Director Nacional de Planeación, ha asumido el compromiso de presentarle al país lo que llamamos “Una visión de Colombia Segundo Centenario”. Unas metas muy exigentes para el año 2019, cuando Colombia estará cumpliendo los 200 años de vida independiente, con unas metas parciales, también muy exigentes, una de ellas para el 20 de julio del 2010, cuando estaremos cumpliendo los 200 años del Grito de Independencia.

El año pasado Planeación estuvo elaborando el primer borrador de este documento. Ahora está terminando los ajustes con las diferentes carteras ministeriales. Empezará su discusión con el Congreso de la República, con los gremios y en todas las regiones. Confiamos que para finales de año ese documento se pueda entregar ya más elaborado a todo el país.

Vemos allí la posibilidad de una ruta de largo plazo, conectada con la agenda interna de competitividad, con la agenda interna del sector agropecuario. Y vemos allí algo muy importante: un mensaje político para conectar los planes cuatrienales de desarrollo. No puede haber para conectarlos nada más que un mensaje político. Porque cada cuatro años le corresponde al pueblo definir quién es el mandatario, cuál es el programa que será base del siguiente plan de desarrollo.

Para conectar esos planes cuatrienales, esta visión será de gran importancia. Y en la medida que se acierte en la discusión pública y en su contenido final, seguramente va a ser en muy buena parte acogida por las administraciones presidenciales y los Congresos que les corresponda aprobar los siguientes planes de desarrollo.

Y por supuesto ahí viene el tema de la agenda del sector agropecuario.

Y ahí viene el tema de toda la agenda de infraestructura. Nosotros estamos comprometidos en unas inversiones muy importantes en vías, en distritos de riego, en hidrovías.

En vías, la primera decisión que tomó este Gobierno fue continuar vías (voy a hablar solamente de las del sector rural) que venían de administraciones anteriores.

Hemos avanzado bastante, para citar una de ellas, en la vía Granada-San José del Guaviare, que es de gran importancia para el desarrollo del sector rural, para el desarrollo del sector agropecuario. Y así hay muchas, que están allá insertadas en la ruralidad colombiana.

Hemos venido adelantado unos mejoramientos viales en algunas regiones del país y estamos próximos a cerrar una licitación para pavimentar 2.500 kilómetros y repavimentar 746 kilómetros.

Allí se discutió mucho. Y una de las razones por las cuales se definió el plan que finalmente está en la licitación, es por su impacto sobre el sector rural colombiano. La posibilidad de ayudar a que ese sector rural pueda tener un ritmo de desarrollo más acelerado y, por ende también, para frenar la tendencia macrocefálica de la Nación y proteger la residencia de nuestros compatriotas en aquellos poblados rurales donde se necesita que permanezca, acompañados por supuesto de la política de seguridad, pero con buenas vías y con buenos servicios públicos, para contribuir al desarrollo equilibrado, al empleo, y evitar la tendencia macrocefálica.

Confiamos que rápidamente se adjudique esa licitación. Por la cantidad de proponentes, por la cantidad de instituciones, firmas, personas naturales que han comprado pliegos, se espera un número muy elevado de propuestas.

El Ministerio y el Invías han definido que para poder examinar, evaluar, estas propuestas en un período relativamente rápido, muchas universidades nos ayuden en esa evaluación, a ver si en el segundo semestre la mayor parte de esas vías entran en plena ejecución.

Y ahí tenemos vías de gran importancia para el campo colombiano. Muchos colombianos me han reclamado la vía de Puerto Gaitán a Puerto López, un área en la cual hay muchas expectativas, muchas ilusiones, por la mezcla de soya y maíz, por el asentamiento allí de buena parte o por un inicio de asentamiento muy importante de la industria avícola, por el tema de la palma africana y por el tema del caucho.

Vías tan importantes como esa a la cual me he referido, están incluidas en la licitación que actualmente se encuentra próxima a cerrarse.

Hemos venido buscando los recursos para distritos de riego de gran importancia.

El Incoder, que es el nuevo Instituto que ha reemplazado en el agro a cinco que se liquidaron, ha venido mejorando y recuperando 75 pequeños distritos. Y ahora está empeñado en sacar adelante obras de la importancia del Triángulo del Tolima, obras de la importancia de Ranchería.

