PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN LOS 114 AÑOS DE LA POLICÍA
NACIONAL
Bogotá, 3 nov. (SNE).- A
continuación las palabras
del presidente Álvaro Uribe Vélez en la celebración
de los 114 años de la Policía Nacional.
“Nos reunimos hoy, para rendir un homenaje a la Policía,
en estos 114 años de vida institucional, desde cuando el
entonces designado a la Presidencia, Carlos Holguín, firmara
el decreto de creación de la institución.
Nos reunimos para rendir un homenaje a
quienes han dado todo el sacrificio, el sacrificio incluso de
su vida para servir a la Patria
a través de la Policía.
Esta tarea de rescatar la seguridad y derrotar
el terrorismo, es una tarea necesaria para la Patria. Es una
tarea que exige enorme
sacrificio a la Fuerza Pública colombiana.
En el año 2005 han sido asesinados por el terrorismo 185
integrantes de la Policía y han sido heridos 963. Hoy hemos
entregado la Medalla al Valor en forma póstuma a la subteniente
Selasie Granados López, al agente Gustavo Pulido Cabrera,
asesinados por emboscada del terrorismo en Rovira, Tolima, el 6
de junio.
Al sargento Luis Gonzaga Castellanos, comandante
de la Estación
de Chaparral, Tolima, asesinado por el terrorismo el 7 de junio.
Al agente Héctor William Oviedo Rodríguez, asesinado
por el terrorismo en Morales, Caloto, Cauca. Al mayor Harold Pimentel
Parra, comandante del Gaula de Fusagasuga, quien ofrendó su
vida en operativo de rescate de un secuestrado, al patrullero Jorge
Orlando Tabares de la Policía Metropolitana de Cali, asesinado
mientras prestaba servicio de vigilancia. Al agente Aristóbulo
Córdoba; al agente Edgar Trujillo Sánchez, ambos
asesinados en Hobo, Huila, por terroristas de la Teofilo Forero.
Al capitán Jhon Fredy Méndez Herrera, asesinado
en La Cruz, Nariño, en el mes de septiembre. A sus familiares
la gratitud de la Patria, la solidaridad, el sacrificio que ellos
ofrendaron y el dolor de sus familias, no tenemos manera de agradecerlo
los colombianos porque sabemos que todo eso se dio en el proceso
de recuperar nuestra seguridad.
Hemos avanzado, la tarea es dura, nos falta
mucho, pero vamos por buen camino. En el año 2003, el país experimentó un
descenso del homicidio del 20 por ciento. En el año 2004,
del 15 por ciento y en lo corrido de este año un nuevo descenso
del 15 por ciento.
En los mismos tres períodos, el secuestro ha decrecido
en el 27 por ciento, en el 37 por ciento y este año en el
57 por ciento. Sin embargo hay unas zonas del país donde
nos vemos obligados a revisar nuestras acciones de seguridad porque
a pesar de que desciende el homicidio de manera general en todo
el territorio, en Nariño, en el Putumayo, en Cauca, en la
Policía de Urabá, en la Metropolitana de Bogotá y
en Risaralda se han presentado aumentos del homicidio.
Tenemos la obligación en estos sitios de la Patria y la
primera obligación la tengo yo como Presidente de buscar
que mejoremos esos indicadores. Ninguna cifra de homicidio es buena,
es igualmente grave el asesinato de un colombiano, pero las tendencias
positivas nos tienen que ayudar a que el país erradique
este mal. Por eso los altos comandantes, los comandantes regionales,
el Ministro y mi persona tenemos que aumentar los esfuerzos, pulir
las estrategias para reducir el homicidio allí donde no
ha querido presentar reducciones.
En secuestro extorsivo, la reducción este año es
de gran importancia, pero todavía tenemos problemas en sitios
que no muestran reducción como son Caldas, Caquetá,
Meta y Risaralda. Allí tenemos que aumentar nuestros esfuerzos.
