ENTREVISTA DEL PRESIDENTE
URIBE CON RADIO SÚPER
Bogotá, 18 mar. (SNE). - La siguiente es la entrevista
que el presidente de la República, Álvaro Uribe
Vélez, concedió este viernes al programa “La
Hora de la Verdad” de Radio Súper:
PREGUNTA: Buenos días, señor
Presidente.
PRESIDENTE URIBE: Buenos días a usted, a sus compañeros
en el máster y a todos los compatriotas que nos escuchan
y mil gracias por esta invitación.
PREGUNTA: Al contrario,
señor Presidente, muchas gracias
por estar con nosotros, por estar con la gente que quiere escucharlo.
Señor Presidente: a dos años y medio de su mandato,
es usted el Presidente que tiene más grande popularidad
en toda América Latina. El 76 por ciento del pueblo colombiano
considera positiva su gestión. ¿Usted cómo
recibe esa cifra? ¿Es un homenaje, es un compromiso, usted
cómo la interpreta?
PRESIDENTE URIBE: Pues, hombre, usted
sabe que yo soy mal analista de encuestas. La verdad es que
el interés del Gobierno,
usted (ex ministro Fernando Londoño) que me acompañó con
tanta abnegación y diligencia, ha sido trabajar con cariño
por el Pueblo colombiano. Esta Patria tiene muchas dificultades.
No es fácil superarlas. Pero lo más importante
es enfrentarlas con infinito cariño por el Pueblo colombiano,
con total buena fe, con una entrega total a nuestra Patria.
PREGUNTA: Señor Presidente, base esencial de este programa
de Gobierno, que tiene tanto respeto y tanta simpatía
en el Pueblo colombiano, es su programa de Seguridad Democrática.
Ese programa de Seguridad Democrática tiene ejecutorias
absolutamente esplendorosas en muchos de los aspectos de la vida
nacional. Tiene problemas, tiene dificultades y últimamente
ha sido materia de debate la posibilidad de un abandono de las
Farc, en lo que han llamado algunos analistas, del repliegue
estratégico. ¿Usted cómo mira la Seguridad
Democrática hoy, a dos años y medio de iniciar
su Gobierno? ¿Cuáles han sido las realizaciones
que lo tienen tranquilo, o si no tranquilo por lo menos en un ánimo
positivo? ¿Y cuáles son los peligros que usted
ve que siguen todavía amenazando la paz de los colombianos?
PRESIDENTE URIBE: Bueno, diría que hemos avanzado en
el tema de control territorial: hay más de 170 municipios
que no tenían Policía, que ya la tienen. Hemos
avanzado en el tema de control territorial con Soldados de mi
Pueblo: este año quedan más de 600 municipios con
Soldados de Mi Pueblo. Eso ayuda muchísimo porque entonces
el soldado siente más compromiso, porque la comunidad
que cuida es la comunidad no solamente de sus compatriotas, sino
de su familia, de sus amigos, de sus compañeros de colegio.
Y eso a la vez ayuda para que esa comunidad sienta que no la
está cuidando un extraño, sino alguien de su sangre,
alguien de su alma. Entonces que esa comunidad se esmere en ayudar
a que esa seguridad funcione bien.
Hemos avanzado en control territorial
con Brigadas Móviles,
con batallones de Alta Montaña, en fin, en una Patria
de millón 164 mil kilómetros cuadrados, con una
geografía bien diversa y bien difícil. Hemos avanzado
en aislamiento de grupos violentos. La circunstancia de que tengamos
11.600 desmovilizados, cifra sin antecedentes, muestra que la
gente los está abandonando. Que unos muchachos engañados
que en algún momento enrolaron las filas de los grupos
violentos, están saliéndose de esos grupos. Y no
desaprovecho oportunidad para invitar a los jóvenes colombianos
que están en el camino equivocado de esos grupos, para
que los abandonen.
Un reinsertado decía en estos días que él
abandonó la guerrilla porque eso hace 20 años tiene
una lucha ideológica y que ahora es una lucha para mantener
el enriquecimiento de los cabecillas. Oiga qué frase tan
importante: una lucha para mantener el enriquecimiento de los
cabecillas.
Hemos avanzado en el desabastecimiento.
En la medida que les hemos controlados corredores de movilidad,
hemos avanzado en
el desabastecimiento. Todavía falta. En el desabastecimiento
ha producido buenos efectos también la interceptación
aérea de naves con droga. Pero encuentran otras salidas.
En eso necesitamos todos los días estrechar más
la cooperación con la Comunidad Internacional.
Pudiéramos hacer el análisis, así sucesivamente.
Falta mucho, doctor Fernando. Cuando estábamos en la campaña
siempre les dije a mis compatriotas que habría una dedicación
total las 24 horas a ese tema, pero que no esperáramos
milagros.