Y estamos también empeñados en lograr unos acuerdos con los gobernadores de La Guajira y el Cesar, para que pignoren futuras regalías de carbón y con los bancos internacionales contraten los empréstitos necesarios para planes multipropósito de agua, que deberán tener una gran incidencia en el sector rural, tanto en provisión de acueductos a las comunidades rurales de esos departamentos, como en los distritos de riego.

El país tiene la necesidad de hidrovías. Se ha recuperado bastante el tonelaje transportado en el Río Magdalena, se ha recuperado infraestructura en alguno de los puertos y está en plan de recuperarse infraestructura en otros de los puertos.

Confiamos que rápidamente, por ejemplo, se concluya el acuerdo entre los departamentos de Caldas y Cundinamarca, con el Ministerio, para tener un solo puerto en el área de La Dorada y Puerto Salgar.

Con el Gobierno de Brasil estamos trabajando dos empréstitos. Uno para el Río Meta y otro para el Río Putumayo, ambos conectados con la gran hidrovía suramericana.

Pensamos que a esa idea del caucho, de la palma africana en el Vichada, en el oriente colombiano, le es de gran importancia la hidrovía del Meta. Confiamos poder concretar esos recursos de crédito con el Gobierno del Brasil.

Y la del Putumayo es de una gran importancia para el país, para Suramérica, para la conexión del Brasil con el Pacífico. Este último elemento lo ha tenido en consideración el Gobierno del Brasil en sus estudios para otorgarnos esos recursos de crédito.

La hidrovía del Putumayo estaría complementada por la pavimentación de la carretera. Los gobiernos anteriores adelantaron muchísimo con la pavimentación de la carretera Pitalito-Mocoa. Este Gobierno la concluyó. Está concluido el pavimento de Pitalito a Mocoa.

Ahora estamos avanzando en la pavimentación de unos kilómetros de Mocoa hacia el sur, hacia Villagarzón, pero nos queda allí un gran tramo en el Putumayo, que es el de Villagarzón hasta el Puente Internacional de San Miguel. Por supuesto, pasando por las municipalidades que están a lo largo de ese eje vial.

Aquí tenemos más o menos 140 kilómetros que están requiriendo pavimento y que son de urgencia para la competitividad de sectores del país y del continente.

Y lo más importante, lo más importante es que ese empréstito con el Brasil incluye la suma necesaria para la variante de Pasto a Mocoa. Si se construye la variante de Pasto a Mocoa, ahora que tenemos completo el pavimento de Mocoa a Pitalito, el trayecto de la frontera con Ecuador a Bogotá se puede reducir en cuatro o cinco horas.

Entonces el Gobierno está proponiendo no solamente que estos temas entren en la agenda de infraestructura, sino que estamos dando los pasos para poder ejecutarlos con mayor celeridad.

En el campo hemos venido trabajando lo que se llama las Siete Herramientas de Equidad.

Por ejemplo, en educación: este Gobierno se propuso crear millón y medio de cupos escolares. Hasta diciembre habíamos creado 750 mil, este año debemos llegar a millón cien, a millón ciento cincuenta. Y ojalá en el 2006 podamos decirle al país que llegamos al millón y medio.

Una meta muy exigente pero insuficiente. Si cumplimos con la meta del millón y medio de cupos escolares, todavía quedarán 500 mil niñitos fuera de los establecimientos escolares, especialmente en la ruralidad colombiana. En esa parte tiene toda la razón la preocupación del Banco Mundial.

¿Qué estamos haciendo? Hemos hecho un gran esfuerzo en productividad de profesores. El país ya está llegando en el sector público, primaria y secundaria, a treinta alumnos por profesor. Y estamos complementando esto con unos recursos adicionales que este años suman 150 mil millones, para contratar especialmente educación en el campo, educación contratada en el campo, con entidades sin ánimo de lucro, con organizaciones religiosas, con entidades gremiales, etcétera, pagando por estudiante.

Confiamos que eso va ayudar muchísimo a que nos acerquemos a la meta del millón y medio de cupos propuestos.

Trabajo muy importante ha hecho el Sena, fruto de la reforma administrativa.

En el año 2002 el Sena atendió millón cien mil colombianos. El año pasado atendió dos millones 690 mil. Este año debemos pasar de tres millones. Y la meta es que en el año 2006 el Sena esté atendiendo 4 millones de colombianos.

Su relación con el campo: nos propusimos que en diciembre de 2004, en diciembre anterior, el Sena estuviera en todos los municipios de Colombia. Lo logramos.