En Risaralda, el Gaula del Ejército dio de baja a uno de
los integrantes que más daño hizo en el secuestro,
integrante de uno de los grupos terroristas.
Otro delito de gran impacto social, para
no referirme a todos, es el hurto de vehículos. También hemos traído
sucesivas disminuciones. Este año en el total nacional,
hay una disminución del 24 por ciento, pero tenemos que
hacer mayores esfuerzos donde no se presenta disminución
en el Quindío, en Nariño, en Boyacá y en Bogotá.
No podemos simplemente conformarnos con
unas tendencias positivas en lo general cuando hay sitios que
todavía no muestran
esas tendencias positivas. Hoy en esta ceremonia de homenaje a
los caídos, a quienes han ofrendado su vida por la Patria
para el rescate de la seguridad, debemos reafirmar nuestro compromiso
de mejorar esa seguridad especialmente en estos sitios que acabó de
leer y que todavía no muestran tendencia de reducción
en estos tres delitos.
Antes de ayer asistíamos a un Consejo de Seguridad en Nariño,
allí hay percepciones positivas, pero también problemas
graves, para no referirme sino a uno sólo de los departamentos
citados.
En Nariño todavía no hemos podido mostrar una tendencia
de reducción del narcotráfico. No empezó ayer
-como quieren decirlo algunos- a raíz de los esfuerzos de
eliminación de la droga en el Putumayo. Los habitantes de
Nariño expresan que hace muchos años viene creciendo
la droga allí, que no la enfrentamos a tiempo con la severidad
que se requería, y tenemos que derrotarla.
Este año hemos aumentado las fumigaciones en un 20 por
ciento, y ya estamos acercándonos a 26 mil hectáreas
de erradicación manual.
Creo, señores generales (Jorge Daniel) Castro Castro (director
general de la Policía Nacional) y señor general (Jorge
Alirio) Barón (director de la Policía Antinarcóticos),
que podemos superar la meta de las 30 mil hectáreas que
nos hemos puesto de erradicación manual.
El camino de la erradicación manual, frente al cual éramos
escépticos, escépticos nosotros y escépticos
en la comunidad internacional, se viene abriendo paso de manera
efectiva. Veintiséis mil hectáreas a la fecha, la
posibilidad de superar a 31 de diciembre la meta de 30 mil hectáreas
que nos propusimos para todo el año, son anticipos de que
en la erradicación manual hay una vía muy eficaz
para la eliminación de la droga.
Y sentimos que toma más tiempo, pero cuesta menos, y que
involucra a las comunidades campesinas y que involucra más
a la sociedad en el compromiso de la eliminación de la droga.
Ha hecho mucho sacrificio la Fuerza Pública. Uno de los
aquí homenajeados estaba justamente cuidando los grupos
de erradicación manual de droga.
Si persistimos y vinculamos más al pueblo colombiano en
esta tarea, mostraremos mayores descensos en la erradicación
de droga, para así estimular el propósito de una
Colombia libre de droga.
Quiero proponerle, señor general Castro Castro, que para
demostrar que es posible una Colombia libre de droga, con un incrementado
esfuerzo en erradicación manual, eliminemos con velocidad
lo que aún nos resta para erradicar en amapola, y podamos
decir ante la faz del mundo que Colombia tiene cero cultivos de
amapola y que eso es una meta parcial de gran importancia para
aproximarnos a la meta final de cero cultivos de drogas ilícitas,
que implicará cero cultivos de coca.
Tenemos que aumentar esos erradicadores
manuales en Nariño,
en el Pacífico. No entendemos cómo puede haber cascos
urbanos como Llorente, con cinco mil personas y con unos carteles
de droga tan poderosos, como en su momento fueron el cartel de
Medellín o los carteles de Cali y del norte del Valle del
Cauca.
En un casco urbano de cinco mil personas
hay que poner presos a todos los que estén en esa actividad de la droga. Fue
el compromiso que asumimos hace dos noches en Nariño, en
Ipiales, en presencia del señor Fiscal General de la Nación
(Mario Iguarán) también con él.