Creo que hemos avanzado en la confianza.
Creo que hoy, incluso intelectuales desafectos a mis tesis,
severos críticos
de mis ideas, se sienten más seguros en Colombia, gracias
al carácter democrático de esta seguridad. Veo
que en el país sectores de diferente orientación
se sienten más tranquilos gracias al avance de esta seguridad.
Ahora, hay problemas. Los sucesos recientemente
acaecidos, luctuosos todos, dolorosos, pues crean en muchas
personas dudas. Y el llamado
que hay que hacerle al Pueblo colombiano es firmeza, más
firmeza. Esto no lo vencemos sino con perseverancia y firmeza.
Cada dificultad debe ser tomada como una oportunidad para ajustar
el camino, para perseverar y para producir mejores resultados.
PREGUNTA: Una base esencial
de su programa de Seguridad Democrática,
que además no tiene antecedentes en ninguna operación
militar a alta escala de las que conozcamos, es que ellas se
cumplirían dentro del respeto más estricto a los
Derechos Humanos. Y eso ha sido su obsesión, no solamente
en su discurso sino en la práctica.
Y eso tiene también una contrapartida clara en el corazón
de los colombianos que así lo perciben. Y por eso el Ejército
de Colombia es la institución más querida de los
colombianos, como lo dicen las encuestas, que son científicas.
Yo conozco su escepticismo por las encuestas, pero ese es un
medio científico de medir la opinión. Y más
del 84 por ciento de los colombianos respetan la Institución
de las Fuerzas Militares y más del 74 por ciento la Institución
de la Policía. La Policía que en tantos países
del mundo despierta recelos.
Pero al mismo tiempo que eso pasa, uno
se encuentra con que la ONU lanza un comunicado sobre los Derechos
Humanos. Uno lo
lee con atención y encuentra unas acusaciones absolutamente
increíbles contra las Fuerzas Militares. Dice que proceden
a ejecuciones de detenidos, dice que participan en masacres,
que participan en desplazamientos. Es decir, ese informe del
señor Frulling es absolutamente inconcebible a estas alturas.
Y lo mismo pasa lo que pasa en San José de Apartadó.
Todos sabemos cuál fue la verdad o creemos saberlo. Pero
aparece la señora Cuartas, aparece el padre Giraldo y
aparece una hermana Clara, denuncian en el exterior y se conmueve
el mundo diciendo que hay que aclarar lo ocurrido en San José de
Apartadó. Y a uno le parecería que frente a estos
ataques a un elemento esencial de su programa de Seguridad Democrática,
que es el respeto por los Derechos Humanos, no hay una posición
suficientemente firme del Gobierno.
En La Hora de la Verdad, hemos dicho: ¿dónde están
las denuncias por calumnia, injuria, contra doña Gloria
Cuartas, contra el padre Giraldo, quienes afirmaron tajantemente
que los asesinos de San José de Apartadó eran las
Fuerzas Militares? Y el señor Frulling lanza este comunicado,
que es un comunicado feroz contra las Fuerzas Militares, y tampoco
tiene respuesta.
¿Eso es parte de una estrategia, señor Presidente? ¿Hay
que ser tan pacientes? ¿Ahora que estamos en plan de Semana
Santa hay que dar la otra mejilla?
PRESIDENTE URIBE: La verdad es que voy a tratar de ir en el
mismo orden en el que usted ha propuesto el tema.
El celo por los derechos humanos es total
en el Gobierno. ¿Por
qué? Porque la política de Seguridad Democrática
tiene que ser perdurable. Y la única política que
es perdurable es un Estado de Opinión, es la política
que tiene credibilidad a la gente. Y para que tenga credibilidad
a la gente, la política de Seguridad Democrática
tiene que ser eficaz y además tiene que ser transparente.
Por eso le he dicho a la Fuerza Pública: tenemos que proceder
con agresividad y con transparencia. Eso le da sostenibilidad
a la política de Seguridad Democrática. Y la transparencia
se expresa en el respeto a los derechos humanos.
Bueno: diría que esos informes aunque todavía
pueden tener más de vinagre que de miel, ya no se niegan
del todo a ponerle un poquito de miel, en gracias a la objetividad.
El Gobierno ha sido muy cuidadoso en
examinar los casos. Por ejemplo en Arauca. En Arauca infortunadamente
hay pruebas, que
las están evaluando las autoridades competentes de la
justicia, de que probablemente unos integrantes de la Fuerza
Pública dispararon, en el momento de la captura sin que
hubiera justificación, contra unas personas del Eln que
se iban a capturar.
¿Pero qué pasó? La justicia actuó,
a estos compatriotas de la Fuerza Pública se les está siguiendo
un juicio, están presos. Entonces cuando Naciones Unidas
o alguna calificadora de derechos humanos mire un caso de esos,
sí, está bien que señale el caso, pero que
también resalte que se está aplicando justicia.