E implementamos un programa de gran importancia, que es el programa de Jóvenes Rurales. El año pasado le llegamos en muchísimos municipios a un total de 108 mil jóvenes rurales, muchachos campesinos, bachilleres sin ingreso a la universidad, sin ingreso al mercado laboral, expuestos a ser reclutados por grupos guerrilleros, por grupos paramilitares.

Aspiramos este año poder repetir ese ejercicio y nuevamente cumplir la meta de un mínimo de 100 mil jóvenes rurales.

¿Cómo estamos llegando a todos los municipios? Sin construcciones. En lo posible nos hemos propuesto eliminar del rubro del presupuesto del Sena nuevas construcciones.

A través de convenios con los departamentos, a través de convenios con entidades religiosas, a través de convenios con las alcaldías y en muchos casos con programas móviles.

Esto empieza a tener un gran apoyo del programa Compartel y confiamos que la recuperación de Telecom, producto de la reforma administrativa –que nos ha permitido pasar de un Telecom que estaba perdiendo 480 mil millones al año, a un Telecom que el año pasado se ganó 950 mil millones y que tuvo una EBITDA de alrededor de billón cien mil millones–, confiamos que eso nos ayude mucho a llevarle al campo colombiano la versión más moderna de las comunicaciones, que es la que finalmente apoya sistemas de educación en ambiente virtual.

Vemos que la universidad más indicada para el campo colombiano es la universidad a distancia vía internet. Vemos que en muchas partes la llegada de instituciones técnicas, tecnológicas, como el Sena, tiene que hacerse también en el ambiente virtual. Por eso tan importante esa reforma y la sostenibilidad de un Telecom en ascenso.

En el tema de seguridad social y de lo que se ha llamado la Red de Protección Social, este Gobierno ha aumentado en cuatro millones 900 mil los ciudadanos pobres afiliados al régimen subsidiado de salud. Le hemos puesto especial interés al campo colombiano.

Está en trámite en el Congreso de la República un proyecto de ley que esperamos se apruebe antes del 20 de junio. Ese proyecto permitirá que el país, en el curso de los próximos tres años, pueda lograr una cobertura plena para los estratos 1, 2 y 3 en afiliación al régimen subsidiado. Y cuando hablo de plena, me refiero a la Colombia urbana y a la Colombia rural.

Ahí necesitamos un gran esfuerzo los productores. Porque uno de los problemas que hemos encontrado es que muchos productores evaden las obligaciones de la seguridad social y simplemente las sustituyen presionando a los trabajadores para que ellos se hagan a un carné de régimen subsidiado. El régimen subsidiado no podemos gastarlo en trabajadores que, por las condiciones de sus empleadores, pueden estar en el régimen contributivo.

¿Qué vamos a hacer en materia de seguridad social para eliminar trámites y para eliminar evasión? Desde el inicio del Gobierno venimos estudiando un mecanismo de unificación de declaraciones de estas obligaciones y de unificación de pagos. Confiamos que empiece a funcionar a mediados de este año.

¿En qué consiste? Hoy por hoy cualquier empresario colombiano, rural o urbano, tiene que hacer cuatro pasos y cuatro declaraciones. Una que incluye cajas de compensación, Sena y Bienestar Familiar. La segunda para régimen contributivo de salud. La tercera para pensiones. Y cuarta para riesgos profesionales.

En el único caso en el cual se garantiza que no haya evasión, y lo garantiza la vigilancia del trabajador, es en el caso de pensiones y siempre y cuando la afiliación se dé a los fondos de pensiones.

¿Por qué? Porque el trabajador es consciente que el monto de la cotización determina el monto de la suma de ahorro. Y que el monto de la suma de ahorro determina el monto de la pensión. Entonces allí no se puede evadir. Pero si está afiliado al Seguro Social sigue la evasión. Si en el régimen contributivo de salud, sigue la evasión. Porque da lo mismo para un plan de servicios que reciba el trabajador que lo declaren como trabajador de 400 mil pesos o como trabajador de un millón.

¿Por qué creemos que con la unificación de estas declaraciones y de estos pagos se va a eliminar la evasión? Porque ya el empleador no va a hacer sino una declaración. Entonces ya no puede poner al mismo trabajador con diferentes bases salariales, dependiendo del pago que se proponga. Lo tendrá que hacer con una única base salarial. Y eso también va a simplificar muchísimo trámite. Confiamos que eso nos va ayudar mucho en materia de seguridad social en el campo colombiano.

