Inversión asciende a $66.370
millones UN MILLÓN 92 MIL CAMPESINOS TIENEN GARANTIZADA
SEGURIDAD ALIMENTARIA
Bogotá, 5 may (SNE). Un millón 92 mil campesinos
reciben, actualmente, los beneficios del programa Red de
Seguridad Alimentaria (Resa), cuyo propósito es
prevenir el desplazamiento y facilitar el retorno de personas
que se han visto obligadas a dejar sus sitios de origen,
a través del impulso a proyectos de producción
de alimentos para el autoconsumo.
De acuerdo con el último reporte de la Red de Solidaridad
Social, al primer trimestre de 2005 el programa cuenta
con 86 convenios de cofinanciación para una cobertura
territorial en 29 departamentos y beneficio directo a 1
millón 92 mil 825 campesinos.
Por período, la incorporación de campesinos
a Resa se ha dado de la siguiente forma: 344.786 campesinos
beneficiarios durante 2003, un total de 694.474 en 2004
y 53.565 en lo corrido de 2005.
El valor de estos convenios asciende a 66.370,9 millones
de pesos. De esta suma, la Red de Solidaridad ha aportado
25.635,3 millones de pesos. Los restantes recursos son
cofinanciados por municipios, departamentos y gremios.
En cuanto a las actividades realizadas para el desarrollo
de proyectos encaminados a la generación de cadenas
productivas y sociales, durante las anualidades de 2004
y 2005 se concertaron 73 cadenas, en beneficio de 27.361
familias localizadas en 22 departamentos.
Para lograr su objetivo, Resa busca establecer convenios
de cofinanciación con entidades del nivel local,
regional, nacional e internacional. El valor total del
programa es de 210 mil millones de pesos, de los cuales
la Red de Solidaridad Social aporta 30 mil millones de
pesos.
Se esperan contrapartidas por parte de gobernaciones,
municipios y entidades gremiales y sectoriales en cuantía
de 90 mil millones de pesos, al igual que de organismos
de cooperación internacional aproximadamente por
otros 90 mil millones de pesos.
De acuerdo con el director de Resa, Ramón Darío
Zuluaga, “el apoyo a los campesinos busca brindar
seguridad alimentaria mediante un cambio de actitud en
el pequeño productor rural, impulsándolo
a sembrar para que no compre lo que la tierra produce”.
“Los campesinos son capacitados, se les sensibiliza
para que rescaten sus saberes y tradiciones, se les da
consejos sobre cómo trabajar la tierra y hasta recetas
para utilizar los productos cosechados en sus fincas”,
concluyó.