Que aquí no solamente hay una prédica por los derechos
humanos sino una exigencia de que se cumplan los derechos humanos.
En Apartadó. No lo debería decir yo como Presidente
sino esperar a que la justicia se pronuncie. Lo que me ha mostrado
la Fuerza Pública, y soy su primer creyente, su primer
devoto y su primer defensor, es que todo indica que no fue la
Fuerza Pública la que cometió eso, que fue las
Farc.
En los días en que ocurrió lo de Apartadó,
le dije a la Fuerza Pública, a los altos comandantes,
al Ministro de Defensa, a todos: miren, aquí hay dos normas:
cuando cometamos un error, salgamos nosotros a reconocerlo claramente.
Que no tengan que llegar los periodistas con ganzúa o
las ONG a establecer ese error. Digámoslo nosotros, clara
y paladinamente. Si nosotros no cometimos el error, si nos están
calumniando, defendámonos con toda contundencia, aportemos
las pruebas de inmediato, defendámonos como unos leones.
Creo que la defensa judicial de la Nación se está mejorando.
Justamente estuve el domingo en Panamá en la Sociedad
Interamericana de Prensa y aproveché esa reunión
tan importante con los directores de medios del continente para
defender esta política.
Entonces estamos mejorando la defensa
judicial del Estado. Esta semana nuestra gente actuó, diría que con éxito,
con patriotismo, en la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde
se esperaba que las personas que han denunciado a la Fuerza Pública
por lo de Apartadó aportaran unas pruebas contundentes.
Nosotros estábamos preparados. Todo indica que no aportaron
pruebas, que no han pasado de unas acusaciones, hasta el momento
sin fundamento a la Fuerza Pública.
Entonces vamos a seguir en esa tarea.
Si cometemos errores, mi exhortación a la Fuerza Pública es: digamos
esos errores, reconozcamos esos errores, no esperemos que vengan
los medios de comunicación o las ONG a descubrirnos. Salgamos
nosotros con total buena fe, con inocultable buena fe, a contar
esos errores. Si el error no es nuestro, si lo que hay es un
dolo, un espíritu asesino de uno de estos grupos que quieren
desviar la atención haciéndole imputaciones a la
Fuerza Pública, denunciemos eso y defendámonos
como unos leones.
El tema de la injuria y de la calumnia.
Pues, hombre, a lo largo de mi vida pública han escrito tanto. Recuerdo que estábamos
en la campaña presidencial y apareció por allá un
libro en Europa que describe al Ejército colombiano y
a algunas personas de la vida civil colombiana, encabezadas por
mí como, como unos bandidos.
Ahora, creo que el padre Giraldo acaba
de sacar otro libro. Por allá me mostraron una edición de ese libro
en Bucaramanga, el sábado, que circula en Barranca. Dicen
tantas cosas. Eso molesta indudablemente, pero he tomado esta
decisión, doctor Fernando: tengo que saber en qué me
gasto el tiempo: si contestándoles, demandándolos
o tratando de que mejore la Seguridad Democrática para
bien de los colombianos.
Entonces me voy a ahorrar pleitos. Que
digan lo que quieran, hombre. Mientras uno proceda de buena
fe y con patriotismo, que
digan lo que quieran. Vamos a tener paciencia con eso. Nuestra
política tiene que ser impaciencia, urgencia, determinación,
para derrotar a los criminales, y paciencia con la injuria.
PREGUNTA: Bueno, señor Presidente, estamos en vísperas
de Semana Santa. Paciencia con la injuria. Lo que pasa es que
cuando a uno le ofenden lo que más quiere, porque el pueblo
colombiano lo respeta a usted, lo quiere a usted y el pueblo
colombiano ama y respeta a sus Fuerzas Militares. Entonces cuando
uno las ve tratadas como una turba de asesinos y de masacradores,
la tendencia a perder la paciencia es mucha. Y cuando hay problemas
de interpretación.
Usted menciona lo de Arauca, señor Presidente. Claro
que hay una reserva sumarial, pero nosotros tenemos noticias
que nos dicen que en Arauca hay pruebas clarísimas de
reabsorción atómica que demuestran que esos bandidos
del Eln dispararon contra el Ejército. Y la prueba que
hay de un tiro a quemarropa, es un tiro a quemarropa producido
en un pie.
Sería la primera vez en la historia que alguien remata
a una persona a la que quiere rematar, pegándole un tiro
en un pie. De todas maneras la justicia lo dirá. Pero
esos son casos muy dolorosos y muy tristes de una guerra política
desatada contra las Fuerzas Militares.
Pero, Presidente, vamos dentro de este
espíritu de paciencia
a comprobar un hecho fundamental de su Gobierno, el que usted
mencionaba: más de 11.500 personas han entregado las armas.