El Gobierno del presidente Pastrana empezó el programa de Familias en Acción. Nosotros nos hemos dado a la tarea de llevarlo adelante. Hasta diciembre tuvimos 340 mil Familias en Acción. Un gran programa rural. Un gran programa rural. Solamente hemos hecho la excepción para entrar con unas familias en el sur de Bogotá y con unas familias en El Pozón de Cartagena, que no suman más de 12 a 15 mil. El resto está en pequeñas localidades de la Patria vinculadas con la ruralidad.

¿En que consiste ese programa? Se le da un subsidio a la familia para que garantice la asistencia escolar de los niñitos. Ese programa está beneficiando alrededor de un millón de niños, repito, especialmente en las comunidades rurales.

Este año lo que hemos hecho es aumentar el número de familias en 60 mil. Nos cuesta el programa aproximadamente 42 mil millones cada dos meses. Pero nuestro propósito ha sido cumplir rigurosamente con ese pago, para poder acreditar el programa. Y que no ocurra lo que muchas veces ha ocurrido en la vida colombiana, que lanzamos un programa de estos con bombos y platillos, después lo abandonamos y no le volvemos a pagar a la gente.

Bienestar Familiar. Este Gobierno lo recibió con 6 millones y medio de usuarios. Le hemos agregado 2 millones 800 mil usuarios. Me refiero a los grandes números. Hasta el momento hemos incorporado 503 mil niñitos de menos de cinco años en un programa de desayunos infantiles.

¿Dónde empezó ese programa? Empezó en la antigua zona de despeje, en el Arauca, en el Casanare y en los departamentos de Bolívar y Sucre. Ese programa debe completar este año un millón de niñitos. Nuestro compromiso con el Congreso de la República es poder decirle, el 20 de julio, que hemos llegado a un millón de niñitos. Ese programa va a tener gran incidencia en la ruralidad colombiana.

Hemos aumentado también, con mucho énfasis en la ruralidad, en 600 mil el número de jóvenes atendidos en los restaurantes escolares. Creo que eso va bien.

Y le hemos llegado a 170 mil ancianos con un subsidio monetario directo. Hay un grupito en cada municipio de la Patria, eso es lo importante. Hay un grupito en cada municipio. Por supuesto es un gran esfuerzo, pero dista de lo que necesita el país, porque en esas condiciones de pobreza, ancianos de más de 65 años hay 600 mil.

¿Pero qué estamos haciendo ahora? Y aspiramos tener ese programa completo y en plena ejecución el 20 de julio. Estamos avanzando en un proyecto para llegarle con una comida diaria a 400 mil ancianos. Entonces quedarían 570 mil recibiendo algún subsidio. Con mucho énfasis en la ruralidad.

Por supuesto ahí hemos venido en otros temas. Hoy tenemos un subsidio a 33 mil familias, que llamamos Familias Guardabosques. ¿Cómo lo elimina uno? Si ha sido una manera de que estas familias abandonen la droga, se comprometan con Colombia y con las Naciones Unidas a cuidar esas áreas libres de droga. Hay una monitoria de Naciones Unidas cada dos meses. Y esas familias le deben costar al erario este año más o menos 130 mil millones.

Estamos trabajando con el Sena, con fundaciones de microempresas, etcétera, para que ese trabajo de los guardabosques se convierta en una actividad económicamente sostenible.

Creo que nos va a ayudar muchísimo en materia de servicios públicos la reforma administrativa del Estado. Nosotros hemos reformado 148 empresas del Estado. Todas las electrificadoras de las cuales la Nación es socio mayoritario, hace dos años dieron pérdidas. El año pasado todas estuvieron en negro. Eso nos va a ayudar a avanzar en el tema de electrificación rural.

Nos ayuda muchísimo también el saneamiento a las empresas de acueducto. Una tarea que ha venido haciendo Planeación es llamando la atención en todas las regiones, porque los recursos que hemos entregado en nombre de la descentralización deberían mostrar hoy unas coberturas rurales de agua potable sustancialmente mayores a las que tenemos.

Hay que seguir en esa tarea de vigilancia, para garantizar que los recursos de descentralización tengan mejor uso para esta infraestructura social que se está reclamando.

Este año aspiramos invertir en pequeñas localidades de Colombia más o menos 180 mil millones en acueductos y alcantarillados.