Esa estructura de apoyo, que allí debemos conformar cuanto
antes, integrada por representantes de las diferentes fuerzas,
especialmente Ejército, Policía y Armada. Integrada
por unos delegados especiales de la Fiscalía, nos debe ayudar
para poner presos, con la debida judicialización, a quienes
intervienen en el negocio terrorista de la droga en cascos urbanos
nariñenses, como es Llorente.
Y preocupa mucho escuchar esto: una carretera
de Nariño,
para citarla como ejemplo, la que conduce de Junín a Barbacoas,
cerca del Pacífico, es una carretera por la cual se transportan
vehículos distribuyendo combustible para los laboratorios
de droga.
Hemos dado instrucciones de tomar todas
las medidas para restringir el suministro de combustibles, para
entregarlo en ese departamento
sólo a quienes los requieren para usos lícitos, para
frenar la llegada de combustible a la delincuencia, para poner
presos a quienes como en el caso de esta carretera, están
distribuyendo combustible casi al menudeo a los grupos terroristas,
para el negocio de la droga con el cual se financian.
Confiamos que rápidamente estas acciones puntuales sobre
Llorente, sobre la carretera de Junín a Barbacoas, produzcan
resultados.
Es incomprensible recibir esta denuncia
en Nariño: que
en el municipio de Barbacoas hay unos almacenes con agroquímicos,
con fertilizantes, que están creciendo enormemente sus ventas,
que allí no hay una agricultura que demande esos productos
y que todo indica que esos productos están llegando al narcotráfico.
Pues bien, no basta señor Ministro (de Defensa, Camilo
Ospina) y distinguidos generales, con la erradicación manual
de droga, no basta con la fumigación, hay que capturar a
quienes están directamente en el negocio de la droga, y
hay que capturar a sus alimentadores.
Quienes estén en el municipio de Barbacoas suministrando
insumos agropecuarios para los cultivos de droga los debemos capturar
rápidamente, de lo contrario ¿para qué nos
lamentamos de que no pueda reducirse la droga hasta poder eliminarla
totalmente de nuestra Patria?
Por eso estos elementos de la política de Seguridad Democrática
hay que ajustarlos diariamente. No reversar, pero tampoco estancarnos,
mantenernos en una trayectoria de mejoramiento continuo, con el
ajuste cotidiano, con la actitud abierta, con la actitud lista
para asumir la crítica, permeables a todo lo que tenga que
ser la adopción de correctivos, a fin de ser más
eficientes.
En la medida que produzcamos estos resultados
frente a Nariño,
en esa misma media la política tendrá mayor credibilidad,
porque nada peor, apreciados compatriotas que empiece a pensarse
en el mundo y en Colombia que no somos capaces de derrotar la droga.
Si algún país tiene que dar pruebas inequívocas
de su capacidad de derrotar la droga, no solamente con acciones
heroicas sino con resultados positivos, es Colombia. Y el deber
es de nadie distinto al deber que el pueblo ha puesto en nuestras
manos, en nuestro comportamiento, en nuestras acciones, en las
de ustedes, señores oficiales y generales, en las suyas
señor Ministro (de la Defensa, Camilo Ospina) y en las mías,
como Presidente de la República con la mayor responsabilidad
en el tema.
Demostremos, como lo hemos demostrado con
las acciones heroicas de nuestros policías, pero demostrémoslo con más
resultados que el país pueda derrotar la droga con un camino
para la derrota del terrorismo.
Y debo referirme también al tema de los desmovilizados.
Aquellas personas que se han desmovilizado y que cumplan con la
ley, trabajaremos por ellas en el programa de reinserción.
Queremos su rehabilitación total queremos que estudien,
queremos que se integren a sus familias. Haremos esfuerzos para
hallarles oportunidades de empleo, oportunidades productivas para
que se sientan plenamente acogidos por la sociedad.