Queremos recordar que todas las entregas anteriores, de 1989
a 1995, que conmovieron al mundo, que todavía recorren
las páginas de los periódicos como la gran hazaña,
fue de 4 mil hombres.
Usted ha triplicado esa cifra a lo largo
de su Gobierno y por eso un ex presidente de la República, el presidente Turbay
Ayala, dijo que usted había hecho más por la paz
que los 11 presidentes anteriores. Esa es la verdad. Pero eso
ha conducido nada menos que a la posibilidad inmediata de la
desmovilización de las autodefensas ilegales, que algunos
llaman con tan mal criterio los paramilitares.
Presidente: ¿se nos está enredando esa entrega
de las autodefensas ilegales? ¿No se está tratando
suficientemente el tema del narcotráfico que está anejo
a ese movimiento paramilitar? ¿Qué está ocurriendo? ¿Cuál
es su visión sobre ese hecho, que sería un hecho
de importancia capital en la historia de Colombia para conseguir
la paz?
PRESIDENTE URIBE: Vamos por partes. Cuando
se desmovilizó el
M-19, entiendo que eran 280, 300 hombres en armas, más
500, 600 que los apoyaban.
PREGUNTA: Eran 2 mil.
PRESIDENTE URIBE: Pero no todos en armas
PREGUNTA: Bueno,
pero en total entre todos esos eran 4 mil: Corriente de Renovación Socialista, Francisco Garnica,
Quintín Lame, todo eso sumó 4 mil.
PRESIDENTE URIBE: Eso se compara con
más de 11.600 de
ahora, y esto es grande. Pero hay que aprovechar cada oportunidad.
Ojalá estos muchachos de la guerrilla y de los mal llamados
paramilitares lo escucharan a usted, para hacerles un llamado
todos los días a que abandonen esos grupos. Recordarles
lo que decía un reinsertado a la guerrilla en estos días:
que él se aburrió porque él entró allá hace
más de 20 años, con una ilusión ideológica,
y que lo pusieron a perder la familia, a sufrir, a estar a toda
hora con zancudos, con enfermedades, con dificultades, sin dormir
tranquilo, simplemente por cuidar la riqueza de los cabecillas.
Esa es una revelación muy importante, que la deben tener
en cuenta todos estos muchachos que están en ese camino
equivocado.
Quiero hacerle llegar públicamente
las gracias al ex presidente Turbay por esos generosos comentarios.
Y el proceso de los mal llamados paramilitares.
Hagamos un poquito de historia. Cuando empezó el Gobierno, nosotros fuimos
informados que la administración anterior traía
unos principios de acuerdo con los mal llamados paramilitares,
a través de la Iglesia Católica. Y con el Eln a
través de Cuba.
¿Nosotros qué dijimos? Continuemos esos esfuerzos,
siempre y cuando acepten el cese de hostilidades. Meses después
la Iglesia me dijo que grupos paramilitares aceptarían
un cese de hostilidades. En ese momento se autorizó que
el Alto Comisionado, doctor Luis Carlos Restrepo, empezara el
diálogo con ellos.
¿Cómo ha sido ese cese
de hostilidades? En unas regiones se ha dado, en otras no.
Pero la tendencia general ha
sido el mejoramiento.
¿Qué ha hecho el Gobierno? El Gobierno, donde
ha habido cese de hostilidades, ha sido respetuoso con el proceso.
Donde no ha habido cese de hostilidades, la orden que se ha dado
en público y en privado es acción militar contundente.
Orden que yo mismo he dado. Le cito casos, en Meta y el Casanare.
La instrucción pública que allí dimos y
que la hemos repetido en privado a las Fuerzas Armadas, es la
de acabar con esos grupos.
¿Por qué? Porque esos
grupos no han respetado el cese de hostilidades y han seguido
presionando a alcaldes.
¿Qué dijimos en su momento? Se desmovilizan de
inmediato o son objeto de la más implacable acción
militar. Y esa es la instrucción que tiene la Fuerza Pública.
Es bueno recordar que no todos estos
procesos se dan por generosidad de quienes se reinsertan, que
no se dan por una mera liberalidad
de quienes se reinsertan. La acción militar es muy importante.
Por eso el polo principal de esta política es la Seguridad
Democrática. El otro polo, el secundario, es el del proceso
de paz.
En este Gobierno han sido dados de baja
alrededor de 1.000 integrantes de los mal llamados grupos paramilitares,
alrededor de 1.000.
Eso tampoco tiene antecedentes. Y han sido llevados a la cárcel
más de 7.000 de los integrantes de estos grupos.