Se preguntan mucho los recursos del Estado. Y es una pregunta válida, porque todos los colombianos, con razón, hemos estado con sustos frente al fisco. Pero quiero contarles que hay mejorías evidentes.

Ayer se entregó el resultado fiscal de 2004. El déficit consolidado fue del 1.2. Le explicaba anoche a unos periodistas que ese déficit es tan bueno, que es malo. Porque este año, por lo que nos cae, que es una obligación de trasladarle 4 billones al Instituto de los Seguros Sociales, no somos capaces de mostrar un déficit por debajo del 2.2 – 2.3. El Ministerio de Hacienda dice que 2.5.

¿Pero de dónde venimos? Mi buen amigo y admirado compatriota, el ex ministro Junguito, al principio del Gobierno me dijo: Presidente, le traigo dos malas noticias, agosto de 2002: tenemos un déficit del 4.2, tenemos que buscar recursos para la Seguridad Democrática y aquí le traigo una congelación de gastos de un billón. Lo hicimos. Lo hicimos. Entonces creo que hay que estar contentos por la circunstancia de que hemos pasado del 4.2 al 1.2.

Si uno desagrega ese déficit encuentra que el sector central de la Nación sigue en muy serias dificultades. Porque el sector central de la Nación, que llegó a tener un déficit del 6.3, todavía lo tiene del 5.6 – 5 y medio. Y va a ser muy difícil reducirlo en el corto plazo por el peso de las transferencias al Instituto de los Seguros Sociales, que este año es de más o menos 1.4 del PIB. Eso es una cosa enorme: 1.5 del PIB.

Sin embargo, la reforma administrativa del Estado ha ayudado muchísimo. Cuando uno ve que Emcali pasó de pérdidas de 300 mil millones al año, a unas utilidades de 200 mil millones el año pasado, que ya no está dando pérdidas el Acueducto de Cúcuta, que hemos saneado una serie de electrificadoras locales, eso incide en el superávit de las regiones, de departamentos y municipios, y por supuesto ayuda mucho en la reducción del gran déficit consolidado.

Cuando miramos que Telecom pasó de 480 mil millones de pérdida a 950 mil de utilidad, que nos estamos ahorrando 300 mil del IFI, que hemos reformado 148 entidades del Estado, que en el Ministerio de Agricultura hay un gran ahorro que se deriva de haber liquidado 5 entidades y haberlas sustituido por una pequeña, el Incoder.

Cuando miramos que antes administrar un subsidio de vivienda a través del Inurbe nos costaba dos millones. Un subsidio de 7 millones, administrarlo 2 millones. Y que ahora, contratado con las cajas de compensación, nos cuesta esa administración 350 mil, creo que por ahí vamos en un buen camino de saneamiento fiscal.

Lo que empezó a hacer el ministro Junguito, y está adelantando el ministro Carrasquilla, el Plan Muisca, le ha permitido avanzar mucho al país en materia de recaudo tributario. En el 2003 el recaudo creció 17 por ciento. En el 2004, si quitamos de la base de comparación la Seguridad Democrática, creció en el 22. Este Gobierno empezó con 280 mil contribuyentes de renta, hoy tenemos 715 – 750 mil. Aspiramos terminar este año con millón y medio. Y terminar el 2006 con dos millones de contribuyentes.

No hemos nombrado a nadie en la Dian por razones políticas, todo ha sido por concurso. El Plan Muisca ha avanzado muchísimo en materia de sistematización y de control de evasión. Este año vamos bien. A pesar de que nos propusimos nuevamente una meta muy exigente de incremento en el recaudo del 10 por ciento, la vamos cumpliendo y vamos por encimita. Ojalá se sostenga esa tendencia.

Entonces les diría que la confianza inversionista en el país, el crecimiento de las empresas en la Colombia urbana y en la Colombia rural, la lucha contra la corrupción, la tarea que se está haciendo en el frente tributario y la reforma del Estado, nos tienen que poner en una situación fiscal y de endeudamiento mejor, que nos permita financiar esta agenda de infraestructura social del campo colombiano.

Por ejemplo, en el tema de endeudamiento. La semana antepasada me llamaron del Brasil, que les ayudáramos en una cosa de endeudamiento. Dije: ¿pero qué le puede ayudar Colombia al Brasil en endeudamiento? Y me dijo: Presidente, es que ustedes colocaron unos bonos en pesos en el mercado de Nueva York par captar dólares. En efecto, la confianza sobre el país ha mejorado inmensamente y hay que seguir cultivándola.