Pero aquellos reinsertados que reincidan
en acciones violentas, en acciones delictivas, tenemos que ponerlos
presos con toda la
diligencia, como se hizo en Medellín cuando se atrevieron,
en una banda entre reinsertados e integrantes de la delincuencia
común, a secuestrar y asesinar al ciudadano Hernando Escobar.
Hay que tener tanta generosidad en la reinserción con los
que la quieran cumplir, como tanta severidad para enfrentar a aquellos
que reincidan en el delito. El país solamente nos va a creer
en la medida que vea generosidad con los que están de buena
fe en la reinserción y celeridad eficaz con aquellos que
reincidan en el delito.
Colombia ha sido muy generosa en los procesos de paz, pero la generosidad
tiene que adelantarse con firmeza, es la única manera de
que esos procesos de paz prosperen, de que esos procesos de paz
se expresen en resultados de mejoramiento de la seguridad y de
la calidad de vida para todos nuestros compatriotas.
Estamos entrando a unas semanas que habrán de conducirnos
primero a la elección del parlamento en marzo, y después
a la elección presidencial en mayo. Compatriotas, integrantes
de la Fuerza Pública, agentes, suboficiales, oficiales,
señores Generales, señor General Castro Castro, señor
General Ospina, señor Ministro, ustedes y yo, acompañados
de la administración de justicia, tenemos el deber de garantizarle
a los colombianos unas elecciones transparentes, sin injerencia
de los grupos al margen de la ley. Que allí donde vaya un
paramilitar interfiriendo en la acción política lo
pongamos preso diligentemente. Que allí donde haya un guerrillero
interfiriendo en la acción política lo pongamos preso
diligentemente. Es nuestro deber.
La verdad es que a estas alturas cuando
yo no he recibido de los colombianos sino apoyo, distinciones,
lo único que puedo
hacer es entregar todo lo que tenga de mi limitada capacidad física
y espiritual para conducir este proceso de tal manera que enaltezca
la democracia de Colombia.
Sería una vergüenza que nos llevaría a la tumba,
que este proceso fuera interferido por los terroristas. Por Dios,
por el bien de Colombia no lo podemos permitir. A los terroristas
hay que derrotarlos a tiempo, aislarlos de este proceso para que
todas las expresiones de la política, para que todas las
expresiones de la ideología que quieran comparecer en este
concurso de la democracia, lo puedan hacer sintiendo que esos ciudadanos
están plenamente rodeados de garantías, no de garantías
retóricas, sino de garantías prácticas, de
garantías eficaces.
Y ahí quiero referirme al tema de los desmovilizados y
su participación en la política. Primero, Colombia
no puede repetir lo que pasó con la Unión Patriótica.
Allí concurrieron dos errores, primero, se quiso combinar
la acción política con la acción armada como
hoy lo pretenden las FARC con un partido clandestino y segundo,
nos faltaba determinación para proteger a los militantes
de la Unión Patriótica.
Ahora no podemos permitir que unos paramilitares,
por la supuesta desmovilización hagan política mientras compañeros
de ellos están todavía sin deponer las armas. Tiene
que exigirse como requisito para la acción política,
que todos se hayan desmovilizado. Tiene que exigirse como requisito
para la acción política, que hayan pasado el escrutinio
de la justicia, que aquellos jueces que habrán de juzgarlos
les den el visto bueno a los que puedan participar en política
y digan claramente quiénes no pueden participar en política.
Participar en política cuando hay colegas que están
usando armas, es afectar la democracia, participar en política
cuando se está en un proceso de desmovilización sin
tener todavía completa la desmovilización del grupo,
es afectar la buena fe que requiere un proceso de paz.
Participar en política cuando se está en un proceso
de desmovilización sin haber pasado por el filtro de la
justicia, es maltratar la vigencia de las instituciones, por eso,
en este día de noviembre, al conmemorar un nuevo aniversario
de la Policía, quiero aquí, al honrar a las víctimas,
al expresar nuestra solidaridad y nuestra gratitud de compatriotas,
a sus familiares, llamar la atención sobre la necesidad
de que no se nos escape ninguna decisión para garantizar
la transparencia de este proceso electoral.