Entonces eso tiene una incidencia muy
importante para que piensen ellos en que se necesita que hagan
la paz. La paz es hija de
la autoridad. La paz es hija de la seguridad. Y uno tiene que
demostrar con señales en el campo, que es verdad algo
que expresamos: la necesidad de una Colombia sin droga, sin paramilitares
y sin guerrilla.
Y eso lo tenemos que lograr. Y ahora
en Semana Santa pidámosle
a Dios que nos ayude y que nos mantenga firme la voluntad hacia
ese propósito.
¿Qué pasa con el proceso?
Hasta el momento de los 11.600 desmovilizados, 6.000 corresponden
a estos grupos
de autodefensa. Eso es muy grande. Y hay que seguir en esa tarea.
¿Qué pasa con la ley? Se discute el tema del narcotráfico.
Mire: infortunadamente todos estos grupos están contaminados
con el narcotráfico. Esa es una realidad que tiene que
enfrentar Colombia. No creo que haya hoy un grupo guerrillero
que pueda levantar la mano y decir: no me he contaminado con
el narcotráfico. Y no creo que haya un grupo paramilitar
que pueda decir: no me he contaminado con el narcotráfico.
El Eln, que le ha vendido a la comunidad
internacional la idea de que no está contaminado con el narcotráfico,
todos los días nos aparecen más pruebas. La semana
pasada la Fuerza Pública dio de baja cuatro guerrilleros
del Eln, que estaban haciendo de las suyas contra la población
en el Catatumbo, y llevaban unos kilos de coca y se disputan
esa cosecha de droga que todavía no hemos podido eliminar
totalmente en el Catatumbo.
Entonces un proceso de paz en Colombia
necesariamente tiene que tocar el tema del narcotráfico.
¿Qué es lo que hemos dicho nosotros? Bueno: ante
esta dificultad hay que procurar trazar una línea, muy
difícil de trazar, que divida quiénes son meramente
narcotraficantes y quienes han sido guerrilleros o paramilitares
contaminados con el narcotráfico.
Si una persona, y este es el espíritu de la ley que venimos
trabajando en el Congreso y que debe tener el mejor texto para
Colombia, si una persona ha sido simplemente narcotraficante,
si su grupo ha tenido como objeto principal el narcotráfico,
a esa persona no se le aplica esta ley de alternatividad. Eso
que quede muy claro.
La otra pregunta es: si la persona cometió unos delitos
en el pasado, sin estar integrado a un grupo paramilitar, sin
estar integrado a un grupo guerrillero –por ejemplo: era
narcotraficante o cometía otros delitos y tomó la
decisión de integrarse posteriormente a un grupo paramilitar
o a un grupo guerrillero–, ¿qué pasa con él?
Hay un artículo con dos rengloncitos que presentó el
Gobierno y está en las comisiones primeras de Senado y
Cámara, que dice: los delitos cometidos con anterioridad
a la pertenencia a los grupos a los cuales se aplica esta ley,
esos delitos no serán objeto de la pena alternativa o
de los beneficios de esta ley. Eso queda muy claro.
Entonces, si la persona o el grupo han
tenido como objeto principal el narcotráfico, si la persona cometió delitos,
puede ser de narcotráfico u otros, antes de la pertenencia
al grupo, a eso no se le aplica la alternatividad que trae esta
ley.
El tema de la conexidad. Una cosa es
la acumulación de
penas para aplicar el beneficio alternativo y otra cosa es la
conexidad.
No sé por qué resulta tanto injusto debate y falto
de objetividad. Cuando se lee la Convención de Viena,
de la cual Colombia es país signatario, aparece muy claramente
que la Convención de Viena prohíbe la conexidad
del narcotráfico con delitos políticos.
¿Entonces de dónde surge esta duda? Pero, sin
embargo, lo vamos a repetir. Yo le dije al doctor Sabas Pretelt,
ministro del Interior y Justicia, y al doctor Camilo Ospina,
director jurídico de la Presidencia, repitamos eso en
la ley. Y al doctor Luis Carlos Restrepo. Que quede muy claramente
establecido que no hay conexidad del narcotráfico con
estos delitos.
Repetición innecesaria. Pero ayer le decía
a una parlamentaria: bueno, apliquemos el principio de que
lo que abunda
y aclara no redunda.
Viene el tema de los bienes ilícitos. Un senador muy
crítico me decía: lo que pasa es que puede darse
la posibilidad de un gran lavado de activos. Y le dije: ¿por
qué? Y me dijo: porque es posible que adquieran bienes
lícitamente pero con dineros del narcotráfico.
Y le dije: eso es un contrasentido. Por
la circunstancia de que alguien vaya a una notaria, se ajuste
al proceso legal para
comprar un bien inmueble, por ejemplo a través de una
escritura, y después de protocolizada acuda a registrarlo
en una oficina de registro de instrumentos públicos y
privados, si la fuente del dinero con que pagó ese bien
es el narcotráfico, la legalidad del procedimiento no
sanea el vicio. Y ese bien lo tiene que entregar o lo va a perder
a través de un proceso de extinción de dominio.