Aprovechando esta revaluación que ustedes saben lo que a mí me choca, y ya con el ministro Botero que está bastante convertido en favor del campo, no del todo, no me gradué a los indígenas de adversarios del TLC. Hay que persuadir a esos compatriotas. Hay que persuadirlos. No me los gradúe de adversarios del TLC…

El ministro Botero se ha referido a muchos puntos. Por ejemplo ha quedado claro de él y espero que haya quedado claro de la intervención del ministro Arias, por qué hemos tenido que dar unos subsidios directos a productores.

Tema de cotización internacional, de subsidios internacionales a sus productores en el extranjero, de tasa de cambio. Yo he dicho en repetidas ocasiones: nada ganamos con tener la mayor productividad si la tasa de cambio no le ayuda a los productores a ser competitivos. El tema es de dos variables allí mutuamente dependientes: esfuerzos de productividad y razonabilidad en la tasa de cambio.

Si uno tiene una tasa de cambio paternalista y no hay esfuerzos de productividad, finalmente terminamos ahogados en la inflación y ahogados en la quiebra y en la falta de competitividad. Si se hacen enormes esfuerzos de productividad, como los han hecho muchos sectores del campo colombiano, y no ayuda la tasa de interés y no ayuda la tasa de cambio, esa productividad no se traduce en competitividad. Esa es una de las razones por las cuales este Gobierno ha tenido tanta preocupación y tanto celo por el tema de tasa de cambio. Confiamos que esto finalmente se pueda superar.

Nos toca dar unos subsidios. Los subsidios a dos sectores valen 150 mil millones. Mucha plata. ¿Pero entonces los dejamos sucumbir? Ahora, se están dando esos subsidios con la condición de que compren unas coberturas. Un paso nuevo en el mercadeo del sector rural.

Y hay unos subsidios que uno quisiera invertir en otras cosas. Por ejemplo: esta mañana le decía al Gobernador del Tolima: hombre, este año vamos a repetir la dosis de subsidios al algodón, está más bajo el precio por la cotización internacional y por el tema de tasa de cambio, pero no nos rebajen el hectareaje. El Ministro fue ayer a comprometerlos. No nos rebajen el hectareaje. Los subsidios de algodón del Tolima nos costaron 33 mil millones. Este año nos van a costar lo mismo.

Con 66 mil millones, ¿a dónde iríamos en el Distrito de Riego del Triángulo del Tolima? Claro, sería mucho mejor hacer el distrito de riego y más rápidamente. Pero en la situación social y de violencia del país, ¿qué hacemos si no se siembran esas 26 mil hectáreas de algodón en el interior del país en esta cosecha?

Entonces ahí hay unas decisiones, en teoría mejores que otras. En teoría sería mucho mejor invertirle esa plata al Triángulo del Tolima, que invertírsela al subsidio algodonero de una cosecha. ¿Pero qué hacemos frente a los retos sociales del país, frente al problema de orden público? ¿Qué hace uno con esos campos desocupados y unos campesinos muertos de hambre, que solamente ven unos soldados bregando a perseguir unos guerrilleros y unos paramilitares? Las circunstancias del país nos obligan a tomar estas decisiones.

Ahora: en este tema de tasa de cambio, por lo menos ¿qué estamos haciendo ahora? Procurando cambiar el perfil de la deuda colombiana. Y eso va a ayudar mucho en el futuro a financiar el campo.

Hasta la fecha hemos transformado deuda en dólares por 1.825 millones, en deuda en pesos. Esto es, hemos comprado dólares de pesos revaluados, dólares devaluados, para pagar deudas en el extranjero. Para prepagar no nos quieren vender bonos del Estado colombiano. Están muy caros, por la confianza en el país.

¿Qué hemos hecho? Hemos cancelado obligaciones al vencimiento, hemos hecho prefondeo y ahora nos proponemos un prepago de una deuda de 1.250 – 1.225 millones de dólares, un crédito de ventanilla del BID sumamente caro.

Entonces así estaríamos acercándonos a una reestructuración de casi 3 mil millones de dólares en la deuda de la Nación, lo cual va a ayudar muchísimo a poder financiar el campo colombiano.

Los invito, pues, a que trabajemos en el corto plazo, pero fundamentalmente en la agenda de largo plazo, para que entre todos saquemos el campo colombiano adelante. Ni vivir en la utopía, pero que tampoco nos coja la moridera. En Colombia hay con quien”.

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