De mi sé decir que soy un combatiente pero de la democracia,
seguramente con todas las limitaciones propias de mi condición
humana, de esta carne y estos huesos pero con profundo afecto a
Colombia. La única virtud que reivindico para que mis compatriotas
me perdonen mis innumerables defectos, es mi afecto a Colombia
y mi compromiso con la democracia.
Por los mayores, por los sacrificados,
por los integrantes de la Fuerza Pública, por las generaciones presentes y por
los que habrán de venir, estos procesos de paz que requerimos
tienen que tener credibilidad. Si este proceso de paz contamina
el proceso electoral, este proceso de paz pierde credibilidad ante
los colombianos, no servirá de antecedente para otros procesos
de paz y perderá el esfuerzo de ganarle credibilidad que
hemos venido haciendo ante la comunidad internacional.
Señor General Castro Castro, bajo mi responsabilidad política,
con mi estilo que suele indicarme decir casi siempre en público
lo que mismo que digo en privado, le ruego capturar a los integrantes
de los grupos de autodefensa desmovilizados que intervengan en
política. Y al señor Baez, mientras no se culmine
este proceso y nos den el visto bueno de la justicia y no se hayan
desmovilizado todos los integrantes de su grupo, va a interferir
en política en Pácora, Salamina y en Aguadas, en
cualquiera de esos municipios de Caldas, captúrelo General,
bajo una responsabilidad, bajo mi responsabilidad política.
Y excúseme que le diga esto en público, pero estas
cosas hay que definirlas con absoluta claridad para el bien de
nuestra democracia.
A mi me entristece como demócrata, siento pesadumbre como
Presidente cuando los caldenses me dicen, ‘Presidente, y
el señor Baez por qué todavía pretende hacer
política con cohesión en los municipios del norte
de Caldas, cuando aún no se ha desmovilizado en su totalidad
el grupo, cuando todavía no hay el veredicto de la justicia’.
Y me quedó sin respuesta ante mis compatriotas de Caldas.
Por eso la respuesta del general Ospina, asumiendo la responsabilidad,
quien la tiene que asumir soy yo, es ponerlo preso si viola estos
mandatos que son legales y que son imperativos para demostrar la
buena fe de nuestro proceso de paz.
Si cumplen con el proceso de paz, tendrán todas las garantías
de la Constitución, las garantías de la ley, las
garantías de un pueblo generoso como el pueblo de Colombia
que tantas veces ha perdonado, el apoyo de la comunidad internacional.
Pero si no cumplen con el proceso de paz tienen que recibir todo
el peso severo de la Fuerza Pública y de la ley porque nuestro
deber es, ante todo, hacer respetar la Constitución y la
Ley, que constituyen el marco de garantías para el transparente
ejercicio de nuestra democracia.
¿Ustedes creen que con paramilitares de por medio podemos
legitimar la lucha contra la guerrilla? Si, efectivamente 40 años
de terrorismo guerrillero, lo que pasó les ha permitido
decir que el Estado no fue capaz, pero hoy tenemos la voluntad
política que se reclamaba, hoy estamos haciendo todo el
esfuerzo para que los colombianos de todas las regiones sientan
que llegó su Policía, su Ejército, su Armada,
su Fuerza Aérea a protegerlos, y que no haya disculpas para
impulsar grupos paramilitares.
Es tan grave, apreciados compatriotas,
que nosotros en el Estado seamos incapaces de enfrentar eficazmente
la guerrilla, eso es
tan grave como deslegitimar nuestra acción con la presencia
de los paramilitares. Eficacia de nuestra parte contra la guerrilla
y ausencia total de paramilitares, tiene que ser el mandato de
la hora, apreciados generales, soldados y policía de mi
Patria.