Todos esos temas se vienen tratando. La ley los va a precaver
y necesitamos esa ley.
Ahora, ha habido otra discusión. ¿Que por qué hablamos
de delitos políticos para los paras? Lo que pasa es que
ahí sí hay un tema político.
Por ejemplo, me contaban esta semana
que mi ilustre profesor –porque
fue mi profesor en tres materias, en introducción al derecho,
en teoría general del Estado y en un seminario de interpretación
de normas jurídicas–, el senador Carlos Gaviria,
decía que no se le puede dar a los mal llamados paramilitares
el tratamiento político que se le da a las guerrillas.
Con todo el respeto por la opinión ajena y por la opinión
contraria del doctor Carlos Gaviria, el país comete un
error gravísimo, gravísimo, si sigue con la teoría
de que los unos cometen unos delitos políticos y los otros
unos delitos simplemente comunes u ordinarios. Hoy no hay razón
para aplicar esa diferencia. Ambos finalmente actúan contra
la democracia.
Que no me vengan a decir a mí que
el guerrillero, porque supuestamente pretende cambiar el orden
establecido, es merecedor
del tratamiento benigno.
¿Cuál es la diferencia con el paramilitar? Ah,
que el paramilitar –esto es lo que dicen los que establecen
la diferencia–, que el paramilitar lo que hace es defenderse
o defender el orden establecido. Que se ataque el orden establecido
o que se defienda el orden establecido, no debe producir ninguna
diferencia frente al tratamiento.
Por tres razones: primero, porque aquí hay una democracia
en profundización y ambos perturban el normal funcionamiento
de la democracia. Por una segunda razón, porque sus delitos
producen el mismo dolor en las víctimas. La familia que
está llorando a un ser querido asesinado, el dolor no
se le cambia porque haya sido asesinado por guerrilleros o por
los mal llamados paramilitares. Y tercero, porque los unos por
atacar el orden establecido y los otros por defenderlo, ambos
violan el ordenamiento jurídico.
Entonces debe quedar muy claro ante la
opinión pública
y en el Congreso, y apelo a la sensatez del Congreso, que no
hay diferencia en los delitos que comente unos y en los delitos
que comenten los otros.
Por eso es muy importante también tener allí la
posibilidad de un instrumento de delito político. ¿Por
qué? Porque aquel que no haya cometido, que no esté vinculado
individualmente al narcotráfico o a un delito atroz, en
este proceso de desmovilización, sea guerrillero o paramilitar,
nosotros lo hemos venido desmovilizando en la presunción
de que su delito fue simplemente político. Y por eso la
Fiscalía, que ha apoyado tanto al Gobierno en ese proceso
de desmovilización, ha expedido los autos inhibitorios.
Entonces necesitamos respaldo a ese alcance
de delito político,
con un texto expreso en la ley que se está tramitando.
Algún senador me decía: hombre, Presidente, no
pongan eso ahí, que no se necesita. Eso genera mucha controversia
política. Aténgase simplemente a la Ley 182. Yo
le contesté: hombre, no procedamos con hipocresía
legislativa.
Es que uno debe escribir en la ley todo
lo que piensa. Pero algunos piensan que sí hay que dar un tratamiento político
a los que no hayan cometido delitos atroces, a los que no estén
sindicados individualmente de narcotráfico, algunos piensan
que sí hay que dar ese tratamiento político.
Sin embargo, por un falso rubor se niegan
a incorporarlo expresamente en el texto legal. Y cuando hay
hipocresía legislativa, ¿qué pasa?
Finalmente quedan unos vacíos en la ley que dificultan
mucho la tarea de los intérpretes.
Yo le decía esta semana a mi buen amigo, ex ministro
de justicia, Andrés González, a quien tanto aprecio.
Le decía: hombre, senador, ayúdeme a que quede
descrito un texto de delito político. Porque es lo que
nosotros venimos aplicando en la Ley 182. Y al quedar excluido
de esta nueva ley, se pueden crear muchas confusiones. Y no faltará alguien
que diga que nosotros no podemos seguir pidiéndole a la
Fiscalía autos inhibitorios, so pretexto de derechos políticos
para continuar la desmovilización, porque esta ley negó el
alcance de delitos políticos para estos grupos.
PREGUNTA: A esas
consideraciones fundamentales que usted hace para que se considere
delincuentes políticos a las autodefensas,
nosotros agregamos uno de nuestra cosecha y que hemos sostenido
hace mucho tiempo. Y es que si no serán delincuentes políticos
los que se toman una zona, quitándosela al Estado, le
roban territorio, se toman a una población que la someten
a su imperio, al imperio de su autoridad ejercida a través
de las armas, le fijan tributos, le disponen cómo es su
manera de vivir. Eso es el robo de la soberanía del Estado,
con el cuento de que están defendiendo al Estado. Es un
delito político absoluto.
Además el delito político ha sido despojado de
la intencionalidad. Desde hace mucho tiempo no se habla de las
intenciones. La esencia del delito político es que el
grupo esté levantado en armas. Están levantados
en armas. Eso no deja duda ninguna. Y considerar a las autodefensas
como unos jaladores de carros o como unos ladrones de radios
o de otros electrodomésticos, es un absurdo político
y jurídico. Bueno, Presidente, eso era para desahogarnos
no más.
PRESIDENTE URIBE: Pero ahí hay tema importante que debemos
tener en cuenta. Algunos dicen: ¿cómo el Presidente
por un lado los llama terroristas y por el otro lado es partidario
de la tipificación de este delito político?
He dicho muy claramente en todas partes
que mientras persistan en sus acciones violentas, el único calificativo que les
cabe es el de terroristas, porque están atentando contra
una democracia en profundización. Y he agregado que para
facilitar el entendimiento con ellos, a través de procesos
de paz, cuando tengan la voluntad de acogerse a esos procesos
de paz, que finalmente son procesos políticos, la línea
que marca la diferencia es el cese de hostilidades.
En ese momento establecemos el límite: sin están
en acciones violentas, terroristas. Si cesan hostilidades, si
cesan sus actividades violentas en procura de un proceso de paz,
en ese momento empieza un proceso de paz que tiene un profundo
significado político.
PREGUNTA: El
tema de los bienes no sé por qué se
discute. ¿Usted qué visión tiene? La ley
de extinción de dominio que aprobó este Congreso,
ha dado muestras de ser una ley absolutamente inatacable. Es
que el que no justifique el origen de su patrimonio como origen
legítimo, pierde todos los bienes.
Por eso preocupa tanto que un organismo
tan significativo como la Dirección Nacional de Estupefacientes, haya quedado
durante cuatro meses al garete. Porque ese es el instrumento
para quitarles todos los bienes, pero en toda la cantidad que
sea necesaria. Los centenares de miles de hectáreas que
sean útiles para un plan de reforma agraria. ¿No
es esa la visión del Gobierno en esa materia?
PRESIDENTE URIBE: Sí, señor. Y a todo señor,
todo honor. Esa ley es fruto de su entrega, doctor Fernando.
Usted la concibió, la presentó al Congreso de la
República, defendió el proyecto y lo convirtió en
ley. Creo que tiene el visto bueno de la Corte Constitucional.
Que fue demandada y la Corte Constitucional la declaró exequible.
PREGUNTA: Así es,
Presidente.
PRESIDENTE URIBE: Y esa ley ha sido muy,
muy favorable. Hemos pasado de tener años de tres sentencias de extinción
de dominio, a tener años ya de 64, de 73 sentencias. Y
vamos a seguir en esa tarea.
Ahora, usted sabe que el proceso policivo
de interceptación
inicial del bien y el proceso judicial que conduce a la sentencia
final, eso escapa al Consejo Nacional de Estupefacientes. Esa
es una tarea, por un lado de la Policía y de los fiscales
en la primera etapa, y en una segunda etapa fundamentalmente
de los jueces.
Entonces vamos al Consejo Nacional de
Estupefacientes, a la Dirección Nacional de Estupefacientes. Esa es una Dirección
del Estado a la cual no se le mide mucha gente.
Ahí hay muchas dificultades. El Gobierno pasó unos
meses con muchas dificultades para designar la persona que estuviera
al frente. Ahora está el doctor Juan Carlos Vives. Fue
Viceministro dos años y medio. Fue Viceministro con usted,
Viceministro con el doctor Sabas Pretelt. Anteriormente había
sido Gobernador del Magdalena, con éxito, con transparencia,
representante a la Cámara, sin una mancha, sin una queja
contra él. Es un hombre que tiene un recorrido transparente
en el Estado colombiano, en quien se puede confiar totalmente.
Aspiramos que haga una muy buena gestión.
A raíz de unas críticas que han hecho porque tiene
unas personas de su familia que han estado envueltos en líos
con la justicia, yo le dije al doctor Juan Carlos esta semana:
usted simplemente haga dos cosas, revindique lo que ha sido su
carrera de hombre honrado, como representante a la Cámara,
Gobernador del Magdalena y Viceministro del Interior. Proceda
allí con toda la diligencia, acierte, duerma apenas por
un ojo y un poquito, y pase a toda hora dedicado a acertar. Y
cuéntele al país sus aciertos, para que el país
vea que la Dirección Nacional de Estupefacientes está en
unas manos pulcras. Esa es la recomendación que le di
esta semana al doctor Juan Carlos Vives.