Si que tenemos problemas en Catatumbo y
en Urabá y en muchas
regiones, que se desmovilizaron paramilitares y que la guerrilla
ha regresado, pues vamos a combatirla eficazmente, vamos a combatirla
con la táctica precisa, vamos a capturarlos con toda la
eficacia, con toda la fortaleza, con la Constitución en
la mano. Integremos a todos los ciudadanos como cooperantes de
la Fuerza Pública pero que nada sirva de excusa para que
no se desmovilicen los paramilitares.
Defender esta lucha no ha sido fácil, convencer a los colombianos
de que debía terminar la época histórica de
la permisividad con el terrorismo no fue fácil. Hemos tenido
que hacer un gran esfuerzo, un enorme sacrificio de la Fuerza Pública
para que los colombianos con su generosidad, sostengan en el apoyo
popular esta política de Seguridad Democrática.
No ha sido fácil explicarla ante el mundo, no ha sido fácil
que el mundo la respalde, pues bien, nosotros no vamos a permitir
que el camino recorrido se reverse, eficacia contra la guerrilla
y ausencia total de paramilitares.
Nuestra lucha contra la guerrilla se demerita,
nuestra lucha contra la guerrilla se mancilla, nuestra lucha
contra la guerrilla se
deslegitima si hay presencia de paramilitares. Este Gobierno desde
un principio dijo: aquí no hay tolerancia ni abierta ni
sutil, aquí no hay tolerancia ni expresa ni implícita,
aquí no hay tolerancia ni confesa ni subrepticia frente
a los paramilitares, ni frente a la guerrilla. Aquí no hay
tolerancia para que el Estado se alíe con unos para combatir
a los otros, aquí hay un solo camino que es el rescate de
la vigencia de las instituciones en nuestra Patria y de allí no
nos podemos desviar un solo milímetro.
Vamos pues, señor Ministro, a ajustar los procedimientos,
vamos a mirar, señores generales, cómo avanzamos
mejor y a producir todos los días más y mejores resultados
que es el mejor homenaje a quienes han caído víctimas
del terrorismo.
Y estoy seguro que si así procedemos, que si todos los
días mostramos mejores resultados, más temprano que
tarde los que han engañado a Colombia en anteriores intenciones
de procesos de paz, van a aceptar finalmente entrar a esos procesos
de paz porque todos los días más se quedan sin razones,
más se quedan sin lógica, el mundo los señala
como terroristas y una Fuerza Pública, con toda la transparencia,
protegiendo la democracia con eficacia se gana todo el mérito
para que el mundo entero, aún los que han sido permisivos
con los delincuentes de la guerrilla, les exijan que tienen que
aceptar un proceso de paz y entrar a desmovilizarse para que Colombia
recupere plenamente la normalidad.
En el pasado las Farc decía que insistía en la violencia
porque aquí no había democracia, todos los días
hay más democracia en Colombia, si enaltecemos este proceso
democrático esos bandidos se quedarán sin razones.
En el pasado reciente las Farc decía que no entraba en
un proceso de paz porque había paramilitares, ¿qué razón
les va a quedar ahora cuando nuestra política es una?, recuperar
totalmente la vigencia de las instituciones, con transparencia
y con eficacia, ajustando nuestra batalla todos los días,
con una voluntad de hierro, señores generales y señor
Ministro, aquí derrotaremos al terrorismo y el terrorismo
entenderá que tiene que hacer una revisión interior
y aceptar la negociación como desenlace para recuperar plenamente
la seguridad.
General Castro Castro, por su conducto
felicito a todos los compatriotas de la Policía. Yo he tenido debajo de este vestido civil
de parroquiano, un alma, unos huesos y una carne de Policía,
por eso no me es difícil expresarle a los policías
de mi Patria, desde lo más profundo de mis sentimientos,
toda la solidaridad, todo el afecto y toda la gratitud por su heroísmo.
¡Que viva Colombia¡
|