PREGUNTA: De
quien no puedo tener más alta idea. El doctor
Juan Carlos Vives no solamente es la persona que usted describe,
sino un compañero leal, un compañero de lucha,
dedicado, honesto, consagrado, dueño de una brillantísima
inteligencia.
Pero, Presidente, quiero insistirle,
con todo respeto, en el hecho de que lo que no impulse la Dirección Nacional de
Estupefacientes, se queda en un marasmo. Hay una gran tendencia
a dejar que las cosas, y con esto no me refiero a la Policía
y a la Fiscalía, que están trabajando bien, pero
a los jueces de extinción de dominio, desde que el coronel
Plazas salió de la Dirección Nacional de Estupefacientes,
se pararon las sentencias.
Si el Gobierno, a través de la Dirección, no está pendiente
de esos jueces, las sentencias de extinción de dominio
no salen.
PRESIDENTE URIBE: Vamos a revisar ese
punto. Vamos a revisar ese punto y a hablarlo con el doctor
Juan Carlos, que me gusta
mucho oír ese concepto suyo sobre él. Hombre, vea,
me quedaría toda la mañana conversando con usted,
pero tengo dos compromisos inmediatos: uno con el Alcalde de
Cartagena para revisar el cronograma de las obras de los Centroamericanos
y mirar unas platicas que hacen falta, porque tenemos que cumplir
esas obras. Dentro de esas obras está el terraplén,
lo que se llama la Vía Perimetral de la Ciénaga
de la Virgen, para empezar a reivindicar una zona tugurial de
Cartagena y a darle calidad de vida a esos compatriotas que han
vivido tan mal.
Y enseguida tengo que trasladarme a la
ciudad de Montería,
donde vamos a inaugurar una obra que usted empezó: la
Casa de Justicia en Montería, a participar en los 10 años
del periódico El Meridiano, a inaugurar una obra muy bella
que se ha hecho en la ciudad, que es un paseo peatonal a la orilla
de un canal de aguas lluvias.
Y mañana tener un consejo comunitario, donde vamos a
presentar nuestro programa de alfabetización, que hace
parte de la Revolución Educativa. Ese consejo comunitario
va a tener tres novedades. Una, empieza con un caso de violencia
intrafamiliar. Lo estamos presentando en cada consejo comunitario
para que, por la vía de los buenos casos, los colombianos
nos sensibilicemos de la necesidad de superar la violencia al
interior de la familia.
Segundo, el Ministro de Agricultura va
a adelantar una feria del crédito con campesinos y banqueros, que lo vamos a
hacer en todas las zonas agrícolas del país, para
acercar a los campesinos y a los banqueros, a ver cómo
facilitamos el otorgamiento de crédito a los campesinos.
Y tercero, el Ministro de Protección está liderando
una brigada de salud para los barrios más pobres de Montería.
O sea que en simultáneo tendremos el consejo comunitario,
la feria del crédito para el sector agropecuario y la
brigada de salud, en una localidad pobre de Montería.
Por esas circunstancias, muy a mi pesar,
doctor Fernando, hoy se me hace cortico el tiempo para seguir
en esta agradable conversación
con usted.
PREGUNTA: Señor Presidente, le agradecemos muchísimo.
Le quiero decir algo: volveré a insistir en conversar
con usted, Presidente.
PRESIDENTE URIBE: Hombre, a la hora que
quiera. Usted sabe con cuánto gusto. Es que además tengo un problema al
conversar con usted. Es que no converso con el periodista sino
con un compatriota a quien le debo inmensa, incancelable gratitud
y le tengo mucha admiración.
PREGUNTA: Presidente,
déjeme decirle una última
palabra: los colombianos por todo esto que usted ha hecho y por
todo lo que pueda hacer por Colombia, lo queremos reelegir. Y
mediante Dios, lo vamos a reelegir. Y le agrego más: no
vamos a permitir que a través de leguleyadas nos quiten
el derecho que tenemos los colombianos de tener un Presidente
como usted. Ese es tema para que conversemos más adelante,
como quisiéramos hablar de economía, de las realizaciones
espléndidas de su Gobierno en el orden social. Hoy hay
la noticia de una multiplicación del microcrédito,
que es la manera de hacer de colombianos marginados, colombianos
plenos, ciudadanos cabales, porque son propietarios de algo,
que es su obsesión: hacer de cada colombiano un propietario.
Señor Presidente, no le quiero quitar más tiempo.
Muchas gracias por su gentileza y volveremos, señor Presidente,
volveremos a la carga.
PRESIDENTE URIBE: Hombre, se lo agradezco
inmensamente. saludes a Monserrat, si está por ahí,
y a Melquiades, y estaremos hablando, y mil y mil gracias,
doctor Fernando.